Déjame que esparza
manzanas en tu sexo
néctares de mango
carne de fresas;
Tu cuerpo son todas las frutas.
Te abrazo y corren las mandarinas;
te beso y todas las uvas sueltan
el vino oculto de su corazón
sobre mi boca.
Mi lengua siente en tus brazos
el zumo dulce de las naranjas
y en tus piernas el promegranate
esconde sus semillas incitantes.
Déjame que coseche los frutos de agua
que sudan en tus poros:
Mi hombre de limones y duraznos,
dame a beber fuentes de melocotones y bananos
racimos de cerezas.
Tu cuerpo es el paraíso perdido
del que nunca jamás ningún Dios
podrá expulsarme.
Amor de frutas / Gioconda Belli (Managua, Nicaragua, 1948)
Llegar a la función de cine de Radiombligo es obligarte a vivir varios momentos, como si entraras a una máquina del tiempo, donde te es posible ir de una época a otra, y vivir un cúmulo de experiencias reales e imaginarias por el entorno que la envuelve.
Pienso en la atemporalidad por la cinta proyectada: «El chico», película muda de Charles Chaplin, estrenada en 1921, que ha sobrevivido por generaciones. Algunos se preguntarán ¿por qué ir a ver una película que ya hemos visto?, ¿por qué ir a ver una película vieja? Otros afirmarían ¡los niños se aburrirán horrores!
Surgirán quizá otras interrogantes como ¿para qué voy si ahora en mi computadora o teléfono celular con Internet puedo ver la misma película desde la comodidad de mi casa?, es una película muy vieja seguro la descargaré fácilmente.
Sin embargo, la convivencia que se da entre el público, los participantes y los organizadores hace ese tipo de funciones una experiencia única. Los niños no sólo estuvieron atentos sino rieron divertidos, no hubo necesidad de entretenerlos con golosinas ni con grandes efectos especiales, fue una comunión sencillamente sui géneris entre el cine, el músico y el público.
Pienso en mi presente, ha sido una experiencia nueva ya que nunca había estado en una función de cine donde la música estuviera en vivo, es emocionante.
La introducción de pequeñas piezas a cuatro manos ejecutadas por don Rafa (maestro Luis Felipe Martínez Gordillo), acompañado de Miriam, que don Gerasio atinadamente la denominó «Miriam, Deditos mágicos». Fue como calentar motores para nuestra sensibilidad, aunque no faltó uno que otro niño inquieto que preguntaba a qué hora empezaría la película.
Después de la breve introducción, don Rufo ayudado de don Gerasio colocaron el piano frente a la gran pantalla y comenzó el maravilloso espectáculo. Al principio estaba atenta en distinguir la ejecución del maestro e imagen de la pantalla, pero poco a poco me fui sumergiendo en una atmósfera en que música e imagen se hicieron una y se matizaron con las risas de los niños y adultos.
El pasado se asomó a mi memoria cuando llegué a la sala Descartes, recordé mi adolescencia, hace como 20 años, en ese tiempo entrar en cada cine era distinto, porque ninguno se parecía al otro, cada sala tenía su propia personalidad.
Ahí era Cinemas Gemelos, sus dos salas se llenaban todas las tardes y fines de semana. Nos reuníamos en el parque con mis amigas y amigos para entrar al cine, recordé las grandes colas en la taquilla, así también la ruta en el colectivo para arribar al lugar, los puntos de encuentros y desencuentros. Los sonidos de la ciudad eran distintos, mi vida era distinta.
A la entrada del Descartes pagué cero pesitos un centavito y como llegué temprano una señorita muy amable me pidió sacar de un costalito un cartoncito, no pregunté para qué, al ver lo que había sacado decía la palabra pez, imaginé: ¿Será que me pedirán hacer el sonido de un pez?
¿Realizaremos equipos por los animales que nos hayan tocado?, me pregunté al escuchar que otra persona sacó la palabra sapo; luego pensé: ¡Habrá rifa!, entonces me darán el cuento de un pez o un pez de cartón o un pez de madera o un pez de sabor.
Al final de la función lo supe, fue una rifa pero el pez resultó ser sólo una palabra de consolación, no resultó premiado. Espero tener suerte en la próxima rifa. Mientras tanto estaré gustosa de volver al cine de Radiombligo de la mano de Ángel y Santiago, mis cómplices perfectos de este viaje en la máquina del tiempo.
Les comparto una breve recopilación de audios de lo que captamos en la función de cine (Cortesía www.archivosonoro.org)
Nadie puede ser capaz de decirte
cuánto te quiero,
cuánto te quise ese año
en que el verano no se iba nunca.
Nadie puede tomar mi lugar
esta tarde
ni acercarse a tu casa para avisarte que me voy.
Me estoy yendo
y nadie más que yo podría decírtelo
y sumar a eso
que te quiero,
que te quise mucho ayer
y también aquel verano
interminable, que fue el primero
y el último.
II
Nadie puede ser capaz de nombrarte
las casas que vi,
la humedad en una viga
como la mancha
en un pie.
Nadie puede hablarte de los nombres,
mucho menos del miedo
que empuja a hacer cualquier cosa.
Pero yo puedo decirte
dos palabras y entenderías.
Qué idiota es el tiempo
cuando nos sobra
y qué astuto
cuando está tocando a su fin.
III
Quedarme así en el medio de la pista
cuando la música nos divertía
y tus ojos estaban fijos en mí
como dos estrellas
fijas.
En ese momento sí, quedarme en el medio.
No después,
cuando la pista te aburrió
y se apagó la música, el cielo,
las dos estrellas, todo.
Que lo que vaya a ocurrir, pase
y me ponga en el costado
por primera vez en mi vida.
En el centro tiene que estar
tu nombre
alrededor del que orbité
siempre
pero tan exánime,
que no alcanzaste a percibirlo
y al final te fuiste.
Serie «Última tarde» poemas del libro inédito «Callao 1824» de la poeta argentina Cecilia Romana.
La Expo Ingenio El Espacio abrirá sus puertas este siete de noviembre nos dará la pauta no sólo para cuestionarnos sobre la importancia de explorar el espacio sino también nos llevará de la mano para conocer cómo han sido los pasos del hombre para llegar a cierto conocimiento sobre la posición que ocupa sobre el universo.
La exploración espacial es el pináculo del conocimiento del hombre para tratar de adaptarse a los más diversos entornos. El hombre es el único ser de este planeta que ha logrado abandonarlo, eso demuestra su capacidad de conocer su entorno y adaptarlo para extenderlo a lugares que jamás hubiera sido posible sin el conocimiento del mismo.
Mediante cápsulas informativas puntuales y dinámicas encontraremos cómo el hombre desde siempre ha cuestionado su entorno, de cómo las primeras civilizaciones al observa el cielo no sólo los llevó a respuestas idealistas sino que también se dieron cuenta de que ocurrían ciertos fenómenos que con el tiempo, comenzaron a interpretarlos y utilizar esos conocimientos en su actividad práctica (determinar las épocas de siembra, de cosecha y de sus rituales) que les permitía tratar de tener una mejor vida.
No había una cuestión filosófica. No comprendían a fondo por qué ocurrían esas cosas. Fue hasta el Renacimiento que las personas trataron de dar respuesta a esos fenómenos de manera razonable a través de un método científico (de observar, de analizar lo observado y realizar hipótesis) tratando de dar respuestas a través de un método. Estos estudiosos plasmaban en escritos hechos comprobables, medibles y repetibles.
La exposición que tendrá lugar en el Centro Cultural La Enseñanza en San Cristóbal de Las Casas pretende dar a conocer cómo fue la construcción de este conocimiento y cómo se ha producido tecnología que hoy es utilizada en nuestra cotidianidad, basta decir que la primera computadora que se utilizó para llegar a la luna tenía la capacidad de lo que es una calculadora que podemos comprar en cualquier papelería. Debido a ese desarrollo tecnológico, derivado de las ciencias y de la aplicacion de la exploración espacial nos ha conducido a la tecnología actual.
Hoy tenemos una estación espacial internacional donde se realizan experimentos que en otras épocas y en otras condiciones sería imposible realizar, en ella se estudia minuciosamente el cuerpo humano y lo que le ocurre al estar en el espacio, fuera de la tierra, de las fuerzas de gravedad y en un entorno creado artificialmente por el hombre.
La capacidad que tiene el hombre de sobrevivir fuera del planeta demuestra que se conoce el funcionamiento de nuestra atmósfera, los fenómenos de radiación que producen el sol, el metabolismo del propio cuerpo, gracias al desarrollo de los campos cientìficos, como son la biología, la química, la física, la termodinámica; lo cual nos permitirá ampliar nuestras fronteras que conllevará beneficios y nuevos retos, problemáticas políticas y económicas, nuevos conceptos y quizá incluso poder dar respuesta una de las preguntas que comunmente nos hacemos ¿estamos solos? Como decía Carl Sagan, el divulgador científico estadounidense: «Si nosotros somos la única civilización que existe en el Universo, que enorme desperdicio de espacio.»
También conoceremos algunas de las personas que a través de la disciplina y esfuerzo en su trabajo científico, nos han conducido a descubrimientos extraordinarios o a nuevas formas de ver los fenómenos cotidianos como son los eclipses, la manchas solares, la gravedad, la luz, incluso se intenta dar a conocer que hay un orden razonable en el funcionamiento de los objetos que se pueden ver y aquellos que no se pueden ver por nuestros limitados cuerpos y que gracias a la tecnología creada a partir de la ciencia se pueden estudiar.
Si las personas que lleguen a la exposición salen con estas reflexiones e incluso con dudas que le motiven a buscar una respuesta, habremos cumplido con esta misión.
México es un país rico en mitos, tradiciones y rituales; lleno de magia, leyendas y creencias que nos muestran una visión de la vida flexible y rica, ya que tratamos de vivir justificando cada momento, explicando cada movimiento, la lluvia, el sol… la muerte.
En el México prehispánico la muerte no era el fin de la vida, sino el camino hacia otro mundo. Según esta visión, a cada fallecimiento le correspondía un determinado lugar:
Chichihuacuauhco
Lugar del árbol nodriza, al que llegaban los niños que morían en edad lactante. El árbol se encargaría de seguir alimentándolos mientras descendían de nuevo a la tierra.
Tlaloccan
Lugar del agua o de Tláloc. Aquí llegaban los tlaloques, personas que morían ahogadas o quemadas por un rayo. A estos seres se les relacionaba directamente con la regeneración de la vida.
llhuicatl Tonatiuh
Lugar del Sol, al que llegaban los guerreros que morían en combate. Ellos acompañarían a Tonatiuh (el Sol) en su recorrido nocturno y combatirían junto a él toda la noche para que pudiera salir victorioso al amanecer, momento en que lo escoltarían las mujeres que murieron al dar a luz.
Mictlan
Lugar de la quietud o el eterno descanso, donde se encuentran todos los que mueren en forma natural. Para llegar a él había que atravesar varios sitios llamados inframundos en los que se enfrentaban situaciones de peligro. Los antiguos mexicanos no tenían la concepción de cielo ni infierno.
Apanoayan: lugar donde está el río.
Tepemehmonamictia: inframundo en el que se encuentran dos cerros tan juntos que no permiten el paso de materia alguna; aquí se iniciaba la desintegración corpórea.
Itztepetl: aquí se encontraba un cerro «erizado» de pedernales.
Cehuecayan: lugar de la nieve.
Itzehecayan: inframundo sumamente frío, donde el viento corta como navaja.
Teocoylehualoyan: aquí se enfrentaban a un tigre que les podía comer el corazón.
Apanhuiayo: lugar de agua negra, habitado por una lagartija llamada xochitonal.
Chíconauhapan: inframundo en el que se debían cruzar nueve ríos.
Al igual que en la cultura egipcia, los aztecas sepultaban a los muertos con algunos objetos de cerámica como vasijas, máscaras y figuras que los representaban, además de su ropa y enseres de trabajo para que en la otra vida pudieran desempeñar el oficio que realizaban en la tierra.
Asimismo, acostumbraban adornar respetuosamente las tumbas de sus difuntos, y las celebraciones se llevaban a cabo en fechas diferentes a las de hoy.
Altar 8/Foto: Alcides Días S.
A los niños se les recordaba en la novena veintena o micailhuitontli, época de flores también llamada tiaxochimaco (aproximadamente del 8 al 28 de agosto); a los adultos en la décima veintena o micailhuic, época en que caen los frutos, conocida como tlaxochimaco (aproximadamente del 7 al 26 de septiembre).
Tal vez de ahí, la tradición de los altares alegremente vestidos con la flor cempasúchil (cempo-veinte, xochitl-flor) y ricamente ataviados con frutos de la temporada, más aún, con los alimentos predilectos de sus difuntos.
En la época de la Colonia, junto con el cristianismo, se introdujo la idea dualista del bien y el mal representados con un cielo y un infierno, así, la muerte se simboliza con un esqueleto portando una guadaña y un reloj de arena.
No obstante, esta visión fue cambiando a tal grado, que a fines del siglo XIX el mexicano José Guadalupe Posada le dio un toque plenamente lleno de humorismo. Es en ese periodo que también se inicia la publicación de los versos llamados calaveras, cuya función era ridiculizar a los personajes públicos y a la burguesía; actualmente se regalan para resaltar no sólo defectos sino cualidades y actitudes de los amigos.
Aunque parezca que todo es irreverente, los mexicanos respetamos y tememos a la muerte, hecho que se manifiesta en el culto de día de muertos.
Con la llegada de los españoles en lugar de perderse la costumbre de adornar las tumbas, se enriqueció con nuevos elementos hasta convertirse poco a poco, en artísticos altares bellamente ataviados con flores, frutos, guisos mexicanos, velas y copal. Los primeros fueron elaborados por los mismos indígenas en los atrios de las iglesias.
Altar 1/Foto: Alcides Díaz S.
Actualmente, en la mayoría de las comunidades mexicanas se acostumbra realizar altares en los que se coloca la ofrenda. Ésta consiste en velas, agua, flores, papel picado, guisos, sal, bebidas, fruta, pan y las clásicas calaveritas de azúcar, chocolate o amaranto, las cuales llevan el nombre de los difuntos y de los vivos que se las comerán. Sin embargo, al hablar de estos altares no debemos olvidar el sincretismo que en ellos se ve representado, pudiendo interpretar de la siguiente manera los elementos que los constituyen:
Frutas, pan y guisos: representan la tierra y lo mejor de sus jugos. Simbolizan además, la alianza de vivos y muertos, más específicamente el pan, cuya levadura representa a Cristo.
Flores: embellecen y alegran el altar tanto como los cantos, ya que el día de muertos es un reencuentro con los seres queridos ausentes y no un día de dolor. En algunos lugares acostumbran hacer caminos con los pétalos de la flor cempasúchil para guiar a las almas hasta el altar.
La sal: ayuda a mantener el cuerpo para el viaje de ida y vuelta. Es también un elemento de purificación.
Agua, atole y chocolate: simbolizan el agua, fuente de vida y en la visión cristiana reflejo de la purificación. El agua pura es también símbolo del bautismo, medio por el que se inicia el camino a la vida cristiana. En cuanto a los alimentos y bebidas se tiene la idea de que el espíritu de los difuntos regresa para saborear sus platillos predilectos, absorbiéndoles la esencia.
Velas y veladoras: representan el fuego, el calor y actualmente la luz y la fe en Cristo; se cree que con ellas se alumbrará el camino que recorre el espíritu de los muertos desde el más allá, por ello es importante que cada alma tenga su propia vela. Siempre debe haber cuatro formando una cruz para orientar a las ánimas, ya que así representan los cuatro puntos cardinales.
Copal e inciensos: simbolizan las oraciones y alabanzas a Dios, pero también sirven para ahuyentar a los malos espíritus.
La campana: representa al viento. En algunas comunidades indígenas todavía se simboliza a la usanza náhuatl, con flautas y caracoles. En otras es más fuerte la influencia cristiana y se emplean esferas, que representan el ciclo cumplido, sin principio ni fin, siendo así, el camino que se recorre para llegar a Dios, dador de vida, esperanza y amor, según la visión católica.
De esta manera quedan representados los cuatro elementos de la naturaleza, incorporándoles un significado cristiano. No obstante, también existen otros componentes de nuestra ofrenda a los muertos:
Calaveritas de dulce que nos «pelan los dientes» para recordarnos lo efímero de la vida y nuestra próxima imagen; papel picado, representación de nuestro trabajo y creatividad; cruces hechas con caña que son como las “canillas” de los muertos que regresan a convivir con los vivos; imágenes de santos, fotografías, incluso algún juguetito que perteneció al niño difunto o el cigarrito y la botellita del abuelo, el esposo o el hermano.
Actualmente a los niños difuntos se les festeja el primero de noviembre y a los adultos el día dos. En algunas comunidades se acostumbra ir al camposanto y permanecer con sus difuntos mientras duran los festejos llevando comida e incluso música. En otras, el día dos llevan las flores al panteón y la comida que se puso en el altar se reparte entre los amigos y familiares.
Los niños acostumbran pedir de casa en casa parte de esta ofrenda llamándole «calaverita» o “calabacita” por lo general, acompañados de una calabaza o caja con una vela dentro y alegres dichos, como los chiapanecos:
Altar 2/ Foto: Alcides Díaz S.
«Ángeles somos
del cielo bajamos
pidiendo limosna
para que comamos»
“¿Qué dejó el almita, tía?
– ¡Qué viva la tía¡ (al recibir la ofrenda)
– ¡Qué muera la tía! (al recibir negativa)»
Por su parte, los adultos también piden su “calaverita” u “ofrenda”. En Mixquic, Distrito Federal, aproximadamente a las siete de la noche del día dos recorren las calles en pequeños grupos, tocando una campanita; al llegar a una casa piden permiso para entrar a rezar a las ánimas benditas, si la respuesta es afirmativa, entran y rezan frente al altar, al terminar sus oraciones dicen: “A las ánimas benditas le prendemos sus velitas, ¡campanero, mi tamal!”; al recibir la ofrenda tocan nuevamente la campanita.
En muchos barrios de Tláhuac, DF, desde la víspera del día primero de noviembre, las calles están iluminadas con veladoras, ya que cada familia coloca por lo menos una en su puerta, con el fin de que las ánimas no se extravíen y lleguen a tiempo para disfrutar sus alimentos.
Así, podemos seguir describiendo cómo se “festeja” la visita de los difuntos en cada rincón de México, pero este espacio es insuficiente. Los invitamos a no dejar morir esta bella tradición, pero sobre todo, a explicarles a las nuevas generaciones que ello forma parte de nuestras raíces como mexicanos y como decían los antiguos mexicanos:
Altar 3/Foto: Alcides Díaz S.
«…sólo hemos venido a levantarnos como de un sueño,
sólo hemos venido a soñar,
no es verdad que venimos a vivir sobre la tierra.
Cada primavera en nuestro ser refresca,
y reverdece en nuestro corazón como una flor en nuestra carne,
algunas florecen y después se marchitan…”
«…¿acaso en verdad se vive sobre la tierra?
No para siempre en la tierra:
sólo un momento aquí;
aunque sea de jade se hace astilla,
también el oro se rompe…»
Al caer la noche, cuando la tarde oculta sus miradas, cuatro jóvenes se alían con el tiempo y atrapan la luz en intrísecos artificios para convertirla en su cómplice de ese viaje nocturno, para redescubrir la majestuosidad de los paisajes cotidianos.
Carla Morales, Juan Carlos Martínez, Andrea Morales, y David E. Aguilar son alquimistas que recorren en penumbra los caminos ya andados; encienden su luz interna para adentrarse al universo de sombras y formas ocultas para escribir con luz sus ideas y sentimientos.
Ellos son los integrantes del Colectivo de fotografía nocturna Intrínsecos, quienes después de dos años trabajando, han decidido darse a conocer mediante la exposición Luxinterna, en el marco del Festival Tragameluz, organizado por fotógrafos independientes.
Dicha exposición se llevará a cabo el jueves 29 de octubre, a las 19:00 horas en el Bar Café Frontera ubicado Belisario Domínguez #35, Barrio del Cerrillo, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Para conocer más de esta forma de hacer fotografía, poco conocida y difundida, Desmesuradas realizó una entrevista al colectivo.
¿Qué es la fotografía nocturna?
Es una variante de la fotografía de larga exposición, pero diurna, pintar. Tienes que saber manejar los valores para capturar ya sea la vía láctea, la estrella polar, las incorporales, la estrella del Norte. Es un sin fin de conocimientos e ideas porque tienes una lámpara y la usas como un lapicero con el que puedes escribir a partir de la cámara.
Mencionaste pintar ¿a qué te refieres?
Por ejemplo, tengo la lámpara y enfoco hacia mi cámara y empiezo como a pasar trazos de luz que la cámara va captando y se va haciendo el trazo de la lámpara que tengo.
¿Cuál es la mejor hora para realizarla?
La “hora azul” que es a partir de las siete, cuando el cielo se mira azul. Los atardeceres, el ocaso. Si queremos sacar la vía láctea es a las ocho de la noche y los amaneceres.
De Carla Morales
¿Qué fue lo que los llevó a que en lugar de guardar su cámara al finalizar el día la sacaran y se pusieran a hacer fotografía de noche?
David: Este tipo de fotografía es más calmada, no hay luz, tienes que checar prácticamente todo. Desde mi punto de vista la toma es como mucho más relax. Tienes que ver, aprender a componer dentro de la luz, aprender la técnica como la hiperfocal. Es más calmada la fotografía nocturna, por la escasez de luz pones al máximo tus sentidos.
Andrea: Me encanta hacer este tipo de fotografía, siento que me puedo expresar mejor, soy más creativa. Me gusta otro tipo de fotografía pero siento que con esta puedo llevar al máximo mi capacidad para hacer lo que yo quiera.
Juan Carlos: Primero quiero dejar en claro que me encanta la fotografía y creo que eso nace a raíz del curso que tomé en línea. Desde la primera foto nocturna que vi me enamoró, es como decir “quiero saber cómo se hace”. En fotografía lo básico, lo esencial, es la luz. Y ¿cómo poder hacer una fotografía si no tienes luz? Era como un reto, era aplicar todos los conocimientos y es como una prueba suprema. La otra parte era también cómo contemplar el tiempo porque la fotografía suele ser muy rápida, en cambio en la nocturna disfrutas más el tiempo porque son exposiciones más largas y juegas más con tu creatividad, con lo que visualizas o piensas y lo transformas en la fotografía con un tiempo, ahora sí el tiempo ya está en tus manos.
Carla: Como colectivo en general hemos de ser un poco antisociales (risas). El hecho de hacer fotografía nocturna te hace estar concentrado y conectado contigo mismo para que te pueda salir bien la foto. Puedes hacer muchos intentos y es mucha pérdida de tiempo también, porque al hacer largas exposiciones lo primordial es el tiempo, el manejo de la luz y todos los principios en la fotografía nocturna se remarcan más porque tienes que tener muy buen manejo de la luz, del encuadre, del enfoque. Muchas veces ya estando en la cámara uno puede checar sus fotos y uno cree que está bien pero una vez que llegas a casa o al estudio y chechas y la ves más en grande te das cuenta que no te salió nada. Creo que tener el control de eso te hace conectarte con todo el conocimiento que puedes tener de la fotografía. Me refería hace rato al hecho de que hemos de ser antisociales porque precisamente es la fotografía que se hace a solas aunque estemos en grupo, cada uno escoge su momento y a lo mejor compartimos cierta cantidad de luz pero nuestros encuadres y las tonalidades que nosotros manejamos al momento de hacer la toma ya depende de cada uno y a diferencia de cuando haces retrato o fotografía deportiva, que la velocidad es demasiado rápida, en esta tienes que tener mucha paciencia.
¿Son muy pacientes?
(Risas) Tratamos, aunque a veces explotamos.
De David E. Aguilar
Por ahí leí una frase de Mario Bellatín que decía “Nunca se ve tanto como cuando no se puede ver ¿pasa eso en la fotografía?
Creemos que sí porque escogemos los lugares sin luz, muchas veces para decidir cómo los vamos a iluminar o para ver el efecto que nosotros le queremos dar al espacio y enmarcarlo, fotografiarlo con una perspectiva diferente a la que estamos acostumbrados. Podemos estar casi en completa oscuridad pero a la vez estamos ya pensando cómo le vamos a hacer para iluminarlo o para dibujarlo, entonces el remarcar un espacio o un objeto con la iluminación y el color que queremos, con la temperatura que utilizamos en la cámara hace que le demos otra dimensión u otro aspecto a un espacio que puedes estar en lo cotidiano acostumbrado a ver de manera diferente.
¿Qué han redescubierto en ese andar?
El hecho de explotar todo lo que sabes de fotografía, darle misticismo a las fotos, darle contraste, además aprendes de quienes están a tu alrededor. En lo personal -menciona Karla- ha sido algo que me ha llenado, puede que yo supiera lo básico de este tipo de fotografía pero el ir descubriendo y el ir experimentando ha sido lo más valioso de este tiempo que llevamos juntos. Además que ha habido precisamente eso, el compañerismo de decir: a ver y si le metemos luz aquí, si le metemos luz allá y no sólo el hecho de decir: yo solito le voy a meter luz aquí y no involucro a los demás. Ha sido un trabajo en equipo y a la vez muy individual, aunque suene contradictorio.
¿Desde cuándo se dedican a esta forma de fotografiar?
En noviembre del 2013. Ahí empezamos la mayoría y poco a poco fuimos integrándonos todos. Empezamos en pañales con una sesión que no muy salió y después con la práctica hemos ido mejorando aunque apenas estamos en el principio de este camino.
Después de dos años de realizar fotografía nocturna ¿cuál ha sido el principal aprendizaje?
Hemos aprendido en tutoriales y videos, hemos tomado pequeños cursos pero aún así a la hora que llegas a la práctica puede que no sepas algo, simplemente nos lo preguntamos y ahí sale entre todos. Y conocernos un poco más. Es difícil trabajar en equipo pero el hecho de que tienes que estar muy en calma, muy en paz en ese momento ha ayudado mucho.
De Andrea Morales
¿Qué han redescubierto en su entorno con la fotografía nocturna?
Una forma distinta de ver; por ejemplo: mi casa -comenta David- he hecho fotografía nocturna cuando se ha ido la luz en mi colonia, me pongo con mi cámara, el cielo está estrellado y ya estoy dándole otra perspectiva de ver mi casa. Sería el cambio de panorama que se tiene en la cotidianidad.
¿Y en su interior? David: Cuando hago fotografía nocturna me siento más calmado más relajado, más enfocado en lo que estoy haciendo.
Andrea: Me ha hecho más paciente (risas) porque soy una persona muy desesperada. Con lo que hemos hecho me he controlado bastante en ese aspecto. Sólo en la foto me pueden mantener tranquila (risas).
Juan Carlos: Me remonto al tiempo y a la paciencia más que nada. Vivimos en un espacio en donde todo es así rápido, rápido, rápido. Al hacer fotografía nocturna me hace disfrutar el tiempo al máximo, a contemplar mejor las cosas, puede ser una cosa muy simple pero dedicarle tiempo, encontrar un encuadre mejor o resaltar algo que no puede decirse en el día con la vida que llevamos, lo valoro.
Carla: Ya de por sí con la fotografía te vuelves muy observador, pero creo que con la fotografía nocturna lo eres más y como vas pensando en posibles lugares en cómo hacerle todo el tiempo vas tratando de imaginarte cómo puede ser de noche; claro muchas veces nos hemos decepcionado porque ha luz cuando llegamos a un lugar no es como la queríamos, pero el hecho de también seguir buscando espacios y momentos nos ha hecho mucho más tolerantes porque podemos también plantearnos un día, un momento y no se da, tenemos que esperar.
¿Cuando decidieron hacer un colectivo?
Hemos visto que en España y en la zona del Norte de México se están haciendo pequeños grupos que comparten fotografía nocturna pero en la zona Sur no se ha hecho un colectivo.
¿Y por qué se denominan Intrínsecos?
Intrínseco es algo que no se tiene que explicar, se da a entender por sí mismo. Entonces al mostrar lo que hacemos, tal vez no sepan cómo lo hacemos, pero no tienes que explicar, es preferible observar lo que tratamos de decir con las fotos a explicar lo que queremos hacer.
De Juan Carlos Martínez
¿Cómo es la dinámica de trabajo?
Depende de los tiempos y actividades de cada uno, tratamos de salir una vez a la semana, muchas veces no lo logramos por las cuestiones del clima y de trabajo pero sino logramos, tratamos de que sea una vez cada quince días. Por lo menos vamos de tres a cuatro horas. Nos citamos a las seis para ir a la locación y terminamos como las nueve.
¿Cuál ha sido el mayor obstáculo que se han enfrentado en este trabajo?
Hemos ido a lugares a intentar tomar fotos y en una comunidad nos pidieron una cuota de un refresco para cada uno de los habitantes del lugar y salía muy caro. Ahora se puede pagar 500 pesos para tomar fotos ahí, pero sigue siendo muy caro, para algo que es por afición.
¿De qué se trata la exposición Luxinterna?
Tenemos la intención de darnos a conocer como colectivo y estamos por presentar nuestras imágenes en distintas redes sociales y páginas de fotógrafos; parte del impulso es participar en el Festival Tragameluz, organizado por fotógrafos independientes. Consideramos que ya teníamos material suficiente como para montar una exposición aunque sólo serán 16 fotos las que presentemos. Que esto sea como el arranque de lo que en realidad venimos soñando desde hace un rato y podamos llevar la expo a otro lugar.
¿Qué sigue de la exposición para Intrínsecos?
Queremos empezar a posicionarnos en las redes sociales, además tenemos un proyecto guardado que nos gustaría que fuera en favor de San Cristóbal; obviamente, nos gustaría que fuera remunerado porque eso nos permitiría comprar material para explotar más aún la fotografía nocturna.
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En Corto
Luz: Larga exposición Noche: Vía Láctea Oscuridad: Lienzo Velocidad: Larga exposición Tiempo: Paisaje Sombra: Arquitectura Enfoque: Todo Colectivo: Conjunto
Dame tú lo que el viento no me ha dado.
Se revuelve la sangre en el anhelo
de un país que nunca se precisa.
Recorrer los caminos,
las ciudades de noche,
pasar la tarde sentado junto al río
y después caminar,
redescubrir las calles olvidadas,
pensar que se regresa y saber luego
que la calle ha cambiado.
Hoy me despierto y la desolación,
pequeña como flor,
yace en la almohada.
Todo se va perdiendo.
Agradezco las noches que me han dado,
me inclino en la mañana
y agradezco estos rayos de sol,
pero sé que en la puerta
algo se habrá perdido,
«el esplendor tan encendido antaño»
se ocultará en la sombra,
y aquel muro ya sólo será un muro.
Han perdido las noches su misterio,
su eléctrico silencio,
los rumores de algo que nos espera.
Si fueran mías de nuevo
ya no las dejaría,
pero no lo serán.
En el salón los rayos de la luna
ya no anuncian el triunfo sobre el hueco.
El ser que ya no fui no se lamenta,
no se destroza, no hay desgarramiento.
La retirada se hunde
en un silencio antes desconocido,
la mañana se abre y ya camino
sabiendo que no iré a ninguna parte.
¿En dónde están los pájaros marinos?
¿Dónde la playa,
el cuerpo perseguido a la orilla del mar?
Sólo unas voces en el aire extraño
aplastan mi deseo,
el fatigado rostro de la hoguera
para siempre apagada,
la antigua exaltación hoy hecha trizas,
y este gusto de cal entre las fauces.
¿Regresará la antigua maravilla?
El espejo lo niega,
los conjuros no rompen
la superficie muda,
en su agua mansa flota
una cara cansada.
Y tengo entre mis manos
las naranjas del dia;
¿podré gozar su jugo incandescente,
su fresca carne,
la gentil caricia
de sus gotas de lluvia
en la garganta?,
¿podré volver al prado
donde enciende sus fiestas el verano?
Amaneció en la almohada
una desolación tan pequeñita
como una flor de libro;
encendió la mañana
sus luces enemigas.
Tiemblo sin exaltarme.
Estoy seguro de que mis huesos,
flautas antes llenas
del aire de la vida,
resentirán el frío.
Tal vez el sueño o la humildad,
o tal vez el desprecio
o la compasión tibia,
reemplazarán el exaltado amor.
Entre mis manos
se están poniendo oscuras
las naranjas del día.
Dormir debemos una noche eterna – IV – / Hugo Gutiérrez Vega Poemario: Cuando el placer termine. Ed. Joaquín Mortiz. 1977 Premio de Poesía Aguascalientes 1976
Hablar de la figura de Eraclio Zepeda, de lo que representa para el cuento chiapaneco, es una tarea titánica ya que no hay punto de partida ni punto final, este escritor a lo largo de su vida se dedicó a crear historias de una manera magistral y compartió muchas otras de forma oral, una forma oral única, que atrapaba y aunque se deseará no podía dejar de esucharse y sentirse como un niño divertido ante tanta fantasía.
“Tengo un gran interés por la oralidad, soy cuentista y soy cuentero, también en mi literatura escrita creo conservar las tonalidades de la lengua oral, pero se equivocará enormemente aquel que crea que estoy imitando la lengua oral; no, la estoy inventando”, palabras de Eraclio Zepeda en entrevista.
En Desmesuradas nos hemos dedicado a la tarea de buscar distintas voces que hacen referencia a su valioso trabajo, en diversos foros; este es el resultado, que sin duda alguna son mínimas, tomando en cuenta la basta trayectoria que el querido Laco, tuvo en su haber.
“Por todos los colegas y discípulos del maestro Eraclio Zepeda que siempre recibieron la mirada generosa de quien mucho contribuyó a fortalecer sus propias trayectorias; por los miles y miles de lectores que gracias al acercamiento a su narrativa descubrieron mundos que nunca se habían imaginado; por los miles y miles de lectores que todavía están por venir, en nombre del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), hoy celebramos tu vida, agradecemos tu obra y te reconocemos como un gran protagonista de la literatura mexicana”.
Teresa de Vicencio Álvarez
“Quien no haya leído los cuentos de Eraclio Zepeda se ha perdido de una de las experiencias más gratificantes de la narrativa mexicana contemporánea… Eraclio Zepeda practica la poesía, el cuento, la novela, pero la parte más destilada de su trabajo se logra a través de su narrativa y muy particularmente de sus cuentos. Dueño de un fino oído que le permite reproducir y recrear el habla popular como Juan Rulfo, a su manera, logra enriquecer sus páginas con diálogos, giros, expresiones, dichos y dicharachos, mismos que son perfectamente identificables como parte del español que se habla en Chiapas, aunque ya transformada y recreada por la veta poética de Zepeda».
Hernán Lara Zavala
“Ha contado historias de prodigio que creímos se las llevaría el viento, pero un buen número quedaron en sus libros. Eraclio, a sus 75 años de edad, no se ha cansado de dar instantes de felicidad a quienes lo leen u oyen y a quienes lo escuchamos con el asombro de la primera vez… Es una de las figuras más queribles del medio literario mexicano… Fabulador irresistible, contaba oralmente –ha contado– miles y miles de historias… El mundo hubiera sido menos mágico –sería menos mágico– sin Eraclio Zepeda».
Marco Antonio Campos
“Los relatos divididos entre una Tuxtla mítica y un Distrito Federal que insistía en tragarnos, los relatos de Laco daban sentido final a un Chiapas hecho con baños de mar, bebida de pozole en Chiapa, todo lo que la ciudad no nos podía dar y sigue sin podernos dar. Laco siempre ha dicho y hecho al mundo, la verdad es un estilo de vida”.
Gustavo García
“Eraclio Zepeda no ha dejado de ser el niño que tiene una respuesta para todo”.
Vicente Quirarte
“Zepeda salva la monotonía gracias a su notable capacidad inventiva y a la importancia que da a la anécdota… La permanencia en Eraclio Zepeda de la voz y la fantasía populares es visible, más allá de eventuales incursiones en otros mundos. Quienes han escuchado sus numerosos cuentos orales, inexplicablemente no escritos a la fecha, saben que ese sabor popular es su gran característica… Referir hechos insólitos y sorprendentes es su principal tarea. Ello lo sitúa entre los escritores de hoy que, ante excesos formales vanguardistas, han vindicado la anécdota y recuperado el papel esencialmente recreativo de la literatura”.
Jorge Von Ziegler
“Eraclio Zepeda es sin duda uno de los más grandes escritores que México ha tenido en los últimos 50 años, y en esta novela su calidad queda de manifiesto”.
Humberto Musacchio
«Sin duda, la obra narrativa de Eraclio Zepeda Lara constituye, sin proponérselo, uno de los conjuntos más característicos de la literatura de Chiapas».
Rómulo Cose
«Zepeda tiene más facetas que la luna y es, también, cuentero extraordinario cuya obra es fundamental para el país».
Hugo Gutiérrez Vega
Desmesuradas rinde este pequeño homenaje a su memoria y les invitamos a disfrutar esa peculiar manera suya de contar las historias, en su propia voz, con los audios que el equipo de www.archivosonoro.org registró en diversas ocasiones:
1.-En el 2008 en el Auditorio del Campus Humanidades de la Universidad Autónoma de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas:
3.-En el 2011, durante el 5º Festival Internacional de Poesía Jaime Sabines se presentó el escritor Don Eraclio Zepeda con un cuento de reciente creación El Turco:
No pongas mi nombre, escribe que me llamo Estrella. Yo empecé en este oficio a los 19 años y como muchas, por falta de dinero. Soy salvadoreña, me vine de mi país con la idea de llegar a los Estados Unidos, como me robaron mi dinero busqué trabajo aquí en México, pero en todos lados es lo mismo, sólo buscan aprovecharse de ti, de tu cuerpo. Una vez conocí a una señora que me dijo: Mira muchacha, eres joven y si te vas a acostar con cualquier pendejo, nomás porque te deje dormir o te de una tortilla, estás desperdiciando tu juventud, cóbrales, tal vez pa’ irte a los ‘yuneis’. Y ella me conectó con otras dos muchachas que ya trabajaban en esto.
Es duro, muchos creen que nos la pasamos muy bien porque nos ven tomar y reír pero no saben que tenemos que tomar para soportar a los clientes, yo creo que uno nunca se acostumbra a esto. Además, hay gente muy maldita y muy loca, una vez me tocó un cliente que quería oler mis calzones mientras estaba conmigo, y otro que me agarró a madrazos, que porque me parecía a su hermana, pero por lo menos lo estoy contando. Una vez conocí nomás de vista, a una muchacha como de veintidós años que le decían la Güera, estaba bonita… la encontraron muerta en las afueras de la ciudad, seguro que la mató un cliente porque le dejaron dinero dentro de su pantaleta”.
Mira cuando eres joven y bonita puedes cobrar hasta 200 pesos, bueno las que trabajamos en la Zona, dicen que las trabajan en la ciudad en esos centros dizque de masajes cobran hasta mil pesos… cuando tienes más de treinta años o haz tenido hijos o simplemente tu cuerpo ya no les gusta, no nos queda más que pedir de 30 a 50 pesos, aunque algunos borrachos terminan dándonos 25.
Por fin me convencí que nunca iré a los Estados Unidos, pero a mi familia le digo, cuando le llego a escribir que estoy bien en México, pero que no los puedo traer porque vivo con unas amigas y el cuarto es muy pequeño.
¿El amor? yo ya no creo en esas cosas, cuando una trabaja en esto, ya nadie te quiere, tal vez algún cliente que se siente muy sólo te propone matrimonio cuando está borracho, pero en su juicio ninguno.
Ja ja ja ja, ¿Erotismo? ¿qué es eso? Aquí no se andan con pendejadas, a lo que vienen, vienen.
¿Arrecho? Aquí dicen que son los hombres como… muy locos, calientes, que andan con una y con otra. ¿Las mujeres? claro, nomás que a esas les llaman putas.