Nubes

En un mundo erizado de prisiones

sólo las nubes arden siempre libres.

 

No tienen amo, no obedecen órdenes,

inventan formas, las asumen todas.

 

Nadie sabe si vuelan o navegan,

si ante su luz el aire es mar o llama.

 

Tejidas de alas son flores del agua,

arrecifes de instantes, red de espuma.

 

Islas de niebla, flotan, se deslíen

y nos dejan hundidos en la Tierra.

 

Como son inmortales nunca oponen

fuerza o fijeza al vendaval del tiempo.

 

Las nubes duran porque se deshacen.

Su materia es la ausencia y dan la vida.

 

José Emilio Pacheco

 

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Fotos: Leticia Bárcenas González

Mariauxilio Ballinas, fotógrafa

Convertida en una storyteller, Mariauxilio Ballinas, ha dedicado 25 años de su vida a crear historias a través de la lente y la luz, lo que la ha convertido en un referente de la fotografía en Chiapas, de donde es originaria.

Autorretrato
Autorretrato

«La mejor forma de transitar la vida es a través del viaje»

Gabriela G. Barrios Garcia / Leticia Bárcenas González

Con estudios de psicología, fotografía, literatura y cine, acaba de cursar la Maestría en Estudios Culturales de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), que le ha permitido “trabajar toda la cuestión teórica de la imagen, de la teoría visual y de sus implicaciones en la cultura, sobre todo en mi caso, que sigo trabajando la fotografía analógica, que como dice Joan Fontcuberta: es memoria y verdad.”

Y con esta Maestría, se reencuentra “con la academia y la cuestión teórico-metodológica de cómo organizar una investigación”, lo que le ayuda a su proyecto de rescate, a través de la fotografía, de un pueblo que ya no existe más que en la memoria colectiva, que es dónde está su origen, y a la par, se permite compartirnos “una partecita” de la serie de largo aliento «La otredad es un viaje»: “una exposición pequeña pero bien organizada acerca de las fotos que he hecho a lo largo de mis viajes, los últimos 20 años”, nos dice la fotógrafa.

Las puertas de la casa de Mariauxilio Ballinas siempre están abiertas a los amigos y la gente que gusta de su charla y hospitalidad; en esta ocasión, Desmesuradas entró a su hogar para platicar sobre su regreso al ámbito de las exposiciones, después de muchos años de ausencia, con su trabajo “La otredad es un viaje”, exposición instalada en la sala de descanso de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach).

Mariauxilio Ballinas / Foto: Lety Bárcenas
Mariauxilio Ballinas / Foto: Lety Bárcenas

¿Por qué esperar tanto para exponer nuevamente?
Creo que las condiciones en las que una se encuentra como creadora en determinado momento, te van poniendo en forma lo que tienes qué hacer. Cada creador tiene ciertos procesos y en mi caso, siempre lo he dicho, tengo procesos lentos de creación. He fotografiado mucho pero he tenido pocas ganas de exhibir lo que he hecho porque he estado trabajando en otros proyectos, no sólo porque haya cuestiones políticas o económicas que me molesten, que por supuesto las hay en toda situación social de vida de un creador. Pasaron varios años y se dieron las cosas para que esta vez yo expusiera, en un momento en que estaba con esa disposición de mostrar mi trabajo. No he dejado de crear, ya sea de una forma u otra; en los dos últimos años me metí en la investigación pero la fotografía sigue estando ahí, presente aun cuando no la exponga.

Cuéntales un poco a los lectores de Desmesuradas sobre tu proyecto de la Maestría en Estudios Culturales:
Finalmente, cuando investigas algo partes de ti, de tus obsesiones. Indudablemente, ahora que hay todo un auge dentro de la investigación de darle voz a los silenciados, a los subalternos, de hacer microhistorias, de contar desde la autobiografía, de la reflexión del trabajo personal, pues tenía que ser algo así mi trabajo. Tenía que partir de una reflexión acerca del origen y el hecho de que yo me proponga rescatar la fotografía de mi pueblo, que es un pueblo que ya no existe, La Concordia vieja, que quedó bajo el agua, pues es parte de narrar la historia de ellos pero a través de mis ojos y narrar mi historia a partir de los relatos de ellos, también.

Entré a hacer esta maestría no porque me interesara tener un grado más, entré porque ya tenía de alguna manera, un trabajo que había comenzado a hacer en esa línea, que es trabajar con las fotos antiguas de un determinado lugar; ya lo había hecho con otro pueblo pero llegó el momento en que tenía que hacerlo con el mío. Hay cosas que ya tenía, otras se fueron dando a medida que fui avanzando con la investigación, este narrarse a través de la fotografía y relatos de los que lo vivieron y de cómo yo lo veo también, de dónde soy, de dónde parto, es este ir y venir con la vida, finalmente es este diálogo con la otredad.

Y hablando de la otredad, ¿cómo surgió la idea de esta exposición individual?
Fue una propuesta de parte de un amigo, de Jorge Marengo Camacho, que está interesado desde su área de trabajo, en cuestiones de intercambio internacional de los alumnos en la Unicach; surgió la propuesta del hecho de que ya tengo un trabajo de hace muchos años sobre viajes, no es algo que me saqué de la manga y me inventé, sino que ya tiene años que tengo una serie que se llama “La otredad es un viaje”. En esta ocasión decidí mostrar una partecita de ella.

Ola Bali, 2011
Ola Bali, 2011

 

¿Cómo abordas la otredad, a partir del concepto de Jean-Paul Sartre o más apegada a la visión de Octavio Paz?
Tengo, de acuerdo a mis lecturas, una gran influencia de toda esa filosofía existencialista, soy lectora de Paz de toda la vida, independientemente que se ha convertido en un postureo estar en contra de él; pero qué bueno que preguntan cómo llego a ese tema, he sido lectora de poesía y de filosofía muchos años. Ahora, ya con la cuestión académica entro a esta manera más formal de hacer ciencia, de aplicar la metodología para organizar un proyecto, para trabajar una investigación y, por supuesto, todas mis influencias, mi bagaje cultural, también están ahí, en lo que hago.

¿Y qué sentimiento aflora en Mariauxilio en la otredad: empatía, tolerancia o simple simpatía?
Creo que es parte del proceso de vida. La otredad es cómo te ves en el otro, pero también este asunto filosófico de yo soy a través de lo que me narro y a través de lo que les cuento a otros; esta cuestión que se da a partir de un replanteamiento de lo que es el narrarse, de explicarse, el ser, el devenir, el estar en la vida y en la muerte. Quizá no lo había enunciado pero creo que mi relación con este tema siempre ha sido una constante en mi trabajo. No como tolerancia porque el término tolerancia implica: lo acepto aunque no esté de acuerdo, sino más bien es como fluir y creo que ahí tiene que ver mi condición, y eso está intrínsecamente relacionado con el porqué dejé de exponer muchos años, que fue entrar al mundo de la meditación. Hay una relación ahí de mi práctica de la yoga, de la meditación o del budismo, que tiene que ver con esta cuestión de estar, de darse, de mostrarse qué tanto hay que estar y de dar, pero sí hay una búsqueda constante de tratar de entender al otro y de contarse y narrarse a partir de lo que uno es.

¿En general cómo describirías tu trabajo?
He hecho fotografía desde, podría decirse, varias especialidades. No quisiera nombrarme como una fotógrafa todoterreno porque sería muy presuntuoso pero creo que, como en todo, quienes hemos vivido de la fotografía, porque además eso es otra cosa, realmente vivir de esto, realmente ser independiente y vivir de tu trabajo, pues hay como dos partes en el oficio. Una la cuestión comercial, lo que he hecho de retrato, lo que he hecho con la arquitectura, lo que he hecho en lo editorial muchísimos años, la cuestión de iconografía también, y por otro lado, mi trabajo de autor, total y absolutamente personal, que son las fotos de los temas constantes en mi obra, que siempre van a ser estas cuestiones que tienen que ver con la naturaleza muerta, con el retrato y mis ires y venires, en donde capturo lo que considero que puede ser interesante, creo que si habría que llamarla de una manera pues es una fotografía narrativa, es una fotografía intimista, que se da a partir de una serie de relatos que yo misma me cuento y que intento transmitírselos a los otros, no sé si lo haga con éxito y las demás personas vean lo que yo estoy diciéndoles, no sé si lo logro pero al menos creo que después de muchos años de hacerlo, es una manera de nombrarlo, es una manera de enunciarlo; ¿qué haces?, pues cuento historias, en inglés hay una palabra que a mí me gusta mucho: storyteller, que es como narrador de historias y creo que en ese sentido lo hago a partir de mi trabajo.

¿Cómo han influido las nuevas tecnologías en tu trabajo como fotógrafa?
Comencé a hacer fotografía digital hace 12 años y como todos, comencé a usar no sólo la cuestión de la tecnología, sino todo lo que implica, el uso del Photoshop, la máquina, la laptop, todo, pero siempre he tenido una especie de distanciamiento con ciertas cosas en las que no estoy de acuerdo; es decir, para mí no es la fotografía digital muy trabajada en Photoshop, no es lo primordial en mi trabajo. Tengo otra manera de abordar, otra manera de trabajarla. Sí lo hago pero no dejo de hacer ni pensar mi fotografía analógica.

¿Y qué tanta apertura tienes en cuanto a la difusión de tu trabajo en las redes sociales?
Muy poca, realmente durante estos años he tenido muy poca presencia en las redes sociales, y aún así no me escapo del uso que se hace de las imágenes que he compartido. En un principio, precisamente por no saber cómo funcionaba, compartí algunas imágenes pero no deja uno de tener encuentros desagradables, que las utilicen sin tu debido crédito. Pero creo que eso forma parte de esta situación de las redes sociales. Siempre va a ser, es parte de los medios, aunque a uno le moleste, está implícita esta cuestión de que siempre va a haber un uso y abuso de las imágenes.

Aparte de la fotografía, ¿haces otras cosas?
¡Pues claro que hago otras cosas! (Risas) Porque aparte de fotógrafa soy terapeuta, soy sicóloga y hago sicología holística, trabajo con terapia del cuerpo, doy aromaterapia, masaje, yoga, meditación, es decir, eso se conjunta en el trabajo terapéutico. Ahí tengo estas dos partes de lo que podría ser Mariauxilio. Mis dos formaciones, por un lado mi formación como sicóloga y por el otro lado, mi formación en el trabajo de la fotografía y el arte, que es algo que he hecho toda la vida.

Mariauxilio, ¿qué son para ti los viajes, qué es viajar?
¡Es la experiencia más gozosa! Creo que si habría que definir lo que es una experiencia de vida, que ha sido enormemente gratificante para mí, es el viaje, es decir, porque finalmente la vida es un viaje, la otredad es un viaje, conocer al otro es un viaje, el viaje físico, el viaje mental, todo lo que implica cada vez que inicias esos tránsitos, esas trayectorias. Soy desapegada, con los años me he vuelto más desapegada de las cuestiones materiales y creo que la mejor forma de transitar la vida, en lo personal, es a través del viaje.

Islas Malucas
El domador de anguílas en Islas Molucas, Indonesia

¿Qué proyectos a futuro tienes preparados?
Terminar la tesis, presentar el examen, que es algo que ya me está atormentando, honestamente, y una vez terminado eso pues ya que volví al circuito de las exposiciones, seguirme en esa línea, recuperar de alguna manera mi pulsión como fotógrafa, mi ánimo, mi energía en seguir trabajando y sacar cosas. Ahora sí quisiera trabajar en un libro, más que exposiciones, que igual se pueden dar en el camino y son bienvenidas todas, pero sí trabajar en algo que pueda conjuntar todo esto y tengo material suficiente con todas las experiencias de vida que he pasado los últimos meses, con relación a la muerte de mi madre, hay material que me puede dar para hacer otras cosas, para hacer una presentación quizás que vaya más allá de la fotografía, tal vez documentar algo, narrarlo, ya sea en un libro o en un documental, hay muchas cosas por hacer.

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PERFIL
Nombre completo: María Auxilio Ballinas Coutiño
Lugar de nacimiento: La Concordia, Chiapas
Fecha de cumpleaños: 5 de diciembre
Edad: 51 años
Estado civil: Libre
Número de hijos: Perrunos y gatunos. 4 perritas y dos gatitos.
Pasatiempos: Muchos, que tienen que ver con prácticas relacionadas al arte, cine, cocinar, viajar, Música: Tengo un gusto ecléctico. Me gusta más lo alternativo pero mi predilección siempre se ha encaminado al blues.
Fotógrafo de cabecera: ¡Uy! Mi fotógrafo de cabecera, pues me gustan varios. No puedo decirte que sólo hay uno, me encanta el trabajo de Duane Michals, me encanta el trabajo de Sophie Calle, me gusta mucho Harry Callahan, me gusta más ese tipo de fotógrafos, no soy de fotorreporteros, soy más de foto de arte, esa es la gente que me gusta mucho, Philip-Lorca diCorcia, Diane Arbus. Igual hay grandes cineastas fotógrafos, Wim Wenders es uno de ellos. Siempre hay esta cuestión de qué es lo que nos gusta, con quien nos relacionamos, qué es lo que más vemos y creo que eso lo tengo muy claro, ese es el tipo de fotografía que me gusta, esta fotografía narrativa, la de Michals, la de Sophie Calle, la de Callahan.
Poetas: ¡Uy, mis poetas igual! Tengo poetas de cabecera de toda la vida, mexicanos y franceses y de muchos lados; tengo la sana costumbre de que cuando me voy de viaje siempre leo algo del país a donde voy, no hay como que leas a Fernando Pessoa y que camines por Lisboa. Dentro de mis poetas mexicanos por supuesto siempre van a estar los muy conocidos y los totalmente clandestinos, y no quiero decir nombres porque sería una larga lista, pero tengo libros de cabecera. “El ala de tigre”, es uno de mis libros de cabecera, de Bonifaz Nuño, uno de mis poetas favoritos, tengo varios. Además, uno los toma como por temporada. Hubo un tiempo en que todo era “El otoño recorre las islas” (de José Carlos Becerra) y estás así como imbuida en eso. Pasan muchas cosas en tu vida como para que te agarres de un poeta determinado, hay tanto que leer y conocer y sobre todo si uno ya empieza a balbucear o tratar de entender en otro idioma, eso es maravilloso.
Ritual: Me encanta desapegarme de las cosas, siento una sensación maravillosa de paz cuando limpio y tiro cosas a la basura (risas) o regalo o me desprendo. De los rituales, ese de la limpieza es muy significativo, soy todo lo contrario de lo que sería alguien con síndrome de Diógenes, que es el acumulador (más risas). Quizá lo único que sea una constante en mi vida y ahora que hice esta exposición “La otredad es un viaje” son las cajitas de memoria. Durante muchos años guardé unas primorosas cajitas, y no soy mucho de guardar, aparte de las fotos, creo que lo único que guardo son libros y sobre todo guardo libros dedicados, he regalado una enorme cantidad de libros que los leo y los comparto, está dentro de mi práctica de vida siempre dar mucho, regalar mucho, siempre que viene alguien a mi casa le regalo cosas, siempre está esta práctica de dar. Entonces, esto de las cajitas de La otredad es un viaje, es muy significativo porque finalmente son cajitas de memoria, papelitos que fui guardando, pasaportes y fotos en cajitas. Las fotos siempre las he mostrado a lo largo de estos años de diferente manera y creo que esto fue lo más bonito de esta exposición, estas cajitas de memoria, está un boleto de avión, un billete, un pasaporte, una guía de metro, un mapa, una visa. Son cositas que guardé pensando precisamente en hacer esto, tengo muchas series a lo largo de mi vida, si hago una lista de series podría ser que tengo 20 o 25 series de cosas que se van repitiendo con los años. Hay unas que no crecen, que ya se quedaron ahí, ya no dan para más, ya están cerradas pero hay series que están siempre abiertas, “La otredad es un viaje”, puede ser una serie que puede abarcar mis 25 años de hacer fotografía porque siempre va a haber material para esa serie porque son de mis viajes, los retratos, todo lo que voy tomando. Si me pongo a organizar mi archivo podría hacer una serie de todas las bicicletas que he tomado por todos lados, podría hacer una serie de tacitas de café, podría hacer series de retratos de niños, de viejos, y eso va haciendo una especie de orden también, a pesar de todo, es la forma que uno le va dando, es como Jan Hendrix con su “Diario de fatigas”.
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Mariauxilio Ballinas 2 / Foto: Lety Bárcenas
Mariauxilio Ballinas 2 / Foto: Lety Bárcenas

 

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EN CORTO
Luz: Sombra
Imagen: Memoria
Cámara: Instrumento
Formas: Líneas
Oscuridad: Luz
Color: Ausencia de color
Vida: Muerte
Experiencia: Travesía
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entación de bus en Dili
Stop bus, en Dili, Timor Leste

 

Más de Mariauxilio Ballinas

 

Compartimos con ustedes, queridos lectores, lectoras, una entrevista publicada en el diario Expreso Chiapas, en septiembre de 2003, para que conozcan un poco más a esta fotógrafa chiapaneca.

 

 “El amor es a la poesía como el desnudo a la fotografía” 

 

Leticia Bárcenas González

Originaria de la Concordia y sicóloga de profesión, Mariauxilio Ballinas ha tomado la fotografía como su modo de vida y es a través de la lente que ella concibe su universo, ese espacio en el que también hay lugar para los recuerdos, la música y la cocina.

–¿Qué te representa el término fotografía?

­­–Es un arte intermedio, un oficio en el que se trabaja con luz. Con él puedes captar la realidad, tu realidad, la que nos construimos diariamente y puedes también hacer un proceso de engaño óptico que te puede dar una visión del infinito o una parte de tus sueños, es decir, puedes también transformar esa realidad; no sólo es un registro, puedes también crear a partir de ciertas imágenes, construirlas.

­

–Entonces compartes la idea del fotógrafo mexicano Montiel Klint, quien dice que la fotografía siempre miente y que es un instrumento de poder.

–Claro que es un instrumento de poder, por supuesto, pero miente en cuanto a que muchas veces la gente en la fotografía descubre cosas que no ve diariamente porque no tiene la percepción de verlas pero que ahí están; hay gente que no percibe lo que muchas veces un ojo más entrenado puede ver. 

–¿Tus conocimientos de sicología te han ayudado a retratar mejor a la gente?

–Me ha ayudado en cuanto a que tengo más conciencia de lo que es la percepción de la forma, de la figura. Quizá porque tengo más entrenada la pupila puedo diferenciar y percibir ciertas cosas y puedo entender ese  proceso de introyección del conocimiento que puedes aplicar en el momento de hacer una imagen, es decir, primero te apropias del conocimiento, lo haces tuyo, y de repente haces una imagen, la haces usando todo ese bagaje; sí me ha ayudado muchísimo. 

–¿Qué te atrae de la fotografía arquitectónica, no se contrapone a la emoción que puedes expresar en un retrato?

–Lo que pasa es que la fotografía arquitectónica es de alguna manera un proceso de registro y que me pagan por hacerlo; es mi trabajo por encargo, pero no por eso deja de gustarme, me encantan los espacios. He aprendido fotografía y arquitectura a la vez y sobre todo, conociendo la obra arquitectónica tengo cierto control de lo que es el espacio y su manejo, entonces no creo que tenga algún problema que ver con lo del retrato.  

–¿Es cierto que no existe un fotógrafo que escape al desnudo?

–Puede ser que sí haya. Puede ser que exista gente que no haya tratado de hacer el desnudo. Se puede decir que el tema del amor es a la poesía como el tema del desnudo a la fotografía. Hay fotógrafos que tal vez nunca lo toquen pero cuando uno comienza, de alguna manera, es recurrente que se llegue a ese tema; sin embargo, es un asunto tan difícil que pronto te das cuenta que no lo puedes hacer cuando no sabes nada de fotografía porque requieres un gran control de la técnica para que salga algo que verdaderamente parezca agradable a los ojos, estético. Porque fácilmente se cae en lo burdo, en lo grotesco, en lo pornográfico, es un tema para muchos tabú, como puede ser otro, pero sí es un tema recurrente, la mayoría de la gente pasa por el proceso de hacer todos los temas fotográficos, que no son muchos, son cinco básicos. 

–¿Cuáles son esos temas?

–Pues, se puede decir que los grandes temas de la foto son el retrato, la arquitectura, el paisaje, la naturaleza muerta y el desnudo. Y de esos temas se derivan infinidad de visiones. En la fotografía, igual que en otros temas, no hay nada nuevo bajo el sol y el cómo tú trates el tema es lo que va a hacer la diferencia. 

–Tú ya has hecho fotografía de desnudo, ¿crees que las mujeres y los hombres aún le tenemos miedo al cuerpo masculino?

–¡No le tenemos miedo! Como fotógrafa he hecho de las dos cosas y me he sentido muy bien. Confieso que he hecho muy poco desnudo pero creo que no ha habido ningún problema entre retratar una mujer o retratar un hombre, o hacerme un autorretrato de ciertas partes de mi cuerpo, como lo puedo hacer de otra persona. También tiene que ver la relación que tengas con la persona a la que estás retratando; un desnudo difícilmente va a llegar por encargo, difícilmente una persona te va a decir me voy a desnudar sin que la conozcas; tiene que ser alguien conocido, tiene que ser alguien con quien de alguna manera tienes una buena relación, de lo contrario, puede darse dentro de la imagen del desnudo cierta violencia; eso se puede percibir en la imagen.   

–Paulina Lavista, tu maestra, ha dicho que ha tenido que tomar fotos de desnudo a mujeres tan horribles que le había costado sobreponerse a ese horror que tenía frente a ella para hacer algo bello. ¿Has estado en el mismo caso?

(Risas) No precisamente he hecho desnudo de mujeres horribles pero sí he hecho retrato a personas que me han costado un poco de trabajo; no hace mucho tuve una experiencia muy desagradable con una persona de la que, definitivamente, no salieron las fotos como ella esperaba, y es que el proceso del envejecimiento es difícil de aceptar en mucha gente, entonces, por más engaño óptico que hagas, por más trucos que puedas utilizar en todo, la fotografía, sobre todo el retrato, capta una parte de tu alma, representa una parte de ti, percibes lo que hay en esa gente por más maquillaje que haya por encima, se ve, entonces, a la gente que no está conforme con su imagen. Muy pocas ocasiones se presenta eso, pero, a veces, no deja de desconcertar cómo la gente se niega al proceso de envejecimiento.

En el caso de que te horrorice o no te horrorice una imagen, bueno, eso va a depender de qué sentido de la estética tengas porque también hay una estética del horror ¿no? También hay una estética no precisamente de lo bonito. Tuve una experiencia muy agradable con una amiga, que es bastante pasada de peso y que se veía tan linda aún con sus kilos de más, pero hay que buscarle de alguna manera esa parte que puedas retratar, que reproduzca parte de su personalidad y no creo que haya gente que se vea tan terrible que no quiera verse. 

–¿Has realizado algún trabajo con animales?

–Sí. Cuando coordiné la iconografía del Diccionario Enciclopédico de Chiapas, me tocó hacer fotografía de muchos animales. 

–¿Y de mascotas?

–He fotografiado durante años a mis mascotas, pero sí, tuve una experiencia algo desagradable fotografiando perros, no por los perros en sí, los perros son maravillosos, los que no son maravillosos son su dueños, a veces, porque la gente no está acostumbrada a pagar por una buena foto de mascotas. Sí he fotografiado mascotas y también ganado, que es un tema difícil, que no conocía. Me tocó hacer fotografía de ganado en dos ferias ganaderas, y me encontré que hay especialistas en el tema. Los mejores son los brasileños. Para mi fue una experiencia que me enseñó muchísimo porque pude diferenciar seis tipos de cebú. 

–¿Te han llevado mascotas exóticas? ¿Alguna te ha dado miedo?

–No, así que digas que alguien me haya traído un lirón o una cacatúa, no, no, no. Tuxtla todavía es una ciudad pequeña y no tiene esas demandas tan extravagantes; va a llegar el momento en el que la gente las tenga pero todavía no. En mi publicidad puse, alguna vez, retrato incluyendo mascotas. Le puse ese anexo de incluyendo mascotas pero la gente todavía no está acostumbrada, como en otras partes; en Estados Unidos, por ejemplo, la gente retrata su mascota y tiene la foto en el escritorio; aquí todavía no se ha llegado a esa cuestión. 

–¿Qué estás trabajando actualmente?

–Fotografía de arquitectura que es lo que tengo de encargo -se puede decir que es lo que hago más seguido-. Recientemente realicé un estudio para un grupo de música clásica y he hecho algo de retrato para algunas personas, también estoy dando los talleres y estoy tratando de darme tiempo para hacer cosas más personales.

Tengo varios proyectos en la cabeza, que no he podido aterrizar, de lo que quiero hacer para una exposición. Ya estoy trabajando en algunas ideas de lo que quiero montar para una gran exposición, tal vez a finales de este año o a principios del otro, algo totalmente diferente de lo que he hecho hasta este momento; he realizado una fotografía, se puede decir más técnica dentro de lo que puede ser hasta convencional; ahora estoy trabajando otros temas que no había hecho como mucho color, aspecto que había dejado de trabajar; estoy haciendo color con proceso cruzado, estoy trabajando con mucha diapositiva, medio formato y creo que pueden salir cosas interesantes de ello para una exposición. Una exposición que ya no tenga la visión de lo que había hecho hasta hoy de fotografía sobre un soporte que es un cuadro, si no otro tipo de cuestiones, se puede decir algo más conceptual o alternativo, como dicen. 

–¿Qué tan cierto es eso de que  a los fotógrafos les pesa el tener que estar sujetos a la realidad? ¿Es la cámara una fuga o una terapia?

(Risas) La fotografía sí, dependiendo de la especialidad a la que te dediques, por ejemplo yo no hago fotografía de prensa y eso me salva de muchas cosas, me salva de tener que recurrir a ciertos temas, me salva de fotografiar tal vez lo que es el lugar común, lo doloroso, como fotografiar la miseria, la pobreza y todo ese tipo de cosas. Tengo más opciones para hacer cosas creativas. La fotografía en determinado momento se convierte en el leif motiv de tu vida y puede ser tu terapia, tu forma de vida, tu pasión, tu forma de ver las cosas, es decir, tu vida vista desde la fotografía.

–¿Cuál es tu imagen de la antigua Concordia?

Pues es algo muy raro porque yo sé que nací ahí pero no me acuerdo, entonces, la imagen que  tengo de ese pueblo son esos trozos de sepia que he ido recobrando en mi memoria a través de las fotos que he logrado rescatar. Es difícil saber que naciste en un lugar que ya no existe. Saber que tu ombligo se quedó por ahí, flotando, en el caso de mi pueblo que desapareció bajo el agua, es más difícil porque sabes que tu raíz está ahogada, que se quedó ahí y que la única manera de recuperarla es a través de la imagen, que eso es para mí doblemente satisfactorio porque me dedico a la foto y puedo rescatar fotos y así reconstruirme una idea de lo que fue mi pueblo.

–¿Sueñas en blanco y negro o a todo color?

(Risas) Aunque no me lo creas, a veces sueño en blanco y negro. Sueño como de película, a veces siento que tengo movimiento de cámara incluido. Es raro, a veces sueño hasta cosas que voy a fotografiar, eso es muy padre. Se me quedó un sueño: venía caminando –no conozco Brasil, algún día lo conoceré- en una calle y veía una pared amarilla, amarilla, amarilla y veía una cortina roja y decía “estoy en Brasil y voy a fotografiar esa escena”. (Más risas).

–¿Te consideras una mujer voyerista?

Si, definitivamente. Me encanta ver y eso provoca muchos problemas, sobre todo en la gente, porque si quedas viendo una mujer, ella empieza a verte sospechosamente; si quedas viendo un hombre, cree que le estás coqueteando. Ves todo a tu alrededor y te vuelves muy observador de muchas cosas, puedes ver la belleza en muchas cosas, en donde menos te lo imaginas, bueno, eso a veces te convierte hasta en un perverso, en el sentido de lo que puede ser un perverso “agradable”. De que puedes tener siempre muchas imágenes en tu cabeza y que, de alguna manera, esa es la forma en que te apropias de las cosas.

–¿A quién te gustaría retratar?

¡Ay! Me gustaría retratar al hombre que considero el más guapo sobre la faz de la tierra. Me fascina un actor americano, ¡es un cliché lo que te voy a decir! Me fascina George Clooney, se me hace así como la belleza personificada y me encantaría tener la oportunidad, aunque sea de fotografiarlo, en un lugar donde no esté actuando, tal vez en un café y que no se diera cuenta. Y no para vender la foto como paparazzo, sino  por el puro placer de tener una imagen de alguien que me fascina.

–¿Qué parte del cuerpo le fotografiarías a Pablo Salazar?

¡¿A Pablo Salazar?! Ya una vez le hice un perfil y creo que no salió muy bueno porque es bastante “llenito”. Tal vez le haría un close up de los ojos. Porque con eso que el lugar común dice que son las ventanas del alma, pues para saber qué hay ahí.

–¿Y a Martha Sahagún?

¡Ay! Martha Sahagún. Con ella retrataría lo que la pierde, su boca.

–¿Cuál es el mejor ángulo de Mariauxilio Ballinas?

Pues, creo que girando la cabeza para atrás, que se me vea lo menos posible la cara. (Risas).

–¿Quién te gustaría que te retratara?

¿Así como sueño guajiro? Pues me encantaría que me retratara Richard Avedon o Annie Leitvobitz.

–Dices que te gusta realizar la fotografía “directa”, ¿en el amor también eres directa o te gusta rodear el charco?

(Risas) ¿En el amor? ¡Híjole! El amor sólo lo conozco por las películas. Creo que soy tan directa que eso me ha provocado muchos problemas.

–¿A quiénes has auxiliado?

He auxiliado a dos que tres poetas perversos, dos que tres fotógrafos mala onda, a muchos amigos gorrones, a muchas personas que ni conozco y trato, en la medida de lo posible, de ayudar a mis amigos.

–¿Nunca pensaste firmar con otro nombre?

No, no me imagino poniéndome un seudónimo. Me dio tantos problemas tener un nombre tan fuera de lo común que ponerme otro hubiera significado una crisis existencial más en mi vida. (Risas)

–¿Te han robado alguna obra en una exposición?

No, tal vez porque he tenido pocas. (Risas). No, no me han robado fotos pero elementos de la fotoinstalación sí. En la fotoinstalación Variaciones sobre Adán, que está en el Centro Cultural Jaime Sabines, se “desaparecen” las manzanas.

–Ya te habrán preguntado cuál es la mejor fotografía que has hecho, ¿cuál es la peor?

¡La peor! Tengo una guardada que es el homenaje al error técnico común. La tengo guardada porque me encanta. Hice una foto de la sobrina de una amiga, con su lindo vestidito rosado de quinceañera y la puse a posar en un atardecer muy muy dorado para su piel, porque ella es muy morena, y además, ¡sale toda mi sombra sobre su vestido! Fue un terrible error técnico pero la guardo porque después de todo, también tiene su encanto guardar los cadáveres.

–A estas alturas de tu carrera, ¿te ha pasado lo que a cualquier fotógrafo principiante: que se te vele el rollo o que no coloques bien el rollo y no corra?

–Por supuesto, eso no deja de pasar. Te pueden pasar las cosas más obvias en la fotografía ya que tiene que ver con tantas variantes, por ejemplo, puedes tener la certeza que va a salir la imagen y puedes echarla a perder en el proceso de revelado. Es decir, hasta que no veas la imagen no hay fotografía a salvo. 

–¿Qué poetas te conmueven?

–Me fascina la poesía de Constantino Kavafis. Me fascina José Carlos Becerra, me encanta su libro El otoño recorre las islas, es uno de mis favoritos. 

–¿Y qué música escuchas?

–En español me gusta Joaquín Sabina, es uno de mis cantantes favoritos; lo escucho bastante pero también me gusta el blues, jazz y también música clásica. 

–Cuando haces retrato, ¿escuchas música?

–Sí. Cuando hago fotos en el estudio siempre es con música. La última sesión fue con Dead can Dance que es un grupo alemán  y la música es tan cachonda que terminé quitándoles la camiseta a los músicos que estaba fotografiando. Sí, siempre que puedo escucho música. Pink Floyd me encanta. Se puede combinar muy bien el trabajo de la fotografía y la música. 

–A parte de la fotografía, la música y la poesía, ¿qué te brinda placer?

–Cocinar, me encanta. Me salen muy bien las pastas, las berenjenas, el pavo. Tengo varias recetas secretas. Me gusta cocinar y me gusta invitar a la gente a que pruebe mi comida. Es alguna de las cosas que hago con mucho gusto; de vez en cuando invito a algún amigo, alguna amiga y cocino para ellos por el puro placer de ver que les guste la comida y para tomarse un vinito y platicar. 

–¿Y qué tal los postres?

–Soy malísima para los postres. Esos, definitivamente, los compro porque me salen fatal. 

–¿Cuál es tu comida predilecta?

–Me voy a ver muy snob pero me encanta el salmón. Es algo que me gusta muchísimo. En verduras me gustan los sabores fuertes como las berenjenas, los espárragos, las aceitunas negras, las alcaparras; el aceite de oliva,  me gusta mucho la cocina mediterránea. 

–¿A quién invitarías a cenar contigo en una velada “especial”?

–¡Ya te dije quién es mi amor! Invitaría a cenar a George Clooney, el hombre más guapo del planeta, pero ese es un sueño guajiro, tal vez invitaría a una persona más accesible. ¿A quién invitaría? ¡Híjole! No sé, tendría que revisar mi agenda.

Soy yo mismo

 

carla-morales-2

No pude ponerme a salvo de las palabras.

Y fui derrota, lluvia nocturna, fango.

Después del silencio,

después de ser todos los hombres,

supe que el juego había terminado.

 

9 (fragmento) / Javier España

 

Carla Morales, nació en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Con su trabajo como fotógrafa independiente pretende mostrar la pasión que tiene por inmortalizar cada uno de los instantes que vive. Ha presentado su trabajo en exposiciones individuales y colectivas.

Lluvia

 

Foto: CARLA MORALES
Foto: CARLA MORALES

 

Tengo la piel cuarteada sin el agua

que nace de las fuentes de tus dedos…

Carmen González Huguet

Ecos de Monsiváis

Hoy cuatro de mayo se celebra el nacimiento del escritor y periodista mexicano, Carlos Monsiváis, quien falleció en el 2010. Considerado uno de los más destacados cronistas de la Ciudad de México y una de las inteligencias más lúcidas de la cultura de nuestro país. Desmesuradas se une a esa celebración compartiendo de manera íntegra el trabajo realizado por la doctora Nelly Eblin Barrientos Gutiérrez, publicado en el 2002 en el suplemento cultural Ixcanal.

Carlos Monsivais y su gato. Foto tomada del sitio: México es cultura
Carlos Monsivais y su gato. Foto tomada del sitio: México es cultura

 

A sugerencia de los amigos: Ecos de Monsiváis

Nelly Eblin Barrientos Gutiérrez

“Dada mi libertad, puede que sea un tonto al hacer uso de ella, pero sería un canalla si no lo hiciera”
Ezra Pound

Con estilo peculiar, irónico y ameno, Carlos Monsiváis se presentó, muy puntualmente, el pasado 15 de marzo del 2002, a las 19:00 horas, en el auditorio del Centro Cultural Jaime Sabines (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas) a ofrecer la conferencia titulada “Los desarrollos de la Tolerancia en México”. A lo largo de 50 minutos, más de 30 preguntas y respuestas, el intelectual mexicano se centró en brindar una relatoría sobre la intolerancia religiosa en México, abordando tópicos como moral y buenas costumbres.

Se brinda a continuación, con dedicación especial a todo el público que le fue negado el acceso al auditorio, la transcripción literal de algunas preguntas así como las respuestas dadas por el escritor; las cuales resultaron, al final de cuentas, mucho más ricas en matices que el inicial desarrollo.

Pregunta: Se da la tolerancia al implementar en instituciones estrategias para crear una cultura de tolerancia en México. Si es así, ¿cómo lo haría?
Carlos Monsiváis: No tengo mayores dones pedagógicos. Supongo que tan propositivamente una cultura de tolerancia no se crea. Es decir, no es que quiera proponerse que tiene sentido exigir en la diversidad, que tiene sentido mostrar la diversidad de la Iglesia.

Yo creo que pocos cursos tan intensos, tan sistemáticos, respeto a la diversidad de creencias, hemos tenido como el que se desarrolló el 11 de Septiembre, a partir del mundo musulmán.

Es extraordinario lo que hemos aprendido en meses de algo que desconocíamos por completo. Y pienso que el mejor curso de tolerancia tiene que ver con la comprensión de la variedad, la diversidad, la riqueza de convicciones legítimas que hay en el mundo.

P: Como escritor ¿cuál es su opinión sobre la obra discursiva del sub-comandante Marcos y, específicamente sobre los movimientos de La Lacandona? ¿Qué papel ideológico representa el movimiento del conflicto armado?
CM: Yo estimo muchísimo al comandante Marcos. Como decía antes, he tenido la oportunidad de que me oyera… He tenido la oportunidad, algunas veces, de conversar con él. Creo que es un hombre absolutamente inteligente. Algunos de sus textos son los textos más memorables que ha producido la vida mexicana. Lo admito, me emociona tanto. Tal vez porque mi gusto por la sicología y los cuentos ha disminuido. Tal vez porque lo he visto cuando mis condiciones físicas no han sido muy favorables: después de caerme cuatro veces en el lodo, de probar que mi capacidad como excursionista era nula. Pero me gusta más otra vertiente discursiva de Marcos.

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Foto Heriberto Rodríguez/archivo La Jornada

P: ¿La tolerancia o intolerancia no sería consecuencia de la alineación de las grandes ciudades?
CM: No, porque la alineación no tiene qué ver con la intolerancia. La intolerancia creció cuando eran pequeñas. Y, la tolerancia, tampoco es consecuencia porque la alineación o enajenación de las grandes ciudades es un patrón negativo. Tiene que ver con el desarrollo demográfico, tiene que ver con el desarrollo civilizatorio; con una noción de la modernidad que incluye la noción precisa de lo que son los respetos de los derechos ajenos.

P: ¿Cómo impulsar la tolerancia por parte de los hombres hacia las diferencias de las mujeres; por las desigualdades que han constituido las diferencias genéricas?
CM: Hay que recordar que la derecha se ha opuesto, incluso, al término género. Este hombre, este teórico de la derecha mexicana que llaman el zar de la derecha mexicana -es Jorge Serrano de Provida- se ha opuesto al término género. Dijo: “Dios hizo que naciéramos machos y hembras, no género”. Y eso es muy justo: es género Adán y género Eva. Eso es Jorge Serrano Limón.

Yo creo que no se trata de acotar la tolerancia. No es un asunto de tolerancia, es un asunto de respeto. Los hombres no tienen porqué ser tolerantes. Es decir, la idea de que un jefe sea tolerante con su empleada o que un presidente de la República tiene que ser tolerante con los que no piensan votar por su partido es absolutamente dislocada. Aquí se trata de un problema de respeto y de ejercicio de derechos.

P: ¿Cuál debería ser la tolerancia en cuanto al valor religioso? ¿Y quiénes la aceptarían?
CM: Todo lo que es legítimo y legal debe ser tolerado y debe ser respetado. Y quienes no lo acepten son aquellos que están ejerciendo la intolerancia. Y, desde Voltaire, se sabe que no se puede ser tolerante con los intolerantes y para eso está la ley.

P: ¿La globalización es sinónimo de intolerancia? O, ¿la intolerancia es que la sociedad acepte la globalización que se cierne intolerante?
CM: La globalización es un fenómeno no necesariamente intolerante. La globalización puede ser un hecho extraordinario de promoción de oportunidades, de intensificación de conocimientos, de verdadera mundialización al punto de vista. Y lo vemos, también, a partir de los conocimientos que hemos aprendido desde el 11 de Septiembre.

Lo que pasa es que hay un tipo de globalización que es la que ahora pretende regalar algo a los países pobres en Monterrey, que es absolutamente inaceptable. No es la globalización en sí, que es un fenómeno inevitable y por tanto no sujeta a calificaciones de bueno o malo. Ese modo de esa globalización ha querido, entre la globalización marcada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, etcétera, imponerse.

P: ¿Quiénes son los intolerantes: los globalifóbicos o los globalizadores?
CM: Por globalifóbicos, yo entiendo a aquellos que odian al planeta, que están devastando sus recursos, que están negando el derecho de las generaciones siguientes. Estoy pensando en un gobierno como el de Bush, estoy pensando en la situación de las transnacionales, estoy pensando en la falta de respeto a los ecosistemas, estoy pensando en todo eso que estamos viendo en la tala de bosques, el derramamiento en los ríos, etcétera. Esos son los verdaderos globalifóbicos. Los que se pronuncian contra ellos son los verdaderos globalifóbicos estrictos.

P: Entonces, ¿no existe la tolerancia o está disfrazada?
CM: No. La tolerancia no puede disfrazarse. La tolerancia es un hecho que se marca todos los días en la medida que sabemos que el comportamiento de los demás ha dejado de irritarnos, ha dejado de convertirse en una ofensa; una ofensa para nosotros en la medida que es un comportamiento que es legal y que es legítimo.

Foto:Mónica González/archivo de Milenio.com
Foto: Mónica González/archivo Milenio

P: Los perfiles universitarios, con base al desarrollo de la tolerancia, ¿pueden tomar profesionales y creyentes como la base de la sociedad dialéctica progresista que sí detiene las operaciones de nuestra sociedad chiapaneca por esta dualidad?
CM: Completamente de acuerdo… Nunca se falla si se apoya lo que no se entiende.

P: ¿El exceso de la tolerancia llevará a qué tipo de sociedad?
Yo pienso que detrás de la pregunta están las imágenes de las calles convertidas en ríos de wisky y tequila, en donde las parejas desnudas se frotan los codos. No hay exceso de tolerancia. Hay tolerancia, hay respeto a la ley, ejercicio de las libertades, pero no exceso. No creo en palabras como libertinaje. Hay libertad o no la hay.

P: Entonces, ¿podríamos pensar que la tolerancia nos puede llevar a dejar pasar, dejar ser; que no serían necesarios los acuerdos?
CM: Bueno, sí. La tolerancia nos puede llevar a eso. Pero, como no entendí la pregunta, también puedo pensar que fue… Es decir, por poner los acuerdos de San Andrés, son acuerdos, ¿serían interrumpidos por la intolerancia? No creo. El dejar ser, el dejar pasar no es tolerancia. Es la actitud de encogerse de hombros ante la posibilidad que otros se desarrollen.

P: Si partimos de la idea que la moral impide, en cierto grado, la tolerancia, entonces, ¿es necesario un cambio de moral? ¿Cómo lograrlo?
CM: Yo creo que dando aviso al catastro.
La nueva moral y la ética, al contrario, intensifican, declaran legítima, vuelven persuasivas las razones de la tolerancia. No es la moral la que se opone a la tolerancia. Es el moralismo, es la deformación moral, la fijación de la moral desde un criterio que no admite -que nunca admite- que lo de otros pueda ser legítimo. La moral en sí misma tiene que ser un gran apoyo de la tolerancia.

P: El respeto a la individualidad no existe. Entonces, ¿cómo ser tolerante, en ese sentido de aceptación, a la individualidad?
CM: Yo creo que el respeto a la individualidad sí existe. Lo que no existe es el respeto salarial a la individualidad. Lo que no existe es el respeto político a la individualidad, lo que no existe es el respeto ético a la individualidad.

Existe el respeto a la individualidad como la posibilidad de convertir a todos en consumidores.

P: ¿Qué opina acerca de lo que pasa en Palestina? ¿Cree que países con mano de obra barata, como podría ser México, se revelarían o tendrían que hacerlo, contra sus amos judíos?
CM: La pregunta tiene un tono antisemita que no me gusta. Me gusta muchísimo menos lo que está pasando en Palestina. Me parece absolutamente inadmisible que no se devuelvan los territorios palestinos de donde estaban antes de 1967. Me parece inadmisible que un líder como Sharon que fue el ejecutor, el diseñador, el director de la matanza de Sabra y Chatila, sea, hoy, gobernante. Me parece igualmente condenable los palestinos bombas humanas, Y desde luego, la matanza de palestinos.

Creo en el Estado Israelí, que debe persistir el Estado Israelí. Desde luego, creo en el Estado Palestino y pienso que la propuesta árabe, de Arabia Saudita, es, en este momento, la única salida. El que a regañadientes hayan abandonado las fuerzas de ocupación los territorios en estos días, no me dice nada. Si va a haber paz en esa región tiene que reconocerse el Estado Palestino.

P: Entonces, ¿en México existe la tolerancia?
CM: Yo creo que ustedes me han escuchado y se han quejado. Es una muestra de tolerancia. Sí, creo que cada vez hay más tolerancia. Sobre todo, cada vez más se marca como excentricidades aberrantes o patéticas los intolerantes. Y eso es un avance de la tolerancia. No tanto que cada cual se sienta más tolerante sino que los intolerantes profesionales se han aislado.

P: ¿Qué papel ha jugado la educación en nuestro país para el desarrollo de la tolerancia?
CM: Un papel inmenso. Uno nunca puede dejar de estar agradecido con la educación pública; es uno de los grandes factores del desarrollo.

P: ¿Cuál, a criterio suyo, es el nivel de tolerancia de la juventud en México?
CM: Por razones que no debería especificar, pero que tienen que ver con la cronología, mi trato con los jóvenes no es tan reciente como pudo haber sido hace años. Luego entonces, no sé cuál es el nivel de tolerancia. Muy alto, desde luego mucho mayor al que percibí en mi generación. Yo creo que toleran incluso el aspecto de los secretarios de Estado, que es un avance, en ese caso, muy notable.

Creo que el rock y las nuevas formas de convivencia, el saber que la virginidad no es necesariamente un estado de perpetuidad y todo esto que se ha movilizado con tanta fuerza en los años recientes ha implementado una tolerancia social mayor. No digo que las consecuencias con la edad sean más notables, pero sí mucho mayores.

Foto: Francisco Mata Rosas
Foto: Francisco Mata Rosas

P: Eso de Palestina no es más que una vieja rencilla milenaria.
CM: Ninguna vieja rencilla milenaria puede explicar por qué la gente se sigue muriendo. Eso tiene que ver con causas actuales e intolerancias actuales.

P: Big Brother; ¿se aplica tolerancia como desarrollo para el país?
CM: El caso de Big Brother es…bueno… tengo que confesar algo, me da mucha vergüenza: nunca lo he visto. Se supone que hay que ver lo que está pasando, pero Big Brother es algo en donde, creo, intimidad no existe. Creo que la intimidad es algo que hoy ya no deja ver. La intimidad que se muestra dejó de ser intimidad hace mucho en Big Brother. Ahora, peor que Big Brother es el grupo que lo quiere prohibir; eso no tiene la menor duda. No se puede admitir que un grupo decida qué es lo que ve una comunidad. No se puede admitir la censura con razones moraloides. Big Brother será un pésimo programa; el peor programa es aquel que están realizando, en la práctica, los que quieren prohibirlo. Hablando de eso ofende a la familia mexicana. Como si la familia mexicana fuese una entidad perfecta, diseñada para siempre, sin malicias, sin posibilidades de cambio. Yo creo que tanto por familia mexicana se entiende aquella que en lo más profundo de su intimidad se sueña en la televisión.

P: ¿Podría tener algún futuro el zapatismo?
CM: Si el zapatismo no tiene futuro, entonces, tampoco lo tiene muchísimo del desarrollo democrático en México.

P: ¿Cuál es el sector social más afectado por la intolerancia?
CM: Todos. Porque la intolerancia puede recaer con mayor dureza en los protestantes, los gay, las mujeres o los indígenas, pero la intolerancia, como ejercicio del poder, es un hecho que minimiza a las sociedades y que aletarga o inhibe el desarrollo civilizatorio. Por eso afecta a todos.

P: ¿De qué manera podemos combatir la intolerancia en el ámbito familiar?
CM: La más práctica es no dejar hablar al papá.

P: ¿Qué diferencia existe entre tolerancia y corrupción?
CM: Que la tolerancia no puede admitir a la corrupción y la corrupción necesita de la indiferencia. La respuesta es vaga pero la pregunta era imposible.

P: ¿Podría hablar un poco sobre la intolerancia hacia las mujeres y los homosexuales?
CM: La intolerancia hacia la mujer es lo que se llama ahora sexismo hacia las mujeres, porque ya, también, hablar de la mujer como entidad abstracta, única, no tiene mucho caso.

La intolerancia hacia las mujeres es lo que se llama sexismo y más que una intolerancia es una programación de la inferioridad de un género y es inadmisible. Es inadmisible y es triste recordar que las mujeres votan por vez primera en 1955; tan reciente como eso.

Cuando yo estudié en la universidad las mujeres de la UNAM eran el 8% de la población; hoy son el 51% . Hay un cambio y ese cambio no depende de la mayor tolerancia; depende del mayor desarrollo. No es un problema de tolerancia o intolerancia, es un problema de desarrollo.

En cuanto a los homosexuales, recojo, ahora, la expresión muy feliz de un humanista, un gran demócrata, igualmente, una de las figuras libertarias más radicales en México y contemporáneo que es: Diego Fernández de Cevallos. Hace muy poco, hablándole de la pregunta de una militante panista, en una reunión de mujeres panistas, le preguntan al señor Fernández de Cevallos sobre la política de cuotas. Una cosa ya admitida por el COFIPE, una cosa que ya forma parte de la reglamentación electoral, que no está sujeta al criterio de un político individual y le dice: qué piensa de la política de cuotas, de programarse por menos un determinado porcentaje de mujeres que vayan a las posiciones legislativas. Y contesta el señor Cevallos: “Francamente, no. Si le damos a las mujer lo de las cuotas, acabaremos, también, fijando cuotas a los jotos”.

Me parece que este hombre civilizado, humanista, el quijote de la bondad, no puede hablar sino a nombre de su partido. Me preocupa que sea esa la posición intolerante, homofóbica, prejuiciosa de un partido.

P: ¿Qué opina, que un país como el nuestro haya sido gobernado 72 años por el PRI? ¿Fue tolerancia de la sociedad o la oposición?
CM: Lo inerme no es tolerante. Lo inerme es inerme, lo indefenso es indefenso. Lo tolerante tiene opciones, lo inerme no.

Foto: archivo Secretaría de Cultura
Foto: archivo Secretaría de Cultura

P: Usted señala que en la Ciudad de México se dan las grandes oportunidades y mayores niveles de tolerancia. Sin embargo, Guadalajara, Monterrey, ciudades de gran desarrollo, ¿son tolerantes?
CM: Sí y no. Hay sectores absolutamente de vanguardia, modernos, críticos y hay alcaldes.

P: ¿Usted cree que los acontecimientos del 11 de Septiembre son un duro golpe para la tolerancia a nivel mundial?
MC: Es un hecho sin precedentes que mostró el rechazo, justo y necesario, al terrorismo. Y que después se ha visto prolongado por una persecución de lo que considera, el gobierno norteamericano, inadmisible.

P: ¿Por qué tolerar?
CM: La primera respuesta es: Para que nos toleren. Por qué no tolerar: Para que no nos toleren. Por qué tolerar: Porque no nos queda otra. Se trata de respetar las leyes.

P: ¿Cree que sea posible mantener la autonomía de las universidades públicas, a pesar de la presión del gobierno?
CM: Como en el caso del zapatismo, sin la autonomía de las universidades públicas, la educación superior se desmorona. Es un hecho constitutivo.

P: ¿Hasta dónde llegan los límites de la tolerancia cuando llega el gobernador y saca a la gente de su lugar? ¿Hasta dónde se le puede tolerar o tener que poner la otra mejilla?
CM: ¿Es una pregunta de (la Reserva de la Biosfera) Montes Azules  o qué? Es que no sé qué gobernador, no sé qué gente sacó de su lugar. Esta es una pregunta muy interesante para el Gobernador.

P: Si no es indiscreción, ¿de qué religión es?
MC: Si lo digo van a ser intolerantes. Permítame un comentario sobre la tolerancia. Creo que en Chiapas, en pleno siglo XXI, no es dada la tolerancia como debía ser. En los Altos se ve muy claro. Si el gobierno del estado no pone mucho interés en eso, menos lo hará el gobierno federal. Lo transmito a Don Pablo (Salazar Mendiguchía).

P: ¿Cree usted que la intolerancia surge en nuestro pasado histórico desde la conquista o cómo cree que fue?
En nuestros países creo que fue… es un proceso tradicional, que en México se detuvo con todo el atraso mantenido e implantado férreamente. Sin embargo, hemos tenido dos grandes momentos de derrota de la intolerancia: una fue La Reforma y, la otra, La Revolución Mexicana. Y que en términos generales el desarrollo de México, aún con toda la gran intolerancia y fanatismo, es comparativamente más claro que el del resto de Latinoamérica.

P: En lo único que todos somos iguales es en que todos somos distintos. ¿Cómo tolerar al fanatismo? ¿Considera la diversidad de culturas y costumbres de las personas que participan en la cumbre de Monterrey utilizan la tolerancia o es una artimaña orgánica?
CM: El fanatismo no se puede tolerar. Lo intolerable no se puede tolerar. En lo único en lo que todos somos iguales es que todos somos distintos. Pero todos somos iguales en la manera de solicitar el respeto para ser distintos.

Entonces somos iguales y somos distintos. En la cumbre de Monterrey no hay tolerancia. La cumbre de Monterrey es una reunión de verdugos planetarios.

P: ¿Cree que hay tolerancia en este estado?
CM: Es una pregunta que hacérsela a un pobre y triste chilango… me digo que los felices y afortunados chiapanecos tienen que responder.

P: ¿Cree usted que la opresión es educación, tiene algo que ver con la intolerancia?
CM: No admito críticas a las universidades privadas. No admito críticas a las escuelas privadas. No admito críticas a las grandes instituciones educativas de las órdenes religiosas. Si le quieren decir intolerantes, díganselo en su cara, no me utilicen.

P: ¿De qué manera se resuelve la tolerancia en el momento de su gestación con las diferencias raciales? ¿Están ahí sus primeras manifestaciones?
CM: En el caso de México el racismo es real, y más que en otro estado, en el estado de Chiapas, se sabe, el racismo no se presenta bajo la forma de superioridad de la raza blanca. Hay que ver el aspecto de los racistas que difícilmente se podría confundir a Robert Redford. Pero ese racismo, que se manifiesta en Chiapas, tiene que ver con la inferioridad de los indígenas y no con la superioridad de los mestizos. Y ese es un grupo lamentable. Aquí no se trata de la tolerancia. Es algo más.

La respuesta al racismo es el respeto y la asimilación, a través de un proceso educativo de la imbecibilidad, del cretinismo moral, profundo, del racismo.

P: ¿Podrá considerar que hay muchos intolerantes en las altas esferas de gobierno, político y económico?
MC: No me gusta la pregunta. La pregunta es: ¿Podrá considerar que hay algunos tolerantes en las altas esferas de México?

P: ¿Cómo describiría usted la tolerancia que hoy está viviendo México?
CM: La describiría como un proceso que ha costado muchísimo; que involucra cada vez a sectores más amplios; que tiene que ver con el respeto a las conductas ajenas, que me gusten o no están en su derecho de ejercerse, que tienen que ver con un entendimiento de la complejidad, de la diversidad y la riqueza de la vida social.

P: ¿Qué tanta tolerancia podríamos tener o qué tipo de tolerancia le podríamos llamar a preferir que el vecino secuestrador, ratero, matón sea, mejor, mi amigo porque, para entonces, sabría que no me secuestrará, robará, matará, sino que me cuidará?
CM: Es una pregunta perfecta porque te enseño mi caja de caudales para que sepas que no ganas nada secuestrándome. Y qué tal que sí oculto lo que había en la caja de caudales antes de invitar al amigo que es secuestrador, ratero, matón. Qué tal si sospecha que el amigo secuestrador sospecha que él ocultó lo que hay en la caja de caudales.

P: La intolerancia en México ¿sólo se basa en la intolerancia religiosa de acuerdo a lo que usted dijo?
CM: No. La intolerancia es general. Una intolerancia nada más religiosa sería una intolerancia sectorial y eso no suele darse. La intolerancia religiosa me preocupa porque ha tenido una expresión brutal, que es San Juan Chamula (Chiapas, México). Pero la intolerancia es múltiple.

P: Usted interpreta como una falsedad el consenso de Monterrey.
CM: Vale la pena el consenso pero no creo que sea una falsedad. Creo que es una farsa pero no una falsedad. Ni siquiera una farsa porque una farsa tendría un aspecto divertido. Eso es una ocasión burocrática de celebrar el modo de ir aplazando las respuestas vistas a una situación catastrófica en el orden mundial.

P: ¿Toleraría usted participar en un Big Brother para intelectuales?
CM: Hace 40 años hubiera dicho: sólo si me dejan hacer striptease.

P: ¿Por qué la conferencia se tituló los desarrollos y no el desarrollo?
CM: Bueno, lo que pasa es que no es un solo tipo de desarrollo. No es una senda única. Implica retrocesos; implica avances diversos; implica desigualdades en el ritmo.

P: ¿Podría dar los cinco puntos básicos para alcanzar el desarrollo en México?
CM:
1. No tolerarás la intolerancia de tu vecino.
2. Dejarás que pase mucho tiempo antes de que tu vecino se dé cuenta de que no lo toleras.
3. Procurarás ser discreto en la expresión de tus formas de vida, de tal forma que ni siquiera tú lo notes, por consiguiente te toleres.
4. No asistirás a conferencias o reuniones sobre tolerancia.
5. Aprovecharás todas las preguntas para hacérselas luego, a los gobernantes del estado.

P: Usted cree que si aún existe la tolerancia, ¿es bueno que persista la división de clases?
CM: La división de clases sociales no es un asunto de tolerancia. Los empresarios insisten en que la separación de clases sociales es un hecho inherente a la humanidad. Esto es fantástico. Dicen que Dios dividió el mundo en pobres y ricos para que los ricos tuvieran en quién pensar en las noches y para que los pobres tuvieran a quien agradecer en las mañanas.

Yo creo que el asunto de las clases sociales no es un problema de tolerancia. Es un problema de la profunda inequidad, de la profunda desigualdad que se vive. Es un hecho monstruoso en la vida mundial y que no se va a tratar en la cumbre de Monterrey. Declaró ayer la FAO que no están tocando el problema alimenticio, que no están tocando los verdaderos problemas.

P: Se innova de manera recurrente los usos y costumbres en las comunidades para avasallar a las creencias minoritarias, como los evangélicos para manipular la tolerancia. ¿Qué hacer en lo relativo a los usos y costumbres?
CM: Yo tengo un punto de vista. Lo expresé en la reunión de la Ciudad de México, con los comandantes zapatistas y Marcos. Ni doctrinal ni reglamentariamente se puede mantener. Los usos y costumbres tienen que ser un problema voluntario. Dado una categoría normativa es, sencillamente, ignorar el desarrollo, es ignorar la capacidad que tienen la mujeres.

El mejor discurso al respecto lo dijo la comandanta Esther en el Congreso, al oponerse categóricamente a lo que eran los usos y costumbres; cuando habló de los padres que vendían a sus hijas, de la manera en que trataban a las mujeres en las comunidades.

Mantener como una norma estricta lo que han sido los usos y costumbres es codificar y eternizar el retraso.

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Biblioteca personal de Carlos Monsiváis/ Imagen tomada del sitio: www.bibliotecademexico.org.mx

solamente

Graffiti anónimo en la colonia Magisterial, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Graffiti anónimo en la colonia Magisterial, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

ya comprendo la verdad

estalla en mis deseos

y en mis desdichas
en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios

ya comprendo la verdad

ahora
a buscar la vida

 

Solamente / Alejandra Pizarnik  (29 de abril de 1936, Argentina – 25 de septiembre de 1972, Argentina)

Adriana Zebadúa Mendoza, segundo lugar en el concurso de cuento breve Andares

 

Deseo que lo que escriba tenga un impacto en la conciencia de los jóvenes: Adriana Zebadúa Mendoza

  • Autora del cuento “Muñeca rota”, segundo lugar en el concurso de cuento breve Monstruos contemporáneos, organizado por el programa de radio Andares.

 

Gabriela G. Barrios García /Leticia Bárcenas González

 

Foto: Cortesía
Foto: Cortesía

 

Adriana Zebadúa Mendoza creció rodeada de libros, su abuelo era un gran lector por lo que desde muy pequeña empezó su amor por los libros. Escribe desde los 17 años, su primer acercamiento fue con la poesía y tiempo después comenzó a escribir narrativa, el  primer cuento que escribió  fue “Muñeca rota”, con el cual ganó el segundo lugar en el  Concurso de Cuento Breve, organizado por el programa Andares, la cultura y sus rutas, bajo la temática Monstruos contemporáneos.

En su faceta como escritora tiene en su librero no sólo diversos títulos de sus autores favoritos sino también tomos con historias esperando salir a la luz, mientras que en su faceta como docente, sueña, mediante sus escritos, formar y transformar conciencias en sus jóvenes alumnos.

Adriana es profesora de secundaria, imparte la materia de español en una secundaria técnica de la comunidad indígena La Candelaria, del municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Al respecto nos comenta: “Tengo clara la diferencia entre sueños y metas. Sueño con algún día publicar algunas cosas, sueño con impactar de alguna manera con lo que hago, pero en cuanto a metas, la principal es que con lo que hago pueda formar o transformar conciencias, sobre todo en los jóvenes. Por eso para mí es una meta a mediano plazo hacer un compendio, un volumen, de lo que yo tengo para público adolescente. Ser una persona que les despierte el deseo tanto por leer como por escribir. Como todos, quiero publicar, quiero editar un libro, quiero ver mi nombre, pero sobre todo lo que quiero es formar y motivar a otros”.

“Muchas veces las personas que nos dedicamos a escribir olvidamos eso, a veces por el ego –bueno me incluyo como escritora, como dijera un amigo, como juntaletras-, es natural del ser humano. Que te reconozcan, que te premien, que ganes, es un estímulo, un incentivo pero llega un momento que olvidamos que no somos eternos, algún día nosotros vamos a pasar y ojalá trascendamos y quede a la posteridad nuestro trabajo, pero lo principal es el ejemplo. Que cada quien forme su propio camino con mi ejemplo, con lo poco que pueda contribuir. Y eso es lo que a veces olvidamos, el enseñar a otros, a veces sólo queremos todo para nosotros y no enseñamos el camino a los que vienen”.

Desmesuradas abre su espacio para escuchar la voz de esta joven escritora y compartir con nuestras lectoras y lectores, sobre su proceso creativo.

¿Desde qué edad y cómo descubriste tu gusto por la literatura?

Por la lectura, porque creo que todos comenzamos por ahí y es la manera en que siempre, al menos con mis  alumnos es lo que yo les comento que comenzamos por el gusto por la lectura y luego se nos empieza a despertar el gusto por escribir, van muy ligados.

Tuve la fortuna de crecer en una familia de lectores. Mi abuelo tenía libros, aunque él en cuanto a estudios no tuvo mucha oportunidad en aquellos tiempos; sin embargo, siempre había libros al alcance de nosotros en la casa. Fui la primera nieta, entonces tuve esa suerte de que me daban lo que yo quería, incluso tengo hasta una foto donde estoy como a la edad de dos años y ya tengo un libro en la mano.

Mi madre igual, lectora, entonces desde ahí, desde mis inicios me ha llamado la atención la lectura. En cuanto a la escritura, como tal, desde los 17 años comencé a escribir poemas, empecé con la poesía como todo adolescente, lo curioso es que desde el principio mis poemas rimaban, a pesar de mi corta edad. Mi mamá era maestra de español, siempre cuidando la métrica y la rima,  y me salían los poemas rimaditos, era un hobby. En narrativa, relativamente tengo poco tiempo. En el 2005, precisamente el primer cuento que escribí como tal, es el que ganó en esta ocasión, por eso lo metí al concurso, es muy entrañable para mí, le tengo mucho cariño, es “mi primer hijo”, digámosle así.

Foto: Cortesía de la entrevistada
Foto: Cortesía de la entrevistada

¿Qué estudiaste?

Soy comunicóloga. Soy egresada de la Unach generación 1997-2001.

¿Qué género te gusta más?

Indudablemente la narrativa. Incluso en cuanto a mis lecturas me encanta el cuento y la novela. Mi autora favorita es Isabel Allende, no sé si estén de acuerdo o no pero me encanta.

¿Qué es más importante para ti el contenido o la forma?

Está difícil. Creo que el contenido más que la forma porque como he escrito los cuentos a veces me inspira una frase, una palabra, una imagen y sobre eso comienzo a desarrollar toda la historia en mi cabeza, no me fijo tanto en que si va a empezar así o cómo le voy dando forma sino que para mí surgen solos. Entonces me gusta más que cuente algo que sea significativo para mí.

¿Cómo nace la idea del cuento “Muñeca rota”?

Muchas personas me han preguntado si fue por alguna experiencia directa y no, afortunadamente no es el caso; sin embargo, sí me inspiraron dos cosas. La hija de una compañera se llama Melisa y  me gustaba como sonaba su nombre, me gustaba la niña en sí cómo era y su edad más o menos corresponde a la del cuento y en aquellos tiempos sonaba una cancioncita de niños, que mencionaba una Melisa y me gustaba tararear la estrofa, porque aparte me gusta cantar y simplemente se unió todo. Entonces un día viendo a la niña le dije, te voy a enseñar una canción y se la empecé a cantar; me gustó cómo sonaba y el hecho de que la niña se llamaba Melisa, le llamó la atención y allí comenzó la historia.

Recuerdo muy bien ese día, porque se retiraron todos de la escuela y me quedé al final y empiezo a escribir la estrofa. Le cambié una palabra, la canción no dice la muñeca está rota Melisa, Melisa, la canción original dice: la cubeta está rota, Melisa, Melisa. Es la licencia que me tomé, lo escribí y ahí comencé a pensar en una niña llamada Melisa y que está cantando y luego que está sola y el cuento fue como  surgiendo solo. Al principio no sabía ni cómo iba a terminar, se fue contando solo y por eso le tengo mucho cariño. La gente cuando lo lee me dice: pero cómo, es que está muy crudo, como que es una cosa que te llega. Claro, trata una problemática de las mujeres. Lo que uno ha leído durante mucho tiempo, lo que uno ha escuchado, eso marca en tu experiencia, la haces tuya pero no es que yo la haya vivido sino que les di voz a esas personas.

Foto: Cortesía de la entrevistada
Foto: Cortesía de la entrevistada

¿Como docente te has enfrentado a algún caso de abuso?

Sí, desafortunadamente me tocó uno en especial. Fue después del cuento, aproximadamente en el 2011. Me enfrenté a un caso muy difícil, muy triste y también el desenlace de la chica. Era una chica del rumbo de Palenque, la niña tenía 13 años y tenía una hija. Se acercaba a llorar conmigo, la vi cortada pero yo no sabía por qué se cortaba y platicábamos hasta que me dijo que tuvo una hija a los 11 años, “desde los 9 años me violaba mi papá”. Nunca me dijo mi padrastro o el marido de mi mamá, no, su papá, desde los 9 hasta los 11 años que la embarazó, abusaba de ella.

“Mi mamá lo sabía y nunca hizo nada”. Y ya cuando ella se embaraza la corre su mamá de la casa, la dejan sola prácticamente, muy triste el caso. Además, por cuestiones que hasta el momento no logro entender, el DIF la tenía a ella en una casa y a su hija en casa de otras personas, eso le pegaba mucho también porque no vivían juntas. Le dije ¿pero por qué te separaron? Yo no puedo entender. Su misma mamá le llegaba a decir de cosas y según por eso la separaron de su bebé. El caso es que esta chica un tiempo estuvo muy bien en la escuela, iba adelantando y todo bien pero al final de cuentas apareció un chico, se enamoró, como dicen “le jugó la cabeza”, dejó de estudiar y la volvió a embarazar. Le perdí la pista a la chica, pero es el que más recuerdo. Un caso muy triste.

¿Crees que la literatura pueda mover conciencias, por ejemplo, en este tema?

Sí, por supuesto que sí. Desde mi perspectiva de docente, porque siempre he visto más la cuestión de la literatura desde mi perspectiva docente. Mi sueño, lo he implementado en las clases de español, en algunas escuelas que he estado. Mi sueño es eso, que yo algún día les diga a mis chicos, esto lo escribí yo, esto salió de aquí y lo vamos a desmenuzar, nos sentemos aquí a conversar sobre esto. ¿Qué piensan de este tema?, ¿cómo creen que hubiera reaccionado esta persona sino hubiera reaccionado según como reacciona en el cuento? Me encantaría estar más abierta en ese punto, de manejarlo todo más didáctico. Que lo que yo escriba tenga un impacto al menos en la conciencia de los chicos, en las nuevas generaciones, enfatizo en los adolescentes porque es con los que trabajo.

¿Has participado en otros certámenes de cuento?

Sí, no muchos, de cuento han sido como en tres que he participado, obviamente no había ganado nada (risas.) pero sí he enviado algunos, incluso uno de poesía, el Efraín Huerta, mandé dos veces pero no se pudo (más risas).

Foto: Cortesía de la entrevistada
Foto: Cortesía de la entrevistada

¿Qué temáticas has tratado principalmente en tus escritos?

De todo un poco, aunque más temáticas relacionadas con la mujer y nuestras problemáticas. En este caso, el de Melisa, el abuso sexual. Tengo cuentos por ejemplo, de lo que pasa una mujer cuando una relación termina y lo que puede ella llegar a ser. Tengo cuentos como más tradicionales, románticos y hasta detectivescos; pero casi siempre hay una mujer como protagonista o como personaje.

¿Has publicado tus historias en otros medios?

Sí. Del 2006 a principios del 2008, estuve publicando en El Heraldo de Chiapas, en una revista que edita la Facultad de Historia de la Unicach, ahí publicaron como dos o tres cuentos y en la revista Rascapetate, en cuanto a impresos y de ahí en medios electrónicos. Pero imprimir ya algo como un libro, no. Todavía no tengo esa suerte.

 

¿A qué hora escribes?

A la hora que me dejen (risas). Ha sido difícil combinar esto con ser madre. Al menos, se me ha complicado muchísimo. Escribía antes de ser mamá, escribía mucho. Escribía más en la tarde, en la noche, por la cuestión donde yo vivía, como estaba lejos de mi familia; cuando vivía en Palenque escribía mucho, muy seguido y tengo varios volúmenes, los tengo por nombres. Casi no he escrito desde que nació mi niño, muy rara vez me pongo a escribir algo, no se puede. Otro añito más y ya (risas).

Como no he escrito más, los textos que tengo los organizo, los reviso, les voy poniendo según la temática, los voy ubicando en los volúmenes que, según yo, deben estar. El de Muñeca rota está en uno que se llama “Sueños, desvelos y duermevelas”, de hecho así se llamaba mi espacio en El Heraldo. De ahí tengo otro con mis cuentos más fantasiosos, se llama “Onironáutas en entresuelo”, supuestamente el término onironáutas son aquellos que pueden salirse y regresar de un sueño a su gusto, y  en el entresuelo es como cosas ocultas que todos en algún momento tenemos en la cabeza. Así tengo varios nombrecitos y ahí los voy ubicando.

¿Para qué tipo de lectores escribes?

Es muy amplio mi público pero una cosa he dicho: no escribo para niños. Muchos me dicen, pero si eres maestra y no escribes cuentos para niños. No, es lo más difícil del mundo. Aparentemente, es muy fácil, pero no, sólo dos cosas para niños he escrito  y una de ellas es una pequeña obra de teatro sobre el Bulling, que por cierto, se llama “La papa asesina” y fue de lo más complicado que yo haya hecho. Entonces para niños no, yo creo que más me he enfocado a lo juvenil, en ciertas temáticas y para adultos en otra, porque también tengo escritos eróticos. Cualquier cosa me inspira y se va mi cabeza.

¿Qué son para ti los libros?

Son mi vida. Para mí los libros son todo. Son, vamos a decirlo así, mi mundo, mi otro mundo. Sí, aquí vivo, aquí todo lo real, pero en este otro mundo también soy feliz. Entonces siempre ha sido mi refugio, mi mundo. De hecho, con mi esposo así nos conocimos, también es otra historia por ahí, con él nos conocimos en el Facebook, una amiga en común, que también es lectora publicó: ¿Cuál es tu top ten de libros? Y él comentó y yo también, y una cosa llevó a otra. Él tiene su biblioteca, yo tenía la mía y cuando nos casamos se juntaron y yo feliz y él feliz con tanto libro (risas).

Adriana-Zebadua-4B

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PERFIL

Lugar de nacimiento:
Tuxtla Gutiérrez, soy tuxtleca, más tuxtleca que el pozol.

Edad: 35 años

Número de hermanos: Somos 5, yo soy la mayor. Somos tres mujeres y dos hombres.

Estado civil: Casada

Número de hijos: Sólo uno.

Pasatiempos:
Leer, indudablemente. Escribir, cantar y lo que más disfruto últimamente es salir con mi hijo y pasear con él, es otro mundo que estoy explorando y descubriendo.

Música: Boleros, cosas suavecitas.

Libro de cabecera:
Son tantos, pero bueno, voy a mencionar uno, el que me ha marcado, el de Jane Eyre de Charlotte Brontë,

Escritor:
Hombre, Gabriel García Márquez y escritora, a pesar de las críticas, Isabel Allende.

Comida predilecta: Comida china.

Ritual: No, yo soy de las escritoras raras que no hacen rituales.

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EN CORTO

Cuento: Yo
Certamen: Literario
Muñeca: Muñeca Rota
Educar: Formar
Palabra: Pensamiento
Realidad: Fantasía
Niñez: Difícil
Mujer: El todo

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CUENTO RADIOFÓNICO «MUÑECA ROTA», UNA PRODUCCIÓN DEL PROGRAMA ANDARES, LA CULTURA Y SUS RUTAS, QUE SE TRANSMITE EN EL 93.9 FM DEL SISTEMA DE RADIO, TELEVISIÓN Y CINEMATOGRAFÍA

Es maravilloso que disfrutes tu trabajo y que vivas de eso: Max Aguilera

 

Leticia Bárcenas González / Gabriela G. Barrios García

¿Cómo nace una pasión? ¿Cómo se empieza a vivir con ella? ¿Se puede vivir de esa esa pasión? Preguntas difìciles de contestar para la mayoría de nosotros, que quizá nos vemos obligados a guardar nuestros sueños en un cajón, para sobrevivir en el tiempo y espacio que nos ha tocado habitar, pero sencillas para aquellas personas que poco a poco, lentamente, han logrado no sólo cumplir sus anhelos sino dedicarse profesionalmente a eso que les apasiona, como es el caso de Max Aguilera, uno de los más destacados intérpretes de Juan Gabriel en Chiapas.

Te quiero tanto, tanto, tanto, que te doy tu libertad…

Max Aguilera nos abrió las puertas de su hogar para hablarnos de su admiración y dedicación a uno de los artistas que más imitadores e intérpretes ha tenido a lo largo de su historia profesional: A Juan Gabriel lo admiro mucho y me identifico con él porque realmente es un artista que tiene mucho que dar, que ha dado tanto a nuestro país, que ha compuesto tantas canciones, ¿quién no se sabe una canción de Juan Gabriel?

Es un artista que sabe llegar al corazón de la gente, creo que por eso lo quieren tanto. Aparte el respeto que proyecta. Además de identificarme mucho con él, la voz que tengo es un privilegio que la vida me dio, aunque no lo sabía realmente.

En la primaria Max sobresalía en puntuación y conocimiento, en dibujos, en la elaboración de periódicos murales, le gustaba participar en bailables, hacer títeres, tenía siempre la creatividad para hacer cosas artísticas. Sin embargo, es licenciado en Administración de EmpresasTurísticas. Ante eso, nos salta una duda:

Si desde niño estabas en esto, ¿por qué elegiste Administración de Empresas Turísticas  y no algo más afín al arte?
Estudié Administración porque en mi época de estudiante, en mi pueblo no había escuelas para estudiar música; así que me adapté a las posibilidades que había pues mi mamá era la única que me apoyaba, ella vendía en el mercado.

Mi mamá ya falleció. Fue una persona muy humilde, tenía un puestecito en el mercado y me apoyó en lo que pudo. Cuando vine para Tuxtla tenía como 26 años, en ese tiempo mi mamá con lo único que me pudo apoyar fue con una cajita de totopos con camarón y queso, me dijo: “Mi´jito es lo único en lo que puedo apoyarte porque no tengo más”. Ay mamá –le dije- no te preocupes, ¡yo con eso tengo!
Aquí empecé de cero, rentaba un cuartito por la 5ª Oriente y gracias a Dios la gente empezó a fijarse mucho en cómo cantaba. Y en ese tiempo no pensaba en dedicarme a esto para nada.

¿Tu mamá te vió como intérprete de Juan Gabriel?
Claro que sí, tuve la fortuna de que me viera mi madre. Fue la persona más orgullosa.

Poco a poquito me fui enamorando, no pude evitarlo…

¿Cuando viniste a Tuxtla, ya tenías la idea de trabajar en administración o ya venías a cantar?
No, yo vine aquí a terminar mi carrera y a sentarme en una oficina a ejercer mi profesión, ese era mi objetivo. Pero lo artista uno ya lo trae.

¿Qué fue lo que te motivó a dedicarte al espectáculo en vez de tu carrera?
Traía lo artista desde niño, pero aquí fue el parteaguas para darlo a conocer, entonces dije yo de aquí soy (risas). Parece mentira pero me empezó a ir muy bien gracias a Dios, me sorprendí mucho.

¿Cómo fue la primera vez que te diste a conocer como intérprete de Juan Gabriel?
Ya me gustaba mucho cantar su música, pero aquí me di a conocer precisamente en los festivales que hacían en la universidad. Muestras, cumpleaños de los maestros, todo ese tipo de cosas y no sé cómo llegó a los oídos de todo el alumnado, pero decían: Allá hay un chico que canta muy bonito.

¿Cantabas otras canciones o sólo de Juan Gabriel?
No, siempre Juan Gabriel. En la Universidad había alguno que otro de mi pueblo, de Tonalá, y todo por allí que ya me habían escuchado cantar. En una de esas el maestro me dijo: Tienes que cantar, me han dicho que cantas muy bonito. ¡Y yo con los nervios! No me hagan esto decía yo (risas), es que no es lo mismo, vengo de mi pueblo y aquí me da no sé qué.

¿Y allá ya cantabas?
Cantaba en la prepa, en cumpleaños, pero no me dedicaba a eso; no era mi profesión, era como hobby. No es lo mismo estar en en un pueblito, a venir a una capital, aquí vienes así, con nervios.

¿Cómo fue esa primera vez que te enfrentaste al público ya fuera de la escuela, qué sentiste?
La verdad no sentí nervios porque estaba muy seguro de lo que quería hacer y la primera oportunidad me la dieron en el Hotel María Eugenia, en el Bar El Nucú. Yo tenía 28 años.

Cuando vine a audicionar el gerente inmediatamente me contrató, dijo: Este chico canta precioso, estás contratado, presentante a trabajar desde mañana.

El tipo de público que asistía al Bar El Nucú era más de turistas, venían de Veracruz, de Guadalajara; de Tuxtla era muy poca la gente que me veía en el bar. Pero ustedes saben que un buen trabajo repercute y decían: Allí hay un chico que canta muy padre, y empezaron a darme tarjetas para ir a conocer los bares y restaurantes. A partir de entonces, esto se hizo una bola de nieve y ya no lo pude controlar.

Te amo, te respeto, te agradezco tanto amor…Yo quiero ser igual que tú…

Max Aguilera / Foto: Desmesuradas

Regresando un poquito a tu niñez, según supimos que desde pequeño te llamaba la atención el canto, cuéntanos alguna anécdota de esa etapa de tu vida.
Siempre me llamó la atención Juan Gabriel. En ese tiempo, me acuerdo que los únicos concursos de canto eran los de fonomímica, en los que imitabas a tu artista favorito, yo no cantaba sólo movía la boca. La gente que miraba que lo hacía bien, me prestaba un saco, un pantalón, unos zapatos, para armar el vestuario más o menos de Juan Gabriel y allí empecé a concursar.

Lo curioso era que los chavos que organizaban esos eventos, lo hacían nada más por desmadre y cuando había ensayo el primero que llegaba –hasta una hora antes- era yo, y allí estaba, sentado en el sol; a veces ni llegaban y no me importaba. Me preguntaban porqué sacrificaba tantas cosas, les respondía: Es que yo quiero estar bien, quiero que ustedes me enseñen.

Cantaba yo en el baño y tenía unos vecinos que decían: ¡Callen a esa chinaca! ¡Ya cállenla por favor, ya me tiene hasta acá! (Risas). En el baño empecé a cantar, era el único lugar en que me podía explayar porque en la casa o en la calle me daba pena y la gente se quedaba de a seis cuando yo cantaba. Eso es un dato curioso que tengo de mi niñez.

Desde allí se me fue abriendo la voz. De niño también componía canciones porque esa es otra de las cosas que hago, ese es un  talento que traigo desde pequeño. Hasta ahora lo estoy dando a conocer porque ya grabé mis canciones. ¡Uno no sabe hasta dónde puede llegar! Me han hablado para que otra gente me grabe a mí.

Tú estás siempre en mi mente…

¿Tú compones la letra y también la música o sólo la letra?
Las dos cosas.

¿Eres empírico en las dos?
Sí, empírico en las dos cosas.

¿Cuánto tiempo le dedicas a tu música?
En un principio componía canciones así nada más pero me he dado cuenta que no es tan fácil, me lleva tiempo, días. Ahorita, por ejemplo, una chica me pidió canciones para grabar en su nuevo disco con el que se va a proyectar, se llama Gabriela Mijangos.

¿Qué tipo de música te gusta componer?
Me identifico mucho con la música regional mexicana, José Alfredo Jiménez, Juan Gabriel, Armando Manzanero, con ese tipo de composiciones y al igual que ellos  trato de utilizar palabras comunes para que cualquier gente lo entienda.

Ahora hablemos de tu nombre, ¿por qué Max Aguilera?
Mi nombre real es Marciano Chiña Marín, mis apellidos porque mis padres son del Itsmo de Tehuantepec y el Aguilera es como un homenaje a Juan Gabriel. Como mi nombre no está tan bonito no me puedo poner Marciano Aguilera.

Cuando vivía en México a mis compañeros no les gustaba decirme así, entonces me decían Max y de ahí comencé a usar Max todo el tiempo. En Tuxtla, una chica que trabajaba en El Nucú me decía: Max está muy corto, no suena bien, ponte un apellido y qué mejor apellido que el de Juan Gabriel, que es mi ídolo, y creo que el nombre ha funcionado.

¿Quién ha sido la persona que más ha influido en tu carrera?
Definitivamente Juan Gabriel, es un ejemplo a seguir no solamente como artista, sino como ser humano también. Él sabe quiénes son sus imitadores. A través de un chat me platicó que le gusta que lo imiten pero una de las cosas que no le gustan es que lo ridiculicen. Yo me sentí un poquito mal cuando me empezó a preguntar cosas por el estilo, hasta que me dijo: ¿Tú cantas o nada más haces payasadas como los demás? Porque es una de las cosas que a mí no me gustan. Yo respeto mucho el trabajo de todos ¿pero tú realmente cantas con tu voz o nada más haces playback y haces payasadas como los otros imitadores que tratan de ridiculizar mi trabajo? Le dije que sí cantó y me pidió pruebas. Ya le mandé videos y canciones de las que yo he compuesto y ¡cuaz! se quedó de a seis, eso es de las cosas muy bonitas que me han pasado.

¿Cuando platicaste con Juan Gabriel no viste la posibilidad de que se conocieran en persona?
No, todavía no ha surgido ese privilegio pero claro que yo siempre le digo que se dé la oportunidad y me ha dicho que sí, que con mucho gusto.

¿Cuando ha venido a Chiapas has intentado ir a verlo?
He intentado pero por cuestiones de trabajo no he podido, esa es de las cosas que no he sacrificado quizá por tonto. Él es un señor que su amistad se la brinda a todo mundo, pero por lo mismo de su trabajo se complica un poco.

¿Qué le dirías si lo tuvieras en frente, si lo conocieras en persona?
Lo he visto en conciertos. Si lo tuviera en persona le manifestaría toda mi admiración, le agradecería  tantas cosas bonitas que yo he logrado gracias al artista que es y que se diera la oportunidad de hacer algo juntos, no sé a lo mejor de coro, de lo que sea, pero eso es lo que yo quisiera manifestarle: toda mi admiración pero sobretodo unir nuestros talentos y que se dé cuenta que también aquí en Chiapas hay artistas de primer nivel.

Abrázame que el tiempo pasa y él nunca perdona…

Max Aguilera / Foto: Desmesuradas

¿Cuál es tu canción favorita de Juan Gabriel?
¡Muchas!, pero con una de las que más me identifico es “Abrázame muy fuerte”. Disfruto muchísimo cantarla, no lo puedo evitar, me conmueve mucho.

¿Cuánto tiempo te lleva preparar y adaptar una interpretación?
Como es mi ídolo no me cuesta mucho, incluso no ensayo. Antes sí ensayaba, en la actualidad no. Lo que sí practico mucho son las canciones, haz de cuenta que las escucho dos, tres, cuatro veces y se me quedan muy pronto, tiene mucho que ver que te guste el artista.

Juan Gabriel no es el único artista que admiro, también a los grandes compositores como José Alfredo Jiménez –mis respetos para él-, José Luis Perales. Su forma de componer tan perfecta de los grandes es mi escuela, son con los que trato de estar.

Aparte de tu show y tu carisma en el escenario, tu vestuario es algo que llama la atención. ¿Tú lo diseñas o tienes algún asistente?
Yo lo diseño. Me gusta agradar a la gente, que se lleven un buen sabor de boca de mi trabajo. Veo los vestuarios de Juan Gabriel, veo cómo se proyecta. Lo que me queda trato de acomodarlo a mi medida, a mi cuerpecito, que se me vea bonito.
Imito muchas cosas de él pero más que un imitador me considero un buen intérprete de Juan Gabriel, entonces la mayoría de ropa que yo tengo es de mi creatividad.

¿Y los zapatos?
(Risas) Los zapatos los mando a hacer porque soy de estatura bajita y trato que se vean lo más parejo que se pueda. Cuido todos los detalles, un anillito, una cosita aquí (señala su cuello) que combine. Todo que se vea impecable, la gente disfruta mucho eso.

Yo seguiré tratando ser mejor… y sonriendo haré las cosas con amor

¿Si no te dedicaras a esto a qué te dedicarías?
¡A mi profesión! Estudié Licenciatura en Turismo y me dedicaría a eso. Me gustan las ventas también. Antes de estudiar Turismo o cantar, enseñaba vals, hacía piñatas, vendía libros, siempre fui creativo en ese aspecto.

¿Te consideras un triunfador?
Por el hecho de haber nacido, de tener trabajo, de tener salud, de estar bien, sí, yo creo que es un triunfo.

¿Cuál consideras que ha sido la clave de tu éxito?
Mi disciplina. Porque en este ambiente conoces de todo, no me espanto por nada pero me han ofrecido muchas cosas para que me descarrile y no. De repente, cuando tengo tiempo me echo mis copillas porque es normal pero hasta cierto límite, primero mi trabajo. Sí tengo una disciplina en esto.

¿Entonces no tomas en tu trabajo?
No, para nada, porque aparte, cuido mucho mi voz. El cigarro y el descuidarse con el alcohol es matarte. Además, una de las cosas que trato de cuidar mucho es esa parte de que soy figura pública, no puedo darme ese lujo. Me invitan, sí, pero no lo puedo hacer porque se te pasan las copas y ya no sabes qué onda.

¿Cuál ha sido lo más difícil a lo que te has enfrentado en tu carrera?
Considero que para todos los artistas que nos dedicamos a esto, todos los días es una oportunidad pero también hay obstáculos. Sin embargo, así, una dificultad grande que haya tenido, considero que no. Se me ha dado de una manera muy fácil. Quizá ha sido cuando no encajo en algún proyecto, por ejemplo, he hecho casting para muchos concursos de televisión pero a lo mejor no cubro el perfil o no es mi oportunidad o no ha sido el momento, pero no me desagüito por ese lado. Como dice Juan Gabriel, el que es artista no necesita salir en televisión, sí nos ayuda mucho, pero gracias a Dios, tengo un trabajo y me va bien.

Cuando fui a (la Ciudad de) México a un casting para imitadores, ahí sí tuve la fortuna de quedar y ganar el primer lugar, era un concurso de aficionados que se llamaba “Vida TV” con Galilea Montijo; en dos ocasiones fui, la primera no gané pero la segunda sí, en ese tiempo creo que estaba en la universidad.

¿En qué lugares te presentas?
Como la música de Juan Gabriel abarca todos los géneros, tengo la fortuna de trabajar en todo tipo de lugares. He trabajado en bares, restaurantes, clubes, me llaman para presentarme en Ferias, masivos, ya estuve en el estadio Zoque. Es una de mis satisfacciones, que uno de los organizadores se fijó en mi trabajo, me contactó y me dió la oportunidad.

Creo que él me escuchó en una de mis presentaciones. Por eso cuido todos los detalles porque sé que de ahí va a ver gente a la que le va a interesar mi trabajo. Nada hago al “ahí se va”, por ejemplo si voy a un cumpleaños,  investigo que canciones le gustan al cumpleañero y trato de complacerlo. He montado hasta un show con mariachi con el maestro que dirige mis arreglos.

Que seas muy feliz, que seas muy feliz, mientras que yo te sigo amando…

¿Qué sigue?
Hace tiempo había grabado unos discos –no tan profesionales- para que la gente conociera mi trabajo. Ahora, en el último disco le invertí más porque es un disco con mayor calidad, los arreglos son de un maestro que trabaja en la Orquesta Sinfónica “Esperanza Azteca”, él conoció mi trabajo, le gustó mucho y me propuso grabar. Me llevó medio año para hacer ese disco porque sí es un trabajal pero se pudo gracias a Dios y me fue muy bien, yo solito vendí los discos.

Tengo un nuevo proyecto, la idea es que se haga en formato CD y DVD porque ahorita sólo tengo CD. Quiero hacer el video de mis canciones más los videos que tengo de Juan Gabriel para que se puedan vender, es una sorpresa que les estoy reservando a mis fans; además, estoy trabajando con la chica que les mencioné. Mi próximo material, que incluye mis canciones lo quiero dar a conocer 2016.

¿Algo que quisieras que conociera tu público?
Que estén pendientes de las cosas que estoy por realizar, la verdad estoy muy sorprendido por tantas cosas que Dios me ha dado, porque nos las planeé y sobre todo por las cuestiones profesionales que se me han dado.

De mis composiciones, por ejemplo, digo: Ay, Dios mío, ¿será que van a gustar o son una locura nada más?, pero me sorprende hasta dónde ha llegado mi trabajo. Es maravilloso que disfrutes tu trabajo y que vivas de eso.

 

Max Aguilera / Foto: Desmesuradas
Max Aguilera / Foto: Desmesuradas

 

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SILUETA

Lugar de nacimiento: Estoy registrado en Arriaga, pero mi madre me contó que me tuvo en Villaflores. Lo que pasa que mis papás se dedicaban en ese tiempo a la venta de medicinas de casa en casa en los pueblitos. Mi mamá tuvo 12 hijos. Yo soy el penúltimo. Me tuvo en Villaflores, me registró en Arriaga y luego por problemas con mi papá nos llevó un tiempo a San Blas, de donde es originaria y allí crecimos un rato nada más y nos regresamos a Arriaga.

Edad: 41 años.

Número de hermanos: Somos 12 hermanos.

Estado civil: Hasta ahorita soltero.

Hijos: Es una de las cosas que quiero llevar acabo, quisiera ser papá.

Pasatiempos: Cantar (risas), me gusta mucho bailar, todo lo que es artístico, escuchar música, componer de repente canciones y divertirme con mis amigos, salir de paseo.

Música que prefieres:  La música regional mexicana, lo que es mariachi, banda, balada y género pop, me encanta.

Comida predilecta: El caldo de res.

Película favorita: Casi no veo películas, pero me gustan mucho las películas de conciertos o las que hablan de la vida de los artistas.

Ritual: Agradecerle a Dios todo, cada día, desde que amanezco. Siempre le agradezco a Dios por cada oportunidad de vivir y cada quevengo del trabajo y estoy en mi casa, sano y salvo en mi cama, digo: Ay, bendito Dios, gracias por darme tantas cosas. Soy muy agradecido con Dios.

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EN CORTO

Música: Mi pasión

Show: Lo disfruto mucho

Balada: Uno de los géneros que me gusta mucho

Público: Lo máximo

Voz: Un privilegio

Artista: Juan Gabriel

Luces: Show

Intermedio: Un relax

Max Aguilera: Admiración

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Entrevista publicada en el diario Heraldo de Chiapas, 27 de agosto 2015.