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Me verás perdido en cada capa del mundo
Si alzas la cabeza, si bajas la persiana,
si sales al balcón, si regresas a tu cuarto
Estaré ahí, aunque nada te motive a pronunciarme
Aunque nunca te percates de mi boca
Aunque creas que el reflejo de la luz te cubre
Aunque vengas tan dispuesta y tan ufana
Me verás, a propósito de cualquier luna
Descendiendo de un trapecio, allanando tu mirada,
devolviéndote las ansias sin culpa,
la moral de tu fluido carmesí
Estaré porque todo me seduce
La fusión de la seda y el encaje
El alcance persecutorio del violín
La magnífica obertura de los cuerpos
La victoria que sólo ocurre en la noche

Gustavo Ruiz Pascacio (Tuxtla Gutiérrez, 1963)
De su más reciente poemario: No viene la primavera en las líneas de mi mano

Foto: Leticia Bárcenas González
Foto: Leticia Bárcenas González

Segundo silencio: Ayotzinapa

“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”

¿Quiénes son?, ¿están perdidos?, ¿por qué?, ¿están muertos?, ¿ya están muertos?, cuestiona un pequeño vendedor de palomitas y chicharrines a una mujer que sostiene un cartel con las fotos y nombres de los 43 normalistas de la escuela Isidro Burgos, de Ayotzinapa, desaparecidos entre el 26 y 27 de septiembre en Iguala, Guerrero, México.

La mujer se nota incomoda ante las preguntas y sólo responde un sí, en voz baja. El niño sigue observando el cartel mientras come una palanqueta, “son muchos”, dice y se pierde entre la gente.

Texto y fotos: Leticia Bárcenas González

El contingente al que pertenece la mujer, salió del parque Jardín del Arte a las cinco de la tarde, entre consignas: “Esta marcha no es de fiesta, es de lucha y de protesta; ¡Justicia, justicia, justicia!; Vivos se los llevaron, vivos los queremos; Ayotzinapa vive y vive, la lucha sigue, sigue; Porque el color de la sangre jamás se olvida…”

Unos jóvenes aprovecharon los viniles que anunciaban el encuentro entre la selección mexicana de futbol y la selección de Honduras, y otros que muestran diversos apoyos del gobierno a mujeres y campesinos, para hacer en el reverso de éstos pintas con aerosol en las que manifestaban su repudio a los acontecimientos y pedían justicia.

En la calle algunos automovilistas no entendían de qué se trataba la marcha y mostraban cara de disgusto, otros se detenían a observar. Antes de la marcha un médico dijo “es necesario dejar claro que este no es un movimiento magisterial, somos la sociedad civil que se organiza para demostrar que está cansada de lo que está haciendo mal el gobierno”.

El calor no cedía. Los clicks de las cámaras tampoco, la foto del contingente, la foto a la máscara de cerdo, la foto a la chica guapa, a aquella otra con su bicicleta y playera verde fosforescente. A las mantas, a las cartulinas.

Un chico, de cabello rizado y una banda roja sujetándoselo, empezó a pasar lista a los normalistas desaparecidos:

Víctor Manuel González Hernández: ¡Presente!

Saúl Bruno García: ¡Presente!

José Ángel Navarrete González: ¡Presente!

Jorge Aníbal Cruz Mendoza: ¡Presente!

José Ángel Campos Cantor: ¡Presente!

Jorge Álvarez Nava: ¡Presente!

Ismael Caballero Sánchez: ¡Presente!

Y continúa la enumeración para terminar exclamando a una sola voz: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.

La gente en las calles voltea, los empleados de los negocios salen a la banqueta, leen las mantas, algunas personas se asoman desde los balcones o ventanas de los segundos pisos, se solidarizan o muestran enfado.

El ruido de los autos y los cláxones no logra silenciar las voces: “Alerta, alerta que camina la lucha estudiantil por América Latina…”

Puños en alto, aplausos, pasos calmos, no hay prisa por llegar, el otro contingente viene del lado poniente. Al pasar frente a las instalaciones del Partido Verde Ecologista los gritos de “esos son, esos son, los que chingan la nación”, no se hicieron esperar.

“Lucha, lucha, lucha, no dejes de luchar por un gobierno obrero, campesino y popular”, esa y otras consignas hacen recordar algunas marchas de 1988, en las que estudiantes, amas de casa, trabajadores y campesinos, apoyaban la candidatura de Rosario Ibarra para presidenta. Las consignas no han cambiado…

Doña Rosario, esa “ama de casa, de vida breve, común y corriente” como la describió una vez la escritora Elena Poniatowska, inicia su lucha en 1973, cuando su hijo Jesús Piedra es desaparecido por el gobierno represor, y se convierte paso a paso en un símbolo, en un espejo de las contradicciones del sistema político mexicano. Su voz es la voz de madres y padres que en su familia padecieron la brutalidad del aparato policiaco y que dejó en claro la falta de garantías para aquellos que se atreven a disentir.

41 años han pasado desde la desaparición de Jesús Piedra Ibarra y hoy, la sociedad mexicana tiene una larga lista de jóvenes por quienes levantar el puño y gritar: “Gobierno farsante que matas estudiantes…”

Hay momentos en que el calor o la desesperanza, no lo sé, hace parecer que los gritos en realidad son un lamento, una oración.

Al llegar al parque central se unen más personas que por diversas circunstancias no participaron en la caminata pero llegan a demostrar su solidaridad, algunas se saludan con alegría, con el gusto que da el reencuentro de amigos.

Empieza el acto protocolario, un joven lee una carta dirigida a un normalista de Ayotzinapa.

Las cámaras y los celulares sirven para hacer el registro: el orador, la multitud, los carteles, los rostros de quienes desde el balcón de palacio de gobierno observan, la chica con una bandera blanca y negra, los mismos fotógrafos. Que no quede en blanco la memoria.

El ular de las sirenas de una ambulancia distrae a la audiencia. El chico termina su lectura levantando el puño. Un hombre delgado, de playera azul y lentes oscuros, ha estado muy atento, se nota conmovido y aplaude. Vuelve la consigna: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.

Toman la palabra diversos oradores; la música también sirve para expresar el repudio a la violencia: “Ya no más sangre, ya no más muertes señor presidente…” canta Aire Nuevo Music & Feeling

Llega un contingente de docentes de la sección 7. Traen consigo cajas forradas para simular féretros, veladoras y más pancartas. La tarde empieza a caer, las voces de los nuevos oradores también… los ánimos vuelven a revitalizarse, se invita a una profesora normalista de Ayotzinapa a tomar la palabra, nombre a los estudiantes que fueron sus alumnos.

Arriba al zócalo tuxtleco el contingente de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Mactumactzá, visten playera negra la noche los recibe al igual que la gente reunida; se desplazan ordenadamente, colocan en el piso una manta roja y se colocan alrededor de ella, del lado sur los hombres, del lado norte las mujeres, al poniente hombres y al oriente la gente los observaba, los escucha atenta: “Hasta la victoria siempre, sí señor; hasta la victoria siempre, sí señor…”

Encienden veladoras, dos oradores más toman la palabra. Por hoy, termina el evento.

La lucha seguirá dicen a coro los normalistas presentes.

La noche cobija la plaza, los pasos se dispersan, las voces se niegan al silencio.

¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!

 

Primer silencio

No soy la voz de nadie en la espesura

ni el reflejo de luna milenaria.

Foto: Burt Glinn
Foto: Burt Glinn

Después de tanta muerte avasallante,

tanto es el miedo casto que ensordece,

y tanto el oprobio y el castigo.

 

En todo este silencio de palabras

acuno toda la vergüenza eterna…

 

(Fragmento)

Javier España

 

La poesía también sirve para expresar la indignación o vergüenza que generan ciertos acontecimientos.

Lleguen pues estos versos y nuestra solidaridad a los normalistas desaparecidos y sus familias.

Palabras

Foto: Guy Bourdin

Yo sigo el rastro de la tinta oscura
para encontrar palabras que sean lo que son y al mismo tiempo
lo que no pueden ser, lo que transita.

Las horas que gastamos en pensar;
la exactitud de lo que no es exacto;
el margen de equilibrio que evita que los dedos del presente nos mancillen.

Foto: Guy Bourdin
Foto: Guy Bourdin

La sensación de estar donde no estamos
y también la contraria:
no ser jamás del todo lo que somos.

Materia y consistencia y transparencia:
como una fina lámina de mármol
deja pasar la luz

Álvaro García

Ausencia de amor

Cómo será pregunto.
Cómo será tocarte a mi costado.
Ando de loco por el aire
que ando que no ando.

Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobre cristo a tu recuerdo
clavado, reclavado.

Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.

Juan Gelman

Foto: Leticia Bárcenas G.
Foto: Leticia Bárcenas G.

Amores y desamores inéditos No. 8

Me he despedido de ti ya tantas veces

Y siempre regresas

 

Apenas me descuido

Surges yo no sé de dónde

 

Te me incrustas en cada resquicio

Algo en el corazón me avisa

Lo que sigue es ineludible

 

Un vacío en la garganta

Un sabor a desierto

Unas ganas de correr a tu lado

No importa para qué.

Foto: Desmesuradas
Foto: Desmesuradas

Tu cuerpo pulsado por sí mismo…

Tu cuerpo pulsado por sí mismo
es en mis oídos viento claro y fresco,
sonido límpido del cobre y del aliento:

eres tus labios rezumantes de lima,
eres tus ojos recubiertos de bruma,
eres tu mano fina ciñéndose cierva:

porque en ti anida el mar, eres su guía,
y de ti la más torpe raíz bebe su espina:

porque tú eres el viento
y eres también la boca virgen
que muchos metros ocultan.

Carmen Boullosa

Fotografía: «Antar» por Leticia Bárcenas G.

AntarBarcenas

Mafalda y yo y tú y nosotros

Mafalda¿Alguna frase o pensamiento que recuerdes de Mafalda?

“La vida es linda pero algunos confunden lo lindo con lo fácil”

“No pido que me amen, con que no me jodan es suficiente”

“No sé si enamorarme o hacerme un sandwich, la idea es sentir algo en
el estómago”

“Felipe ¿qué querés ser cuando seas grande?

–Lo mismo que mi papá cuando era niño”.

“Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante”

 ¿Algo más que recuerdes?

-Conocí a Mafalda en la televisión, ya de adulto me enteré que era de
una tira de dibujos.

-Una de las cosas que más recuerdo de ella es cuando conoce a la
pequeña Libertad en la playa.

Mafalda y Gaby
Mafalda y Gaby

-La recuerdo subiéndose el vestido para revisar su ombligo y respira
aliviada que ella no es Made in China.

-No sé cuál decirte, es que hay muchas que me encantan de ella, es genial.

¿Cómo se llama el creador de Mafalda?

-No lo sé.

-No lo sé y no me importa (risas) ella me encanta.

-Quino.

-Francisco, no sé en realidad.

Amigos de nuestra generación contestaron con una sonrisa al cuestionarlos sobre su experiencia con Mafalda, que este 2014 cumple 50 años de vida, y sigue tan vigente como en sus inicios por los temas universales y la sencillez con que los aborda, por lo que ha destacado no sólo en Latinoamérica sino en otros países del mundo.

Miguelito
Miguelito

Pero quién está detrás de esa niña que odia la sopa y cuestiona constantemente a su papá y a su mamá, que en sus juegos aparentemente inocentes nos pone un espejo para vernos desde dentro como humanos: Joaquín Salvador Lavado Tejón, el humorista gráfico quien desde 1964 hasta 1973 con su magistral oficio heredó un legado a la humanidad.

Mafalda y Emilio
Mafalda y Emilio

Mafalda no está sola, como todos nosotros tiene amigos y cómplices de juegos que le ayudan a traducir la realidad: Felipe, el fans número uno del Llanero Solitario y los crucigramas; Manolito Goreiro, quien odia a los Beatles y a Susanita; Susanita Clotilde Chirusi, que a su vez odia a Manolito y los divorcios; Libertad, que ama las revoluciones, las reivindicaciones, la cultura y por supuesto la LIBERTAD, así, con mayúsculas; Miguelito Pitti quien ama en primer lugar a Miguelito, en segundo lugar a Miguelito, en tercer lugar a Miguelito y después, mucho después, el jazz y los discursos inútiles; también la acompañan su papá y su mamá a quien a veces llama simplemente Raquel y Guille, el hermanito menor que nació en el revolucionario año de 1968 y ama por sobre todo a Brigitte Bardot.

Juntos han desafiado al tiempo y al olvido.

Una tarde, por invitación de un amigo, las Desmesuradas decidimos escaparnos de los baches y el calor de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez para lanzarnos a la lluviosa ciudad de San Cristóbal de Las Casas y visitar la exposición “Mafalda 50 años”, planeada y producida por la organización mexicana sin fines de lucro, Germinalia. Estábamos intrigadas de cómo sería la exposición de una tira cómica.

Mafalda y Lety
Mafalda y Lety

Deleitadas paseamos por los hermosos corredores e instalaciones de La Enseñanza, Casa de la Ciudad, donde encontramos no sólo la descripción detallada de cada uno de los personajes que integran la tira cómica sino también a los personajes a gran escala, así como una magnífica recreación de la casa de Mafalda. No perdimos la oportunidad de tomarnos fotos y divertimos con las instalaciones artísticas.

Así que si deseas saber más sobre la historia y evolución de Mafalda, aún estás a tiempo de escaparte a San Cristóbal y asistir a la exposición que estará abierta hasta el 5 de octubre. Y si eres fans de Mafalda, es tu oportunidad de tomarte fotos con los personajes y comprar las tiras completas o algunos suvenires del personaje.

Además, si deseas compartir alguna experiencia de cómo Mafalda ha estado presente en tu vida podrás escribirla y participar en el concurso “Mafalda en tu vida”.

¿Qué esperas? Vale la pena el viaje…

Escucha el audio de la inauguración en:

Mafalda y Emilio pensativos
Mafalda y Emilio pensativos
Libertad y Lety
Libertad y Lety
Felipe
Felipe

Meteorología

Existe cierto orden

que ella advierte

en la disposición

de las ollas, el gato, los chicos,

antes que en los astros.

 

Asomada

a la ventana

mira más allá de los techos

y augura:

va a llover fuerte

el diluvio.

 

Recoge la ropa de la soga

cuando

un relámpago azul cruza la tarde,

quiebra un cristal

y estalla el trueno.

 

Todo pasa.

Siempre es así:

se reparan los daños,

retornará el orden de la ropa tendida

de las ollas,

el gato,

los chicos.

 

Con los ojos en el cielorraso,

los brazos en jarra,

piensa en el día sosegado:

¿acaso no debiera ser así?

 

Sin embargo

hay algo que espera

de la intemperie,

lo que no nombra ni regresa

la curiosa fugacidad de una ruptura,

una hoguera que no es un hogar

encendido

sólo para ella.

 

Ahora puede llorar.

 

Carlos Bernatek

Fotografía: Jindrich Streit

3 Jindrich Streit

Corazones Gitanos (sexta y última parte)

Parte 6 de 6

Enlace a la quinta parte

Texto: Leticia Bárcenas y Gabriela G. Barrios

En el recuento de los daños

me sales debiendo tantísimo amor

que no puedo creer lo que escuché:

cómo puedes decir que te olvidaré.

“El recuento de los daños”/ Gloria Trevi

 

 Historia de amor no.6

Susana. 22 años. Divorciada, madre de un niño.

Pájaro por Luis Villatoro

No sé qué es el amor, no es que no haya estado enamorada, es que hay cosas que no puedes expresarlas aunque las hayas sentido.

Me enamoré a los 17 años, lo supe porque él era mi primer pensamiento del día y el último; siempre quería estar con él y el tiempo pasaba muy rápido. Estuvimos dos años juntos y después nos casamos, tuvimos a nuestro hijo. Cuando el bebé cumplió un año nos separamos. Los primeros meses fueron muy difíciles para mí porque estaba acostumbrada a estar con él. Con el paso del tiempo y el ya no vernos, se me fue pasando ese dolor, aunque a veces sí lo extraño. En este momento no estoy enamorada.

 

Amar es un acto involuntario, uno no elige a quien amar, simplemente lo sientes. No podemos decir esta persona me gusta, la voy a querer, no. A veces nos enamoramos de las personas que menos nos imaginamos.”

* El presente artículo lo publicamos también en la edición impresa de El Heraldo de Chiapas en dos partes, 1 y 2 de marzo del 2005.