José López Arévalo, in memoriam

José López Arévalo

Pepe López Arévalo escribió su última palabra y no fue en su ya famosa columna Línea Sur, sino en su corazón; escribió para despedirse de la familia, las amigas y los camaradas que lo acompañaron amorosa y solidariamente en la lucha que libró contra el cáncer. José López Arévalo, activista estudiantil, militante comunista, preso político, periodista, ¿qué más se puede decir de él?

            Que su andar por la vida fue congruente con su pensamiento, que su hablar y su escribir fueron irreverentes, como las imágenes de las chicas que mostraba en su columna, que para él escribir era una enfermedad de la que no podía ni quería escapar porque era una enfermedad libertaria… Como un homenaje luctuoso comparto con ustedes una entrevista que me concedió hace casi una década.

Leticia Bárcenas González

–¿Cómo defines la naturaleza de Línea Sur?

–Como una columna intimista porque más que lectores uno busca cómplices. Es una columna que difiere de las otras. Inicialmente se buscaba un poco más de irreverencia, pero en realidad termina en una serie de complicidades con sus lectores porque son los que marcan muchas veces la pauta. Por ejemplo, cuando le das lectura lo que más le caracteriza para el lector poco común y que no conoce de periodismo es, pongamos, las fotos de mujeres desnudas; cuando he hecho intentos vagos, no de cambiar pero sí ser menos continuo en esa línea de sacar mujeres hermosas –obviamente–, sino también de sacar alguna caricatura política o algo así, me hablan a la redacción para decirme no, no, no, a chingar tu madre con el arte, queremos que sigas sacando mujeres desnudas. Entonces, es una columna que de entrada difiere de las otras porque a los lectores que llega no son de la clase política, llega a los sectores a los cuales los otros medios no llegan. Tratamos de ser una competencia diferente; quienes escriben para el poder están preocupados por quién va a ser el secretario de Gobierno, quién lo va a suplir, cuáles son las pugnas internas en el gobierno o las pugnas entre los funcionarios públicos, cosas que, creo,  al locatario, al ama de casa o al estudiante “normal”, no les interesan, ni les va ni les viene. Entonces, te agradecen más un chiste –aunque sea reciclado–, alguna anécdota, algún desmadre, una crónica bohemia; creo que lo agradecen por lo menos por dibujarles una sonrisa.

José López Arévalo
Pepe López Arévalo leyendo Xmedios en su bunker / Foto: Xmedios

–Por su contenido cualquiera diría que tu columna es machista…

–Ufff, todo lo contrario. Es completamente feminista porque a nivel de cuentos y chascarrillos comulgo más con las ideas feministas, el sacar mujeres guapas y estéticas, con erotismo, creo que es un homenaje a las mujeres. A parte de que tengo muchas amigas lesbianitas que también lo agradecen.

–Por las fotos que publicas parece que eres un adicto a las páginas porno.

–No, no. Creo que es una mala lectura porque no saco fotos pornográficas. Son mujeres vestidas, a lo mucho enseñan los senos, que son además generosos. No saco fotos grotescas ni nada por el estilo. He sacado, inclusive, algún desnudo masculino pero tienen poca aceptación hasta entre las mujeres. Como que no les gusta, lo rechazan, no están acostumbradas al desnudo masculino.

–Esas mujeres fenomenales de las que escribes y tus célebres borracheras ¿son la neta o literatura pura?

–La mayoría son la neta, protejo nada más los nombres de las personas involucradas no porque estén casadas, no, yo sí estoy casado pero mi mujer es liberal, es libre, no tengo problemas por eso, pero las amigas luego sí, por su mamá, por su papá o por sus amistades, por no quemarlas. La mayoría sí son vivencias, no necesariamente personales, a veces son de algún cuate, por ejemplo luego escribo que en el sillón se revolcaron y se mordieron las nalgas, hablo por alguna amiga o por algún amigo, no necesariamente soy yo.

–Entonces tu Marypower no te censura.

–No, para nada. No podría. No podría porque ella también hubiera sido censurada de antemano porque sabía el ritmo cardiaco en el que yo me desenvuelvo.

–¿Por qué escribir y no otra cosa?

–Escribir es para mí algo compulsivo, aunque sin caer en los extremos de Letras prohibidas, en donde el Marqués de Sade es reprimido y llega a escribir con sangre y hasta con la mierda. Yo no podría dejar de escribir. Si veo una película llego a mi casa o a la oficina a escribir qué tal me pareció, si es que trasciende algo en mí, ya sea por chingona o por mediocre. Igual un buen libro, lo leo y me nace describirlo para decir está bueno o es una porquería; una mujer guapa o quizá una mujer fea, cualquier cosa que genere un cambio en mí. Y eso es una chingonería, que no he perdido la capacidad de asombro. Escribir es una enfermedad, no puedo dejar de escribir.

José López Arévalo / Foto: Xmedios

–En esto de escribir, ¿lo tuyo es la putería, como te dijo un amigo?

–Eso me lo dijo directamente el dirigente del Mercado de Los Ancianos. Dijo no, no, no escribas de política, lo tuyo es la putería, es lo que disfrutamos, así que échale más por ese lado. Y definitivamente a mí me gusta más eso. Si a mí, en un momento determinado me pagaran por ese trabajo, me dedicaría a escribir de sociales, espectáculos y vivencia diaria. Sería un cronista de desmadres, cantinas y puteros. Desgraciadamente a nadie le interesa eso, me refiero a nivel de empresarios, a nivel de pueblo si les gustaría un chingo. A pesar de que digan que ya hay un muchos periodistas, existe un gran vacío de cronistas, de sociales por ejemplo –salvo el Duque de Santo Ton que hace algunos intentos–,  pero en realidad ninguno me hace ver ni sentir la emoción de los que se están casando, ni siento que le están poniendo el anillo nupcial, ni intentan meterse en la cabecita de alguno de los contrayentes o de quienes los rodean. No hay crónica social ni crónica policiaca, no hay crónica de algo, es pura, no digamos que porquería, pero la mayoría sí. No dan ganas de leer los periódicos, locales al menos.

–¿Tus kamarradas te buscan por lo que escribes o por el vodka?

–Creo que primero por mis amigas, tengo un chingo de amigas. Soy una lesbiana atrapada en el cuerpo de un hombre. Tengo muchas amigas, llego a ser su confidente, su alcahuete, su papá, hermano o hijo que no tuvieron. En ese nivel me buscan mucho, tengo muchas, muchas amigas, de eso sí me puedo preciar, y a ellos les gusta tener un cuate que tenga muchas amigas y aparte, el desmadre, la irreverencia. Además mi cueva es un lugar bastante libre al que cualquiera llega, que si le pegó su mujer o no lo cogieron bien en la mañana, pues se siente con ganas de venir a platicar o echar la cervecita o a desayunar, y como uno es libre, pues en ese momento se solidariza con los cuates.

–¿A Kemosaby le gustaría entrarle a la polaka o al table dance?

–No, a ninguna. Al table dance no porque sería un acto de cinismo, debería primero meterme al gimnasio y estirar un poco, a lo mejor con algún ladrillo, mi pequeño clítoris que tengo entre las piernas. Pero a la política no, aunque de alguna manera hacemos política, el periodista no es ajeno a esto; al denunciar o al propagandizar los rollos políticos de tal o cual partido sin duda estamos involucrados en la política, aunque no necesariamente en la política electoral. La política electoral en realidad no me atrae, pero tal vez sí podría ser suplente de alguna dama que fuera candidata a lo que sea; pero a nivel de echar desmadre, de ir a las cantinas y a los puteros, no por ganar sino por ser un poco irreverentes y por darle algo de sabor al caldo.

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"Escribir es una enfermedad, no puedo dejar de escribir." / Foto: Xmedios

–¿Cuál es el camino de la clandestinidad al periodismo?

–Para empezar no se programa, es un proceso de evolución o involución, depende del ángulo en que se mire, en el cual se van perdiendo, o ganando, virtudes o defectos que hacen que su gradualismo te lleve a otro extremo de tu vida sin que te des cuenta, hasta que en un momento determinado estás “estacionado” y descubres que el ayer queda algo retirado, inclusive ya ni te acordarías de cómo o por qué actuaste de tal o cual manera. En mi caso no fue un proceso de descomposición y menos de traición, tan es así que los grupos guerrilleros y rurales todavía me tiene en buena estima, pero sencillamente no me llenó las expectativas; quizá fui víctima también de lo que se llamó la crisis de los paradigmas, la caída del Muro (de Berlín), el proceso de reflexión y también de las crisis que hubo al interior de los grupos acá. Fue muy desgastante para mí ver a compañeros líderes inducir procesos de depuración en los cuales perdieron la vida amigos y amigas muy valiosos, que me dolieron mucho y me hicieron ver que a lo mejor yo no estaba hecho para eso, a lo mejor me faltó estatura, no sé. Pero he tratado de ser congruente con mis sentimientos y tan pronto sentí que los proyectos del cambio y de la revolución ya no iban conmigo, me salí de ese proceso para no, en un momento determinado, vivir desencantado o ser un blanco fácil de la delación al ya no creer. Creo que me salí a tiempo; igual otros salieron, otros siguen, respeto a todos, yo también lo único que quiero es que me respeten y por mí, como decía mi abuelita, que cada quien haga de su culo un arrabal.

–El Che Guevara o Marcos.

–El Che Guevara, Marcos para nada. Quizá se le admire por su irreverencia y su sarcasmo; sus paradigmas llevan a muchos sectores pequeño burgueses a admirarlo, pero yo, no dudo que es un cuate muy congruente y lo respeto y le tengo cierto grado de admiración pero el Che Guevara es otra cosa. Hay un mundo luz de distancia.

–Entonces, no crees que todos somos Marcos.

–No, para nada; malaya todos fuéramos narcos, para que todos tuviéramos paga…

–No, narcos no, Marcos.

–No, definitivamente no, no todos somos Marcos. A parte hay mucha incongruencia entre los postulados del zapatismo y sus hechos, el mundo en el que todos quepamos que tanto pronuncian. Yo conozco los círculos zapatistas de los campesinos y es una intolerancia tremenda donde hay ajusticiamientos y hay zonas en donde “barren” para mantener su dizque liderazgo y sus creencias. Y él (Marcos) mismo lo reconoció cuando hablaba de que el zapatismo o la lucha armada tuvo mucha intolerancia.

[box style=»rounded»]Kemosaby y el cuerpo

Cabello: Empezaste muy duro, pero diría deseo.

Ojos: Café claro.

 Boca: Sensual.

 Lengua: Ohh, felación.

 Cuello: Rico.

 Hombros: Besables.

 Senos: Duros.

 Manos: Acariciadas.

 Ombligo: Sexi.

 Nalgas: Quiero.

Monte de Venus: Cunnilinguis.

Piernas: Duras.

Rodillas: Para hincar.

Pies: Para masajear.[/rescue_box]

 

[box style=»rounded»]Silueta

José López Arévalo es periodista de profesión, lleva ya una década publicando Línea Sur y casi 20 años haciendo columna. Nació en Yajalón, Chiapas; tiene 44 años y es además director del semanario electrónico Este Sur.

Dice tener 5 hermanos de padre y madre, y de papá un chingo. Su estado civil lo define como unión libre y multiorgásmico; tiene cuatro hijas (“ya ves que soy feminista”, “soy huevos de oro, como dicen en mi pueblo”).

Se declara aficionado a la bohemia, al ajedrez, a la amistad, a ir al cine y a la lectura, obviamente.[/rescue_box]

*Entrevista publicada en Xmedios, Comunicación y sociedad, No. 2, Agosto 2003

Intocable, el luchador

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A veces la vida nos premia con momentos inolvidables, nos orilla sin que lo busquemos o lo deseemos a ser testigos de hechos que pueden pasar a la historia por su trascendencia política, social, cultural o simplemente emotiva. A cada uno de nosotros nos puede venir a la mente un lugar, una hora, un olor o un rostro especial al leer estas líneas. He pensado, al escribirlas, en marchas, presentación de libros, partidos de futbol y en noches de lucha libre en el extinto Centro Deportivo Roma, ubicado en pleno centro de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde en el año 2006, me tocó por azares del destino, presenciar la primera vez del luchador Intocable en esta ciudad.

Leticia Bárcenas González

Son casi las nueve de la noche. Fuera del Centro Deportivo Roma la gente esperaba impaciente la llegada de esos seres humanos, tan comunes y tan mortales como usted y como yo, pero que esta noche se transforman en héroes y en villanos para ayudarnos a vivir nuestra oculta fantasía: demostrar al mundo que somos verdaderamente rudos, salvajes, pasionales.

Algunas personas se forman para entrar; otras, la mayoría jovencitas y niños, fingen observar las máscaras, las playeras o los muñecos que se venden a un lado de la banqueta, mientras esperan ver descender de un taxi a los luchadores que por primera vez vienen a Tuxtla Gutiérrez: Alebrije con Cuije, Monster con Chucky, Alan Stone y, por supuesto, al galán de telenovelas y ex streeper, Intocable.

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El luchador Intocable / Foto tomada de Internet

¡Intocable! ¡Intocable! Aaaaah, gritan las mujeres al verlo llegar. Corren a su encuentro. Las más rápidas y atrevidas lo abrazan, lo besan en las mejillas; las otras, se conforman con tocar su mano, su brazo o ya de perdida su hombro. El cabello, ni pensarlo, viene cubierto de pies a cabeza. Sonríe. Saluda. Besa la mejilla de algunas chicas. Se deja desear. Se deja querer.

A los pocos minutos aparece su enemigo, sí, su enemigo, porque en el cuadrilátero no existen los rivales, existen los enemigos, y como tal asoma Alan Stone —el usurpador de la imagen de Intocable, lo llaman. Él no permite que las chicas se acerquen mucho aunque algunas gritan y suspiran al verlo. Apresura el paso, sólo acepta el beso de una niña y la foto. Entra al deportivo. Sus admiradoras quedan desilusionadas: ¡Mmm, se cree mucho!

En el ring, como en la telenovela en que actuó Intocable, se dará el eterno enfrentamiento del bien contra el mal, es decir, de los luchadores técnicos frente a los luchadores rudos. Los primeros representan, obviamente, al bien porque se “someten” a las reglas mientras que los rudos se valen de todas las trampas posibles para vencer a los otros, aunque esta noche al rudo Alan Stone los técnicos Alebrije con Cuije le hayan bajado los pantalones en dos ocasiones, dejando ver sus nalgas y la diminuta tanga beige que cubría lo necesario. ¿Necesario?

Intocable se quita el sombrero, baila, mueve la cadera eróticamente, se despoja la playera y sin dejar de bailar la pasa entre sus piernas, la monta. Las mujeres suspiran, gritan, llegan a la catarsis. Los hombres se ríen, lo admiran, en el fondo quisieran atreverse a hacer lo mismo, parecerse a él. En diciembre va a salir mi calendario a la venta en todos los puestos de periódicos, anuncia Intocable a los periodistas. El cuerpo se vuelve un territorio de afirmación de la identidad; se es lo que se ve y si se es hermoso, mejor. Lo importante es que el cuerpo forme parte de la compleja construcción de un lenguaje personal que sirve para agredir y anular al enemigo, por ello las contorsiones, los saltos mortales, las llaves, los gritos, las amenazas —¡Quiero la cabellera de Alan Stone en la Guerra de Titanes!—, la sangre (real o ficticia) y el baile mismo. Lo neto es, entonces, exponerse al daño, sufrirlo y superarlo: Todo en la vida es un riesgo y vale la pena por la gente correr ese riesgo, dice Intocable al hablar de su lesión de columna sufrida al enfrentar a Sicosis.

Y sí, el público merece que sus gladiadores corran todos los riesgos, porque viven lo que ven en el ring; gritan y se ríen, pero también se angustian y se encabronan si ven la posibilidad de que sus héroes pierdan —referi vendido, mala leche, gritan sus seguidores— porque entonces, no sólo está perdiendo el luchador sino también ellos, que se ven reflejados en él y que a través del personaje que representa viven la ilusión de vivir por un momento una vida que no es la suya. Claro, si pierde la máscara o la cabellera lloran pero le siguen siendo leales, esa es una verdadera prueba de fidelidad a su gladiador.

¡Intocable, Intocable, Intocable! Gritan sus “fans” cuando Alan Stone o el Monster lo golpean y corren en su ayuda si lo tiran del ring: ven, papito, yo te sobo, grita la señora que está a mi lado, mientras un joven pregunta a otro: ¿cómo cuántos años tendrá ese güey? Tal vez no sabe que quien compite con el nombre de Intocable nació el 9 de septiembre de 1976, en la ciudad de México, ni que empezó a luchar profesionalmente a los 19 años.

— En los inicios de tu carrera usaste el nombre de Valentino, ¿por valiente?
— Porque Valentino era un personaje italiano que era muy galán.

— ¿Y Randi?
—Me gustaba porque ese era el nombre con que bailaba de streeper.

— ¿Por qué ahora eres Intocable?
— Por el concepto vaquero, sexy. A parte de que me gusta el grupo.

— ¿Qué tan intocable eres?
— Tendrías que checar. (Risas.)

— ¿Qué te toquen en grupo, en banda o en solitario?
— De cualquier forma. (Risas.)

— ¿Y tú que tocas?
— ¡Todo lo bueno!

— ¿Duelo de pasiones o pasión por los duelos?
— Pasión por los duelos.

— ¿Muñequitas inflables o mujeres de carne y hueso?
— (Risas.) Una combinación de ambas.

— ¿Bailas por un sueño o te da sueño bailar?
— Bailo por los sueños.

— ¿En el amor te han bailado?
— (Risas.) Noo. No me han bailado hasta hoy.

— ¿Casado, soltero o arrejuntado?
— Arrejuntado.

— ¿Tienes algún rito antes de subir al ring?
— No, no tengo.

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Perteneció a la Triple A / Foto tomada de Internet

Quiero seguir preguntando y al mismo tiempo ver sus hermosos ojos, complacerme con su sonrisa, pero el público lo demanda: ¡Intocable, Intocable, Intocable! Los gritos impiden la comunicación. Me conformo, como muchas otras, con abrazarlo y besar su mejilla al despedirme, percibir su olor. De lejos lo veo luchar, coquetear con su público, dar autógrafos a los niños, besos a las jovencitas y sonreír, siempre sonreír. Todos bajan de la lona. La lucha, el espectáculo de hoy, ha terminado. Las luces se apagan y en el imaginario de muchas personas quedará grabada para siempre esta noche. ¿Ganó? ¿Perdió? No me importa, lo que lamento es no haberme tomado una foto con él.

 

Crónica publicada en el diario El Heraldo de Chiapas, en 2006.

Entrevista a René Carrillo Chávez, tenista

Rene Carrillo x Martin Barrios 1

Cada mes de marzo, desde hace seis años, se lleva a cabo en Tuxtla Gutiérrez el torneo de tenis “René Carrillo Chávez”, nombrado así para rendir homenaje a un pionero del deporte blanco en Chiapas, México, que incansablemente ha impulsado el tenis con el ejemplo, ya que a sus 85 años sigue jugando “y seguiré haciéndolo hasta que Dios me lo permita”.

Leticia Bárcenas González / Guadalupe García Gómez
Fotografía: Martín Barrios

Amoroso padre de familia y abuelo consentidor, “me casé un martes 13, a los 21 años y a los 28 ya habían nacido mis hijos”, don René ha hecho del tenis una parte fundamental de su vida, incluso su esposa, la señora Estela Reyes de Carrillo, jugaba con él: “Fuimos campeones de dobles en la modalidad de mixtos y mis hijos e hijas, algunos nietos y nietas, incluso mis yernos, juegan tenis.Toda la familia juega tenis”.

Rene Carrillo x Martin Barrios 1
"El tenis tampoco puede ser para todos porque las raquetas y las pelotas son muy caras" / Foto: Martín Barrios

El presidente de la Asociación de Tenis en el estado de Chiapas en dos ocasiones y socio fundador del Club Campestre de Comitán, A.C., dice que es tenista el que juega tenis, no importa la categoría ni la edad, además que al competir «uno nunca piensa que va a ganar aunque va con ese deseo». De esta pasión y otros aspectos de su vida nos platica René Carrillo Chávez.

¿Dónde y cómo aprendió a jugar tenis?
Aprendí en Comitán (Chiapas, México), antes había jugado basquetbol en Durango, mi tierra natal. Cuando llegué a Comitán lo seguí jugando; con la selección de Comitán vine a Tuxtla Gutiérrez a jugar tres torneos estatales. La cancha de basquetbol no estaba techada y era de cemento, por lo general hacían los torneos empezando el 20 de noviembre. Llegó un momento en que ya por la edad, tenía 28 años, decidí dejar de jugar básquet y conocí una persona en Comitán muy aficionada a jugar tenis, empezamos a jugar. Primero jugábamos en una cancha que se hizo en el centro (de Comitán), después ya fue en el Club Campestre de Comitán. Y como no teníamos otra cosa que hacer jugábamos de lunes a domingo. A los tres años ya salíamos a jugar a Guatemala, eso fue en 1958.

¿Cómo se recuerda por primera vez con una raqueta en la mano?
Muy distinto al de ahora. Las raquetas entonces eran de madera. Las pelotas eran blancas. El uniforme era blanco. Ahora todo ha cambiado. Cuando nosotros jugábamos no se televisaba, el tenis no era popular. César Cortés Hernández fue a invitarnos de aquí, de Tuxtla (Gutiérrez). Él nos dijo cómo agarrar la raqueta, nos dio algunas indicaciones, después fuimos a jugar a Quetzaltenango, Guatemala, trajimos unas medallas de allá y poco a poco nos fuimos probando. Llegó un momento que, como lo agarramos con muchas ganas, a los tres, cuatro años no nos ganaba nadie en el estado.

Los uniformes, ¿cómo han cambiado?
Eran unos pantalones más cortos y tela blanca. Ahora hay de color. Los hombres usan pantalones más largos o cortos; las jugadoras, muy guapas, llevan un estilo especial para cada una de ellas, porque el tenis se convirtió en un deporte de mucho dinero y de mucha asistencia. Hay torneos en los que ponen más gradas arriba porque no cabe la gente y antes ni quien pensara en el tenis, si acaso practicarlo pero no verlo.

¿Por qué se le llamaba deporte blanco?
Precisamente por eso, se trataba de una pelota blanca y una vestimenta blanca, eso ya se acabó porque hasta la pelota es amarilla y es de ese color porque es más fácil verla.

¿Por qué al tenis se le considera un deporte de caballeros?
Porque antes de la liberación femenina era un deporte de caballeros. Había pocas damas que jugaban, hay fotografías de una dama perfectamente vestida, con una sombrilla en una mano y la raqueta en la otra. ¡Ay, del tenista que les echara la bola y que no la pudieran alcanzar! Porque ellas no se movían para nada. Eso fue evolucionando, las mujeres fueron practicando más este deporte o el futbol o el basquetbol, deportes más duros. Ahora las tenistas corren a una velocidad increíble. Hay muy buenas tenistas y han lograron igualar a los hombres, antes los premios en los torneos de los hombres eran más sustanciales, por ejemplo en el de los hombres eran de 20 mil pesos y el de las mujeres de 10 mil, ahora son de millones y las mujeres han ido acercándose a que les paguen lo mismo porque ya hay suficiente público para ver los torneos de mujeres como de hombres.

Creí que era porque tenían algún código o valor entre los hombres que jugaban.
Así es. En los torneos infantiles no se les pone juez para que ellos aprendan a marcar correctamente, pero muchas veces cuando hay torneos infantiles el problema es con los padres porque quieren que les pongan jueces, quieren que los siembren bien –sembrar es colocarlos en determinados puestos para que tengan jugadas más fáciles, es un problema. Ellos juegan muy bien, es raro el muchacho que juegue y que intencionalmente se robe una bola, es decir, que entró y que la marque fuera. Se acostumbran a marcar bien. No es correcto ponerles jueces. A los grandes sí les ponen jueces porque juegan tan rápido que es difícil ver la bola, incluso ahora ya ven la repetición y saben si fue buena o fue mala.

¿Qué cambios han sido relevantes en el tenis desde que usted inició su práctica hasta hoy?
Fundamentalmente la raqueta, ésta era de madera, tenía cierta flexibilidad, porque no era firme, ahora es rígida, se han buscado aleaciones para que la bola se vaya más rápido, han cambiado las mismas cuerdas de la raqueta. La quieren hacer más rápida y más bonita. Las canchas han sido iguales. En el torneo de sobresalientes que se llama el Grand Slam y que está constituido por cuatro torneos internacionales: el Abierto de Australia, el Roland Garros, el Winbledon y el Abierto de Estados Unidos, ahí las canchas eran las normales, no sé por qué los locutores le llaman polvo de ladrillo, si son de arcilla y son muy lentas -aunque las de pasto artificial son las más lentas-, luego le siguen las de asfalto, que son más rápidas; las de cemento, más rápidas todavía y las de pasto que son las más rápidas de todas. En Australia y en Inglaterra se usaban las de pasto, en Australia ya juegan en cancha dura. Entre más rápida es la cancha, más difícil es el juego.

¿La Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) sólo dirige el tenis profesional masculino?
No, también el femenil, aunque ahora ya hay también una asociación femenina y hay torneos especialmente femeninos. Los hay combinados: femenino y masculino, pero también sólo masculinos y donde sólo juegan mujeres.

En Chiapas, ¿desde cuándo se aceptó a las mujeres en las canchas de tenis?
Cuando llegué a Chiapas, hace ya muchos años, jugaban como unas seis mujeres, ahora hay muchas. Tenemos una excelente jugadora que se llama Alexia Coutiño (Castillo), quien ha jugado en Croacia, en París, en Miami.

¿El tenis es un deporte de élite o cualquier hijo de vecino puede practicarlo?
Era de élite, ahora ya no tanto, pero tampoco puede ser para todos porque las raquetas y las pelotas son muy caras. Las raquetas buenas cuestan más de mil pesos.

¿Cree que en las escuelas se debería enseñar el tenis cómo se enseña el futbol?
Debería de ser pero es muy difícil. Precisamente para tratar que la gente juegue más o para sacar mejores tenistas se pide un centro de alto rendimiento. La idea es que sea un lugar en donde se pueda enseñar a todos los que quieran jugar, que los que no tengan muchos recursos puedan aprender y jugar tenis.

¿Cuál fue el primer juego importante en su carrera como tenista?
Pues cuando fuimos a jugar a Guatemala. Ya estaba aquí, en Tuxtla Gutiérrez y teníamos de entrenador a un joven muy bueno, que fue campeón nacional, a Jorge el “Yuca” Mendoza.

¿Qué sintió en ese momento?
Cuando uno entra a jugar siente miedo, como en todos los deportes. Pero si se pueden controlar los nervios, uno se olvida y se pone a jugar y a disfrutar.

A parte del “Yuca” Mendoza, ¿quiénes fueron sus entrenadores?
En Comitán, un muchacho que era un buen jugador, Raúl Sánchez, y que lamentablemente murió muy joven, de cáncer. En esa época era el mejor jugador que se había producido en Chiapas, porque hay otro, «Panchón» Contreras que era chiapaneco pero él se hizo tenista en la ciudad de México.

¿Usted ha entrenado a alguien?
No, para nada (risas).

A usted se le reconoce como el precursor del tenis en Chiapas, ¿alguna vez se imaginó que hubiera un torneo con su nombre?
¡Desde luego que no! Cuando cumplí 80 años entré a un torneo de dobles y llegamos a la final, entonces entre los socios del Club (Deportivo Tuxtla) y el presidente de aquel entonces lo decidieron, yo era secretario y el presidente me dijo: oye, queremos que haya un torneo con tu nombre, dije, no; pero no me hicieron caso (risas).

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"El presiente del Club me dijo: oye, queremos que haya un torneo con tu nombre, dije, no; pero no me hicieron caso" / Foto: Martín Barrios

¿En algún momento concibió su vida sin este deporte?
Cuando me dio un infarto, sí. Hace seis años me dio un infarto y creí que ya no podría jugar tenis. Del Deportivo me llevaron (risas). En la mañana jugué, me fui a bañar y al rato me llevanl al doctor, estuve ocho días en el sanatorio. Creí que no volvería a jugar pero mi cardiólogo que es muy deportista, es triatlonista a nivel mundial, me dijo puede caminar y hacer ejercicio; poco a poco empecé a pelotear en la pared, hasta que volví a jugar.

Tiene 85 años y ya sufrió un ataque al corazón, ¿qué lo motiva a seguir jugando?
¡Me gusta mucho! Y voy al Club Deportivo (Tuxtla) todos los días porque soy directivo, soy tesorero, y creo que la única forma de pagar este honor de tener un torneo con mi nombre es seguir trabajando a favor del Club.

Cuando se inició en el tenis, ¿cuáles eran sus metas?
Jugar, nada más jugar. En Comitán nadie pensaba que el tenis fuera a tomar este auge. Vinieron los de la televisión y poco apoco se fue haciendo grande y más grande. ¡Es una cosa increíble! Ver tanta gente, como si fuera una verbena, yendo de una cancha a otra, es increíble de verdad.

¿Se puede vivir del tenis en Chiapas?
Los entrenadores, sí. Nosotros (en el Club Deportivo Tuxtla) tenemos tres entrenadores y viven muy bien del deporte blanco. Por ejemplo, en Comitán había un entrenador, que vino de (la ciudad de) México, que le pagaban 20 mil pesos más la renta de casa y su señora también ayudaba, así que si se dedican al tenis, sí pueden vivir.

Cuando le han preguntado su profesión a Nicolás Almagro, éste respondió: tenista. ¿Usted podría decir lo mismo?
¡Sí! Tenista somos todos los que vamos a jugar tenis, no importa la categoría, si es profesional, si está empezando a jugar, si es muy joven, si tiene 10 años, 12, los que sean, es tenista.

A parte de Guatemala, ¿ha jugado en otras ciudades?
Sí, en Huajuatenango, en Quetzaltenango y en la ciudad de Guatemala en el país vecino; aquí en el Sureste hemos jugado en Oaxaca (Oaxaca), en Villahermosa (Tabasco), en Mérida (Yucatán) y en Jalapa (Veracruz). En mi época jugar era muy competitivo y salíamos a jugar a varias partes.

Cómo persona, ¿en qué le ha ayudado la práctica de este deporte?
He conocido mucha gente, se relaciona uno muy bien. Los tenistas se mueven en determinado nivel, no económico, sino social, muy bonito. Hay gente que al principio entra un poco temerosa pero después se va adentrando en el tenis y su nivel social sube.

¿La raqueta le ha dejado más amigos o enemigos?
Muchos amigos, ¡yo no tengo enemigos!

¿Le ha gustado otro deporte?
¡Sí, cómo no! El basquetbol, lo jugué mucho. Para verlo me gusta el beisbol. También aquí en Chiapas he jugado softbol, en el Club Rotario de Comitán formamos un equipo y aquí, jugábamos en la Liga Municipal de Tuxtla Gutiérrez.

¿Qué es más difícil de manejar, el cansancio físico o el mental?
El cansancio físico. Desgraciadamente, la mayor parte de los tenistas no se cansan mentalmente porque no usan la mente para jugar y eso es importantísimo. La concentración al estar jugando. César Cortés Hernández, que es uno de nuestros pilares en el Club (Deportivo Tuxtla), cuando joven decía que hay un jugador que le dice al público que se calle, que el bolero lo molesta, que la luz… son pretextos, ¿no? Y el profesor Cortés decía: lo único que debe molestarlo a uno es el que tiene enfrente, nada más. Si uno está concentrado no oye a la gente, no ve al muchacho que recoge las bolas, no ve a nadie. Y son ganadores los tenistas que se concentran. Los primeros 100 del mundo juegan igual pero ganan los que logran dominar su carácter para ganar los puntos claves.

Rafael Nadal ha dicho: cada torneo es una historia diferente por eso cuando voy a los torneos nunca pienso que voy a ganar. ¿Qué opina al respecto?
Creo que uno nunca piensa que va a ganar aunque va con ese deseo. Yo lo que pensaba era en jugar bien; claro, ellos quieren ganar porque ganan mucho dinero y Nadal sabe que si juega bien, va a ganar. Es buen jugador, él y (Roger) Federer, son los mejores jugadores que hay ahorita.

Para usted, ¿quién ha sido el rival más difícil de vencer?
Un compañero de Comitán, al que casi no le podía ganar; se llama Guillermo Rodríguez. Yo le podía ganar más bien a gente que tuviera juego ofensivo y él tiene un juego defensivo que para mí es difícil.

¿A quién le gustaría enfrentarse?
Ahorita, ya a nadie (risas).

¿A qué jugador admira y por qué?
De los actuales, a (Roger) Federer, creo que es el más completo que ha habido; sin embargo, le tocó su talón de Aquiles en (Rafael) Nadal. Lo trae frito, le ha ganado nada más en las canchas de arcilla, que son fuertes. Los españoles juegan muy bien en arcilla, los argentinos también. Pero, finalmente depende del coraje, la enjundia que se le dé. A Federer a veces se le ve un poco apático. Y qué bueno que haya dos para que siempre exista el interés de saber quién llega a la final; cuando sólo domina uno pierde interés la cosa. Con dos, no se sabe quién va a ganar y han tenido buenísimos partidos.

Cuando falla un tiro o un golpe, ¿también lanza la raqueta como los tenistas que son televisados?
Cuando jugaba en torneos, sí. Puede uno dejar caer la raqueta simplemente, pero si se tiene coraje y no se puede hacer nada, era como para decirlo, no era para molestar a nadie, además no las azotaba, no, no, no (risas). No vas a dañar una raqueta o una cancha que son tan caras de arreglarlas, sólo las soltaba aunque con algo de fuerza.

¿Tienen más calidad los torneos de exhibición que los de competición o en ambos los participantes dan el 100 por ciento de su talento?
No, desde luego que no. Los de competición. Tienen más calidad por que ahí sí van buscando su lugar en el ranking, van buscando más el dinero que van a ganar. En cambio, en los de exhibición se tiran bolas para lucir y para hacer el juego más espectacular. Como ya hay tantos torneos, de exhibición hay muy pocos; solamente los viejitos que quieren seguir jugando dan de exhibición y juegan en canchas de pasto sintético para que no corran mucho.

Para ser un excelente tenista, ¿qué se requiere a parte de talento?
Constancia, disciplina, hacerle caso al entrenador. Pero ahora no se necesita sólo un entrenador. Alguien que quiera dedicarse al tenis necesita su preparador físico, su sicólogo. Los tenistas deben cuidarse, alimentarse bien y hacer ejercicios específicos para ellos. Si ves el juego en cámara lenta, te das cuenta que al golpear la pelota, el tenista también brinca. Brincar y pegar a la pelota durante tres horas, necesita una buena condición física. Es un equipo de trabajo; los profesionales ganan tanto que pueden pagar eso.

¿Usted se considera un jugador de clase, de toque o de fuerza?
De clase no, porque nadie me enseñó; de enjundia sí porque llegué a ganarle a jugadores que jugaban mejor que yo. Jugaba con muchas ganas pero más que todo utilizaba mucho la mente, estudiaba al jugador, veía cuál era su falla y entonces ahí la cargaba, hay veces que hay que irse a la red, otras que sales de atrás, depende de cómo juegue el contrincante.

¿Cuál es su mejor golpe?
De derecha.

¿A quienes considera los mejores tenistas chiapanecos?
Raúl Sánchez, su hermano José Sánchez, en aquella época. Ahora, hay muchos tenistas buenos que están “rankiados”.

¿Y quienes serían los mejores tenistas mexicanos?
Comparados con Raúl Ramírez, con (Rafael) el “Pelón” Osuna, Mario Llamas, Gustavo Palafox, no los hay, no, no hay.

¿Hay un partido en especial que le sea entrañable?
Sí, el de Villahermosa, Tabasco (México). Me tocó jugar con un señor que se llama Pepe Olai y como tuve oportunidad de verlo jugar antes, lo estudié bien y aunque jugaba mucho mejor que yo, le gané y ganamos la Feria. Como no llevé a mi esposa ni a mis hijas a ese torneo, nos emborrachamos (risas) y nos acabamos el dinero. Yo vivía en Comitán y fuimos en un carro de Lupe Sánchez. Y a un tocayo mío: René Castellanos, hermano del que fue gobernador (Absalón Castellanos Domíguez), como tenía una farmacia ahí en Villahermosa, le pedimos dinero para regresar y ya después se lo enviamos (más risas).

¿Alguna vez bajó los brazos antes de tiempo en un partido?
No, desde luego que no.

¿Qué partido no se perdona haber perdido?
Sí, una vez, ya de veterano jugué una final del Torneo de Farrera y el premio para el primer lugar era ir a Huatulco (Oaxaca). Iba ganando y aflojé sin querer y el jugador, que era de Tapachula (Chiapas), me ganó en muerte súbita. (Risas) Quedé en segundo lugar cuando lo tenía casi ganado, llevaba creo que 5-3 o 5-2. Y aflojé y cuando vine a ver empatamos a 6 y en muerte súbita me ganó ir a Huatulco (más risas).

¿El tenis le ha robado alguna lágrima?
No, no.

Y en el amor, ¿el tenis ayuda?
¡Sí! Sí ayuda (risas).

¿Qué goza René Carrillo, a parte del tenis?
La música. Toda la música bien tocada. Igual me gusta la música clásica que un marichi. Me gusta mucho la música cubana.

Si no hubiera sido tenista, ¿qué hubiera sido?
Lo mismo que soy profesionalmente, contador.

¿Cómo ha compaginado el tenis y su familia?
¡Muy bien!, casi todos son tenistas. Mi hija Rebeca juega tenis, sus hijos juegan tenis, su marido juega tenis. Mi mujer jugaba tenis, nada más que se cayó y ya no (risas). Tenemos unos nietos en Monterrey (Nuevo León) que juegan tenis.

Rene Carrillo x Martin Barrios 3
"La mayor parte de los tenistas no se cansan mentalmente porque no usan la mente para jugar" / Foto: Martín Barrios

Si tuviera que dividir su vida en un antes y un después, ¿cual sería el centro?
Mi vida sí se divide en dos partes en lo personal, porque hasta los 40 años era tartamudo. Llevo ya 46 años de que ya no serlo, creo que por eso me gusta hablar tanto, ¿no? (Risas). Para que se me quitara lo tartamudo entré en Comitán al Club de Leones y me obligué a hablar en público. Cuando me daban alguna comisión, pensaba lo que diría, lo escribía y no podía leerlo, estaba temblando. Cuando vine al Club Rotario (de Tuxtla) quería leer algo, un compañero se paraba y decía: Lo que René quiso decir es… (risas). Y cuando leía de corridito me aplaudían. Después ya podía hablar sin necesidad de leer y hasta concedía entrevistas como lo estoy haciendo con ustedes (más risas). En una ocasión vinieron los del canal 13 para entrevistarnos, a mí y al presidente del Club, para que les contáramos la historia del Club, pero como el presidente había sido gerente de un banco, se puso una playera con las iniciales del banco y dijo, no, no salgo, así que tuve que hacer solo toda la entrevista. Eso para mí fue muy significativo.

René Carrillo Chávez, ¿es feliz?
¡Muy feliz! Desde luego. Si yo ya hubiera muerto y si hubiera la posibilidad de que me dijeran: ¿quieres volver a la vida que has tenido? Yo hubiera dicho que sí y volvería a la vida que tuve, a pesar de algunas situaciones que pasé como apuraciones económicas. Me hubiera casado con la misma mujer, todo hubiera sido igual.

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SILUETA

Lugar de nacimiento: Durango, Durango, México.

Edad: 85 años.

Tiempo de radicar en Chiapas: Más de 50 años.

Número de hermanos: 4. Ya murieron 2 de los más jóvenes, o de los menos viejos, según se vea.

Estado civil: Casado. Años de casado: 65 años.

Número de hijos: 5 de los cuales viven 4.

Número de nietos: 12

Número de bisnietos: 14 con el que nacerá en mayo o junio del 2012.

Pasatiempos: Escuchar música, ver televisión.

Actriz: Sophia Loren

Rituales: No sé si sea un ritual el orden porque sigo un horario para mis actividades diarias.

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EN CORTO

Juego: Tenis

Set: También tenis

Cancha: Basquetbol

Red: Tenis

Césped: Futbol

Devolver: Tenis

Atacar: También tenis

Ranking: Futbol; el ranking me sirve para saber cómo van los Jaguares y ver cómo quedaron las Chivas “rajadas” del Guadalajara (risas).

Raqueta: Tenis

Punto: (Risas) Más tenis

Grand Slam: Tenis

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*Entrevista publicada en dos partes en el diario El Heraldo de Chiapas, 17 y 18 de marzo 2012

 

 

Fernando Alegría Ramírez (FAR)

Entrevista por: Leticia Bárcenas

Pues, la muerte no me causa ni risa ni miedo, la veo como una cosa natural que tiene que registrarse.. Y no es motivo para llorar, es motivo de alegría porque la muerte lo saca a usted de un apuro. Foto: Periódico ES! edición del viernes 27 de agosto 2003

“Ya se me está queriendo amampar el alma” -FAR

 

Identificado por su estilo peculiar de dar la nota roja, Fernando Alegría Ramírez, mejor conocido como FAR, es un hombre alegre, positivo y muy orgulloso de su origen zoque. Confiesa que, a sus casi setenta años, cree estar a punto de cerrar su ciclo vital. Sin embargo, él, que ha dado a conocer innumerables casos de accidentes y decesos, no le gustaría que su muerte fuera registrada en algún periódico. La razón es que si su encuentro con la huesuda se diera mientras disfruta su comida favorita, correría el riesgo de que se escribiera: al FAR “lo mató una nuca de jolote”. Alegría no es sólo su apellido, él es una representación de ella. Una charla con “el FAR” no tiene desperdicio.

 

El sello FAR en la información policiaca es inconfundible. ¿Qué lo lleva a contar las historias de la forma en que lo hace?

– Comencé en la nota roja desde 1968, hasta ahorita; como decimos, ya llovió, pero aún seguimos en pie de lucha. Me decía don Gervasio: ya nunca vas a dejar de escribir, hijo, vas a querer dejar y no vas a poder, la misma máquina te va a llamar, y es cierto.

 

¿Se considera heredero de las enseñanzas de Gervasio Grajales?

– No mucho, pero sí le agradezco algo de lo que él me enseñó y que Dios me iluminó para acertar. Hasta ahorita vamos sin tropiezo, gracias a Dios.

 

¿Por qué cuenta las historias en esa forma tan, digamos, “cómica”?

– ¿Eso de que le partió la cabeza, le quebró el hueso, la canilla? Las frases que utilizo en todos mis artículos de nota roja y en todas mis notas para la radio y en todas mis participaciones en público, las hago con términos tuxtlecos, porque esos términos entendemos. La gente a quien yo le escribo no entiende términos sociales y menos términos médicos, por eso, cuando hay un muerto y voy por los datos y me dice el médico o el socorrista: lo encontramos de cúbito ventral, yo entiendo qué es cúbito ventral pero el que me lo va a oír o leer no sabe qué es, entonces yo le digo cómo es: embrocado. Por eso le digo “El cadáver estaba embrocado como Gabino Barrera” porque, según el corrido, Gabino Barrera cayó embrocado como besando la tierra. Pero para escribir todo eso a conciencia, creo que se debe a que anduve mucho tiempo paseando, cuando era bohemio, porque yo era de cantina; ahorita ya no bebo pero cuando era joven tomé desde los 14 hasta la edad de 38 años. Y ese trayecto también me enseñó mucha experiencia.

 

O sea que a usted, ya no se le atraviesa ningún Tucán.

– No, no se me puede atravesar un Tucán y menos una de etiqueta roja porque ya está más cara.

 

Entonces ¿ya se le “amampó” el alma?

– Ya se me está queriendo amampar el alma.

 

Después de reír por la sorpresa de la pregunta, don Fernando retoma el tema y dice que antes de escribir se fija si su forma de decir las cosas está acorde con la información que va a manejar, busca incluso alguna frase de una canción, que le ayude a reforzar la imagen que quiere proyectar. “Por ejemplo, cuando les digo: fue encontrado, no tenía donde vivir, dormía en la banqueta, entonces puedo decir: como dijera Cuco Sánchez ‘el cielo tengo por techo y no más el sol por cobija’, y ahí va”. Aclara que “ya no es fuerza” que vaya a ver el cadáver, pues para él es suficiente con que le digan cómo está el cuerpo y dónde tiene el proyectil, porque con esa información y su experiencia de tantos años en el asunto, ya sabe dónde se paró el bandido, cómo salió el tiro y cómo cayó el occiso. “Ese para caer tatarateó, y si hay rastros por ahí de sangre en la pared, seguro cayó de boca.”

 

A parte de la Cruz Roja y el Ministerio Público, ¿qué otras vías tiene para obtener su información?

– El Seguro [Social], el ISSSTE. A veces me dicen hay un muertito en el ISSSTE, me voy rápido y entrevisto a la familia. En el hospital encuentro unos cuadros terribles: corriendo sangre al paciente, la mamá o la mujer llorando a un lado, que no tiene ni un quinto, que va a ir para su pueblo, que no sabe qué hacer, entonces ahí se ve el dolor humano; ya no la interrogo tocante a lo que quiero saber, sino que mejor platico con ella, le digo ya comió usted algo, que no, le digo ahorita vengo, le traigo un cafecito, lo que sea, y en ese momento me comienza a platicar: que mi hijo fulano de tal está aquí, le metieron un balazo, se lo dio mi compadre, y ahí voy tomado los datos.

 

Los protagonistas de sus historias le reclaman o lo felicitan por publicar sus casos.

– No hay ningún reclamo, inclusive algunos me dicen fijate que le pasó esto a fulano de tal, [yo les digo] pero ya lo dijeron los demás periódicos, [me responden] pero me gusta que lo digás vos, decilo, y ahí lo digo. Les gusta, yo no sé, yo no sé qué es que les gusta pero en la frecuencia de radio donde estoy me busca la gente, que dónde estaba, ah, ya lo encontramos.

 

¿Y en dónde está?

– Estoy con el licenciado Mario Tassias Aquino en ORM Noticias, en la UE. Detrás de Kaliman voy yo.

 

O sea que serenidad y paciencia…

– Sí, y mire que ya tiene varios tiempos que yo nací. Nací aquí, en el barrio de La Lomita. Algún presidente quiso volarse la barda pero confundió los barrios, aquí le puso el barrio del Cerrito y aquí no es. Aquí comenzaba La Lomita hace setenta años. ¡Una loma tremenda! Un cerro era.

 

El rostro del señor Alegría demuestra la emoción que le produce recordar el lugar en el que nació y creció, al lado de sus padres y sus nueve hermanos. La casa en la que jugó y escuchó a su padre platicar en lengua zoque, con el boticario de la esquina. El olor de la chincuya, de la anona, del mezquite, frutos que se daban en el patio familiar.

 

¿Por qué no publica fotos de sus notas?

– En primer lugar porque no quiero andar cámara… Ahí voy a andar con la camarita, no, no. Si hay alguna foto que me la den a la buena, ahí está para publicarla, pero de que yo ande ahí [con cámara], no. No uso ni libreta para tomar datos. Dice una persona por ahí, que sabe: “El único que no usa libreta todo el tiempo, es el FAR. Ni en los discursos ni nada. Lo está oyendo el discurso y al otro día lo está publicando tal como lo dicen.” A veces decía don Gervasio: “Y el discurso fue tomado por la televisión, copiado por FAR”. Porque lo copiaba yo así, pues, ligero, [con] unos signos que Dios me hizo que yo los inventara y sólo yo los entiendo; es más rápido que la taquigrafía pero solamente yo sé qué quiere decir ahí. [Cuando los ve dice] ¿A ver, qué será que puse aquí? Los voy siguiendo y digo, quiere decir Lourdes, por ejemplo.

 

¿Usted estudió alguna profesión?

– Pues nada más sexto año de primaria, secundaria en el ICACH y un cuarto año de Normal; ahí [se] truncó mi carrera porque ya me absorbió la cantina. ¡Ja! Yo por eso tengo experiencia para decirles esas cosas: te vas a llegar a titular pero si dejás de beber, si no la cantina te va absorber y te va a desbaratar, y ahí vas a quedar tirado, ya no vas a ser útil.

 

¿Los errores de sintaxis y ortográficos son parte de su estilo o son ajenos a su voluntad?

– Están dentro de mi estilo. Yo llevo eso que me decía el profesor Gaspar Jiménez: sintaxis y todo eso es bueno, pero lo importante es que comprenda el lector, a lo mejor no lo sabe interpretar, entonces hay que irle diciendo. Yo le doy gracias a Dios que ninguna sugerencia rechazo, todo lo acepto; hasta a los estudiantes de Cobach que me dicen tal cosa, [les respondo] voy a analizarlo, a ver quién es, si es así como dicen. Porque nunca hay que despreciar ni desechar lo que uno no conoce, primero hay que conocer para decir eso no sirve, ¿verdad? Yo soy de esos.

 

¿La muerte le causa risa o miedo?

– Pues, la muerte no me causa ni risa ni miedo, la veo como una cosa natural que tiene que registrarse.. Y no es motivo para llorar, es motivo de alegría porque la muerte lo saca a usted de un apuro. Es un alivio, por ejemplo, si tiene una enfermedad incurable, la familia no le quiere dar veneno ni le quiere dar un balazo, solamente la muerte va y lo saca del apuro. Cuando pasa uno a otra dimensión ya está uno más tranquilo. Una vez estaba muriendo de una cruda, tomé nada más noventa días cuando murió el maestro Agustín Lara, yo y don Gervasio, no sé, pues sentíamos mucho la muerte, pero no, no era eso, era por beber. Entonces, yo, en mi cruda ¡de noventa días! Los muchachos [de hoy] con una noche que se emborrachen, ¡María Santísima!, ya se están muriendo, digo ésos no aguantan, no. Entonces -suspira y continúa- la muerte ya. Yo quería morirme. ¡Y llegó la muerte! Me miró y le dije: ya, sacame ya; se me quedó mirando, se rió y me dijo: no. Se dio la vuelta y se fue, y me dejó otra vez en el purgatorio.

 

¿Y cómo fue que dejó de beber?

– Porque comprendí que el alcoholismo destruye y acaba. El alcoholismo acaba la salud, el talento, la sociología y todo eso… lo social, lo cultural. Para el alcoholismo no hay barrera que lo vaya a detener; entonces aprendí, y sé, que es una enfermedad progresiva e incurable. Desde entonces dejé de beber y comencé a trabajar con mis amigos y compañeros borrachos. Esa es la tarea que llevo ya treinta y dos años [realizando].

 

¿El periodismo le da para vivir?

– Pues para comer sí. Para vivir todo trabajo da, ahora, para presumir no. Porque hay que comprender las cosas, para presumir que esto y que lo otro, solamente que yo sea priista de primer orden. Pero de vender periódico y reportajes no, no va a dar, así escriba uno de nueva cuenta la Biblia. Da para la comida y para los niños y hasta ahí. ¡Si te enfermás, pues tomá tu té de canela!

 

¿Qué otras actividades realiza?

– Hago grabaciones de negocios, hago mi boletín, mi periódico; llego a repartir mi periódico, llego a despachar, llego a una tortillería a levantar masa, a levantar peroles, y ahí estoy ganando.

 

¿Cómo combina eso con su trabajo en el periódico?

– Todo se puede hacer, corriendo siempre. Todo. Es que no puede decir uno: ay, es que no tengo tiempo, es que estoy aquí, estoy muy ocupado… Eso dice la gente que no sabe vivir, pero el que sabe vivir se va a acoplar, va a decir: hasta ahí puedo. Como yo les digo, de ocho a diez de la noche ni hablen por teléfono porque no voy a contestar, estoy en el grupo [Alcohólicos Anónimos]. Si mataron a un obispo, después voy a ir a traer los datos, ya no va a huir, ya lo mataron, gracias a Dios ya está muerto, ya no huye. Ahora, si es un delincuente que lo tienen detenido, ahí sí se puede pelar porque les da [a las autoridades] un billete de a quinientos y el policía lo suelta, no es tampoco que tenga mucha fuerza el reo y se jaloneó, mentira, el policía se ablandó con un billetote, porque “un Cuahtémoc” ablanda más que el sebo.

 

¿Hasta la muerte con el Es!?

– Sí. Me hablaron muchos periódicos y me siguen hablando para escribir. Pero digo: no, yo soy del Es! El pueblo le dice al chamaco [repartidor], dame un periódico de FAR, no dicen el Es! Un periódico de FAR. Sí, aquí está; los chamaquitos ya saben que es el Es!

Están los canasteros ahí en el Calvario y cuando paso me gritan ¡Don FAR, don FAR! Órale, pura chusma. Me bajo de mi carro y les digo ¡Qué tal! Ya quieren su periódico, ahí hay uno. Gracias don FAR. ¡Véngase a tomar un arroz con leche! Por eso cuando alguien me busca, los vecinos le dicen: sí, pero a don FAR no lo va usted a encontrar, él está en la calle, comiendo con los cargadores, con los estibadores. Esa es la gente. Y mire, toda esa gente enseña, le enseña a hablar y hasta le enseña a usted qué pasó y dónde está el cliente, todo. Pero si se va usted a mostrar bronca como la suegra que levanta pesas y le gusta el box, no le dicen nada. Yo me refiero a la suegra de la canción que dice: sabe herrería y sabe mecánica, levanta pesas y le gusta el box; luego luego se nota que es una camotuda y si se me acerca me retiro, pues sí.

 

¿Cuál es su película o serie policiaca favorita?

– No tengo ninguna predilección de película. Antes me gustaban las de Juan Orol, de gángsters, de tahúr, de cómo se matan…

 

¿Usted se identificaba con los personajes?

– No muy. Nunca he sido adicto a eso. Ni a la televisión; menos que yo esté viendo que el Bacardi, nosotros damos la calidad, usted pone el tanto que va a tomar. No, no me gusta. Ni leo novela. Leo periódico, sí, nacional e internacional, de preferencia la [sección] policiaca.

 

¿Qué piensa de la política?

– No puedo opinar porque no muy le entro a la política. Me da desesperación. Yo siempre he dicho que ya no hay ni políticos, revoltosos hay. ¡Ah! Que yo lo voy a demandar a fulano, que yo también lo voy a demandar. Pues, ¿qué dirá Gabino Barrera?, ¿qué dirá Ignacio Bernal? Los de los corridos revolucionarios. ¿Qué dirá Simón Blanco ante estos muchachos de hoy? No, no, no puedo opinar de la política.

 

¿Y de la justicia?

¿La de la tierra o la divina? Porque hay dos, la divina tarda pero es efectiva.

 

¿Y la terrenal?

Esa, no sé, porque se ablanda, como acabo de decir. A veces se pone dura pero si le pone un billetón, se ablandó: que tiene usted razón, yo creo no es así, así es. No es que quiera la paga, le gusta el retrato que lleva el billete, por eso es que vence.

 

FAR está convencido de que México tiene las mejores leyes, la mejor Constitución y de que no hace falta reformarlas, sino que “se necesita que se sepa aplicar esa ley y todos estaremos felices, pero mientras no haya una ley que se aplique como tal , no va a haber paz.” Parece que esta última palabra le trae algún recuerdo, tal vez de sus antepasados porque antes de despedirse comenta que tiene el presentimiento de que morirá en mayo “…porque en mayo nací. El 30 de mayo de 1934. Ya me toca morirme, ya voy a cerrar mi ciclo de vida”.

 

¿Y cómo le gustaría que se anunciara su muerte en el periódico?

Yo creo que mejor que no la anunciaran porque si yo muriera comiendo, como mi comida preferida de fiesta es el jolote, mole de jolote y no cualquier parte del cuerpo del jolote, sino la nuca y el pescuezo, podrían decir: “Lo mató una nuca de jolote” o “Se le atravesó el pescuezo”.

 

La risa, al igual que el estilo FAR, es espontánea. Su sentido del humor no lo abandona ni cuando rememora que de sus nueve hermanos, cuatro ya murieron. “Ya se está desgranando la mazorca, pero no están muriendo muchachitos, yo fui el último y tengo casi setenta años. Pues, ¿el primero cuántos años tendrá?”

 

*Entrevista publicada en Xmedios, Comunicación y sociedad, No. 3, Septiembre de 2003

 

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Silueta

Fernando Alegría Ramírez, mejor conocido como FAR, tiene 35 años haciendo nota roja para el periódico Es! y 30 en la radio. Su estilo “tuxtleco” de narrar los hechos es inconfundible.

Nació en el Barrio de La Lomita, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; tiene 69 años (“y meses, pero, como dijera José Alfredo Jiménez, pienso sacar juventud de mi pasado.”). Es el menor de diez hermanos y se dice soltero con hijos y nietos (“Tengo tres hijos y cada uno de ellos tiene 6 hijos, lo que me da un total de 18 nietos.”).

Entre sus aficiones está la lectura de periódicos, la declamación y la música (“Canto y medio toco la guitarra, llego a ensayar con un mariachi.”). Está orgulloso de su origen zoque aunque confiesa que no lo sabe hablar.

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Ricardo Arturo Trujillo Hernández, universidades politécnicas

Entrevista por: Leticia Bárcenas

Desde chico, me llamaba mucho la atención lo relacionado a la electricidad, cómo podía hacer funcionar diferentes aparatos, mover cosas o iluminar todo. Foto: Leticia Bárcenas

Preocupado por el mal uso que hemos dado a nuestros recursos naturales, el Mtro. Ricardo Arturo Trujillo Hernández, recientemente nombrado Coordinador Nacional de Diseño Curricular del Programa Educativo de Ingeniería en Energía del Subsistema de Universidades Politécnicas, dice que para que una nación prospere debe realizar investigación y desarrollo tecnológico, así como practicar una explotación de la energía de manera limpia, segura y económica.

 

El también Director de la carrera de Ingeniería en Energía de la Universidad Politécnica de Chiapas, trabaja para crear una cultura energético-ambiental, que promueva la preservación de los recursos naturales y el ahorro y uso eficiente de la energía.

 

Y aunque la docencia y la energía son importantes en su vida, confiesa que sus dos grandes pasiones son convivir con su familia y entrenar a sus perros. Sonriente y de buen humor, me recibe en su oficina para conversar.

 

¿Nos puedes hablar de tu formación académica?

– Soy técnico en electrónica, egresado de la Primera generación del Centro de Bachillerato Tecnológico, Industrial y de Servicios (CBTIS) No. 233, mis estudios profesionales los realicé en el Tecnológico de Tuxtla Gutiérrez, en la carrera de Ingeniería Industrial en Eléctrica; la maestría la cursé en sistemas eléctricos de potencia, en la Sección de Estudios de Posgrado e Investigación de la ESIME (Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica), perteneciente al Instituto Politécnico Nacional, y los estudios doctorales en el Centro de Investigación de Materiales Avanzados (CIMAV).

 

¿Por qué estudiar ingeniería industrial en eléctrica?

– Desde chico, me llamaba mucho la atención lo relacionado a la electricidad, cómo podía hacer funcionar diferentes aparatos, mover cosas o iluminar todo. Cuando viajaba con mi padre (señor David Trujillo Hernández), él me hablaba sobre las torres que soportan los conductores eléctricos, los aisladores, el cómo identificar el voltaje de cada línea, que sirven para transportar la energía de un lugar a otro, la necesidad de incrementar y reducir los voltajes según fuera conveniente. Él sabe muchísimo sobre equipo y material eléctrico, creo que él fue en gran medida mi inspiración para estudiar esa carrera.

 

¿Qué es la docencia para un ingeniero industrial en eléctrica?

– Cuando laboré en la CFE (Comisión Federal de Electricidad) me tocó impartir diversos cursos dirigidos al personal (linieros, lecturistas, oficinistas) y contratistas, es ahí donde descubro lo bonito de compartir los conocimientos que uno puede tener, además de transmitir la propia experiencia, es algo muy satisfactorio. Ahora es trascendental en mi vida, no imaginé dedicarme a la docencia pero ya no concibo mi vida sin ella; se ha vuelto una parte muy importante en mi quehacer profesional.

 

¿Cuál ha sido tu investigación más significativa?

– Mi tesis de maestría, que consistió en el desarrollo de un algoritmo genético (técnica de programación evolutiva) que apliqué para optimización de la confiabilidad de sistemas eléctricos de potencia e industriales, desarrollada en gran parte con el Mtro. Ángel David Trujillo Hernández, mi hermano. Actualmente estoy realizando una investigación doctoral en sistemas térmicos, bajo la dirección de mi compañero y amigo, el Dr. Joel Pantoja Enriquez.

 

¿Qué significa ser Director de una carrera en la UP con tan sólo 35 años de edad?

Ahorrar es de vital importancia debido a nuestra situación, día a día la naturaleza nos está cobrando la factura por todo el descuido y abuso que hemos tenido para con ella y el medio ambiente. Foto: Leticia Bárcenas

– Ser propuesto como Coordinador Nacional de Diseño Curricular del Programa Educativo de Ingeniería en Energía y además ser Director de la carrera de Ingeniería en Energía en la Politécnica de Chiapas, me hace sentir privilegiado y muy honrado por contar con la confianza de las personas que laboran conmigo.

Por otra parte el ser director de carrera me permite estar en contacto estrecho con los estudiantes, poder conocerlos más, saber sus problemas y requerimientos como alumnos de esta carrera específicamente. El poder apoyarles en la medida de lo posible, es un muy satisfactorio para mí.

 

¿Cuál es tu opinión sobre las universidades especializadas como la UPChiapas?

– Creo que son y seguirán siendo un escalón importante para el avance en áreas esenciales de nuestro país. La investigación y el desarrollo tecnológico son en gran medida, parte fundamental para que una nación prospere en lo técnico, lo económico, lo cultural, lo social.

 

¿Cuál es tu meta profesional?

– Seguir aprendiendo cada vez mas de mis compañeros, de los investigadores de otras instituciones, de mis estudiantes; mantenerme actualizado en mis áreas de especialidad (ahorro y uso eficiente de energía, optimización de confiabilidad de sistemas, energía solar térmica) ya que la ciencia avanza día a día, también mantengo contacto con la construcción de obra eléctrica. Otra meta muy importante es seguir superándome como profesor.

 

¿Y en lo personal?

– Trato de continuar con el ejemplo que me han dado mis padres, la Sra. Mary Hernández Flores de Trujillo y el Sr. David Trujillo Hernández, creo que con eso tengo un duro reto personal que seguir, pues ha sido su ejemplo es el que ha marcado la directriz en mi vida, y quisiera también ser una referencia para mis hijos el día de mañana.

 

¿Por qué debemos ahorrar energía?

– Actualmente es un compromiso moral que debemos tener. Ahorrar es de vital importancia debido a nuestra situación, día a día la naturaleza nos está cobrando la factura por todo el descuido y abuso que hemos tenido para con ella y el medio ambiente, nuestras generaciones futuras no podrán conocer este mundo como lo conocimos nosotros si no hacemos algo por frenar el mal comportamiento que hemos tenido en el uso de nuestros recursos naturales; el ahorro de energía repercute grandemente en cuestiones ambientales ya que para producir energía quemamos combustibles fósiles altamente contaminantes. Por otra parte, la cuestión económica también es un factor a considerar, pues a nadie le viene mal pagar un menor costo de energía eléctrica, esto se puede lograr si hacemos un uso racional e implantamos una cultura energético-ambiental, que promueva la preservación de nuestros recursos naturales y el ahorro y uso eficiente de la energía.

 

¿En el amor también ahorras energía?

Me gustaba lo que estudiaba, me emocionaba aprender cosas nuevas e interesantes. Algo que me llevó a concluir mis estudios fue que desde muy chico supe qué era lo que quería ser: ingeniero eléctrico. Foto: Leticia Bárcenas

– ¡NO! (Risas). Creo que hay excepciones, aunque son contadas, en las que no se debe escatimar ni ahorrar recursos y esfuerzos y ésta es una de esas excepciones. (Más Risas).

 

¿Para el cuerpo qué energía es la mejor, la solar, la eólica, la térmica o la de otro cuerpo?

– Todo depende de qué trabajo necesites realizar con dicha energía. (Risas)

 

¿En política también te inclinas por el sol?

– (Risas.) Afortunadamente los técnicos no tenemos que preocuparnos demasiado por la política, eso se lo dejamos a quienes les gusta esa parte, aunque sí nos afectan las decisiones que ellos toman.

 

¿Cuál es la energía que te mueve día a día?

– El amor de mi familia, a mi país, a mi profesión y el tratar de ser mejor cada vez.

 

¿Héroe de la infancia?

– Francisco Villa.

 

¿A quién admiras ahora?

– ¡Hay mucha gente digna de admirarse! He tenido la fortuna de conocer, trabajar y estudiar con gente muy valiosa en todo sentido y aprender de ellos; personas que contribuyeron en mi formación académica, compañeros de la CFE, profesores y compañeros de la sección de estudios de posgrado de la ESIME, compañeros y amigos de la UPChiapas, no quisiera dar nombres para no omitir alguno, pero todos excelentes amigos, profesionales y expertos en sus áreas de trabajo.

 

¿Cómo te recuerdas como estudiante universitario?

– Me gustaba lo que estudiaba, me emocionaba aprender cosas nuevas e interesantes. Algo que me llevó a concluir mis estudios fue que desde muy chico supe qué era lo que quería ser: ingeniero eléctrico; sólo me faltaba el cómo y eso lo fui aprendiendo día a día. Me gustaban las reuniones con los amigos, ir al cine y jugar voleibol, pero todo esto lo hacíamos en los periodos vacacionales pues durante las clases era prácticamente imposible, ello hacía disfrutar más esos ratos de diversión.

 

¿Algún mensaje para tus alumnos?

– Que no dejen de esforzarse, que todos los sacrificios tienen una recompensa; el invertir algunos años de su juventud les será recompensado el día de mañana con más y mejores oportunidades, lo cual les dará acceso a un mejor nivel de vida, contribuyendo además con el desarrollo de nuestro país. Que no claudiquen en el intento y que continúen siempre con la mirada fija hacia adelante.

 

RECOMENDACIONES PARA AHORRAR ENERGÍA

 

1) Usar multicontactos en lugares donde se ocupen 2 o 3 aparatos a la vez, como en los centros de entretenimiento. Esto para que queden sin energía una vez que no se estén usando y no queden en la función stand by.

2) Evitar en la medida de lo posible el uso de sistemas automáticos que activen las bombas de agua para llenar tinacos, ya que al arrancar, los motores demandan corrientes grandes y es mejor tener un control de cada encendido. Evitar hacerlo constantemente traerá un ahorro de energía.

3) Tener un apagador por cada lámpara que se utilice, eso evitará encender varias sin que todas ellas sean necesarias al mismo tiempo.

4) Verificar que las clavijas de los aparatos entren justos en el contacto, para evitar falsos contactos.

5) Desconectar todo tipo de regulador de voltaje cuando no se esté haciendo uso de él, por ejemplo de la computadora, los cargadores de celular y/o laptops.

6) Usar equipos ahorradores o de alta eficiencia, principalmente refrigeradores, aires acondicionados y bombas de agua. Es recomendable que tengan 5 años de uso como máximo.

 

* Entrevista publicada en la gacta de la Universidad Politecnica de Chiapas, Año 6, Número 13, enero-abril 2010.

 

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SILUETA

Lugar de nacimiento: México D.F.

Edad: 35 años

Tiempo de radicar en Chiapas: 25 años

Número de hermanos: 1

Estado civil: Casado

Número de hijos: 2

Pasatiempos: Jugar con mis hijos, entrenar a mis perros, practicar aikido, ver alguna película o leer un libro.

Película: Tengo varias, entre ellas Hombres de honor, La vida es bella y Perfume de mujer.

Canción: Dust in the wind (Kansas)

Rituales: River misoji, ritual japonés que consiste en bañarse en algún río de agua helada el día 1° de enero muy temprano, esto para recibir el año con nuevos bríos y pensamientos positivos.

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EN CORTO

Energía: Lo que mueve al mundo

Sol: Fuente inagotable

Viento: Efecto del sol

Agua: Vida

Calor: Fuerza

Luz: Modernidad

Electricidad: Progreso y desarrollo

Universidad: Fuente de conocimiento

Alumnos: Futuro

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Martín Mérida, poeta chiapaneco

Desde pequeño subo montañas, ahora corro carreras

El reloj marca las cuatro de la tarde. El viento frío corre entre las flores de la jardinera, abraza el enorme pino que está frente a mí y me acaricia el rostro. Al fondo veo el edificio de color mostaza, toco el timbre mientras trato de adivinar cuál es el departamento que habita Martín Mérida Mayorga, poeta chiapaneco que participa en el homenaje a la escritora y filósofa francesa Simone de Beauvoir, en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) que se realiza del 29 de noviembre al 7 de diciembre en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

 

Martín Mérida me recibe con su eterna sonrisa de niño, subimos al segundo piso y al abrir la puerta del departamento me da la bienvenida el olor a café, la ventana es un imán para mis ojos. Me acerco y un hermoso parque de árboles inunda mi mirada. A partir de este instante el tiempo del reloj se quedó sin agujas.

 

Mientras tomo asiento en el sillón amarillo y observo a mi izquierda la pared del mismo color que sirve como estantería a una colección de máscaras, Martín se dirige a la cocina a servir el café. Es de Motozintla, Chiapas, me aclara.

 

Llama mi atención su colección de piedras, me hace recordar a una amiga muy querida que también gusta de ellas. A mi derecha hay una pared pintada de azul intenso, resalta un mandala que también es una lámpara.

 

“Mandala en sánscrito significa círculo sagrado. Éste lo confeccioné cuando recién llegué aquí, en él plasmé mi historia de vida y mis deseos a lograr, por eso me persuade a vivir con mayor intensidad”.

 

Me acerco y tropiezo con Parmene-Heráclita, la piedra que desde Chiapas acompaña a Martín, ofrezco disculpas por mi descuido y regreso a la ventana. También me gustan los árboles, digo.

 

“Los árboles son casas; por supuesto: casas que –parafraseando al poeta Angelus Silesius– florecen sin un porqué. Y lo más maravilloso es que este tipo de casas no brindan un calor posesivo. Son casas libertarias.”

 

–La casa es un referente importante para ti. La casa de mi búsqueda está en mí, has dicho. ¿Qué más encierra la imagen de casa para Martín Mérida?

De algún modo todos cargamos una entre pecho y espalda. Algunos seres no encuentran una casa material y no sospechan que la búsqueda es la verdadera casa. En concreto: casa es todo lo que ayuda a vivir. A veces el mismo desamparo (por más paradójico que parezca) ayuda a vivir. Y el sin sentido puede estar cargado de sentido. La casa es un refugio. Y en ese aspecto, la lectura y la escritura son refugios de maravilla.

 

–Dicen que Martín Mérida era un niño triste, ¿sigues viviendo en los brazos de la tristeza?

Sigo viviendo entre el ser y el no ser; en el algo y el vacío. Pero en ese movimiento voy llenando el libro de mi vida.

 

–¿El deseo de escribir, de nombrar poéticamente el mundo, la literatura, son una enfermedad o un remedio para la tristeza?

En esta etapa de mi vida puedo decir que escribir es como llegar a casa y una casa es llegada pero también punto de partida. A veces estoy triste es cierto, pero no del tipo que es carne de cañón para la psiquiatría; a veces estoy triste porque los asideros con los que aprendí a sostenerme, de pronto se derrumbaron, pero en esos momentos es cuando la vida me muestra un rostro que me levanta; un rostro más allá de la lógica.

 

Sale humo de las tazas y huele bien. “El café me gusta recaliente, me agrada ver el humo, además, tengo resistencia al fuego” dice mientras se sienta en el piso, cierra los ojos y lo veo disfrutar su taza de café. No me atrevo a tomar, tengo miedo de quemarme, a diferencia de Martín prefiero que el café esté a una temperatura templada; me siento frente a él.

 

–Cuéntame por qué un homenaje a Simone de Beauvoir.

Este año Simone de Beauvoir cumplió cien años de haber nacido (enero 8 de 1908), entonces la poeta jalisciense Patricia Medina, junto a Gladys Llarregui (Argentina) y María Ángeles Pérez López (España) decidieron en el 2007 convocar a poetas de todo el mundo para hablar de la Mujer Rota en todos los aspectos posibles.

 

Se convocó a concurso y hubo un proceso de selección. Hubiera sido imposible congregar en un libro a todos los poetas que respondieron a la invitación.

 

El destino de este libro es ir a cárceles, manicomios, consultorios, etcétera. Cada uno de nosotros -los que participamos en el libro- estamos comprometidos a hacerlo llegar a esos destinos mediante presentaciones y cosas así.

 

–La Mujer Rota es la historia de una mujer que de pronto, tras largos años de matrimonio, descubre que su marido le es infiel y cuando él se va con su joven amante, ella se queda con la nada porque ha vivido en función de su matrimonio, pero, además, por decisión propia. ¿Crees que aun cuando han cambiado las condiciones económicas y sociales en que se desarrollan las mujeres, cuarenta años después de que se escribió el relato, este tipo de relaciones siga vigente o por qué se eligió ese nombre?

Nací en una ciudad más pueblo que ciudad

Creo que ese tipo de relaciones no se da sólo en la mujer, es la condición de vida de todo ser enajenado; es decir, de todo aquel o aquella que vive en función de los roles sociales establecidos por mecanismos de poder. Por fortuna, constato que hay muchas mujeres y hombres que han aprendido a liberarse de ese yugo.

 

Se eligió el nombre en gran parte por conmemorar a Simone de Beauvoir y porque una de las más grandes injusticias que pesa sobre el mundo es el de haber ninguneado a la mujer. La palabra ningunear no existe en el diccionario pero los mexicanos la utilizamos a menudo cuando nos referimos al proceso de degradar al otro.

 

El libro de poemas La Mujer Rota (estar roto en el sentido del relato de Simone de Beauvoir, es vivir escindido) que estamos presentando en la FIL está escrito por seres sensibles a este fenómeno.

 

–¿En qué consiste tu participación?

Participo con dos poemas, uno se llama “Magdalena” y el otro no tiene título, pero está dedicado a mi abuelita Bonifacia Bartolomé. En el libro La Mujer Rota no sólo se aborda la cuestión trágica; también existe un capítulo dedicado a la maravilla que constituye a las mujeres.

 

–¿Qué esperas cómo poeta de esta experiencia?

Encaja muy bien con mi intención de unirme a proyectos comunitarios que colaboren a transformarnos, con su granito de maravilla.

 

El Primer Foro Internacional de Poesía La Mujer Rota, (4 y 5 de diciembre, Auditorio del Hotel Hilton, Guadalajara, Jalisco) se realiza en el Centenario del Nacimiento de Simone de Beauvoir y como un homenaje a las mujeres rotas del mundo. El día de hoy, 5 de diciembre, a las 11:00 hrs. participa el poeta chiapaneco Martín Mérida con la lectura de sus dos textos seleccionados para publicarse en el libro La Mujer Rota.

 

Martín Mérida, nació en Motozintla de Mendoza, Chiapas y desde 1988 vive en Guadalajara, Jalisco, ciudad en la que ejerce la docencia como maestro de tiempo completo, además de correr, escuchar música, escribir, escribir, escribir.

 

–¿Por qué escribes poesía para niños?

En los poemas que escribo para niños se puede entrever que no quiero abandonar al niño interior en mi vida actual. Y, a través de ese niño, pretendo develar la experiencia donde hasta en el humo de una taza de café brota el genio y no sólo de la lámpara de Aladino.

 

Nací en una ciudad más pueblo que ciudad porque no sólo nos conocíamos casi todos; allá, de diversas maneras, nos cuidábamos los unos a los otros. Ahora prefiero darle patadas a la tristeza, hasta mirarla irse por un caño, al comprobarme caminando entre calles repletas de carros parecidos a tanques de guerra sin respeto para la gente.

 

–Una noche soñaste con un cometa sujeto a la luna, ¿qué sueñas ahora?

Sueño que estoy cosechando las semillas de sandía que un día una multitud de espíritus me regalaron para que muriera. Y morí. Por eso hoy puedo responder a tus preguntas.

 

–¿Las semillas de sandía son entonces como promesas de muerte-vida?

Ese era el secreto. Aunque no significa que no deba volver a morir. Pero al menos morí de una muerte necesaria.

 

–¿Crees en el destino?

Creo que el misterio se revela en el sufrimiento; quien ha sufrido lleva en sí las semillas de una gran cosecha. Pero para que esta levantada se lleve a cabo se necesita de la intervención de los otros. Es decir, a veces basta una palmadita en la espalda; una ayudita para que quien ha sufrido encuentre lo indecible. Si existe Dios, Dios se revela en el sufrimiento y en los otros. Somos de manera extraordinaria seres sociales.

 

–¿Consideras que tus estudios en el seminario han sido trascendentales para tu trabajo poético?

Mis estudios de seminario estuvieron enmarcados dentro de la filosofía y teología de la liberación, donde se nos enseñó a reflexionar desde donde nos aprieta al zapato. Gracias a esa etapa tuve la oportunidad de leer y conocer a seres extraordinarios como Leonardo Boff. El seminario reforzó mi horizonte de querer comprometerme en proyectos comunitarios. En ese entonces viví grandes temporadas dentro de comunidades indígenas y en esos periodos coseché muchos poemas que hoy están brotando. Dentro del seminario supe que me encantaba la figura de Cristo pero lejos, muy lejos, de las burradas de Roma.

Ambos reímos. Martín se pone de pie y se dirige a la mesa que ha adaptado como escritorio, coloca un cd en su computadora y las notas de Vieilles Chansons de France envuelven el ambiente, son canciones un poco tristes pero muy bellas. Amor, desamor, ilusión, desilusión, la vida.

 

–¿Cuáles son las pasiones de Martín Mérida?

En los poemas que escribo para niños se puede entrever que no quiero abandonar al niño interior en mi vida actual

Tengo pasión por el cambio. En el primer poemario que se me publicó escribo: Pretendo arar un nombre distinto/ al aleteo del escribir en vano. / Ser lo de siempre cansa/ igual que no encontrarse.

 

Desde pequeño subo montañas, ahora corro carreras y maratones para estar listo en las trepadas y mientras subo montañas escribo, porque escribir es mi pasión fundamental. Mi primera novela «El poeta y el niño de la piedra» fue escrita en algunas de sus partes, mientras corría.

 

Y mientras corro, subo montañas y realizo mi fundamental pasión, escucho música. En estos días he escuchado las sinfonías de Gustav Mahler en varias versiones. Y ahora más que nunca me siento unido a muchas personas.

 

–Música, poesía, miradas. ¿En el amor Martín escribe poemas de largo aliento o prefiere los poemínimos?

Depende de lo que voy viviendo… Mis relaciones amorosas pretenden no acabar nunca.

 

–Entonces son de largo aliento

Mis relaciones amorosas, sí. En la poesía, la columna vertebral es la economía de palabras y un poema por muy largo que parezca lleva ese poderoso secreto.

 

–Has dicho que la fuerza del amor es más fuerte que las tempestades. ¿Algún huracán amatorio te ha inundado el alma de dolor?

(Risas). Un huracán amatorio, ¿eh?.. Pues ciertas huracanas me han producido dolor. Pero también he descubierto que gracias a ese tipo de tempestades uno puede subir un poco más alto, como las águilas, hasta esperar que a lo amatorio se le quite lo huracán.

 

–Cuando a lo amatorio se le ha quitado lo huracán, ¿sigue siendo amor?, ¿vale la pena descender a él?

No sé si tengo la respuesta a tu pregunta, pero creo en la armonía; en la conjunción de lo negro y lo blanco. Lo huracán me parece sólo propulsión hacia un sentido. Y hay que ver cuánta amargura produce.

 

–También has dicho que después de vivir la amargura es posible encontrar un territorio libertario. ¿Cuál ha sido ese territorio libertario para Martín Mérida?

La libertad es una meta hacia la que procesos de liberación (libre-acción) acercan. Entonces, si uno se pone en marcha pronto descubrirá que está en uno o varios de estos territorios o que todavía hacen falta esfuerzos como rupturas para llegar a ellos. Liberación no es la libertad a pie juntillas pero al menos es reconocimiento que la libertad en un proyecto que persuade desde lejos; un proyecto que nos permite ser mejores.

 

–¿Pero cómo defines o dónde está tu territorio libertario?, ¿cómo es?

Territorios libertarios tengo muchos, pero te nombraré algunos de ellos:

  1. El territorio de mis amigos (as) verdaderos (as).
  2. El territorio de hablar viendo directamente a los ojos, sin olvidar la empatía, de la persona con quien estoy enojado.
  3. El territorio de amar –y amar es subversión, decía de manera incansable don Octavio Paz.
  4. El territorio de escribir y crear con mi escritura otro mundo distinto al que odio.
  5. El territorio de hacer valer mis derechos y no sólo repetir en mi mente mis obligaciones.

Entre otros. ¿Y sabes? Creo en verdad que en ningún ser humano, en su individualidad, debemos abandonarnos. Más justo me parece amar hasta el fondo en proyectos solidarios. Proyectos de promoción de justicia solidaria; por ejemplo. Los seres humanos en nuestra individualidad somos maravilla, pero no somos Dios.

Y si existe una energía más allá del mundo, no puede ser pronunciada con la lógica pero intuyo misterio en los ojos de los seres, misterio que me hace decir que otro mundo es posible.

 

–La posibilidad de otro mundo, de un mundo mejor que el que nos ha tocado.

También se puede sentir y sobre todo, lo realizamos más a menudo de lo que parece, cuando nos miramos de manera verdadera y comprendemos nuestra vulnerabilidad clamando respeto y consideración. Los señorcitos; aquellos que se enforran en trajes y discursos olvidan muy a menudo su ser vulnerable.

 

–Cuando te escucho así me recuerdas al Sub, sus palabras, con las que logró que muchas miradas se volvieran a los que se miran de manera verdadera y no en espejos.

Lástima, yo quería que me recordaras y no al Sub. Lo de luchar por mirarse es tradición de pueblos milenarios… de pueblos nómadas que en los ojos de los otros encuentran una casa.

 

–Por eso es importante ver a los ojos de los otros y de nosotros mismos.

Ver a los ojos es mirar no sólo el iris, retina y cosas así; también conlleva valorar el esfuerzo desgarrador con el que otro se construye. Emmanuel Lévinas, filósofo de origen judío, solía decir: La cara es sólo un componente del rostro. El rostro es sobre todo tu historia, la historia más íntima que te hace, por ejemplo, ser Lety, y ante la que muchos pasarán de largo.

 

–Así es, pasarán de largo, caminando o corriendo. ¿Tras de qué corre Martín Mérida?

No sé tras de qué corro. Tal vez corro tras la nada pero la nada no es vacío, en todo caso no corro tras el vacío. Me gusta correr porque, como no soy un yoguin, es momento de estar dentro mí mismo. Tal vez, entonces, corro tras de mí mismo.

Martín Mérida Mayorga es un hombre muy emocional, en parte eso lo ha llevado a correr. “Sí, corro para bajarle un poco a mi emoción.” Aunque está de acuerdo en que escribiendo también se le da cauce a la adrenalina.

 

El cd ha terminado, sugiero escuchemos Entre nous con Chimène Badi, mientras tomamos otra taza de café y encendemos las luces; el mandala-lámpara es hermoso, “alrededor le puse muchos elefantes pequeñitos porque cuando lo creaba soñé que debería llevar elefantes.”

 

Camino hacia la ventana, veo las sombras que bajo la luz de la luna forman los árboles. El viento los abraza. Volteo al percibir junto a mí el olor del café. Tomo mi taza y nos dirigimos hacia los sillones que están dispuestos de manera circular.

 

–¿María Magdalena o la Virgen María?

No hay virgen sin Magdalena.

 

–Y hablando de mujeres, ¿qué significan en la vida de Martín Mérida?

Hablar de mujer es hablar del mar. La mujer es fuerza de inspiración creativa, es el reconocimiento de la tierra. Hablar de mujer es horizonte de ponerme a cuidar flores y árboles sin olvidar los espinos. Y volviendo a lo del mar… El mar es misterio.

 

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SILUETA

Lugar de nacimiento: Motozintla de Mendoza, Chiapas, México

Edad: 44 años

Número de hermanos: 6

Estado civil: Soltero nuevamente

Número de hijos: 0

Libro: Don Quijote de la Mancha.

Película: Léolo (porque sueño no existo)

Deportista: Nadia Comaneci

Equipo de futbol nacional: Chivas

Equipo de futbol internacional: Real Madrid

Pasatiempos: Perder el tiempo

 

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EN CORTO

Motozintla: Sueño

Guadalajara: Renacimiento

Disfraz: No hay de otra a veces

Honestidad: Lo más bello en el carácter

Violencia: Fuerza que a veces también ayuda

Docencia: Terquedad

Xavier Villaurrutia: Nocturno Mar

José Gorostiza: Muerte sin fin

Octavio Paz: Salamandra

Café: Dulceamargo

Sol: Príncipe

Luna: Piedra preciosa

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*Entrevista publicada en el diario El Heraldo de Chiapas, 5 de diciembre 2008.