Ricardo Hernández Ortiz, inventor del compás plano

Hace unos días, se dio a conocer que la mexicana Sofía Sedas, estudiante del Colegio Británico (The Edron Academy), obtuvo el primer lugar en 2012 en la prueba de matemáticas que se aplica a nivel mundial en las instituciones que forman parte del Bachillerato Internacional de la Universidad de Cambridge, esto demuestra que si a una persona se le dan las herramientas adecuadas para aprender o desarrollar una competencia, no importa ni su género ni su nacionalidad, ello me hizo recordar a un profesor de educación básica que en el año 2007 inventó un compás plano para facilitar el trabajo docente y desarrollar las habilidades matemáticas de los alumnos.

Los invitamos a conocerlo…

“La intención no es cambiar ni el método de dar una clase de geometría, ni el concepto”

Leticia Bárcenas González / Vladimir González Robledo

Desde hace poco más de diez años, el profesor Ricardo Hernández Ortiz ha vivido con un sueño: que los niños y jóvenes de Chiapas utilicen el compás plano que él ha inventado.

Profr. Ricardo Hernández Ortiz con su invento / Foto: Cortesía
Profr. Ricardo Hernández Ortiz con su invento / Foto: Cortesía

Maestro de la Telesecundaria 022 de Tapachula, Chiapas desde hace 16 años, Ricardo Hernández Ortiz se dio cuenta de la necesidad de idear un compás que facilitara el trabajo docente, hiciera las veces de un juego geométrico y desarrollara las habilidades matemáticas de los alumnos.

Explica:

“El compás es una herramienta que parte de un concepto del funcionamiento del cuerpo humano, en donde a partir de un centro hacemos una rotación. En la práctica, todos los maestros tenemos dificultades en el uso del compás porque hay que hacer movimientos y a veces se resbala, o a veces no se ajusta. El compás de arco no mide nada, o sea, no podemos definir un radio o un diámetro con el compás, y esa razón hace que requiramos la regla, la escuadra o el transportador para cualquier otro trazo más complicado. A veces en la escuela no tenemos el juego geométrico completo y el maestro tiene que agenciarse los recursos necesarios para poder sustituirlos. Hace muchos años, a través de la práctica y de revisar diario con una cinta o con la agujeta de un zapato, con la tiza para hacer los trazos, vi que era conveniente hacer algo que pudiera llevar todos los días.”

Así surgió lo que él ha llamado compás plano.

— ¿Cuál sería la diferencia entre el compás tradicional y el compás plano?

—Las diferencias de ley, las principales, las que señalo como reivindicaciones son: primero, que es un compás que trabaja de manera horizontal, sobre la superficie; segundo, que tiene un eje de rotación; que tiene un localizador de longitudes (incluso nosotros podríamos trabajar con éste mismo trazando las líneas del polígono, pero a mí se me hace cómodo quitarlo y trabajar solamente con el juego de escuadras); tiene un nivel de agua que relaciona los trazos horizontales con exactitud, sin que el maestro le calcule mucho, se pone y localiza su horizontal exacta; tiene una brújula que relaciona a la geometría con la geografía, normalmente los maestros en secundaria llevamos al campo a los alumnos a medir, a hacer un plano de la escuela, a medir la ubicación de tal salón, de la cancha de futbol, etcétera. Bueno, esta es la forma para que el alumno sepa cuál es la orientación; el alumno normalmente tiene que pararse y poner su mano derecha al naciente del Sol y localizar el norte natural, con esto podemos ayudar y reforzar, y asegurar que sus impresiones sean exactas. Lo otro, es que este instrumento incluye la seguridad de trabajar con trazos exactos. Esto a mí me preocupa mucho porque la intención no es, por ningún motivo, cambiar ni el método de dar una clase de geometría, ni el concepto, sino complementar, o sea, que se vuelva una herramienta más.

Ricardo Hernández Ortiz, originario de Hidalgo, y quien llegó a Chiapas “buscando donde trabajar”, considera que su compás plano tiene varias ventajas, por lo que se puede emplear no solamente en las escuelas de nivel básico, sino también en el ámbito profesional. Ha dado a conocer el modelo con arquitectos, quienes le han afirmado que “técnicamente no hay ninguna posibilidad de que falle, no existe porque todo está sobre medida”.

Desde que ideó este compás ha buscado la manera de darlo a conocer a las autoridades educativas, incluso comercializarlo. Sin embargo, como dice, muchas veces ha tenido que detenerlo para repensarlo, para modificarlo, para mejorarlo, o porque tiene que invertir recursos para comprar el material con que fabrica los modelos.

No pierde la esperanza de poder producirlo en serie, por lo que se ha puesto en contacto con distintas empresas que pueden hacerlo.

“La ley me permite comercializarlo, pero no tengo los recursos para producirlo, entonces tengo que ofrecerlo a las empresas que se dedican a esto y que tienen la infraestructura y el dinero para producirlo. Tengo mucha confianza (en que eso suceda). Llevo meses platicando con ellos; tienen toda la información, todos los diseños en planos que les he enviado, conservamos la comunicación.”

—Entonces está pensando en un compás para uso profesional y otro escolar.

—Sí, de hecho a la empresa Ábaco, que es con quien he platicado sobre este compás, se lo voy mandar tal vez con algunas correcciones, aunque ellos van a hacer un prototipo. A partir de la idea, y tomando en cuenta las reivindicaciones, una empresa puede cambiar este tipo, hacerlo de otra forma, puede cambiar el sistema aunque tenga las mismas funciones, puede, incluso, modificar el riel que sólo es una forma de sujetarlo, pueden colocarlo de otra forma, o le meten algún canal, no sé, los ingenieros de la empresa decidirán.

“Ellos lo pueden hacer como quieran, a partir de las reivindicaciones de ley. Esto (el modelo que llevó para la entrevista) seguramente se va a modificar porque es muy rústico, todo está hecho con herramientas muy sencillas. Pero a partir de este modelo ellos decidirán cómo lo van a hacer.”

Compás plano para profesores / Foto: Cortesía
Compás plano para profesores / Foto: Cortesía

— ¿El compás para los niños también tiene tantos aditamentos?

—No, el compás de los niños es una herramienta… Todos los compases que se hagan tendrán que tener estas características, o sea, este es un borrador, un modelo que voy a mandar a Adelante, S.A. con la intención de que la empresa valore y, de acuerdo con su política comercial, los fabriquen. He adelantado ya muchos meses en pláticas con ellos y solamente faltaba hacer el modelo y que ellos decidan, tengo muchísima confianza de que sí se va a hacer.

— ¿El compás para los niños es del mismo tamaño que el modelo?

—No, seguramente tendrá que ser más pequeño que éste, incluso tendrá que ser delgado, de acrílico.

 

También con el compás plano

— ¿En su época de estudiante tenía ya cierta proclividad a inventar, a crear?

—Me acuerdo que cuando era niño me gustaba mucho ver personajes de la historia universal y sí, tenía mucha ilusión de hacer algo. Recuerdo que en una ocasión pensaba que era conveniente que conectáramos un radio de baterías directamente a la corriente eléctrica, provoqué un corto circuito porque era yo un chamaquito, conecté las dos terminales de la pila y lo metí al contacto directamente. Pienso que todos los niños tienen una etapa muy importante de deseo de crear, sin embargo, pienso que toda la creatividad de las personas es resultado también de las condiciones o del ambiente en el que se desarrollan.

—Usted habla mucho de radios pero, ¿qué le gusta más, el radio que mide o La radio de todos?

—No, bueno, la radio es un instrumento tecnológico necesario; con mis alumnos, cuando me toca ese tema, hago un ejercicio de radio. Esta es una forma de lenguaje, pero el lenguaje de la voz es una forma también necesaria e imprescindible. Nosotros somos comunicadores, particularmente a mí me gusta mucho la lengua hablada, siempre que he podido he sido maestro de ceremonias en mi escuela y alguna vez he tenido la oportunidad de utilizar el micrófono. Es algo muy bonito, pienso que lo más importante de la radio, y lo que más agrada, por lo menos a mí, es que en donde usted esté, si va solo en la carretera, va acompañado por la radio y va acompañado con los comentarios, con las críticas, con los comerciales, con la música, pero siempre va acompañado. Si hay un tramo donde en el carro, en su radio no entra la señal, usted lo deja y va escuchando puro ruido, porque va escuchando la radio, es increíble, yo creo que esto lo hacemos casi todos.

— ¿Usa el compás nada más en las matemáticas o también en otros lugares?

—Lo que pasa es que yo vivo ya con ese concepto.

—O sea, es un matemático de tiempo completo.

—No, no, no, no. ¡Ser maestro de telesecundaria es ser maestro de tantas materias! Damos 32 materias durante el ciclo completo: primero, segundo y tercero de secundaria. Entonces, el maestro de telesecundaria tiene que acercarse y adueñarse de todas las ramas de la educación básica; no soy matemático, soy un maestro que tiene una gran cantidad de carencias en las matemáticas, creo que igual que todos, pero siempre he tenido el espíritu de aprender.

—Dice que con el compás plano se miden los catetos, ¿y los senos, con qué se miden?

Compás plano / Foto: Cortesía
Compás plano / Foto: Cortesía

—También con el compás plano. (Risas).

— ¿Y usted cuándo pierde la brújula?

—La pierdo con frecuencia, procuro no ser muy metódico. La brújula a veces nos indica caminos inesperados y siempre es bueno descubrirlos.

— ¿Qué invento doméstico le sigue maravillando?

—La televisión es un invento increíble. A mí me llama muchísimo la atención, sobre todo desde de niño. Cuando supe que el inventor de la televisión a colores era un mexicano, yo tenía una profunda admiración por quienes hacen cosas que uno dice cómo le hicieron, o sea, cómo se le hace no sólo para transmitir una señal, una imagen, sino para transmitirla a color. A mí me llama mucho la atención, también. Digo, González Camarena es, yo pienso, de los inventores mexicanos que más ha influido en mi formación como maestro. Todos los días les digo a mis alumnos y a mis hijos que apunten su mirada o sus emociones hacia un objetivo, y que si ese objetivo puede generar algo, una idea, pues hay que empujarla. Pero aparte de González Camarena en México, a mí me llama mucho la atención el teléfono celular. Se me hace increíble cómo a través del espacio ya no tenemos la justificación del cable por donde pasaba el sonido, ahora es a través de las ondas eléctricas y hertzianas que rodean al planeta, es algo increíble.

— ¿Usted con quién se queda, con Tomás Alva Edison o Leonardo da Vinci?

—Con los dos, pero Alva Edison, no sé. Hace muchos años un amigo me decía que Tomás Alva Edison es un científico aparentemente norteamericano, pero que su mamá era latinoamericana, y eso me acerca mucho a Alva Edison, aunque Da Vinci es otra cosa.

—Ha mencionado las reivindicaciones del instrumento, ¿cuáles son las suyas?

—Bueno, yo pienso que la primera, para mí —toda mi vida y en mi salón lo he tenido siempre— es la lealtad. La lealtad con lo que uno hace, con lo que uno piensa, con los objetivos que uno tiene. Por ejemplo, si uno tiene un enemigo se debe incluso decir “te aviso que en una hora te ataco”. O sea, pienso que la lealtad debe ser una norma de convivencia armónica humana, incluso para estar así como iguales con los diferentes o con los adversarios. Para mí la lealtad es algo muy importante y yo digo incluso la lealtad con el adversario. Esto se acostumbra en la guerra en los altos niveles, el enemigo avisa y pide la espada antes de tomar la plaza. Pienso que es un símbolo de la convivencia humana.

“Otra, que uno tiene que ser modesto en lo natural, incluso pienso que la modestia no es solamente decir no puedo, no sé, no quiero, no me animo, o creo que no voy a poder, sino modesto quiere decir también reconocer lo propio, o sea, no tener falsa modestia. Es un error. Una persona debe decir sí puedo hacer esto o no puedo hacerlo porque no estoy calificado para hacerlo. Si usted sabe que es inteligente debe decir que es inteligente, si sabe que desea conocer o aprender algo a partir de lo que tiene ahorita, a partir de la capacidad de aprendizaje que tiene ahorita, tiene que decirlo, y si usted sabe que le faltan algunas herramientas de la lógica para poder aprender tiene que buscarlas, o sea, tiene que ser genuino consigo mismo, aceptarse como es pero para avanzar, para ser más.

“Otra reivindicación que a mí me parece es la rectora en mi concepto de vida es que uno debe estar orgulloso de ser mexicano. El nacionalismo de nosotros los mexicanos es por naturaleza, somos muy orgullosos de ser mexicanos de toda la vida, de todas las generaciones antepasadas. Me siento orgulloso de ser mexicano, admiro a mi país, quiero a mi país, quiero a la historia de mi país, quiero con toda mi fuerza hacer cosas por mi país. Este es un punto rector, yo soy mexicano consumado, amo profundamente a mi país.”

 

El Profr.Hernández Ortiz usando el compás plano / Foto: Cortesía
El Profr.Hernández Ortiz usando el compás plano / Foto: Cortesía

Autorretrato

[box style=»rounded»]“Junto con mi país, Chiapas es otra parte de mi alma”[/rescue_box]

Soy de una familia hidalguense. Por situaciones de la naturaleza y del trabajo de mi papá me registraron en el DF, pero soy hidalguense, tengo una formación en la huasteca hidalguense.

Estoy casado, tengo tres hijos.

Tengo muchos hermanos. Las familias de hace 40 años —yo tengo 47— eran numerosas. Somos 10 hermanos. Soy el primer lugar de mi familia, soy el mayor de mis hermanos.

A mí me gusta mucho leer, pero también me gusta mucho observar. Tenemos una capacidad para escuchar simultáneamente dos mil sonidos y a veces hago ejercicios de aislar uno; me gusta aislar sonidos, escucharlos. No me la paso escuchando así pero cada que tengo una oportunidad lo hago, me gusta mucho. Me gusta muchísimo ver el cielo de noche, es muy interesante. Cuando era chamaco, igual que todos, veía las nubes y me gustaba darles forma. Me gusta mucho observar a la gente; a mis alumnos los observo detenidamente todo el tiempo. Soy un observador, me gusta mucho observar.

Me gusta mucho la gente.

Para mí un personaje muy importante fue Francisco Gabilondo Soler. Lo escuchaba cuando era niño, todos los niños lo escuchábamos. A mí me gustaba Gabilondo Soler, aunque tenía un carácter muy feo, pero era una persona que tenía una forma muy especial de comunicarse con los niños. Además, era muchas cosas que comúnmente no sabemos: astrónomo, científico. Era muy extremoso: de los niños a la ciencia era una cosa muy exagerada.

Antes de que yo entrara a trabajar en telesecundaria, trabajé en primaria federal en la selva Lacandona, cuando vine a Chiapas, pero antes de los seis meses renuncié y me fui a Durango, pero estando en Durango me mortificaba mucho no tomar pozol, es una cosa increíble. Me gusta muchísimo el pozol de cacao y las empanaditas.

Aunque mucha gente sabe que no tomo, me gusta el tequila. No soy un bebedor, pero el 15 de septiembre o en la Navidad, me gusta mucho el tequila, una bebida muy de nosotros.

Soy alérgico al polvo. A mí me puede dar gripa en dos minutos, aunque ahora soy más resistente. Al igual que los árboles, conforme van creciendo —aunque llega el momento en que se caen— cuando son muy maduros son muy resistentes.

Dormido no sueño mucho, sueño en las madrugadas, ya muy temprano. Sueño generalmente el mar. Soy de una sola tierra, aunque he estado y he estudiado en diferentes partes del país. Si yo me fuera de Chiapas estoy seguro que a los 20 días me regresaría porque Chiapas se convirtió en mi tierra. Junto con mi país es otra parte de mi alma. Chiapas es un estado que quiero muchísimo. Sueño mucho el mar. Yo no conocía el mar. Cuando vine a Chiapas tardé muchos años en ir porque no me gustaba el mar, porque mi tierra no es un lugar de mar, ni siquiera de ríos. Pero cuando fui a Tonalá la primera vez, me impresionó. Voy todos los días que quiero, ver Puerto Madero es lo que genera eso. La mayoría de las veces sueño el mar.

 

Entrevista publicada en La Señal, revista de la Secretaría de Educación del estado de Chiapas. Número 3. Año 1, septiembre de 2007.

¿Qué epitafio desearías en tu tumba?

Gabriela G. Barrios García / Leticia Bárcenas González
Fotografía: Gaby Barrios

 
Cruces / Foto: Gabriela Barrios

– “Ninguno”.
– “Hoy no es un día común”.
– “No he pensado, que ellos escriban lo que les nazca del corazón”.
– “En eso nunca he pensado (risas): Aquí yace la casta y pura”.
– “Apasionada por inmortalizar instantes”.
– “Lo bailado, nadie me lo quita…inche muerte”.
– “Siempre libre”
– “Nada trajimos, nada nos llevamos, nada perdemos”.
– “No es original, es de una película, me gustó: Vine, hice mi desmadre y me fui”.
– «Por la luz contemplada y la vida que pude captar».
– “Gracias por todo lo vivido”.
– “(Risas) ¿Qué es epitafio?… Pues supongo que me gustaría que dijera descanse en paz, pues nada solo la fecha de mi nacimiento y la de mi deceso”.
– “Nada, sólo mi nombre de pila, si es que tengo epitafio, porque aún no compro terreno en el panteón, puede ser que me cremen, he pensado que no puedo decidir sobre mi cuerpo muerto, si pasa quiero que ellos hagan lo que menos doloroso les resulte, pero, preferiría ser cremada, ya les he dicho”.

Epitafio dos / Foto:Gaby Barrios

Muy pocas veces o nunca nos detenemos a pensar en lo que deseamos para nuestra muerte, son raras las ocasiones que la evocamos o si lo hacemos lo vemos como algo muy lejano, no asumimos que nos puede ocurrir en cualquier momento; pensamos que la muerte es de los otros, nunca la nuestra, por eso participamos en los rituales que en torno a ella se realizan.

Uno de estos, son las inscripciones en las lápidas, conocidas como epitafios, palabra que proviene del latín epitaphĭus, y éste del griego ἐπιτάφιος, sepulcral, la cual se coloca sobre un sepulcro o en la lápida o en una lámina junto a la tumba.

Algunos son escritos con cierto refinamiento literario, por lo que constituyen un subgénero literario lírico dentro del más general de la elegía o poema de lamento. El escritor Óscar de la Borbolla, señala incluso, que son la antología más maravillosa de minicuentos porque que en ellos existen muchas vidas y la trágica evidencia de que todas son truncadas por la muerte… “La vida puede tener mucha paja, en cambio la literatura es por fuerza sintética”.

Si no viví más, fue por que no me dio tiempo

Paul Westheim señala en su libro Las Calaveras(FCE, 1985), que los europeos, a punto de emerger de la Edad Media, procuraron librarse de su temor a la muerte, que es a la vez temor al Juicio Final y al infierno, por medio de las “danzas macabras”,

Epitafio tres/Foto:Gaby Barrios

representaciones, en su mayoría pintadas en los muros de los cementerios, de la lucha enconada entre ángeles y diablos que se disputan el alma del que acaba de morir; se suponía que con estas imágenes, todos aquellos que vivían de manera despreocupada, entregados al juego de las pasiones terrenales, reflexionaban sobre la muerte repentina, ésa que los podía arrancar inesperadamente de su posición poderosa y de sus placeres. El efecto sicológico sobre las masas estribaba en presentar el contraste entre vivos y muertos, estos últimos representados por un esqueleto, acompañados, además, por breves sentencias explicativas, redactadas en versos toscos.

En México, las danzas macabras fueron retomadas por Santiago Hernández y José Guadalupe Posada, quienes transforman esos

versos toscos en las famosas calaveras, llenas de ironía y sarcasmo, a través de las cuales la muerte, demoníaca adversaria del hombre en los siglos XV y XVI, se transforma en una amiga o en un compadre con el que se puede bromear. Esta familiaridad con que el mexicano trata a la “pelona” se manifiesta también en los altares con su flor de cempasúchil, su pan de muerto y sus calaveritas de azúcar en las que se pegaban pequeños epitafios que señalaban los defectos o venalidades de los aludidos.

En los panteones, esos epitafios se realizan en las lápidas de las tumbas para recordar, de manera seria o irónica pero siempre con brevedad, agudeza y exactitud, las virtudes del difunto. Además, estas composiciones no tienen que ser redactadas en verso, por lo que no es necesario ser poeta de oficio para escribirlas, muchas, incluso, son producto del ingenio popular anónimo, por ejemplo:

– “Buen cuate, siempre sincero y chingonazo. Bolo cuando había que chupar, solidario cuando había que ayudar”.

– “Del todo a la nada”.
– «A lo absurdo de mi vida sólo le pudo dar sentido la muerte».
– «Soy un líder…todos me seguiréis”.
– “La muerte es una enfermedad atea, no tiene cura”.

Nuestra muerte ilumina nuestra vida

Epitafio Uno/Foto:Gaby Barrios

Las inscripciones de las lápidas deberían ser fundamentales para conocer más acerca de nuestra historia local, incluso familiar, ya que en sus orígenes, en ellas se daba el registro de muertes insólitas y últimas palabras, elementos que podían contarnos fascinantes historias.

En el Panteón Municipal de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas (México) este sentido irónico de los epitafios se ha sustituido por la bondad de las citas bíblicas y las virtudes del difunto, además de llevar, como en todas las demás, el nombre y las fechas de nacimiento y muerte. Lo que cambia son las formas.

Al caminar entre los estrechos y a veces inexistentes pasillos, podemos contemplar tumbas lujosas que son el reflejo de la vida de quien en ellas yace y otras sencillas, apenas con una flor que lucha por sobrevivir y demostrar que hay vida a pesar de tener la muerte a sus pies, no obstante, todas indican quien es su habitante.

Aun cuando el dolor se representa con los colores oscuros como señal de duelo, algunas lápidas se visten de colores que pueden ir desde el naranja hasta los tonos pastel, incluso con flores dibujadas.

Tumba abandonada / Foto: Gaby Barrios

 

Los grandes árboles cobijan con su sombra no sólo las tumbas sino a los visitantes y el sonido de sus hojas al mecerse con el viento acompañan las plegarias, los llantos y la esperanza del reencuentro. Jardines de flores naturales adornan algunas criptas, manifestando así a sus moradores el cariño y la dedicación de quienes los recuerdan.

Tumbas sepultadas por la maleza y el polvo, devoradas por el olvido y el tiempo, reflejan la soledad que habita algunos rincones, donde sólo permanecen las inscripciones, la mayoría elementales: nombre, fecha de nacimiento y muerte.

Los epitafios no forman parte fundamental de la cultura sepulcral de los tuxtlecos, quizá por ello en muchas criptas se encuentran inscripciones repetidas o con una variable mínima:

– “Desapareciste de nuestro lado pero nunca de nuestro corazón y pensamiento”.
– “Triste quedó nuestro hogar sin tu sombra querida se fue dejándonos la nobleza de su alma y la bondad de su corazón”.

Los hay amorosos:
– “Te lloraré toda mi vida mas no has muerto para mí. Sé que algún día lograré reunirme a ti. Tu papá”.
– “Para el mundo has muerto para tu esposa e hijos vivirás eternamente”.
– “Inolvidables hijitos siempre estarán en nuestro corazón”.
– “Tus caricias, cuidados y consejos fertilizaron nuestro amor, que perpetuamos con fe y esperanza en nuestra oración. Descansa en paz”.
– “Recordándote con amor. Tus padres”.

Pero también con reclamos:
– “Dios mío misericordioso nos quitaste el único ser que nos amó en esta vida. La que era nuestro apoyo y consuelo. Que se haga tu santísima voluntad. Bendita seas”.

Otros son homenajes:
– “Tu voz nunca se apagará porque nuestros actos siempre hablarán por ti”.
– “Por tu ser que se transmite, un cariñoso reconocimiento de tus nietos”.
– “Recordamos con cariño. Tu nobleza de corazón, tu honradez y tu hermosa filosofía, son el ejemplo más bello y la herencia más sólida que nos dejaste, padre querido”.

Tumba Homenaje / Foto:Gaby Barrios

Y los hay únicos:
¬– “Leona indomable que aquí duermes, mil batallas a la muerte habías ganado, tu alma y espíritu ha impregnado todo símbolo de vida que has amado. Estás en la libre mariposa, en el cándido aroma de las flores, te escucho en el jilguero y ruiseñores, te siento en la música, en el baile, en cada beso enamorado. Eres símbolo de amor ¡oh, madre mía! Eres símbolo de vida y alegría. Dios bendiga y eternice tu memoria porque siempre te amaremos madre mía”.
– “¡A quién nos dio todo a cambio de nada!”

¿Y usted ya pensó el suyo?

Panteón / Foto: Gaby Barrios

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A ti, Diana Grajales, la amorosa indomable: “Soy un ser incomprendido que se ahoga por el volcán de pasiones, de ideas, de sensaciones, de pensamientos, de creaciones que no pueden contenerse en mi seno, y por eso estoy destinada a morir de amor…”
 
A ti, Luis Villatoro, el amoroso entrañable: “…la vida no ha sido hecha para mí, porque soy una llama devorada por sí misma y que no se puede apagar.”
 
(Publicado en el diario El Heraldo de Chiapas, Noviembre 2007)

Obra de jóvenes chiapanecos en Espejitos de Papel

  • Busca editorial puertorriqueña nuevo horizonte para creadores.

Entrevista por Gabriela G. Barrios García y Leticia Bárcenas González

 

Herminia Alemañy y Edgardo Nieves, editores de Espejitos de Papel Editores

 

Hace más de un mes, la escritora, investigadora y profesora Herminia Alemañy-Valdez y el poeta y narrador Edgardo Nieves-Mieles, visitaron por octava ocasión nuestro estado de Chiapas, ahora en su faceta de editores para presentar la colección de diez plaquettes, de la colección La 5ta. Esquina del Viento de Espejitos de Papel Editores, con ocho poemarios y dos relatarios.
Cinco autores son de Chiapas: Fabián García Gómez con la obra “Motivos secundarios”; César Trujillo con “Laberintos (poemas donde la belleza se arruina hermosamente)”; Rodolfo Girón con «Versiones minimalistas acerca del poema o el estúpido martirio del escribiente»; Fernando Trejo con «Las alas de mis ensoñaciones que son pájaros» y Ameth Rivera con «Rosas i Spinettas».
Además  del costarricense Víctor León Leitón con la obra “El color de la velocidad» y por supuesto, los puertorriqueños Herminia Alemañy-Valdez con su poemario «Lentejuelas, canutillos y chaquiras»;  José Liboy Erba y Edgardo Nieves-Mieles con «Las aventuras del pez gato» y «El maligno fulgor de la desdicha»y el poemario «Con las peores intenciones de Edgardo Nieves-Mieles.
En diversos foros de Tuxtla Gutiérrez, Tapachula de Córdova y Ordóñez, San Cristóbal de Las Casas y la Ciudad de México, los entusiastas escritores y editores presentaron estos títulos como primicia: “este es un regalo que quisimos hacer a Chiapas; esta es la puesta en circulación de los cuadernos, no han sido presentados en Puerto Rico, aunque todo mundo está a la expectativa”.
Desmesuradas tuvo la oportunidad de charlar brevemente con ellos; compartimos el contenido de la plática:

¿Por qué jóvenes chiapanecos?
EDGARDO: Tomamos este proyecto con la intención de no solamente dar la oportunidad a que los jóvenes poetas de nuestro país se conocieran fuera, pensamos en que también hubiese la posibilidad que los mexicanos, costarricenses, cubanos y de otras naciones de nuestros países hermanos tuviesen la oportunidad de publicar en «Espejitos de papel Editores” y en la “Editorial Indómita”. Como llevamos viajando todos los años, habíamos tenido la oportunidad de conocerlos y percibir que no sólo eran los autores de un buen poema. Nos amistamos y nos arriesgamos con cinco chiapanecos. Fue cuestión de un mes antes de salir para acá, robándole el tiempo al trabajo de ella y al mío de la casa para poder armar los libros. El requisito era que fueran buenos libros, representativos de las voces de cada uno de ellos.

¿Cuántas visitas llevan a Chiapas?
HERMINIA: En mi caso, he venido a Chiapas desde 1999. El 2002 lo viví aquí, estaba enseñando. Y a veces venía tres o cuatro veces cuando estaban los  proyectos de intercambio entre la Universidad Autónoma de Chiapas y la Universidad de Puerto Rico. Desde el 2007 mínimo una vez al año estamos regresando.

EDGARDO: Yo caí del cielo a su vida…

¿Herminia, confiesa, cayó o te buscó?
HERMINIA: Él dice que no, pero me buscó. Un día que estaba aburrido (risas).

¿Cuánto tiempo llevan juntos?
Ocho años.

¿Cuántas veces han venido juntos a Chiapas?

HERMINIA: En el 2005 es la primera vez que vinimos juntos a Chiapas.

¿Cómo han visto el cambio del estado, en cuanto a las voces literarias?
EDGARDO: No tenemos elementos suficientes para contestar la pregunta como la debiéramos contestar, lo que sí puedo decir, de que nos arriesgáramos de publicarles…porque soy muy exigente, «yo no le paso la mano ni a la madre que me parió» y para que me arriesgue a proponerle a un escritor que sea parte del proyecto es que tengo la certeza.

HERMINIA: Hemos ido observando, no sé si por las oportunidades, pero sí han tenido más acceso a participar en lecturas, quizá no tanto en publicaciones, por eso nos hemos acercado más a ellos.

EDGARDO: También nos hemos dado cuenta que en muchos lugares, si no han publicado un libro no los invitan a participar en festivales o congresos. Aunque hay gente que ha publicado 10 o 15 libros y siguen siendo tan malos como al principio y otros que son buenos no han publicado nada. De tal manera que ellos tienen la puerta abierta y mejor aún cuando te publican fuera de tu país tiene un peso adicional favorable. Yo no he logrado que en México me publiquen porque aquí es muy cerrado el ambiente.

Herminia Alemañy-Valdez

¿En literatura, cuál podría ser la similitud de Chiapas con Puerto Rico?
HERMINIA: Hay un ambiente muy similar con el de Puerto Rico, compartimos el mismo clima, vegetación; suelo decir que me encanta Chiapas porque para mí es lo mejor de dos mundos, tiene lo de Puerto Rico que me gusta, el calor, el trato de la gente, la vegetación y tiene la costumbre de México, por eso es como tener las dos cosas en uno solo. Entonces en la literatura hay una similitud a veces en imágenes, en estilo, en formas, aunque cada uno de ellos es diferente.

EDGARDO: Aunque de distinta manera están haciendo cosas muy similares, lo hemos podido corroborar. Allá ha sucedido que en los últimos 10 años ha habido un boom de editoriales independientes, o sea que ya los escritores jóvenes no tienen que estar pendientes, como me pasó a mí. Yo digo que recogí una canasta de tantos «noes» y tantas tiradas de puerta en el hocico porque sencillamente yo era un perfecto desconocido para las editoriales canónicas. Nadie fue visionario hasta que dos de nuestros contemporáneos fundaron dos editoriales que ahora son reconocidas como Isla Negra y Terranova. Entonces después de eso ha habido 10, 15 pequeñas editoriales independientes, los escritores jóvenes están publicando con las nuevas editoriales. Aquí no he visto muchas editoriales independientes pero sí sé que hay muchos jóvenes trabajando.

¿Cuáles son los proyectos a futuro de Espejitos de papel?
EDGARDO: Quisiéramos tener el dinero para publicar novelas, textos de mayor volumen. Queremos hacer un homenaje, en el caso de la Editorial Indómita, a una poeta que ganó el certamen “Jaime Sabines”, Olga Nolla, que tiene 12 años de muerta y el libro con que ganó no llegó a Puerto Rico, «Únicamente míos» es desconocido. Queremos también recoger unas revistas muy importantes que no se les ha valorado justamente, que se llama “Zona de carga y descarga” y otra que se llama “Ventana”. Quisiera hacer una reedición en un formato con fotos a colores de esas revistas. Hay un novelista que creo está olvidado que se llama Carmelo Rodríguez Torres, a quien quisiéramos reeditar su obra.

HERMINIA: Y con las plaquettes hemos estado hablando de publicar también a unos peruanos.

EDGARDO: Tenemos el nombre de otros escritores que hemos conocido al calor de los congresos y de los encuentros de poetas, y entonces pensamos publicar para ir allá y hacer lo mismo que hemos hecho aquí, dar a conocer su obra.

Edgardo Nieves-Mieles

¿Cuál ha sido la respuesta del auditorio local?
EDGARDO: Estoy muy satisfecho, me siento muy a gusto porque hemos encontrado sintonía y se han acercado muchos jóvenes y gente que quieren enviar su manuscrito. Todos los sitios se han llenado, no han comprado tanto pero uno entiende que ese renglón de la cultura es uno de los más raquíticos.

¿Estos títulos ya se presentaron en Puerto Rico?
EDGARDO:  No, este es un regalo que quisimos hacer a Chiapas. Y esta es la puesta en circulación de los cuadernos, no han sido presentados en Puerto Rico, todo mundo está a la expectativa.

HERMINIA: Se le ha enviado a los críticos, incluso uno reseñó brevemente como tres de los cuadernos.

¿Aparte de la literatura qué otra cosa puede alimentar el espíritu?
EDGARDO: La buena música, el café, la pintura y si hay algo mejor que la literatura o las artes es encontrarte con dos o tres personas que compartan el gusto por ese arte y poder conversar horas con esa persona, eso alimenta el espíritu.

HERMINIA: Las artes plásticas.

¿Cómo describirían el nuevo milenio?
EDGARDO: Conflictivo, pero soy un optimista de lujo, no pierdo las esperanzas de que nos podamos enderezar, de que podamos salvar la naturaleza para que podamos vivir mejor porque estamos dañando mucho al medio ambiente.

HERMINIA:  A veces yo le digo a él que siento como una angustia, una agonía porque en el caso de nosotros, muy particular de Puerto Rico, porque si nuestros padres fueron tan estrictos con nosotros yo veo que pudieran ser por ejemplo, nuestros nietos, entonces somos nosotros los que fallamos en no ser estrictos con nuestros hijos. Fueron tan estrictos con nosotros, nuestra generación no lo ha sido con sus hijos.

¿Qué sonidos evocan a Puerto Rico cuando estás en Chiapas y viceversa?
HERMINIA: Mejor dicho imágenes. La vegetación, un flamboyán. Allá tenemos un flamboyán que me dicen que hay en Tapachula que es amarillo y yo cada vez que veo uno, digo: voy a buscar semilla para llevarle a Marush para que siembren allá y haya flamboyanes amarillos también. Lo veo y hago esa conexión.

EDGARDO: A mí me parece que estoy en Puerto Rico cada vez que siento que por el cielo pasa una bandada de cotorras con su bullanguero escándalo. Por otro lado, lo agradable que es el trato con la gente, en el campo en Puerto Rico la gente es así. Entonces tú ves aquí que la gente es tan cálida. Fuimos a Tonalá, ese don de gente tan bonito que se está perdiendo en las grandes ciudades. Aquí entras a un sitio y no falta un buenos días  y allá en Puerto Rico te subes al ascensor con una persona y van mirando para el techo, no saluda y si saludas dos o tres veces hasta que te contestan; y aquí si pasas de lado y pides permiso, te contestan propio, me llama la atención esa contestación: «propio».