Covid-19, contagiarse de esperanza

Tengo miedo, siento angustia. En el 2009 viví un proceso de tristeza, de depresión; mi padre estaba muy enfermo y aunque yo me mostraba optimista, en el fondo intuía que era cuestión de tiempo para el adiós.  Ante ese estado anímico, mi sistema inmunológico no reaccionó como debería, por lo que fui presa fácil para la influenza H1N1, esa enfermedad de la que muchos comentaban: no existe; es invento del gobierno para distraernos porque quizá suban la gasolina, quizá haya una devaluación, etcétera.

Texto y fotos: Leticia Bárcenas González

A todos los trabajadores del sistema de Salud,
con mi admiración y respeto

Lo cierto es que enfermé y estuve en cuarentena en casa; los médicos del sistema de salud estatal, a quienes agradezco infinitamente, llegaban a monitorear mi estado y el de mis hijos, a quienes no contagié, por fortuna. Tomé retrovirales y estuve en cama; sin embargo, el día que me darían de alta, amanecí con una sensación de cansancio que apenas me permitió bajar la escalera, además, descubrí en mis muslos unas pequeñas pero abundantes manchas de color rojo  violáceo, así que después de un examen químico, el diagnóstico médico fue: dengue hemorrágico, hay que hospitalizar.

Fue una etapa difícil, pensé que moriría antes que mi padre. Apenas recuerdo algunas cosas de ese periodo. Mis hijos dicen que no hubo clases algunos meses por la pandemia. No sé qué otras cosas ocurrieron.

Y hoy, en este 2020, estamos viviendo una crisis sanitaria que nos ha vuelto a enviar a casa, ese lugar que se da por hecho, es el refugio perfecto para estar a salvo no sólo de la violencia, sino también de contagiarnos y/o contagiar a otros del coronavirus llamado SARS-Cov-2 (COVID-19).

Ese pequeño intruso que se coló a nuestras vidas, obligándonos a reaprender a lavarnos las manos, a valorar la importancia de tener agua potable y jabón a nuestro alcance, a la importancia misma de tener una casa, un hogar donde refugiarte.

Y entonces, pienso en los que viven en la calle, los que carecen de sistemas de agua potable o algún río o lago cerca de su vivienda, los que tienen que salir a trabajar cada día porque de lo contrario “sus patrones” no les pagarán, pese al bien intencionado discurso del presidente o la secretaria del Trabajo. O en los comerciantes, formales e “informales”, los conductores del transporte público y en todos los trabajadores del sistema de salud, desde el que hace la limpieza en la clínica, hasta las enfermeras y médicos que se arriesgan cada día para que la sociedad se restablezca, sane.

Sin embargo, en esta aldea global en la que vivimos, la casa no sólo es un espacio privado, también se ha vuelto público, porque a través de las herramientas tecnológicas podemos estar en contacto, por medio de mensajes, llamadas, fotografías, mensajes de audio, videollamadas o chats en grupos y así estar cerca de quienes queremos o saber de ellos. Esto es bueno, no estamos acostumbrados a estar “encerrados”, a estar en casa, a estar tanto tiempo juntos, aun cuando deberíamos disfrutar un poco de la soledad o de la compañía de los hijos, de los padres, de los hermanos, de la pareja.

Ahora, en la casa puede entrar el mundo entero por medio de pantallas planas o pantallas del teléfono celular; estamos dentro pero también fuera y no estamos solos, mucha gente nos acompaña, aunque no podamos tocarla.

El mundo digital, se vuelve entonces, una alternativa para vivir la cuarentena decretada por las autoridades de salud, y también para estar informado de lo que pasa a nuestro alrededor y en la aldea global; el problema aquí, es cuánta y qué tipo de información estamos permitiendo que entre a nuestros hogares, a nuestra cabeza, a nuestras emociones.

De pronto me doy cuenta que me he vuelto monotemática, todo gira alrededor del virus: que si las medidas de higiene son éstas, que si el número de infectados en el país es tal, que cuántos son los muertos al día de hoy, los alimentos que cambian tu Ph y ayudan a no contagiarte, que si el cubrebocas es bueno o no, hasta los chistes se refieren a la enfermedad COVID-19.

Y me descubro invadida por el terror sicológico que genera tanta información, por el miedo a enfermar o que enfermen quienes amo. Tengo miedo de que esto se prolongue y no sepa disfrutar el valor de este tiempo, de escuchar las risas de mis hijos, de conversar con ellos, de comer junto a ellos. Entonces, me digo que no, no debo permitir que la angustia por no saber qué pasará mañana sea más fuerte que el valor del momento presente, el valor de la vida misma. De estar en este lugar y en este día.

El 19 de marzo, a las 21:50 horas del 2020, el Sol cruzó del hemisferio sur al norte y llegó la primavera, ofreciéndonos luz y calor, las flores de muchos colores y formas, las nuevas ramas de los árboles que nos brindan sombra y frutos, las aves que nos acompañan con sus cantos, como esas cotorras verdes que llegaron a los árboles que están frente la ventana de mi oficina, y con una conversación alegre e incesante entre ellas, nos hicieron, a algunos compañeros y a mí, detenernos un momento y apreciar la maravilla de estar vivos, de poder caminar, de ver, de escuchar.

Abracemos la vida, tomemos todas las precauciones que nos indican, la pandemia es grave, sin duda; por eso informémonos, sí, pero con mesura y de fuentes confiables, no hagamos eco a los rumores ni a información seudocientífica. Valoremos este tiempo, en el que la naturaleza se recupera un poco de todo lo que le hemos dañado y aprendamos a recuperarnos también, a valorar el abrazo cotidiano, la compañía y sabiduría de nuestros mayores, la amistad, el amor, un paseo por la playa, un libro, el olor de una taza de café.

Y pidamos a nuestras autoridades que fortalezcan el sistema de salud. Nuestro país lo vale, nosotros lo valemos. Estamos a tiempo.

 

Alberto Peraza Ceballos, Premio de Poesía Nicolás Guillén 2019

Escritor cubano Alberto Peraza Ceballos / Cortesía del autor

Nuestro querido amigo Alberto Peraza Ceballos ganó el Premio de Poesía “Nicolás Guillén”, uno de los más importantes de Cuba,  considerado una plataforma importante para promocionar la obra de los ganadores, convocado por la Editorial Letras Cubanas, el Instituto Cubano del Libro y la Fundación Nicolás Guillén.

La ceremonia se llevó a cabo el 11 de febrero en la sala «Nicolás Guillén» de la Cabaña, lugar donde se realizó la Feria Internacional del Libro de La Habana. Alberto Peraza estuvo acompañado por el Ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso Grau; el Director del Instituto Cubano del Libro, Juan Rodríguez, por la Fundación «Nicolás Guillén», Nicolás Guillén (nieto), por la Directora de Cultura en Pinar del Río Niurka Llambia; por la directora Provincial del Libro, Yeny Pupo, entre otros funcionarios de cultura, familiares, amistades y escritores de toda la isla.

“Fue un acto muy bonito donde primó la camaradería, para que me sintiera acompañado, arropado y siempre querido. Fue una tarde llena de emociones porque también departimos con los miembros del jurado y los premiados en cuento, ensayo y novela del Concurso «Alejo Carpentier», el más importante concurso de narrativa en la isla”.

Alberto Peraza Ceballos. Río Seco, San Juan y Martínez, Pinar del Río, Cuba, 1961. Es lcenciado en Educación. Especialidad Lengua Inglesa. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, de la Sociedad Cultural “José Martí” y de la Asociación de Pedagogos de Cuba. Premio “Nicolás Guillén” de Poesía, 2019. Textos traducidos al inglés, portugués y chino. Publicaciones en antologías en Uruguay, Brasil, México, España, Puerto Rico, Ecuador y Cuba. Entre sus libros de poesía: Escapar al olvido ( o de lobos y corderos); Sobornos Clandestinos (y otras utopías); Máscaras Interiores. Participación en Ferias del Libro en Estados Unidos, México y Cuba y en Festivales como el Festival de Letras “Jaime Sabines”,y Festival de Cultura del Caribe.

Alberto nos comparte uno de sus poemas.

OTRA RAYA EN EL CUERPO DEL TIGRE. Los ojos acechantes bajo el camuflaje. El paisaje fragmentado por sus garras impolutas; cámara lenta; en la tierra se hunde sigiloso mientras esconde su hambre milenaria. Un bramido y el espanto se hace dueño; comienza la carrera; ya nada importa a la bestia que descubran sus instintos; él solo tiene puesto los sentidos en el banquete.

La última Cena. Otra raya en el cuerpo de Dios. Los ojos acechantes bajo el camuflaje. La Negación de Pedro; el Abrazo de Judas; lavarse las manos como Poncio Pilatos…

Otra raya en mi cuerpo. Los ojos acechantes bajo el camuflaje, sin ser el tigre ni Dios, ni Pedro, ni Judas, ni Poncio Pilatos… Otra raya en mi cuerpo marcado como res; otro dolor aposentado en el cerebro. La velocidad como arma, el gesto con que me resisto a la invasión de otros cuerpos que, como carroña, comen de mi desnuda e infinita cabeza, con la que confieso el pensamiento de mi alma rechazada.

Qué importa otra raya. Soy uno más de la manada que con uñas y dientes se defiende del golpe; busco voces conocidas y solo encuentro rugidos, sentencias, alegatos.

No puedo reconstruir mis pasos porque me enseñaron a andar con las viseras puestas, como caballos domésticos acostumbrados al látigo; no salirme del rumbo que otros señalaron porque podría convertirme en una amenaza pública y tendría que dar cuentas por ello; sacrificarme en medio de todos, hacerme el haraquiri.

En qué lugar estoy; qué jungla humana me circunda el futuro y me transforma en la mosca que cae en la leche, y unos dedos intrépidos echan a un lado para beber del líquido que, con rayas circulares, hacen una tormenta en el vaso, sin tuéneles para resguardarnos del mal tiempo.

Sucumbir; otro paso en falso cuando son demasiadas las rayas y el peso del cuerpo se resiste.

La raya, la tormenta…, sobre mí los ojos acechantes del tigre, de Dios, de Pedro, de Judas, de Poncio Pilatos… y no puedo mirar atrás porque se me echan encima.  

 

Para honrar a los difuntos

Iglesia en San José Chiltepec / Foto: Nelly Barrientos

Por  Nelly Eblin Barrientos Gutiérrez*

Tradicionalmente la celebración para honrar a los difuntos en México comprende del 28 de octubre al 2 de noviembre.

En la cuenca del Papaloapan, en Oaxaca, en uno de los pueblos con raíces indígenas chinantecas, las acciones de celebración de muertos comienzan con un repique de campanas desde 9 días antes.

Este pueblo es San José Chiltepec y se localiza en el Papaloapan, al norte del estado. Limita al norte con el municipio de San Juan Bautista Tuxtepec, al sur con el municipio de Santa María Jacatepec, al poniente con el municipio de San Lucas Ojitlán y al oriente con el municipio de San Juan Bautista Tuxtepec. (INAFED, 2016).

La noche del 22 de octubre de cada año, la población acude voluntariamente al patio de la iglesia del pueblo y a partir de las 12 de la noche y hasta las 6 de la mañana del 23 de octubre, los asistentes tomarán turnos para “preparar el camino de los que ya vienen, de los que ya se fueron” (Simón Yescas Martínez, 2017).

Noche del 22 de octubre / Foto: Nelly Barrientos

Algunas veces las campanas de la iglesia pueden tener múltiples funciones, más allá del llamado a los rituales de fe de una comunidad religiosa. Las campanas, explica Lilibeth Avendaño Ambrosio, también pueden ser una llamada de auxilio: alertar sobre robos, un incendio o alguna urgencia comunitaria. Entonces las campanas suenan y la gente acude al llamado y se congrega para ayudar. Cada urgencia tiene un tono especial, un número de repiques y un ritmo, que la población ya reconoce. San José Chiltepec no cuenta con bomberos y la estación más próxima está a 20 minutos en auto, en la ciudad de San Juan Bautista Tuxtepec, por lo que las campanas de la iglesia ya han sido usadas en alguna ocasión para convocar a mitigar un incendio y socorrer por algún otro peligro.

Pero el 22 de octubre se escucharán las campañas para dar inicio a los rituales de una de las celebraciones más importante en el poblado, una expresión cultural única que deriva en altares opulentos integrados por múltiples elementos de alto valor simbólico: el día de muertos.

De manera permanente 9 repiques llamarán a la población a prepararse para el día de los fieles difuntos. De las campanadas, cuatro de ellas serán con una pausa y cuatro de ellas corridas. Esas ocho primeras se lograran con las campanas más pequeñas de la torre de la iglesia, mientras una más prolongada y vigorosa por la campana más grande de la torre. Las 9 campanadas en conjunto inauguran, además, el ciclo tradicional de 9 rosarios que se llevará a cabo del 23 al 31 de octubre por la comunidad católica de la población. Esta última fecha será de nueva cuenta el campanario de la iglesia una cita obligada para anunciar la llegada de los fieles difuntos.

En el lugar, con la llegada de la gente vienen también tamales, pan de muerto, café y/o atoles para compartir entre los conocidos e, incluso, desconocidos. Vienen, además, botellas de mezcal a las que se le va dando pequeños sorbos por todos los asistentes, de boca en boca, quizá para hacer entrar en calor al cuerpo o para resistir el desvelo…

Entre los asistentes se reparten turnos voluntarios con relevos conforme al cansancio manifestado por tirar las cuerdas de toque, al tiempo en que algunos otros se coordinan para quemar cohetes después de varios repiques ya escuchados.

Hay niños de muy pequeña edad tocando las campanas, a veces con ayuda de sus padres. Está también la presidente municipal, los que tradicionalmente acuden cada año, los que asistieron por primera vez a pesar de ser originarios del poblado, y una que otra persona extraña que está aprendiendo un poco más sobre las tradiciones chinantecas.

Iglesia en San José Chiltepec / Foto: Nelly Barrientos

*Doctora en Estudios Regionales por la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). Actualmente trabaja como investigadora  cátedra CONACyT-Universidad del Papoalam en un proyecto relacionado al turismos sostenible en la ruta de la Chinantla en Oaxaca, México. Correo de contacto: nellyeblin@gmail.com

Melómanos

Fernando / El País Semanal

Por Gabriela Guadalupe Barrios García

Amo a Natasha, hay un antes y un después de ella. Me ha enseñado amar a los perros y a conocerlos un poco más. Toda mi vida he estado rodeada de caninos, pero con ella es con la primera que me he sentido más unida. Estamos juntas casi todo el día, se duerme a mi lado mientras trabajo y si me muevo de la oficina me sigue donde esté, escucha mi música y baila conmigo.

Sin embargo, no me he detenido a observarla si gusta o no de la música o si cuando baila conmigo, moviendo la cola y saltando, es por las melodías que escuchamos. Hasta que hace unos meses que encontré, en mi acostumbrado recorrido por el diario La Jornada, con una pequeña nota escrita en julio y que se refiere a lo que hizo un canino durante el concierto de la Orquesta de Cámara de Viena en Turquía:

«el perro sube al escenario, aparentemente atraído por la música. Camina lentamente por la tarima, antes de acurrucarse a los pies de un violinista que no logra reprimir una sonrisa. La aparición del animal provoca risas y aplausos en el público. Se difundió rápidamente en las redes sociales en Turquía, donde la gente suele tratar con respeto a los perros y gatos callejeros, y en el resto del mundo».

Eso me hizo recordar una lectura de El País Semanal, de hace 18 años, en la columna de Luis Sepúlveda «Historias Marginales», es el relato de un famoso perro melómano llamado Fernando, quien vivió en la Provincia del Chaco en Argentina. Me pareció una historia increíble que supuse era la invención del escritor; la curiosidad me llevó a buscar en la web y vi que era verídica; claro, Sepúlveda le puso tintes literarios  y me encantó su versión más que la de la web, así que quiero compartirla, espero la disfruten tanto como yo:

Algún día perdido en la memoria de los vecinos de Resistencia, en el Chaco, por sus calurosas y húmedas calles se vio caminar a un forastero que cargaba una guitarra mientras charlaba amigablemente con un perro de raza desconocida que le acompañaba con fidelidad de sombra. El desconocido llamó a la puerta de una pensión y, tras presentarse como artista ambulante, cantor de boleros para mayor precisión, preguntó si él y su perro podían hospedarse.

-Siempre y cuando respeten las horas de siesta. Vos no cantás y el perro no ladra-, le respondieron.

La siesta es larga en Chaco. Las horas de reposo pasan lentas y apacibles como las aguas del Paraná. Bajo el rigor canicular no canta el hornillo, el surubí reposa en el fondo del río, y las gentes se abandonan a un sopor profundo y benéfico.

A los pocos días de llegar, el cantor se durmió para siempre en una siesta, y al descubrir el triste suceso, el dueño de la pensión y los vecinos comprobaron que sabían muy poco, casi nada, de aquel hombre.

-Uno de los dos obedece al nombre de Fernando, pero no sé si él o el perro – comentó alguno.

Luego de sepultar al cantor, y como una forma de respetar su memoria, los vecinos de Resistencia decidieron adoptar al perro, lo llamaron Fernando y le organizaron la vida: el dueño de un boliche se comprometió a darle cada mañana un tazón de leche y dos medias lunas. El perro Fernando desayunó durante 12 años en la misma mesa. Un matarife decidió servirle cada mediodía un trozo de carne con hueso. El perro Fernando acudió puntualmente a la cita durante toda su vida. Los artistas del Fogón de los Arrieros, una casa sin puertas en la que todavía los caminantes encuentran lugar de reposo y mate, aceptaron al perro Fernando como socio de la institución, donde destacó como implacable crítico musical. Tal vez heredado de su primer amo, el perro poseía un agudo sentido de la armonía, y cada vez que un músico desafinaba debía soportar la reprimenda de los aullidos de Fernando. Mempo Giardinelli me contó que, durante un concierto de un prestigioso violinista polaco en gira por el noreste argentino, el perro Fernando escuchó atentamente desde su lugar en primera fila, con los ojos cerrados y las orejas atentas, hasta que una pifia del músico le hizo proferir un desgarrador aullido. El violinista suspendió la interpretación y exigió que sacaran de la sala al perro. La respuesta de los chaqueños fue rotunda:

-Fernando sabe lo que hace. O tocás bien o te vas vos.

Durante 12 años, el perro Fernando se paseó a sus anchas por Resistencia. No había boda sin los alegres ladridos de Fernando mientras los recién casados bailaban un chamamé. Si Fernando faltaba a algún velorio, era todo un desprestigio tanto para el muerto como para los deudos.

La vida de los perros es por desgracia breve, y la de Fernando no fue una excepción. Su funeral fue el más concurrido que se recuerda en Resistencia. Los caciques de la política cantaron loas a sus virtudes ciudadanas, los poetas leyeron versos en su honor, y una suscripción popular financió su monumento, que se levanta frente a la casa de Gobierno, pero dándole la espalda, es decir, mostrándole el culo al poder.

Hace un par de semanas, con mi hijo Sebastián que se inicia en los senderos que amo, salimos de Resistencia para cruzar el Chaco Impenetrable. En el límite de la ciudad leímos por última vez el letrero que dice:

“Bienvenidos a Resistencia, ciudad del perro Fernando”.

 

Fuentes: Periódico La Jornada. Sábado 1º de julio de 2017, p. 7

Luis Sepúlveda / Historias Marginales XXV / El País Semanal No. 1,198. Domingo 12 de septiembre de 1999.

2 de octubre no se olvida…

Soy de provincia y soy de origen campesino. Tengo veinticinco años y he visto compañeros de mi edad morir como nacieron: fregadísimos. Mi familia vino por hambre al Distrito Federal. Al principio nos arrimamos con unas tías en una vecindad por Atzcapotzalco. Mi padre era albañil. Desde la primaria comencé a trabajar en una fábrica de oxígeno; después me animé a entrar a una secundaria; tenía muchos deseos de ingresar a la Poli, pero sin palancas, sin centavos pues ¿cómo? No conocía a nadie. Cuando llega uno de fuera así es: casi no habla con nadie. Yo era un tipo a quien no le gustaba oír cosas de política. Lo que necesitaba era salir avante con mi familia, quitarla de padecer lo que yo había visto y se me quedó grabado: cómo trataban a mi madre cuando iba a lavar y todo eso. Había casas donde en vez de pagarle le decían: «Llévate esta comida»; yo veía claramente cómo le daban las sobras. Claro, con hambre tiene uno que aguantar lo que sea pero a mí me daba rabia. Por fin entré al Poli. Trabajaba en las noches, estudiaba por la tarde y así llegué a la Superiror. En el Poli me alejé de cualquier organización; todo tipo que formaba una sociedad me parecía malo. Yo era un autómata del trabajo y de la escuela y fuera de ello nada me interesaba. Dejé de ir mucho tiempo a mi tierra y al regresar vi que las condiciones en que vivían y viven hasta la fecha mis familiares seguían siendo exactamente iguales y me entró mucha desesperación. Bueno, la desesperación me entró a los doce años cuando empecé a trabajar en la fábrica de oxígeno. El representante de los sindicatos blancos, de la CTM, llegaba nada más a cobrar y para todo decía: «Está bien, señores.» Corría a todo el que pidiera cosas que le corresponden al obrero. Todo esto me hizo reflexionar y cuando vi que el Movimiento Estudiantil cobraba forma dije: «A esto sí me meto». Me sentía ya hecho y dije: «Ojalá y se logre algo». Yo no pensé que el Movimiento fuera político sino que iba más allá; en primer lugar todos eran jóvenes, todos tenían coraje y todos estaban dispuestos a jugársela… En segundo lugar, los conceptos eran distintos; se pedían cosas concretas, y yo no sentí que se estaba engañando a nadie… ¡Nunca sentí que me movía en un ambiente de mentira o de simulación como sucedía en la fábrica, en las relaciones entre la CTM y los obreros!

  • Daniel Esparza Lepe, estudiante de la Escuela Superior de Ingeniería (ESIME), del IPN. (Tomado del libro «La noche de Tlatelolco» de la escritora Elena Poniatowska. Ediciones Era, S.A. de C.V.  51a. reimpresión 1993.)

Tina Modotti

Tina Modotti por Edward Weston

Yo estoy más allá del bien y del mal. Nací antes del pecado original.

Tina Modotti

Por Gabriela Guadalupe Barrios García

Hay personas que son íconos de una época, su imagen y acciones siguen tan vigentes como cuando pasaron por este mundo. Los conocemos a través de sus obras y los testimonios de quienes convivieron con ellas. Los libros son una de las diversas oportunidades que existen para conocer a alguien.

Conocí a Tina Modotti a través de la escritura de Elena Poniatowska. Mi amiga Lety, llena de entusiasmo y confianza, puso en mis manos la biografía novelada intitulada Tinísima, y con una abierta sonrisa afirmó: “Te va a encantar”. Y así fue, quedé prendida de esa mujer y tanto fue el encanto que produjo en mí que hice varias anotaciones, elegidos quizá por mi desatado romanticismo y enamoramiento de hace más de 11 años.

A partir del libro Tinísima vinieron otros, también en préstamo de Lety, como el titulado Retrato de mujer. Una vida con Tina Modotti, escrito por Vittorio Vidali, quien fue la última pareja de la fotógrafa.

Esta recopilación de citas es un homenaje a esa mujer que nació en Údine, Italia el 16 de agosto de 1896 y murió en la Ciudad de México el 5 de enero de 1942, a quien Lety y yo, admiramos profundamente.

Edward Weston

De vez en cuando, Weston recogía alguna gota que todavía escurría de los cabellos de Tina, que leía en voz alta. Sus dedos húmedos marcaban el borde de la página. “Esto no le disgustaría a Melville”, sonreía a Weston. “Soy bárbaramente feliz”, concluía Tina. Sus ojos irradiaban salud. Puso su brazo derecho en torno al cuello de Edward y lo besó con tanta energía que él tuvo que defenderse: “Ya, ya, ya, tu amor me mata”.

Las gotas resbalaban sobre sus dientes blancos en hilitos hasta su cuello, sus piernas ofrecidas, sus piernas viniendo hacia él calientes, temblorosas, sus piernas que podían ser tijeras que le cercenaran la cabeza…El triángulo perfecto y tupido de su sexo adquiría en la lluvia fulgores de diamante.

La piel, su envoltura humana la completaba. No tenía palabras para decirlo, reinventaba su relación consigo misma, se quería. Si su cuerpo podía transmitir esa fuerza, la profundidad de las sombras, la armonía y el ritmo de su diseño, entonces ella también sería inolvidable. Su cuerpo allí en el papel trabajaba sobre ella, adquiría un carácter impresionante… Estar desnuda era ser ella misma, sin disfraz, y mostrarse en su desnudez era presentarles a los demás el más hermoso vestido.

Su relación duraría siempre, porque el amor a Tina era exactamente el que necesitaba para su arte, vivir sentado sobre carbones ardientes; pero ¿cuánto aguantaría esa tortura? Edward podía apartar los celos y amar también la libertad de Tina.

Su preocupación más profunda era vivir el arte sin dejarse desgastar por la vida, que también gasta a los hombres. Su falta de disciplina y capacidad creativa era un problema de vida. Peor aún de índole femenina.

Xavier Guerrero

Ella sólo lo ha amado a él, con esa ansia, con ese impudor, abriéndose toda, sólo a él…Lo amaba tan fuertemente que aislarse de él era su salvavidas… El amor de anoche en ese momento daba un vuelco en su bajo vientre… Amó a Weston, su maestro, pero nunca así, nunca con esa urgencia, ese dolor apremiante. Creo que no voy a poder trabajar, se repetía, Era tan brutal la atracción que ejercían uno sobre otro, que Tina se atontaba, a riesgo de caerse. Verlo entrar a la redacción de El Machete y sentir el conocido golpe en su bajo vientre, quedarse sin aire, resollando, sus entrañas jadeantes; el pálpito en sus manos, en las yemas de sus dedos, el pulso latiéndole; estoy loca, desear a un hombre en esta forma es brutal. Todos han de darse cuenta. Tengo fiebre, todos los días deliro. Fui una mujer normal; hoy ya no sé hacer nada sino esperarlo.

¿Cuándo vendrá? Me duele el corazón, voy a morir. Ya se le hizo tarde. ¿Qué le habrá sucedido? ¿Qué me sucede a mí? Nunca me había pasado. Me estoy muriendo por él.

X, podría hacerte un largo relato de toda la historia de este amor; cómo nació, de cómo se desarrolló hasta el grado de hacerme resolver decírtelo; de cómo he luchado conmigo misma para extirparlo de mi vida (te juro que hasta en el suicidio he pensado, si éste hubiera podido dar una solución que no fuese cobarde). Podría relatarte, en fin, todas las torturas causadas por este terrible dilema que tenía frente a mí; en todo he pensado, y principalmente en ti (esto no te ofenderá, estoy cierta)”.

Julio Antonio Mella

Es Tina quien transtorna cánones; tiene el it, el sex-appeal que a él lo hace vivir días plenos, días que lo excitan.

…ya verás Tina, sí, mi amor, verás qué país es mi país, haremos el amor, mañana, tarde y noche, las artes serán como las grandes flores rojas del flamboyán, los pétalos sobre tu pecho, los pétalos de tus labios encendidos a la hora del amor, nuestra isla está detenida por la luz en los ojos de las mujeres, en Cuba hacen falta tus ojos, como a mí tu saliva, tus glándulas, tus secreciones, tu linfa, las lágrimas de tus ojos.

John Powys

Para John Cowper Powys, el único elemento de censura que tiene el hombre es el hombre mismo, condenado a ser libre. El placer es una puerta a la libertad. Tina a sus pies sorbía sus palabras.

A pesar de sus atenciones todos acudían por su mujer, Tina. Querían verla caminar porque al seguirla recuperaban las violentas e intocadas pasiones de su adolescencia.

Lo único que tenemos es nuestro cuerpo; podemos cambiar de país, nunca de cuerpo. No hay mayor surtidor de placeres que el cuerpo.

Autorretrato / Tomada de la Web

Ramiel McGehee

Tu corazón es un lobo hambriento, Tina.

Baltasar

Ninguna palabra podría indicar mejor que la expresión de esta cara la tristeza y la pena que siento en no poder dar vida a todas las maravillosas posibilidades que entreveo y que existen ya en germen, y que sólo esperan el “fuego sagrado” que debería proceder de mí pero que al buscarlo encontré apagado. Si me permites emplear la palabra derrota en este caso, te diré que la derrotada me siento yo por no tener más que ofrecer y por “no tener más fuerzas para la ternura”. Y tengo que admitir esto yo, que siempre he dado tanto de mí, he dado todo de mí con esa exaltación que transforma la dádiva en la más grande voluptuosidad para el que da…

Mujeres de Juchitán

Estás bonita, pero te verías mejor con tus dientes de oro; si no quieres casquillo, cómprate una cadena. Que algo te relumbre. Quítate esa falda negra, el huipil deja que el viento corra, ¿para qué quieres sostén si tienes bonitos tus dos corazones?, sácate las medias, ¿de qué sirve conservar los humores?, no seas cabrona contigo misma, con la calor hay que andar a raíz, ¿quién te va a ver? Ni que la tierra fuera espejo.

Aquí no se topa con las escurridizas ratas citadinas sino con mujeres majestuosas por libres, reinas-cántaros, vasijas de barro en cuyas faldas se enredan las tortugas y los conejos, las langostas y los venados, las estrellas y la lluvia. Tratan el falo como un objeto de uso diario al que moldean entre sus manos a su antojo hasta convertirlo en un cascabelito de su propiedad.

Vittorio Vidali

No sé bailar pero me gusta sentir tu brazo, tenerte cerca. Lo demás viene solo… En realidad bailando seguía el paso de Tina y me di cuenta de que se podía bailar sin saber bailar.

Vittorio: Nunca te arrepientas de nada. Los remordimientos te vuelven inservible. Yo no busco recuerdos.

Tina: Yo tampoco los busco, pero ellos me buscan a mí.

La muerte se vence con el amor, vamos a hacerlo, verás, la derrotaremos. (Vittorio a Tina)

Siempre la hice vivir en el riesgo, nunca se sintió segura de nada, ni de mí”. Solloza como un niño. “Sabes Pedro, con lo que no puedo vivir es con los remordimientos, no los aguanto”, Ni siquiera respondía yo a su simple: ¿Cómo te fue?… Una tarde me dijo que su corazón era un zapato viejo, que había que tirarlo al bote de la basura…

Tina permaneció siempre sola, y siempre fueron los demás quienes la abandonaron. Sin embargo, era hermosa, dulce, buena amiga, leal, valiente, una mujer ideal para un hombre inteligente ¿Qué sucedía?

Para ella también el amor era la expresión más total de la vida asumida con alegría; y lo decía sin falsos pudores, sin hipocrecías. Sabía, sin embargo, someter su vida personal, sus sentimientos a veces impetuosos a sus deberes, a las necesidades de la guerra.

Tina era una mujer normal y le gustaba hacer el amor; a ambos nos gustaba el amor generoso, lleno de fantasía, completo. Estábamos bien juntos.

Elena Poniatowska

Sólo con verla intuye que es una mujer que verdaderamente sabe amar a los hombres, sin resentimiento, sin compasión, sin asco. Los ama y ya. Los asume, son carne de su carne…

Quisiera decirles que baila mal, que a ella nadie la cuida, que es dueña de su cuerpo y de sí misma, que nunca nadie se ha aprovechado de ella...

La pregunta de Elaida acerca de los novios resuena en su cabeza. Muchos novios. Los recuerda menos que la sutilidad de sus sentimientos por cada uno, el amor compasivo que siempre sintió por Pepe Quintanilla, el amor-odio por Vittorico, la inmensa admiración por Edward, cómo la atrajo… Cada uno le había dado un sonido nuevo, un tiempo distinto, su espíritu, su estatura, cada uno había caminado sobre las olas hacia ella; su cabeza sobre el pecho en turno. No quiso saber cuál sería el porvenir, ese desconocimiento era su forma de libertad, ¡qué libertad abrazarlo, hacer que hundiera en su vientre el tamaño de su pene! Ellos querían seducirla para siempre, hacían proyectos, ella no, “te quiero para mí”, decían; en ella, ningún deseo de exclusividad… Retener, poseer, creer que se es para poseer le era tan ajeno como la economía doméstica y, hasta la fecha, no se daba cuenta que su forma de irse los enloquecía; seguramente lo mismo les sucedía a los hombres, cada amante era un nuevo descubrimiento de sí mismos a través de la estrechura de su vagina, la intuición tras de su frente, el atroz o brutal o soberbio misterio en sus ojos, la inconmensurable maravilla del cerebro humano posado allí sobre la almohada.

En el taxi, Tina sintió que ondeaba como río. A lo mejor morir es separarse de todo con facilidad, dejarse ir, dormir, flotar, fluir, abandonarse a un curso desconocido hacia un destino también desconocido.

Tina Modotti en exposición / Tomada de la Web

 

Fuentes:

Poniatowska, Elena. Tinísima. Editorial Era. México. Año edición: 1900. 664 págs.

Vidali, Vittorio. Retrato de mujer, una vida con Tina Modotti. Colección crónicas y testimonios. Universidad Autónoma de Puebla, México, 1984. 112 págs.

Vicente Leñero y el Periodismo

Vicente Leñero / Foto: Joaquín Cato / Fuente: www.proceso.com.mx

Vicente Leñero nació el 9 de junio de 1933 en Guadalajara, Jalisco; México. Fue novelista, guionista, periodista, dramaturgo, ingeniero civil y académico. Mostró la realidad de nuestro país a través de sus libros, guiones y obras de teatro.  Murió el 3 de diciembre de 2014 en la Ciudad de México.

Supe de este destacado autor en la Universidad ya que uno de mis profesores nos habló de su labor como periodista. Asimismo llevamos como material de apoyo el libro que publicó en 1986 con Carlos Marín, Manual de periodismo.

«En 1961 era un curso por correspondencia. Fue redactado por Leñero en un total de 40 lecciones. Antes que esto sucediera, el periodista Carlos Marín Martínez utilizó los escritos en los talleres de redacción periodística en el Palacio de Minería. Marín reelaboró los apuntes tomando en cuenta la importancia de los géneros periodísticos y su punto de vista acerca del ejercicio de esta profesión. A pesar de que hubo especulaciones de conflictos entre ambos escritores, Leñero le cedió todo el crédito argumentando que fue Marín quien elaboró el Manual a partir de los apuntes que le obsequió.» (Fuente: www.wikipedia.org)

Hoy, como homenaje a este destacado periodista, les comparto los apuntes que realicé de dicho libro que no sólo me sirvió para el conocimiento de los géneros periodísticos en la escuela sino que además ha sido un libro de consulta en mi vida laboral. Sé que en la actualidad algunos de los géneros han sufrido modificaciones o se han enriquecido con otras características. Pero no está demás, pienso, compartir este contenido para los lectores que no  los conocen y para los que sí, les sirva de repaso de los aspectos más importantes de éstos:

Los periodistas Vicente Leñero y Carlos Marín definen al periodismo como una forma de comunicación social a través de la cual se dan a conocer y se analizan los hechos de interés público.

Sin el periodismo, el hombre conocería su realidad únicamente a través de versiones orales, resúmenes e interpretaciones históricas y anecdotarios.

La información periodística responde a las preguntas esenciales qué, quién, cómo, cuándo, dónde y por qué respecto del acontecimiento social.

El periodismo resuelve de manera periódica, oportuna y verosímil la necesidad que tiene el hombre de saber qué pasa en su ciudad, en su país, en el mundo, y que repercute en la vida personal y colectiva. El interés público -y el periodismo en consecuencia- tiene como límite la intimidad de las personas.

Periodicidad, oportunidad, verosimilitud e interés público son características fundamentales del ejercicio periodístico. La transmisión y el enjuiciamiento de los hechos hacen del periodismo una disciplina básicamente intelectual, que se expresa con palabras.

GÉNEROS PERIODÍSTICOS

El periodismo se ejerce a través de variadas formas de expresión denominadas géneros.

Los géneros periodísticos se distinguen entre sí por el carácter informativo, interpretativo o híbrido de sus contenidos.

Clasificación de los géneros periodísticos:

Informativos:
Noticia o nota informativa
Entrevista
Reportaje

Opinativos
Artículo
Editorial

Híbridos
Crónica
Columna

Lejos de construir comportamientos estancos, los géneros periodísticos se entremezclan y aún llegan a enriquecerse con elementos formales de otras disciplinas (cuento, ensayo, novela). Sin embargo, siempre es posible determinar el género que predomina en cada texto periodístico.

NOTICIA O NOTA INFORMATIVA

Es el género fundamental del periodismo, el que nutre a todos los demás y cuyo propósito único es dar a conocer los hechos de interés colectivo.

En la noticia no se dan opiniones. Se informa del hecho y nada más. El periodista no califica lo que informa. No dice si le parece justo o injusto, conveniente o no. Se concreta a relatar lo sucedido y permite, así, que cada receptor de su mensaje saque sus propias conclusiones.

La información periodística, transmite información sobre un hecho actual, desconocido, inédito, de interés general y con determinado valor político ideológico. A este hecho se le llama noticia.

La noticia es un escrito veraz, oportuno, objetivo.

Veraz porque transmite la realidad periodística sin mentir, sin deformar, sin tergiversar.

Oportuno porque se refiere a la actualidad inmediata, a los hecho ocurridos ayer, a los sucesos de hoy. Por eso ocupa un lugar preeminente en diarios y noticiarios.

Objetivo porque no admite las opiniones ni los juicios del reportero, por más atinados que pudieran parecer.

Clasificación de las noticias

Si bien las noticias son tan variadas como la realidad, pueden ser clasificadas por su relación con tres líneas generales:

  • Con la afirmación o negación de un hecho.
  • Con la consumación de un suceso.
  • Con la fuente que proporcionó los datos esenciales.

Los elementos que integran cualquier hecho noticioso reflejan:

  1. El hecho: qué ha sucedido.
  2. El sujeto: quién realiza la acción.
  3. El tiempo: cuándo sucedió.
  4. El lugar: dónde se llevó a cabo.
  5. La finalidad; para qué o por qué se efectuó.
  6. La forma: cómo se realizó.

ENTREVISTA

Se llama así a la conservación que se realiza entre un periodista y un entrevistado; entre un periodista y varios entrevistados o entre varios periodistas y uno o más entrevistados. A través del diálogo se recogen noticias, opiniones, comentarios, interpretaciones, juicios.

Como método indagatorio, la entrevista se emplea en la mayoría de los géneros periodísticos. La información periodística de la entrevista se produce en las respuestas del entrevistado. Nunca en las preguntas del periodista.

Clasificación

Entrevista noticiosa o de información: es la que aporta los principales elementos de las notas informativas o la que da, por sí misma toda la noticia.

Entrevista de opinión: no necesariamente es noticiosa, a menos que el juicio que se obtenga resulte de gran interés y de que el declarante sea un personajes prominente o especialista en el tema.

Entrevista de semblanza: Tampoco es necesariamente noticiosa, pero cumple su función en la medida que transmite, junto con opiniones sobre distintos temas, el mundo interior de los personajes sujetos de entrevista: cómo son, cómo viven, qué piensan de sí mismos, cuál es su formación religiosa o filosófica, cuáles sus hábitos, etc.

El periodista puede expresarse con mucha mayor flexibilidad que en la noticia o en las entrevistas noticiosa y de información. En este género, el reportero interpreta, compara, describe libremente al personaje.

REPORTAJE

Es el más vasto de los géneros periodísticos. En él cabe los demás. Es un género complejo que suele tener semejanzas no sólo con la noticia, la entrevista o la crónica, sino hasta con el ensayo, la novela corta y el cuento.

Los reportajes se elaboran para ampliar, completar, complementar y profundizar en la noticia; para explicar un problema, plantear y argumentar una tesis o narrar un suceso.

El reportaje investiga, describe, informa, entretiene y documenta.

Los reportajes son frecuentemente en los diarios pero su mejor medio de expresión, dada la amplitud que suelen alcanzar, son las revistas.

El reportaje profundiza en las causas de los hechos, explica los pormenores, analiza caracteres, reproduce ambientes, sin distorsionar la información; ésta se presenta en forma amena, atractiva, de manera que capte la atención del público.

ARTÍCULO

Es el género subjetivo subjetivo clásico. En el artículo, el periodista expone sus opiniones y juicios sobre:

Las noticias más importantes (Artículo Editorial).

Los temas de interés general, aunque no necesariamente de actualidad inmediata (Artículo de fondo).

Define con claridad las posiciones políticas e ideológicas de los periodistas.

EDITORIAL

Es el análisis y el enjuiciamiento de los hechos más sobresalientes del día en el caso de los diarios, o de la semana, la quincena y el mes, en el caso de las revistas. La característica esencial de este género es que resume la posición doctrinaria o política de cada empresa informativa frente a los hechos de interés colectivo.

A diferencia de cualquiera de los demás géneros, el Editorial no aparece firmado. Sus conceptos son responsabilidad de la empresa periodística, que de esa manera expresa sus convicciones ideológicas y su posición política.

La elaboración del Editorial y del Artículo requiere de periodistas especializados. Articulistas y editorialistas deben tener, además de una vasta cultura, amplio dominio del idioma, a fin de que la argumentación de cada uno de sus juicios sea tan sólida como las conclusiones que pretenden imponer.

CRÓNICA

Es la exposición, la narración de un acontecimiento, en el orden en que fue desarrollándose. Se caracteriza por transmitir, además de información, las impresiones del cronista. Más que retratar la realidad este género se emplea para recrear la atmósfera en que se produce un determinado suceso.

Se distingue estos tipos:

  • Crónica informativa: En la que el cronista se limita a informar sobre un suceso, sin emitir opiniones. Este género abunda en las publicaciones (la Crónica de una sesión del Congreso, por ejemplo).
  • Crónica opinativa: En la que el cronista informa y opina simultáneamente (como ocurre en las crónicas taurinas o de fútbol).
  • Crónica interpretativa: la que ofrece los datos informativos esenciales pero, sobre todo, interpretaciones y juicios del cronista.

La crónica se ocupa del cómo suceden los hechos, en el caso de la interpretativa, también el por qué.

COLUMNA

Es el escrito que trata con brevedad uno o varios asuntos del interés y cuya característica singular es que aparece con una fisonomía, una presentación tipográfica constante, y tiene además un nombre invariable.

  1. Columna informativa: la que da a conocer uno o varios hechos cuya trascendencia no los hace merecedores de un sitio independiente en la publicación. Sintetizadas, esas informaciones se presentan en bloque para dar cuenta de los principales acontecimientos de la semana o la quincena, o para dividir por tema o especialidad, brevemente, asuntos de interés público.
  2. Columna de comentario: La que ofrece información de pequeños hechos, aspectos desconocidos de noticias o detalles curiosos de personajes y hechos, con la inclusión de comentarios a cargo del columnista, quien suele ser analítico, agudo, irónico, chispeante, festivo.
  3. Columna-crítica o Columna-reseña: La que informa y comenta asuntos que requieren especialización. Las hay sobre distintas áreas del quehacer social pero las más representativas son las de libros, cine, arte, música y teatro.

Fuente: LEÑERO, Vicente y Carlos Marín. Manual de Periodismo. Tratado y manuales Grijalbo. México, 1986.

Separadores, una pausa en la lectura

Hoy 23 de abril que se celebra el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, más que hablar de los libros que son parte importante en nuestras vidas, queremos hablar de un objeto que es inherente al libro, ya sea éste impreso o digital: el separador.

El separador puede ser cualquier objeto pero siempre va a tener la función de indicar dónde queda la lectura para poder retomarla. Los hay de diversos materiales, distintos diseños, muy cultos, cursis o underground. No hay un dato preciso de su origen y el lugar donde apareció el primero ni de su inventor o inventora. Lo que sí es que no hay lector que no haya usado alguna vez uno de ellos.

Nuestra experiencia personal nos llevó a reflexionar sobre cómo llegaron a nosotras, si los conservamos o los desechamos, incluso de cuáles han sido los objetos que hemos usado para ese fin. Por ejemplo, usaba los boletos del camión suburbano como separadores y en una ocasión, tuve el dilema de quedármelo para marcar mi lectura o intercambiarlo por un beso del chico que me gustaba, ya que al sumar el número de serie del boleto me daba el clásico 21. ¿Qué creen que hice?

El 21 y otros boletos / Foto: Leticia Bárcenas

Otro ejemplo, podría ser aquella ocasión que compré un libro y al tener que interrumpir la lectura para trasladarme a otro lugar, lo primero que encontré a mano fue mi credencial de elector. Y por razones que no recuerdo, el libro quedó olvidado por algún tiempo en mi mochila. Cuando tenía que usar la credencial de elector la di por extraviada y tuve que volver a hacer el trámite para renovarla, aunque tiempo después, al continuar la lectura, la encontré.

Quisimos conocer más del tema a través de otros lectores, por lo que decidimos hacerles las siguientes preguntas: (1) En este momento ¿qué usas como separador para tu libro? (2) Menciona los objetos has usado como separador de libro. (3) ¿Tienes un separador favorito, cómo es? (4) ¿Cómo señalas algo que consideras interesante en una lectura?

Separadores diversos / Foto: Leticia Bárcenas

Saúl / 31 años / Ingeniero

Un separador que me regaló mi esposa.

Un listón, una hoja doblada, un tazo, una estampa (sticker sin usar), una hoja de papel cortada con dibujos  míos.

Mi favorito es el que me regalaron, como de 15 x 4 cm con un listón verde y un dibujo tipo arte japonés.

Tengo señalados algunos capítulos o frases con flores secas (casi no lo suelo hacer).

 

Teresa / 34 años / Enfermera

Publicidad de un medicamento.

Separadores tal cual, pedazos de hoja de papel.

No tengo.

Subrayo con lápiz.

 

Cristina / 39 años / Docente

Ahora justo, prácticamente nada.

He usado separadores convencionales de papel con imágenes y frases, amarrados a un hilo. Eso en el caso de libros de lectura como pasatiempo, o si el libro trae la tira de listón, lo utilizo y ahorro tener que poner algo más. Cuando leo libros de texto científico he utilizado los separadores pequeños de post-it, de tipo tira. He doblado la esquina de la hoja, o dejado trozos de papel como señaladores.

¿Separador favorito? Ninguno en especial. Me gustan las tiras de listón que ya vienen incorporadas en el libro.

Cuando hay algo importante en una lectura lo señalo con marcadores fosforescentes.

Separadores infantiles / Foto: Leticia Bárcenas

Zambra / 37 años / Promotor cultural-músico-escritor

Uso pedazos de papel que me sobran al hacer libretas artesanales.

Como separadores he usado de todo: clips, envolturas de dulces, cigarros, lápices.

Tengo un separador de Mafalda que nunca sale de mi casa.

Para señalar uso lápices o marcatextos.

 

Estefanía / 27 años / Estudiante

Un recibo de compras.

Utilizo hojas de árboles, notas de compras, separadores, doblo las esquinas de las hojas.

No tengo un separador favorito.

Utilizo lo que tengo a la mano.

Marco con un lápiz, no me gusta manchar las páginas, o en el celular anoto lo que me parece interesante.

 

Jorge / 28 años / Servidor público

Un segmento de hoja cortada de una hoja tamaño oficio.

Objetos: pedazo de madera, separadores de mensajes cristianos, una pajita de incienso y trozos de papel, así una ocasión un billete de 20 pesos.

No tengo separador favorito.

No lo marco. Lo memorizo.

Separador y tarjetas telefónicas / Foto: Leticia Bárcenas

Karina / 37 años/ Administrativa

En este momento uso un separador personalizado con una linda mariposa.

He utilizado varias cosas como separadores… Desde una hoja improvisada, un abatelenguas, listones, un separador tradicional, de los que consigues en las papelerías, hasta los personalizados que me gusta hacer cuando tengo tiempo de ponerme creativa.

Ahora mi favorito es el separador de la mariposa. Es como los tradicionales: rectangular, tono lila y en la parte superior sobresale mi hermosa mariposita.

Todo lo que me parece interesante lo subrayo con marcatexto.

También suelo doblar la parte inferior de las hojas subrayadas.

 

Carla / 37 años / Fotógrafa

Como separador uso de todo, desde un pedacito de hoja donde escribo alguna frase que me guste del libro, el ticket del banco, un separador como tal, ya sea comprado, hecho por mí o regalado.

Mi separador favorito es uno que me regalaron enmicado y que en el interior tiene pétalos de flores.

Para señalar algo interesante uso pequeñas pestañitas tipo post it. En realidad es porque no me gusta escribir en el libro, porque si lo vuelvo a leer y encuentro anotaciones, siento que lo leo con una tendencia a lo que ya marqué y a veces cuando vuelvo a leer un libro, lo entiendo y disfruto desde otra perspectiva.

 

Óscar / 42 años / Funcionario federal

Separador institucional imantado.

Trocitos de papel, separadores comerciales o de obsequio (librerías Gandhi y El Sótano principalmente).

Ninguno en especial.

Subrayo pero sobre todo hago anotaciones de todo tipo sobre las orillas de las páginas (risas).

Separadores tradicionales / Foto: Leticia Bárcenas

Judith / 46 años / Profesora

Un separador que trae un versículo de la biblia que me ofrecieron en un crucero de la 5a Nte. (en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas).

Lápiz, lapiceros, doblar la orilla de la hoja.

No tengo un separador favorito.

Subrayo el texto con lápiz, no marcador ni tinta.

 

Miguel Ángel / 43 años / Técnico en sistemas computacionales y Profesor de Informática

Siempre utilizo un separador hecho por mí, le doy un toque personal haciendo un dibujo e incluyendo una cita textual.

Dichos separadores son desde una servilleta de papel, incluso una fotografía.

Mis favoritos son los que yo hago con una hoja y un dibujo.

Cada uno de mis libros tiene su propio separador.

Para resaltar algo importante utilizo un lápiz.

 

Alma Lilia / 37 años / Empleada de gobierno

Uso una tarjeta de presentación.

No tengo separador favorito.

Para marcar doblo la esquina de la hoja.

Separadores románticos / Foto: Leticia Bárcenas

Mauricio / 57 años / Escritor

No tengo separadores. O más bien, no uso. Me gusta subrayar. Y doblo la esquina de una hoja, pero sólo si debo hablar sobre esa página en una clase o conferencia. Por lo regular, como me gusta subrayar, mi separador es una pluma. La dejo entre las páginas donde me quedé.

 

Alonso / 41 / Empleado de gobierno

Separador de cartón.

Separadores de papel, cuero, metal, de manualidades o de fábrica.

Tenía un multiseparador.

Si el libro es mío con un marcatextos, si no con el multiseparador, en libros físicos. En ocasiones leo en PDFs.

 

Guillermo / 56 años / Mensajero internacional

Uso diversas cosas como separadores.

Ahora uso la técnica del papel triangulado. Corto pequeños papeles en triángulos y los pongo entre las hojas en la parte superior del libro, viéndolo de frente en la parte de arriba. Uso varios porque suelo «marcar» textos que me gustan y así localizarlos más fácilmente.

He usado clips, separadores tradicionales y de los que regalan.

No tengo un separador favorito en este momento.

Por cierto, también he usado papel de baño como separador (risas).

 

Enrique / 33 años / Docente

Separador, tarjeta de prepago de videojuegos, pendiente personal.

No me gusta señalar libros a no ser que sean electrónicos, en todo caso en una libreta personal apunto las frases que me parecieron sobresalientes.

 

Foto: Francisco Gordillo

Francisco / 58 años / Comunicólogo  

Doblo la hoja o algún papel que tenga a la mano.

Separadores, tarjetas, papeles, plumas.

No tengo un separador favorito.

Depende de lo que tenga a la mano. Subrayo con lápiz o con marcador. A veces apunto en una hoja aparte la página y el renglón.

 

Guadalupe / 34 años / Reportera

En este momento una tarjeta de banco.

Pedazos de hoja, listones, tarjetas de presentación.

Mi separador favorito es de hoja pintada con café.

Para marcar subrayo.

 

Olivia Yesenia / 34 años / Oficinista   

De separador uso uno que compré en un centro comercial, porque mis dos favoritos se extraviaron.

He usado como separador postales, listones y tarjetitas que me regalan.

Mis favoritos eran dos que traje de museos: La Maja desnuda del Museo del Prado y un collage de Egipto.

Ahora mi favorito es este porque es en 3D y me gusta lo relacionado al Universo:

Foto: Oli Veslaco

Guadalupe / 37 años / Empleada de gobierno

En este momento mi separador es una fotografía.

He utilizado hojas secas de algún árbol, cartas de amor, dibujos hechos por mis hijos, pétalos de alguna flor, tarjetas y clips.

Mi separador favorito es uno de la librería Gandhi. Fue un obsequio y lo tengo desde hace 19 años.

Mi forma de señalar algo interesante es encerrándolo con un lapicero de color azul.

 

Eli / 34 años / Médico especialista

Un abatelenguas.

Separador de libro con imán, con figuritas de museo, separadores de recuerdo de Palenque, Chiapas y tarjeta de teléfono.

No, realmente no tengo separador favorito.

Si es un libro de medicina señalo con un marcatexto de varios colores para distinguir comentarios o frases importantes y si es muy muy importante al final del texto lo coloreo con un color especial y le pongo VIP.

Separadores varios / Foto: Leticia Bárcenas

Cecilia Alejandra / 16 años / Estudiante

Un pedazo de cartón decorado.

Fichas, hojas, pulseras.

Mi favorito es u no decorado con muchos colores.

Con un marcatexto o lo escribo en una hoja.

 

Luis Javier / 43 años / Divulgador

En este momento uso lo que está a la mano como separador de los libros que estoy leyendo: un tícket de Soriana, un pedazo de cartón y hasta un separador tal cual.

He usado clips, pedazos de hilo, un lápiz, pedazos de madera y separadores.

No tengo un separador favorito, pero tengo decenas de separadores que me han regalado mi esposa y mis hijos y separadores de cartón que, cada que hay una Feria del Libro o alguna actividad similar, guardo. El problema es que siempre olvido dónde los pongo.

No me gusta subrayar mis libros ni señalar con nada, pero desde que tengo una Kindle aprovecho, ahí sí, para subrayar todo lo que me parece interesante con la herramienta incluida en ella.

 

Servando / 50 años / Responsable de comunicación y actividades académicas

Como separador uso una imagen grabada en un rectángulo de cartón.

He usado como separador tarjetas, plumas o lápices y objetos diseñados para tal propósito.

Mi separador favorito es rectangular y con una imagen artística plasmada en la superficie.

Generalmente resalto o señalo lo que me parece interesante con un marcatextos.

 

Osiris / 38 años / Catedrático   

Como separador uso pulseras, boletos, admisiones o etiquetas de ropa.

Mis favoritos son dos: uno que hice con diseño y foto mía, y otro con una etiqueta y una tira con aroma de un perfume (que me dieron en Liverpool).

Fotos: Osiris Aquino

Daniela Yusett / 25 años / Comunicóloga

Tengo un separador de papel.

He utilizado lápices, lapiceros o post it.

No tengo uno favorito.

En ocasiones con lápiz o lo transcribo para que se me quede grabado en la memoria.

 

Mariauxilio / 52 años / Terapeuta y Fotógrafa

Una fotografía, servilletas, tíquets, limas de uñas, estampas, postales, fotos, separador de madera, metal, etcétera.

Mi favorito es un separador de metal con una placa de gato.

Subrayo, hago una anotación o imprimo un beso con carmín rojo.

 

Iván / 45 años / Ingeniero

El que estoy leyendo ahorita trae costilla integrada.

He usado: doblar la esquina de la última hoja leída, un listón de cabello del ser amado… y mi intuición para localizar dónde me quede (se ve más «mugrosito» donde ya pasaste).

No tengo separador favorito. Incluso una segunda y tercer leída te sabe diferente.

Y marco algo interesante en mi mente… creo que el brinco del hipotálamo hacia dónde debe quedar es más fiable que cualquier marca.

Separadores de madera / Foto: Leticia Bárcenas

Juan Daniel / 41 años / Ingeniero Electricista y Docente en el área Físico Matemáticas

Tengo 3 diferentes: Un separador con una imagen religiosa, regalo de mi abuelita; un separador de cuero grabado con mi nombre, regalo de un viaje a Palenque, Chiapas; y una hoja de papel tamaño carta partido a la mitad.

Hoja de papel, credencial de elector, listón de colores.

Mi separador favorito es el separador regalo de mi abue, que tiene una imagen de la virgen de Guadalupe.

Me cuesta señalar mis libros, lo considero un sacrilegio pero cuando lo hago, uso lápiz para subrayar y señalar con flechas y preguntas cosas que llaman mi atención, y cuando puedo compro pegatinas de tiras pero luego se caen y no me agrada eso.

 

Kelly Diana / 22 años / Estudiante de universidad

Separadores de colores.

He usado lapiceros.

Mi separador favorito es uno con diseño de cactus.

Subrayando y poniendo como separador listones color rojo.

Separadores de librerías / Foto: Leticia Bárcenas

Karla Zahid / 20 años / Estudiante

Un separador que me regaló una amiga.

Un pedazo de papel o doblar la esquina de la hoja.

Mi favorito es uno que compré en un viaje, tiene un delfín.

Subrayándolo o poniéndole post-it.

 

Karina / 35 años / Maestra de primaria

Uso un lapicero de separador (risas), es mi favorito porque a la vez voy subrayando o encerrando lo que más me gusta.

 

Liliana Beatriz / 36 años / Docente

En este momento uso un separador que me regalaron al comprar el libro.

He usado hojas de árbol, fichas del banco, pedacitos de papel, fotos, postales, rosas o flores disecadas, listones, credenciales, tarjetas de presentación. Tal vez una foto, pero en realidad uso lo que esté a mano en ese momento.

También he comprado unos muy cucos que venden en las librerías pero no tengo ninguno favorito.

Cuando niña rayaba los libros. Les dibujaba flechas y escribía: «Aquí me quedé.» No lo recordaba hasta que un día encontré un libro en casa de mis papás con mis letras chuecas. Tendría, quizá, seis o siete años.

Luego vi que mi papá señalaba con una rayita que hacía hincándole la uña a la hoja, casi imperceptible. Y dejé de rayar los libros. Ahora simplemente recuerdo dónde dejé la lectura con el separador.

Si se trata de algo importante, subrayo.

 

Foto: Gisela Flores

Gisela / 42 años / Docente     

Actualmente estoy usando este:

Lo que he usado como separadores son tarjetas (telefónicas, de presentación, del banco), lápices, credenciales, listones, separadores de casi todos los materiales: papel, cartón, cartulina, piel, cuero y metálicos.

Foto: Gisela Flores

Este es mi separador favorito: 

Señalo lo interesante de mi lectura normalmente con marcatextos y las notas las hago a lápiz.

 

Luisa / 50 años / Comunicóloga

En este momento estoy usando una etiqueta de una blusa que me compré.

He usado como separadores hojas, post-its, calendarios, un listón, la misma pasta del libro cuando se dobla y algún separador de los que a veces regalan en las librerías.

No tengo ningún separador favorito.

Y señalo algo que me interesa con algún marcador o a veces doblando la hoja.

 

Ronaldo Baltazar / 20 años / Estudiante de Ingeniería en Energía

Un separador típico de Chiapas.

Únicamente separadores.

Mi favorito es un separador transparente con flores secas adentro.

 

Gabriela / 41 años / LCC

Un separador de un textil.

Doblar la hoja en una esquina, separador magnético, una pulsera, un separador de una librería, un separador con una artesanía, una flor, pero por lo general separadores que me regalan.

Mi favorito es una rana que tiene un pensamiento y es magnético.

Lo marco con un lápiz.

 

Separador Gatito / Foto: Gabriela G. Barrios García

Julián / 50 años / Escritor

Una tarjeta personal de alguien a quien debo llamar.

No tengo separador de libros favorito.

Doblo la esquina de la hoja de papel.

 

Valeria / 39 años / Periodista

Un dibujo que me hizo mi hija en una hoja de papel doblada.

Cositas especiales, incluso las hojas de árboles que me gustan las guardo dentro de un libro y las uso como separadores.

Mi separador favorito es una estrella en papel reciclado hecha por mi hija.

Lo señalo subrayándolo.

 

María Fernanda / 20 años / Estudiante

Uso un separador que compré en Chiapa de Corzo, Chiapas.

He usado la pasta del mismo libro, una envoltura de dulces y alguna hoja.

 

Julieta / 25 años / Ingeniera Biomédica

En este momento uso como separador una servilleta.

He utilizado desde lapices, separadores, prendedores, pedacitos de hojas.

Uno de mis favoritos es el de prendedor, que es como un clip pero con forma de un elefante.

Casi no señalo algo en un libro, prefiero escribirlo aparte pero cuando lo hago subrayo con lápiz.

Separadores varios / Foto: Gabriela G. Barrios García

Osiris / 36 años / Artista plástico

En este momento uso como separador un recibo de Elektra (risas).

No tengo un separador favorito. La verdad, uso lo que tenga a la mano: recibos, papeles, servilletas, hasta trazos de envolturas.

Cuando señalo algo que considero importante en una lectura suelo hacerlo con una pequeña marca de lápiz al principio y al final del párrafo o el enunciado.

 

Jesús / 47 años / Corrector de estilo y Escritor

En este momento utilizo como separador una etiqueta de una camisa marca Polo, con la leyenda que a la letra dice: New Forest. POLO CLUB. La etiqueta es un cartón con el logotipo de un caballo con un jinete que juega polo, verde, con fondo negro. Abajo tiene dos papelitos y en cada uno una cifra: el blanco, con el precio normal, y el naranja, con la rebaja de la temporada. Para que esto obtenga estética y funcionalidad, le puse mica auto adherible de ambos lados y con ello queda también protegido contra cualquier tipo de líquido o sustancia que pueda ensuciar. Al final, le hago una perforación en la parte superior para ponerle una trenza del color que vaya acorde con la portada del libro en cuestión, que en este caso es El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa.

Los objetos (o materiales) que he usado como separadores van desde un boleto del metro o del camión hasta el cuero grabado. Los separadores que uso para mis lecturas yo los elaboro. Son contados los que he comprado, porque no me parece que cubren mis necesidades estéticas ni semánticas en esta relación separador-libro, además que son de precio elevado cuyo material y trabajo no valen tanto. Por lo general, uso recortes de revistas, periódicos, etiquetas de productos de todo tipo (ropa, comida –rápida o lenta–, productos eléctricos y electrónicos, de jabones, pasta de dientes, toallas femeninas, tintes, logotipos de servilletas de restaurantes), sean de la canasta básica o de lujo. Sobre todo, boletos de camión urbano de las ciudades que visito o de pueblos, de los foráneos, de boletos de teatro, cantinas o tiendas departamentales de centros comerciales.

Mi separador favorito es el que uso en este momento. Porque yo los hago con recortes de lo que arriba ya mencioné, así que los elaboro de manera que coincida el tema y estética del libro con el del separador, y que la trenza final, con el que se toma el separador, tenga afinidad con todo lo demás: tema, estética y contenido del libro.

Cuando algo me interesa, uso marcatextos amarillo, porque con el tiempo se borra. A veces aplico lápiz y hago una señal al calce frente al párrafo o frase que me llamó la atención. He usado papeles auto adheribles (post tips) en donde apunto el tema, párrafo, línea o página que me ha gustado. Debo confesar que en mis principios como lector subrayé con pluma bic algunos libros, cosas que de las cuales no me arrepiento del todo, pero ya no haría.

Armario de Manuel Vicent

Retrato de Manuel Vicent por GORKA LEJARCEGI

Hoy 10 de marzo cumple 81 años Manuel Vicent, originario de Villavieja, Castellón, España. Es escritor, periodista y licenciado en Derecho y Filosofía.  En el diario español EL PAÍS es columnista con periodicidad semanal; es autor de más de una decena de obras literarias, dos de las cuales han sido galardonadas por el Premio Alfaguara de Novela y el Premio Nadal. En su faceta periodística ha sido merecedor con una variedad de galardones. En esta ocasión queremos compartir con ustedes una de sus tantas columnas que nos ha encantado, publicada el domingo 25 de marzo de 2007.

Armario

Por fin llegó el día en que, al abrir un armario, le cayó el cadáver encima. Al parecer no se trataba de un fiambre humano, como en las novelas de misterio, sino de un montón de objetos olvidados que, de pronto, se derrumbaron y estuvieron a punto de aplastarle. Así comenzó para este hombre la revelación. En ese momento se dio cuenta de que vivía rodeado de cosas inútiles que no le interesaban absolutamente nada. Tenía montones de libros apilados en las sillas que nunca leería; cajas llenas de revistas, catálogos y recortes de periódicos bajo las camas, trajes apolillados en los arcones, que ya no se podía abrochar; zapatos viejos en las cajoneras, docenas de envases de medicinas caducadas; sobres de bancos, facturas, cartas y recibos; aparatos ortopédicos de algún antepasado muerto, la bicicleta estática que no usaba, trastos y cacharros por todas partes, antiguos regalos de boda y recuerdos de viajes. La sensación de estar rodeado de elementos estúpidos que coartaban su espacio y amenazan con ahogarle se convirtió en una psicosis angustiosa al transferirla igualmente a personas, ideas y fantasmas, que penetraban diariamente en su vida por todas las ventanas con la intención de estrangularle. Aquel día decidió hacer limpieza. Convencido de que nada hay más profundo que el vacío ni más bello que una pared blanca comenzó a regalar muebles, a vaciar armarios, a meter los cachivaches más insospechados en bolsas de basura y a tirarlo todo en el contenedor de la esquina. Fue un trabajo heroico que duró varias jornadas, en las que no se permitió ninguna duda, ninguna nostalgia. En la casa sólo quedaron una cama, una mesa, cuatro sillas, muy pocos libros, unos cubiertos y algunos platos, una botella de whisky, jabón y cepillo de dientes, sales de baño, cinco cuadros muy escogidos y el equipo de música, que ahora hacía sonar un concierto de Mozart para clarinete y orquesta cuyas notas reverberan con una nitidez extraordinaria por primera vez en un espacio desnudo. Al experimentar en su interior la poderosa carga que liberaba el vacío, mientras sonaba Mozart, se juró llevar esa ardua conquista también a su vida. En adelante ningún odio ni resentimiento ensuciarían su cerebro, no dejaría que ningún idiota le robara un segundo de su tiempo, ninguna comida basura entraría en su cuerpo como tampoco ninguna noticia estúpida alimentaría su espíritu. Era consciente de que sólo así, al abrir el armario, no le volvería a caer su propio cadáver encima.

Patria o muerte, Fidel Castro

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Denostado por unos y alabado por otros, Fidel Castro, fue y seguirá siendo, sin duda, un parteaguas en la historia de Latinoamérica; con él se abrió la esperanza de un mundo mejor para muchos y los intelectuales de izquierda: escritores, filósofos, músicos, pintores, artistas de diversas disciplinas se identificaron con él, las diferencias parecían mínimas cuando lo conocían en persona y lo escuchaban hablar.

A Francisco Ramírez, por su solidaridad desmesurada

Patria o muerte, venceremos

Abogado de formación, experto en oratoria y en retórica, era devoto de la palabra, según dijo alguna vez su amigo Gabriel García Márquez. Sus discursos podían ser de cuatro horas o más, y quienes lo frecuentaron coinciden en que en las charlas de sobremesa también ejercía un gran dominio de las palabras sencillas pero impactantes, y por supuesto, escribía. Escribía mucho.

Sin embargo,  con la censura y represión ejercida sobre el escritor Heberto Padilla, en 1971,  acusado de realizar actividades subversivas, el encantamiento sobre los intelectuales se rompió y surge la separación entre los que creen que la Revolución necesitaba acciones como esa y los que creen que los ideales revolucionarios fueron traicionados.

Dentro de la revolución todo, contra la revolución nada

Ahora, que ha muerto el hombre que “conoció la gloria de entrar vivo en la historia y en la leyenda”, según el periodista Ignacio Ramonet, el diario El País* pregunta a varios escritores latinoamericanos su opinión al respecto:

Claudia Piñeiro (Arentina. 1960): Con la muerte de Fidel se acabó el siglo XX.

Enrique Krauze (México. 1947): Ahora el mundo será menos malo. Fue el dictador más longevo de la historia latinoamericana y nunca tuve sentimientos hacia él.

Nelida Piñón (Brasil. 1937): Fidel ya acabó hace mucho. De hecho, fue el fin de una utopía inalcanzable.

Mario Vargas Llosa (Perú. 1936): A Fidel Castro no lo absolverá la historia.

Juan Villoro (México. 1956): Lo considerábamos inmortal, pero al final hemos visto que era humano… Mi decepción mayor fue el fusilamiento del general Arnaldo Ochoa.

Héctor Abad Faciolince (Colombia. 1958): Sin Fidel, el boom habría tenido otras dimensiones. Uno podría dudar si los escritores fueron parásitos de la revolución o la revolución parásita de los escritores.

Sergio Ramírez (Nicaragua. 1942): Acabó en seguida con la primavera cultural cubana, instauró la idea de que se estaba con él o contra él.

Julio Ortega (Perú. 1942): Fidel construyó un aparato cultural, pero paralizó la cultura. Produjo represión y exilios, todo se reducía a defender la revolución.

El líder cubano en México

Después de dos años preso en Cuba, tras el frustrado asalto al Cuartel Moncada, Fidel llega a México, en donde con tan sólo 29 años, organiza un grupo de 82 combatientes para derrocar al presidente de Cuba: Fulgencio Batista.

Ya como presidente de la isla, regresó en diversas ocasiones, recibido con júbilo por algunos y con críticas por otros; sin embargo, cada una de ellas fue fuente de información para los medios y esta vez, ocurre igual.

Desmesuradas presenta las portadas de los diarios de mayor circulación en Chiapas, México, el día sábado 26 de noviembre del 2016, unas horas después de que fue dada a conocer oficialmente la noticia.

También presenta una galería con las portadas de los diarios nacionales de México más destacados, del día sábado 26 de noviembre del 2016.

El domingo 27, el deceso del líder cubano sigue ocupando portadas en los diarios nacionales e internacionales más influyentes, las cuales forman ya parte de este suceso histórico.

[rescue_box color=»blue» text_align=»left» width=»100%» float=»none»] PORTADAS DIARIOS DE CHIAPAS, MÉXICO

SÁBADO 26 DE NOVIEMBRE DEL 2016 [/rescue_box]

 

[rescue_box color=»blue» text_align=»left» width=»100%» float=»none»] PORTADAS DIARIOS DE MÉXICO

SÁBADO 26 DE NOVIEMBRE DEL 2016 [/rescue_box]

 

[rescue_box color=»blue» text_align=»left» width=»100%» float=»none»] PORTADAS DIARIOS DE MÉXICO

DOMINGO 27 DE NOVIEMBRE DEL 2016 [/rescue_box]

 

[rescue_box color=»blue» text_align=»left» width=»100%» float=»none»] PORTADAS DIARIOS DE DIVERSOS PAÍSES

DOMINGO 27 DE NOVIEMBRE DEL 2016 [/rescue_box]

 

 

*http://internacional.elpais.com/internacional/2016/11/26/mexico/1480179817_863445.html