Raúl Ortega, fotógrafo

Raúl Ortega Fotógrafo

Gabriela G. Barrios García / Leticia Bárcenas González

Fotografía: Raúl Ortega / CORTESÍA

Se ha dicho que la fotografía es registro, pensamiento, interpretación de la realidad, por lo tanto es subjetiva, a través de ella se cuentan historias y proporciona información de gente, lugares y situaciones del diario vivir.

Raúl Ortega Fotógrafo
Autorretrato / Raúl Ortega

A lo largo de la historia han existido controversias y reflexiones en la forma de hacer fotografía y la creación de imágenes de aquellos que deciden buscar y ofrecer una visión muy particular de ver el mundo al registrar, proponer y opinar con la fotografía, no sólo como un pasatiempo o un registro personal sino de manera profesional.

¿La fotografía es sólo el arte y la técnica para obtener imágenes duraderas debidas a la acción de la luz? ¿La fotografía es sentimiento? ¿Quién está detrás de cada imagen? ¿Qué es un fotógrafo? ¿Quién es Raúl Ortega?

Raúl Ortega es un reconocido fotógrafo que vive en Chiapas desde hace más de una década y cuyo trabajo ha sido reconocido a nivel nacional e internacional, primero como reportero gráfico y actualmente como fotógrafo independiente, con proyectos a largo plazo de temática social.

Su encuentro con…

Para Raúl Ortega, ser fotógrafo es sorprenderse y descubrir muchas cosas y vidas y la fotografía es retratar en el tiempo y espacio que le tocó vivir, es principalmente dar su opinión: “Es como decir yo pasé por aquí y vi esto. Si partimos de que la fotografía es un medio de comunicación o de expresión, es como mostrar un mundo, aunque sea el mismo mundo que retratemos, de distintas maneras. De eso que te sorprenda o que te gusta o que vas armando visualmente o imaginando y de pronto no lo encuentras. Es muy complicado,  no es una ecuación matemática”.

Desde muy pequeño, estudió dibujo y pintura con maestros del barrio donde vivía. Eligió la carrera de diseño. Todo ello se fusionó en su primer trabajo en el periódico Unomásuno, que era un medio de izquierda, el de avanzada, comandado por Manuel Becerra Acosta quien junto a Julio Scherer García, había roto con el Excélsior y se habían peleado con el gobierno “una serie de cosas muy interesantes y apasionantes”, como él lo afirma.

Trabajó en el área administrativa, “no me llamó la atención el diseño dentro del periódico porque era sólo formar el periódico, eso no era muy atractivo para mí. Entonces comencé a voltear a otras áreas y una de ellas fue la fotografía. Me empezó a gustar y tuve la oportunidad, gracias al sindicato de aquel momento y a la empresa, de tomar clases en una escuela que se llamaba Casa de las Imágenes y ahí es donde aprendo un poco y me quedo con el gusto de haber conocido la fotografía”.

¿Cuál fue tu primera fotografía?

Estudiando en Casa de las Imágenes con el profesor Carlos Morales y con una reportera gráfica famosa que trabajaba en el Unomásuno, Marta Zarak, quien fue la primera mujer fotógrafa enviada a una guerra por parte de un medio mexicano. Esa escuela era un proyecto de arte cultural en el cual estaba inmerso Antonio Turok, destacado fotógrafo en aquel momento, que había estado en Centroamérica. Estudiando ahí me dejan mis primeras imágenes y recuerdo que tomo muchas fotografías pero una de las que yo decido hacer, es decir, la tomo, revelo el rollo y la imprimo, es una foto de una iglesia al atardecer, que está por el metro Salto del Agua. No creo que sea muy buena pero fue mi primera foto (risas).

¿En qué año y con qué cámara la tomaste?

El año no me acuerdo, esto debe haber sido a los 23 o 24 años, o sea, ya mucho tiempo (risas), tengo 48 años. Y ¿con qué cámara la tomé? Dicen que con la mejor cámara del mundo, una prestada. En ese momento no tenía cámara, me la prestaron y si mal no recuerdo, fue de un reportero del periódico que se llamaba José Luis Rocha, quien me prestó una cámara vieja que él no usaba, una Canon, no me acuerdo del modelo pero eso sí, pesaba más que una computadora de ahora (risas).

¿Cómo eliges lo que vas a fotografiar y lo que no?

Es muy difícil, muy complicado responder algo así porque no lo eliges, muchas veces hasta te elige el hecho, la circunstancia, es como una pequeña suerte. Siempre buscas o intentas, en mi caso hay dos factores. Dentro del periodismo siempre buscas la noticia, estar en ciertos momentos, los más importantes, donde haya más acción o donde se dé un momento relevante a raíz de la política o algo así pero ya haciendo fotografía no tan periodística, por principio es el tema y de ahí empiezas a hacer un recorrido, entre más sabes del tema mejor podrás retratarlo, se te irán menos cosas, lo podrás documentar mejor. Una imagen me ha llevado a otra, una persona a otra, un hecho a otro y de pronto te sorprende la misma realidad. Por fortuna yo quisiera seguir sorprendiéndome por mucho tiempo con la imagen y con lo que es el mundo.

Selva Lacandona; Chiapas, México / Raúl Ortega
Selva Lacandona; Chiapas, México / Raúl Ortega

En qué género te sientes más cómodo: fotoperiodismo, retrato, paisajismo…

Mi formación, orgullosamente, fue el periodismo, muchos años lo hice con muchas ganas, con pasión y creo que lo hice así porque hubo gente que lo sabía y me lo enseñó. No me refiero nada más a fotógrafos, sino reporteros, amigos. Participar en dos periódicos de los más importantes en su momento, como el Unomásuno con Manuel Becerra Acosta y La Jornada, en la primera etapa con Carlos Payán y ahora con Carmen Lira y después, cuando salgo de La Jornada, en la revista Proceso, que para mí es también de los medios más importante en México, es un orgullo. Estar alrededor de muchísima gente que tiene ganas de hacer cosas, que ve distinto al mundo, creo que eso te ayuda. Ya hace tiempo que no hago esta foto diaria, me he tendido más hacia la foto documental y menos la noticia pero creo que lo único que ha cambiado son los tiempos que tengo para ir retratando lo que quiero o el tema que tengo o lo que puedo retratar.

¿Cuáles son los temas fundamentales en la fotografía de Raúl Ortega?

Creo que es uno, fundamentalmente, la gente. Para mí lo más importante en la fotografía son las personas y creo que en distintas facetas, la gente y la tolerancia; podría decirse que es una complicidad con ellos, con lo que retrato. Tengo muchos temas sociales y principalmente me identifico con las luchas sociales que se han dado y he podido cubrir.

Dices que hacer fotografía es una manera de vivir, de ver el mundo y a la vez de ser cómplice. ¿En México se puede vivir de ser fotógrafo?

Es muy difícil y cada vez peor. Te puedo decir para empezar, que este año tengo dos meses sin trabajar, desgraciadamente cada vez se puede menos y más cuando no te alquilas a un medio, a un sistema y esto no lo digo siquiera en un mal plan, es decir, si no trabajas en alguna institución o una empresa, es más complicado porque estás en la espera y a la caza de poder hacer, por un lado la fotografía que tú quieres y que te gusta pero por otro lado, ganar dinero para vivir. De alguna manera lo he podido llevar bien porque mis fotografías han estado expuestas en galerías y en museos, eso en algún momento me ha permitido vender imagen y vivir de la obra; en otro momento, el ser periodista te permite vender tus imágenes a razón de los intereses de los medios o de la noticia pero hay otra parte, cuando se cierra el mercado en un año de crisis o electoral, como por lo general pasa en México y tampoco perteneces a ningún lado pues te quedas sin trabajo y bueno, en un estado como Chiapas, en el que por desgracia todos dependemos del gobierno porque no hay iniciativa privada, porque se mueven pocas cosas, se complica más y es de pronto hasta desesperante. Increíblemente yo había podido vivir toda mi vida de ser fotógrafo y hoy, con un poco más de experiencia, tal vez sabiendo un poco más, cada vez puedo menos vivir como fotógrafo. Seguramente en algún momento de mi vida, ¡ojalá!, pueda hacer fotografía y algo más. Quizá me quede haciendo algo más en vez de fotografía.

¿Y qué sería ese algo más?

Es también una decisión medio complicada porque ya no sé hacer nada. Llega un momento en el que si ya tienes 25 años haciendo fotografía y crees que es lo que sabes hacer y de pronto te dicen que eso no se vende, pues te ponen en un aprieto.

¿Y no has pensado en algún momento poner un estudio?

Yo siempre he renegado de esa fotografía, no porque esté mal sino porque no me gusta hacerla; ahora, quizá acabe un poco así. No quisiera.

Quizá dar cursos.

Preferiría quizá pero qué tanto será realmente rentable. Y la otra, finalmente dejas de ser fotógrafo. Yo digo, ojalá sea algo relacionado con lo que hago y me gusta. La verdad es que se torna cada vez más complicado o igual y pones una cafetería con alguien y podrás vivir de eso y bueno quizá puedas hacer algún proyecto personal por ahí, muy de vez en cuando, pero ese tiempo que necesitas para trabajar en foto, ya no lo tendrás, será para trabajar en la cafetería o la pastelería o vendiendo tacos y ya no podrás hacer lo que te gusta. Esa es parte de la realidad.

¿Qué buscas con tu fotografía, reconstruir, rescatar o escribir la historia?

Para empezar sobrevivir (risas). Es un poco como retratar en el tiempo y espacio que te tocó vivir pero principalmente es dar tu opinión. Es como decir: yo pasé por aquí y vi esto. Si partimos de que la fotografía es un medio de comunicación o de expresión, lo que yo veo tal vez ustedes no lo vean o viceversa, es como mostrar un mundo, aunque sea al mismo mundo que retratemos, de distintas maneras. Por ejemplo, yo he sido poco religioso en mi vida y mis temas son muy religiosos, como las fiestas (indígenas) y ahora lo que estoy haciendo de la religión yoruba (en Cuba). Me llaman la atención esos temas pero los tomo hacia la tolerancia, pueden ser indígenas o afrocubanos y con todo respeto tratando de hacer lo mejor. Pero alguien que esté relativamente en contra de ello, hará otro trabajo y dirá esto es lo peor y se basará en esa ideología para hacerlo. Más bien sería una cuestión de mostrar esa parte de mundo que normalmente criticamos pero que ni siquiera conocemos, ni decir ni son mejor ni peor, son otros, son ellos, muy respetables como seguramente lo serán otros.

En tu carrera como fotógrafo, ¿qué imagen te ha conmovido?

Varias. Hay una que creo nos marca a todos, es la de la niña en Vietnam (Kim Phuc fotografiada por Nic Ut), para mí es una de las fotos que siempre recuerdo y que marca el fin de una época, que no fue la mía, pero que marca un tiempo. Hay unas fotos tremebundas de impactantes por la violencia, la guerra. Creo que también es un poco una cuestión de la edad, tiendes a ser un poco más beligerante, más duro. También la situación cambia respecto a lo que has tomado en mucho tiempo de tu vida y recuerdo más otras fotos que son menos impactantes socialmente pero más hacia la parte sentimental. No hablo del corazón, este de las telenovelas o de las publicaciones de la prensa rosa, hablo más del sentimiento. Del corazón de a de verás, de ese sentimiento humano importante que necesitamos todos para sobrevivir en la sociedad que estamos viviendo, que podría ser “El Beso” de Robert Doisneau que podrían ser también hasta un poco las fotografías de Sebastiao Salgado. Yo creo que son muchas.

Su concepto de…

Algunas veces serio, Raúl Ortega reflexiona sobre el hacer de los fotógrafos, otras, con la sonrisa en los labios y una evidente pasión por la fotografía, dice que dentro de ésta, también hay modas como en la ropa, el arte, la pintura, etcétera, por lo que muchas veces se premian las fotos que no necesariamente son las mejores, lo que no es cuestionable es que toda foto es registro, por mala que sea, que se le considere arte dependerá de los valores estéticos, la intención, el tiempo e incluso la vejez que tenga la misma imagen, por ejemplo, una fotografía de la Revolución Mexicana pudo no ser valorada en su momento como los es hoy.

Ciudad de la Habana, Cuba / Raúl Ortega
Ciudad de la Habana, Cuba / Raúl Ortega

¿Qué hay detrás de cada fotografía?

¡Un poco de vida! Creo que detrás hay un poco de ti mismo y de experiencia y ojalá haya, por lo menos dentro de lo que quiero hacer, mostrar, haya un poco de lo que pienso y veo.

¿La fotografía crea fetiches, por ejemplo de las cosas y de los tiempos idos?

Sí, la fotografía tiene que ser nostálgica por antonomasia; porque finalmente estás viendo algo que ya no existe, algo que se fue. Y que también puede ser polémica porque la historia de cómo fue y la manera de ver el mundo de cada uno de nosotros es distinta y al ver esa historia, ese punto de un tiempo que ya no existe… podría haber un debate interminable.

¿Qué es la belleza para el fotógrafo Raúl Ortega?

La belleza es principalmente un sentimiento, que no pasa necesariamente por lo físico. Sería un sentimiento que te pueda llenar el pecho y que puedas transformar en algo, en lo que tú quieras, si haces fotografía, ojalá fuera en fotografía, porque creería que sí puedes ver la belleza en un movimiento social, en un hospital siquiátrico o en una fiesta de indígenas.

¿El cine ha influido en tu trabajo?

Sí, creo que en el mío y en el de todos. Estamos saturados absolutamente de medios y de imágenes por todos lados. Creo que finalmente influye querámoslo o no, para bien o para mal, a eso habría que darle una lectura y hacer un análisis.

¿El fotógrafo es un voyerista innato?

¡Sí!, gracias a Dios.

El fotógrafo Paul Graham dice que los fotógrafos, como los poetas, deben renovar su lenguaje visual, ¿tú lo has hecho?

Esas cosas como que de pronto no me gusta contestar mucho porque es difícil decir: sí, yo me renuevo cada dos años. Tendríamos que hacer un análisis de mi trabajo y ver cómo empecé, cómo fui evolucionando o involucionando realmente. Creo que sí vas cambiando; estoy seguro que no puedo fotografiar lo mismo que fotografiaba a los 25 años porque soy otra persona, a través de las experiencias que he tenido, buenas y malas, veo el mundo de otra manera a como lo veía hace días, meses o años. Creo que se fotografía distinto, eso es renovarse, que sea mejor o peor, también eso habría que valorarlo, pero sí diría que no se retrata igual a través de los años.

La fotógrafa Minnett Vari dice que las estrategias artísticas se vuelven volátiles cuando se usan como instrumento contra el olvido de la historia. ¿Tú crees que pase eso con la fotografía?, ¿se vuelve volátil?

Depende. Si pensamos que hoy las empresas que más hacen cámaras son las empresas de teléfonos celulares, podemos creer que son lo más volátil del mundo, nadie las guarda,  se les echa a perder el teléfono y se pierden todas las fotos y ese fragmento de historia. Bajo esa lógica creo que sí, se vuelven volátiles pero habrá quienes tendrán mayor calidad de trabajo e intención de guardar esa fotografía, que tendrá un mayor valor, y a su vez, quien fotografíe hechos históricos, cuestiones sociales, políticas o culturales importantes, pues diría que tendrán más oportunidad de ser parte de la Historia.

¿Por qué es importante la mirada en los retratos de Raúl Ortega?

Hay hasta un cliché de decir que la mirada son los ojos del alma, yo no sé si lo sea así, lo que sí es cierto es que nos reflejan cosas;  la mirada sí nos da una perspectiva de qué está pasando. Hay una foto de Marilyn Monroe, esta mujer bella, guapa, altiva, sonriente, sensual, que a mí me fascina como icono, pero que en una foto que le toma Richard Avedon, le ves la mirada y está ida del mundo en ese momento y cuando él le dice empecemos la sesión (fotográfica), hay una actuación de cómo quiere salir en la foto; creo que todos somos así pero si alguien te llega captar o tú llegas a captar a alguien en ciertos momentos denotas parte de su personalidad, que es también de alguna manera lo importante de un retrato.

Y en el proceso creativo de la fotografía ¿qué es lo más importante?

Creo que todo. Son pasos, son momentos, son lugares, son sensaciones, son sentimientos. Podría decir que en ese proceso muchas veces ni siquiera retratas, lo que pasa es que lo vives y la vivencia te hace retratar en otro momento con otra visión de las cosas. No necesariamente el proceso es fotografiar y fotografiar, es un proceso de aprendizaje, es un proceso de vivencia, es un proceso de compartir momentos y el mundo con mucha gente, unas personas con las que te toca vivir y otras con las que quieres compartir. Eso es lo que te va haciendo único en esta vida.

La representación de las escenas del pasado, ¿sirven de algo?

Sí pero creo que depende de la lectura que le demos. Diría que sí nos ayudaría hasta a no volvernos a tropezar con la misma piedra, hasta tener una conciencia de hacia dónde vamos, de no repetir errores, tener una conciencia distinta a la que tenemos, eso en el mejor de los casos. No siempre es real, creo que cada quien ve las mismas fotos con ojos distintos al igual que las obras literarias, las grandes obras cinematográficas o las grandes obras escultóricas y a todos ese proceso nos ayuda, ¿qué tanto?, creo que es personal ese proceso de crecimiento o no, de conciencia o no.

¿Aparte de la fotografía qué te produce placer?

¡Uy, muchas cosas! Creo mucho en la amistad, creo por fortuna, en la pareja, en el amor.  Siempre se oye un poco raro cuando dices el amor pero hablo del amor más humano, el verdadero, éste que tiene problemas pero que al final sabes que también se puede componer o de que tienen errores los otros o tienes errores tú y al final es la voluntad y la capacidad de brincar cosas y de convivir, de equivocarse, de perdonar y de estar, lo que prevalece. Obviamente disfruto ser padre, me gusta convivir con mis hijas, realizar y compartir cosas con ellas, me gusta estar con mis amigos, me gusta mucho el cine, ir a exposiciones. Ahora que vivo lejos de mis familiares, me gusta visitarlos, estar con ellos, me causa algo muy grato. Y bueno, los placeres carnales también (risas), bueno de todo tipo, un buen vino, una buena noche, una buena velada, una buena película, un buen libro, una buena plática, un buen día de flojera absoluta o un buen día de estar muy cansado, agotado pero muy satisfecho de haber hecho una buena foto. Hay muchos placeres. Me causa todavía mucho placer el proceso de viajar para iniciar o seguir un proyecto, hay como mucha adrenalina, cuidar que no se te olvide nada. Ojalá no haya un fotógrafo al que sólo le produzca placer la fotografía.

¿La fotografía de prensa sólo retrata el lado doloroso de la vida?

¡No! Creo que la fotografía de la prensa puede mostrarlo todo, y entonces, partiendo de eso, supongo que algunas personas, no sólo en la fotografía sino también hay fotos de prensa o documentales que muestran la felicidad. Ahora, la prensa tiene una función como tal de tratar de denunciar, de decir, de mostrar a la sociedad, al poder, a la crítica y demostrar de una manera dura la realidad o la realidad que tú quieres ver.

Su trabajo en…

Según Raúl Ortega todos los proyectos son como hijos, aunque algunos estén feos; no importa si salieron así por falta de capacidad, por la situación, si no se tuvo suerte o no se pudo resolver bien, son tuyos y no hay vuelta atrás. “El libro De Fiesta para mí fue muy importante en su momento pero después ya no podía hablar de él, me cayó tan mal; todo mundo me preguntaba sobre él y ya no quería ni verlo. Lo que hiciste pues ya lo hiciste. Creo que así es todo en términos generales, pero los proyectos son eso, son por un tiempo, los acabas y los abandonas, los olvidas, como que los guardas; los proyectos nunca van a desaparecer aunque quieras pues ni siquiera esos de ¡qué horror! Ahí los vas a cargar, siempre va a haber alguien que te lo recuerde”.

Madre Dominicana, Bello Costero, República Dominicana
Madre Dominicana, Bello Costero, República Dominicana

¿A quién te gustaría retratar y a quién no?

Por gusto retrataría a algunos y por oficio podría retratar a quien sea. No hay a quién no, digamos yo lo puedo retratar, me puede caer mal el tipo, no puedo coincidir con él tal vez con lo que piensa, con lo que cree y muchas veces lo que hace, hablando de políticos digamos, pero si tengo que retratarlo lo retrato. Pero tratando de dar mi punto de vista. Puede ser difícil pero lo intentaría.

¿Te has hecho autorretratos?

Sí. No desnudo, ¡¿eh?! (risas).  Sí tengo autorretratos pero son muy pocos. Soy muy malo y me da flojera.

¿Para quién posarías?

Para nadie, realmente posar, no, no me gustaría. Se oye feo que un fotógrafo diga eso ¿no? Pero a la mayoría de los fotógrafos no nos gusta estar delante de la cámara, hay algunos que sí y son buenos para eso, les gusta y se manejan muy bien, adelante de los micrófonos y de las cámaras, hay de todo, en lo personal no me gusta.

¿Cómo ha afectado la evolución de la fotografía de lo análogo hasta lo digital en tu creación?

Creo que no afecta, modifica únicamente y si partimos de que la cámara es un instrumento únicamente para hacer algo, gracias a Dios, lo importante sigue siendo lo que está atrás de esa cámara, o sea la idea, la técnica, el sentimiento, todo lo que tienes para poder hacer fotografía. Antes era una cámara con un rollo, una película y ahora es una tarjeta electrónica, yo sigo retratando igual. Técnicamente cuando sacas la foto es un proceso distinto y  la nostalgia nos hace acordarnos de lo anterior. La tecnología nos está dando la misma calidad. Creo que quienes decimos que las fotos que se preparaban con los rollos y después los químicos y el laboratorio, el cuarto oscuro y ponerlos a secar, todo ese proceso que era bien largo, pero padre a la vez y que me tocó vivirlo, es parte de la nostalgia. Que no está mal ser nostálgico de vez en cuando. Luego aburrimos un poco pero (risas) no creo que sea mejor. Por fortuna sigue siendo más importante quién toma la fotografía que con qué se toma.

¿Cómo es ese proceso de llegar como un desconocido y explicar lo que buscas en el lugar donde visitas?

Si vas con alguien del lugar y te avala es porque no te creen a ti, le creen a con quien vas, que digan “mira este es fotógrafo y viene a”, eso te valida. Si tú llegas solo y dices “soy fotógrafo y voy a”, te pueden creer o no. Muchas veces trabajas con la confianza y la confianza se gana, nadie te la regala, aun cuando te presenten, eso se trabaja con la personalidad de cada quien. Me pasó en las zonas indígenas, llegar y decir “estoy trabajando y hago un proyecto de estas características”, en algunos lugares te dicen que no les interesa y hay otros en donde te dicen que sí. Increíblemente estamos en una era de imágenes por todos lados y por la inseguridad que se vive y los miedos que hay, cada vez es más difícil tomar fotografía.

¿Qué es más cómodo para ti, fotografiar en casa o en una ciudad donde eres un extranjero?

Si vas a España o a Francia a fotografiar por principio te ven mal en las calles, no les gusta que andes retratando; me reclamaron airadamente y me llevaron a un policía por tomar unas fotografías en el Ayuntamiento de París, porque estaba fotografiando y había gente, entonces más allá de que seas extranjero o del lugar, les molesta la cámara. Allá hacen valer esa parte de que yo soy dueño de mi imagen y no me puedes tomar una foto si no me tienes un papel firmado. Entonces, si eres extranjero y aparte te pasa esto, dices: ¡No, pues que horror! En España viví casi un año y no pude retratar, no hice casi nada, tengo muy poquitas fotos de España. Y por ejemplo, en (República) Dominicana o en Cuba no fue así, es que ese es el problema: no depende de ti, es donde te acogen mejor. Y finalmente, como siempre, la gente que menos tiene te abre más las puertas. A Cuba llegas y te invitan al baile y te dicen “ey, chico, pásale”. En Dominicana también, de alguna manera la gente te abre las puertas y te sientes más a gusto. Entonces, tienes como muchas posibilidades para hacer fotografía.

La experiencia como fotógrafo en Chiapas me cambió radicalmente”. ¿A qué te refieres?, ¿cómo se dio o qué desencadenó ese cambio?

Muchas cosas. Por principio, la parte social, descubrir que aún estando en medios y aun teniendo una posición política de las cosas y ser relativamente participativo, surge un movimiento armado en tu país, dices no puede ser, dónde estábamos, cuando aparentemente íbamos a firmar un tratado de libre comercio, cuando estábamos “entrando” al primer mundo, aun los que no le creíamos al gobierno, medio le creíamos y eso te hace cuestionarte otra vez todo. La verdad es que no tienes más que un sentimiento de culpa y de compromiso con quienes se levantaron y te hicieron ver la vida como es. Esa es una parte y la otra es que en ese proceso, de cuando vine y vi el levantamiento zapatista y me tocó cubrir lo de Ocosingo, los muertos, y nos dispararon a los fotógrafos. Dentro de ese mundo complicado en el rollo profesional, también se da una relación de donde hoy, tengo una esposa y dos hijas ¡Que no es poca cosa! Finalmente, modifica mucho no nada más lo que hago como fotógrafo sino modifica mi vida. A María la conozco aquí en Chiapas, tenemos una relación, finalmente nos casamos y tenemos dos hijas. Eso, no modifica nada más tu manera de ver la foto, modifica el mundo y tu vida. Es más vengo a vivir a Chiapas después de que renuncio a La Jornada porque María es de aquí, tal vez si María hubiera sido de Yucatán, me voy a Yucatán. Son cosas que van pasando y finalmente nos quedamos. Nos fuimos a España a vivir un rato, regresamos, vivimos en San Cristóbal y después en Tuxtla. Creo que el zapatismo ha sido el último gran evento periodístico de México y me tocó fotografiarlo; me siento afortunado.

Retratos de familia…

La familia es el pilar fundamental de la vida, ha dicho Raúl Ortega, aunque la visión de ésta en la actualidad difiera de la que se ha planteado socialmente a través de muchos años. “Tengo un hijo de 26 años, ya soy abuelo, él tiene un hijo de un año. Yo no me casé para tener a Argenis pero forma parte de mi vida, siempre lo he visto, siempre hemos compartido y obviamente es parte de mi familia y de mi vida. También tengo dos hijas y una esposa que forman parte fundamental de lo que hago cotidianamente, de mis aciertos y mis equivocaciones, de poder hacer y crear, ante mí y ante los demás. Por principio nos tocó vivir aquí y ahora, pero además, hemos decidido de alguna manera vivir la vida juntos, afortunadamente”.

Retratos de Familia, la familia chiapaneca en el siglo XXI
Editado por el Coneculta-Chiapas y CONACULTA.

“Retratos de Familia, miradas a las familias españolas del siglo XXI” (España 2007). “Retratos de Familia, la familia chiapaneca en el siglo XXI”. ¿Por qué ahora México, cómo surge el proyecto?

A España me invita un grupo de fotógrafos, especialmente Juan Manuel Díaz Burgos, a formar parte de ese proyecto, donde también participan otros grandes fotógrafos: (Juan Manuel) Castro Prieto y Vicente López Tofiño, el “Tofi”, a quien no conocía. Los cuatro hicimos ese proyecto hace cuatro años más o menos y acabó siendo un libro y un proyecto exitoso para todo mundo. Tenía la idea de poder hacerlo en Chiapas, creía que aquí se podría hacer un buen libro con la misma temática pero nos enfrentábamos a muchas circunstancias complicadas, entonces se tardó algo de tiempo; la idea estaba y finalmente lo pudimos hacer como proyecto colectivo, aun con situaciones complicadas.

¿Qué pretendes lograr con este trabajo?

Es un proyecto mío que afortunadamente me tocó coordinar. La coordinación de un proyecto así no es decirles qué tienen qué hacer; es, digamos, únicamente ser un poco el mensajero para llevar y traer fotos y llevárselas al editor. Creo que realmente cada fotógrafo sabe hacer su trabajo, aparte hay algo muy especial en este proyecto, todos con quienes trabajé son mis amigos, gente muy cercana de mucho tiempo y otros de menos, pero que por principio pudimos hacer un proyecto porque teníamos ganas. Eso fue muy importante.

Los fotógrafos participantes son de distintas generaciones, ¿cómo pudiste conciliar las diferentes visiones?

Somos unos viejos y unos nuevos. La calidad es la calidad, la cual nos puede llevar a que te guste más una u otra cosa, hasta como autores, o por su experiencia o no. Creo que en términos generales hay una calidad estándar, eso te da la ventaja y la posibilidad de que todo lleve el mismo camino.

¿Por qué la familia en un momento en que se cuestiona la falta de valores en la sociedad mexicana?

Creo que la familia no necesariamente tiene que ser papá, mamá, hijito, tal vez sea como la hemos planteado socialmente para poder subsistir en una sociedad tan complicada y tan compleja como la nuestra y más actualmente. Los valores creo que hoy son desechables, casi todos, por desgracia; yo vengo de una familia de las llamadas disfuncionales, son las que te tocan. Si ven en el libro, hay mujeres solas, hay un hombre solo, hay gente que no tiene necesariamente esta vinculación familiar: madre, padre, hijitos. Hay familias de todo tipo y por lo tanto el respeto a todas ellas. No fue un proyecto pensado en retratar todo el tipo de familia que hay, era sólo la familia chiapaneca, o sea era salir a la calle y decir qué nos encontramos, más o menos lo que Chiapas representa como familia y hay una diversidad económica, política y social. La diferencia que hay con el proyecto de España es que allá se retrataron todos los tipos de familia: hay una pareja de homosexuales que viven juntos y son reconocidos como familia en España, una familia de lesbianas, la reconstruida, los que viven juntos, los que están casados, los que no;  seguro debe haber todo eso en Chiapas pero no era el tema ni la dinámica para hacerlo, porque era otro, era distinto.

¿Crees que a partir de esta muestra por la geografía de Chiapas, se pueda hablar de una identidad de la familia chiapaneca?

No. Digo que es mostrar nada más, es una parte de lo que vivimos, ningún proyecto te puede hablar al cien por ciento de nada; únicamente intentamos hacer fotografías de ese tema, con esa visión y ese camino para mostrarnos un poco a nosotros mismos lo que somos. Seguramente nos faltaron muchísimas familias, circunstancias y cosas para retratar; qué mejor que alguien tuviera otra idea más completa y la siguiera y saliera otro libro de este tipo.

¿La casa qué papel juega en la imagen de la familia?

La casa da una seguridad, como tener un poco de dinero, como estar bien con tu pareja, como que tus hijos no estén enfermos, como que tu madre esté relativamente vieja pero sana, el que tengas trabajo. La casa es importante pero no fundamental, te da seguridad aunque sea un espacio pequeño, una casota con dos carros a la puerta con una gran sala y un patio a  todos nos gustaría pero no te dará la solidaridad ni el cariño de la familia, ni el amor con tu pareja ni nada. Sí es importante pero nada más, como todas las cosas materiales.

¿Los retratos son espejos?

Sí, porque finalmente retratas un poco lo que tú eres, en tus fotos tiene que quedar algo de lo que tú eres también, entonces sí creería que es parte de nosotros.

¿En qué estás trabajando actualmente?

Estoy desempleado. Sigo trabajando en el proyecto de las bailarinas, quiero acabar este año el proyecto de la religión yoruba en Cuba, quiero ver si este mismo año cerramos el proyecto de Dominicana con Juan Manuel (Díaz Burgos) y con eso tengo bastante; tengo que editar y ver de qué manera voy a subsistir el resto del año.

[box type=»info» style=»rounded»]

SILUETA

Lugar de nacimiento: Ciudad de México.

Edad: 48 años.

Número de hermanos: Éramos 8 y ahora quedamos 7.

Estado civil: Casado.

Número de hijos: 3 y un nieto.

Pasatiempos: No sé, varios.

Música: Principalmente en español.

Película: Casablanca.

Fotógrafo: Graciela Iturbide.

Comida predilecta: Mole verde.

Rituales: Todos.

[/rescue_box]

 

[box style=»rounded»]

EN CORTO

Luz: Todos

Disparo: Arma

Imagen: Buena

Cuarto oscuro: Añoranza

Cámara: Vida

Intuición: Fundamental

Tiempo: De todos

Blanco: Más blanco

Negro: Más negro

Color: A veces

[/rescue_box]

*Entrevista publicada en dos partes en el diario El Heraldo de Chiapas, 21 y 22 de marzo 2012

 

Galería: Raúl Ortega

Audio

http://www.archivosonoro.org/?id=447

 

Carlos Jurado, estenopeica, magia y alquimia

Entrevista por: Leticia Bárcenas y Gabriela G. Barrios

El artista plástico Carlos Jurado Delmar presentó hoy, en la Galería Universitaria de la Unicach, su libro “El arte de la aprehensión de las imágenes y el unicornio”

No soy fotógrafo realmente en la acepción tradicional, utilizo este medio como una extensión de mi trabajo artístico. Foto: Edgar Hernández Ramírez

El artista plástico Carlos Jurado Delmar regresa a Chiapas, su tierra natal, para presentar la tercera edición del libro El arte de la aprehensión de las Imágenes y el Unicornio, obra de culto que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) editó por primera vez hace 30 años, “el historiador y critico de arte José Antonio Rodríguez, dice que es el libro más fotocopiado de México. Yo no tengo el libro original porque los que tuve en mis manos, creyendo que me iban a dar más, los regalé.”

 

En este libro, el pintor de profesión y fotógrafo por curiosidad, escribe sobre la forma de obtener fotografías a través de una cámara de cartón, con la ayuda imprescindible de un cono llamado unicornio. “Es tan simple, cualquier objeto que pueda aislarse de la luz, como una caja de zapatos, es una buena cámara.”

 

Sonríe y sus ojos azules se iluminan al recordar cómo inició esta etapa de su trabajo artístico “Empecé a hacer ese tipo de fotografías por casualidad; tengo una hija, que en los años setentas era muy pequeña y estudiaba en una escuela activa, un día llegó diciéndome que le habían dejado como objetivo de investigación descubrir cómo se transmite y se proyecta la luz en una caja oscura, entonces hicimos una cajita para probar, es una cosa muy antigua, por curiosidad le pusimos una película fotográfica, yo tenía un antecedente mas o menos primitivo de cómo se revelaba con la película, lo hicimos, me gustó el resultado, así empecé a hacer esto. Eso fue lo que me inició, la curiosidad infantil de mi hija.”.

 

Al igual que los niños, Carlos Jurado experimenta, crea, hace magia. “Aparentemente es sencillo pero hay una serie de factores que intervienen, hay leyes físicas muy estrictas. En la cámara tradicional, como dice mi hija: la de verdad, el fotógrafo es el que manipula la cámara, sabe exactamente que es lo que quiere, lo que toma, porque tiene un visor que le permite encuadrar exactamente el ángulo que él desee, en la cámara estenopeica es al revés, el estenopo (pequeña perforación que sustituye al lente, por el cual penetra la imagen) lo maneja a uno porque no se sabe exactamente qué va a ver, puede tener una aproximación pero no hay una exactitud. Este tipo de trabajo le permite a uno tener un índice interesante de búsqueda, de experimentación y de resultados creativos porque por razones físicas el estenopo le da ángulos y atmósferas que no son comunes. Hay algo un poco misterioso en las imágenes estenopeicas.”

 

MAGIA Y ALQUIMIA

En una ocasión hice con un tubo largo una cámara telefoto, le puse una especie de visor y salí a la calle, en la estación del metro Chapultepec, un policía pensó que era un arma y me quiso llevar a la cárcel. Foto: Edgar Hernández Ramírez

Este aprendiz de alquimista, como se considera, cree en la magia y en los unicornios. “¡Por supuesto que creo en los unicornios! Lo malo es que mucha gente no los quiere ver y los tiene enfrente.” Sin embargo, dice tenerle respeto a la tecnología y no sentir curiosidad por usar una cámara digital “admiro la tecnología, creo que es inherente al momento que estamos viviendo. Tengo amigos que dejaron la fotografía analógica y me preguntan ¿todavía usas charolitas? Les digo: todavía, todavía.” Reímos y en seguida él agrega que tampoco necesita un teléfono celular. “La gente está abusando del celular y está perdiendo libertad, todo mundo sabe donde están, y que están haciendo. No quiero usar un celular en mi vida. También tengo una computadora pero está ya muy vieja, la uso solamente porque no me queda más remedio, para recibir y enviar mensajes, estoy obligado a hacerlo.”

 

Considera que en el proceso creativo lo más importante es la disciplina, el tesón y la constancia. “El proceso creativo es muy exigente, en la pintura es más evidente porque en ella se requieren factores que en la fotografía no existen de manera tan precisa. La fotografía parte de algo que ya existe, un objeto que puede manejar de diferentes maneras y quién sabe cómo vaya a salir, pero la pintura surge de cero, de algo blanco, de la nada.” Al respecto hace hincapié en que él no trabaja con temas específicos, va buscando lo que le interesa, sin tener un objetivo preciso o un tema específico al cual esté recurriendo. “Nunca he usado la cámara estenopeica con el propósito de lograr una obra de arte, salen a veces pero no porque sea la intención que yo tengo.”.

 

“He hecho experimentaciones de muchas técnicas, infinitas experimentaciones y para probar que me salen o no voy a donde está más cerca el motivo; subo a la azotea, coloco objetos, fotografío, bajo, hago el experimento, veo qué pasa, pero no lo hago con la intención de lograr algo artístico.”

 

Habla con pasión y sus manos parecen hablar con él. “Cuando empecé a hacer las cámaras estenopeicas, de manera caprichosa me di a la tarea de tratar de demostrar que cualquier cosa se puede hacer con ellas, hasta cine. Me dijeron que eso no era posible, entonces hice una cámara para hacer películas. Hice una filmación como de cien pies de película con tres temas. Esa vez lo que tenía más cerca era mi mujer y la azotea de la casa, le dije ‘hazte un streeptease, ¿no?’ ¡Quedó muy simpático! También hice un mercado y me fui a la calle a tomar lo que pasaba, fue muy interesante porque aparecía un camión y desaparecía, aparecía otro y desaparecía. De broma titulé al cortito Cine antes del cine.”

 

Carlos Jurado es fundador de la primera escuela de fotografía en Veracruz y considera que su mirada como fotógrafo y como pintor son diferentes aunque ambas provengan de él, por eso no existe ninguna relación entre su trabajo fotográfico y plástico.

 

“No soy fotógrafo realmente en la acepción tradicional, utilizo este medio como una extensión de mi trabajo artístico, es una forma de comunicar, si alguna persona le dice algo de lo que he hecho, siento que he cumplido mi objetivo, aunque sea una sola persona, eso me gusta y me hace sentir bien, como que no perdí mi tiempo”.

Nos comparte una de sus innumerables anécdotas, tantas como el número de cajas que ha construido en ese ejercicio: “en una ocasión hice con un tubo largo una cámara telefoto, le puse una especie de visor y salí a la calle, en la estación del metro Chapultepec, un policía pensó que era un arma y me quiso llevar a la cárcel y entonces le dije es de cartón, tuve que abrirla y sacar la película.»

EL TERRUÑO

Somos ya muchos y vamos depredando lo que encontramos, no estamos acostumbrados a construir sino somos depredadores por naturaleza. Foto: Edgar Hernández Ramírez

Merecedor del Premio Chiapas, la Universidad Veracruzana le otorgó el Doctorado Honorario y el Instituto Nacional de Antropología el Reconocimiento al mérito fotográfico y la medalla INAH, sin embargo, con voz serena dice no creer merecer muchas de las cosas que le han ocurrido “y no se lo digo para que me diga, sí, sí. Lo siento de verdad. A veces me avergüenza que me den un mérito que no siento tener.” Pintor de gran trayectoria, en los años cincuenta, Carlos Jurado pintó su primer mural en San Cristóbal de Las Casas, en la Escuela de Derecho, ahora Facultad, después de unos años le pidieron otros, los cuáles son el resultado de su año sabático en la Universidad de Veracruz, “el que pinté en los años cincuenta está impecable y de los más recientes hay unos que ya están un poco deteriorados, por lo que volveré para restaurarlos, estoy contento por eso y un poco confundido; aproveché este viaje para darme una vuelta y ver cómo estaban las cosas por allá en el terruño. Chiapas es un lugar entrañable para mí”.

 

Cuando le preguntamos sobre cómo ve a su entidad cada vez que regresa comentó después de un profundo suspiro: “Hay muchos cambios que no me gustan, por ejemplo en San Cristóbal creo que los cambios que han ocurrido son negativos, pero es una ciudad tan magnifica que de todos modos resiste cualquier cosa, siento que ha sido muy dañada urbanísticamente, no han sabido conservarla como debería de ser, se ha extendido en extremo.

 

“Hay barrios ya muy feos por todos lados y no era así. Claro uno no puede esperar que las cosas queden petrificadas, somos ya muchos y vamos depredando lo que encontramos, no estamos acostumbrados a construir sino somos depredadores por naturaleza pero independientemente de todo eso San Cristóbal es una ciudad muy hermosa todavía, tiene algo de misterio.

 

“Tuxtla se ha modernizado, es una gran ciudad ahora. Recuerdo que hace muchos años cuando trabajé en el Instituto Nacional Indigenista, acá (en Tuxtla) había un centro coordinador, trabajamos varias personas, entre ellas Rosario Castellanos; recuerdo que a veces veníamos a distraernos y la distracción era venir a tomar tascalate y era chiquito, ahora hasta miedo da.”.

 

EL COMPROMISO

Este hombre que lleva consigo el mar en el nombre, en sus ojos y en sus recuerdos más entrañables, nos comparte que le entusiasman muchas cosas, entre ellas ver a sus hijos, nietos y bisnietos; le asombran los niños, le gusta la gente y especialmente las muchachas bonitas, aclara: “nada más por estética”.

 

La gente cree que alguien que crea algo tiene objetivos específicos, un plan, él dice no tenerlos, lo que sí tiene muy cierto es su compromiso consigo mismo. “Tengo una forma de expresión en mi vida, soy una persona que ha sido de izquierda y he hecho compromisos muy fuertes ante ese concepto pero nunca en mi trabajo plástico lo he reflejado, he separado, un trabajo plástico puede volverse panfleto y a nadie le sirve el panfleto, para mi punto de vista me sirve más la actitud humana que un panfleto.”.

 

Convincente nos comenta que le produce asombro que “los mexicanos aguantemos tanto, tanta injusticia y no hagamos nada” y afirma que ya es muy viejo para tener miedo “ya no le temo ni al coco”. Ríe y con esa imagen en nuestra mente nos despedimos de él.

 

*Entrevista publicada en el diario El Heraldo de Chiapas, 13 agosto 2009.

 

 

[box type=»note» style=»rounded»]

Perfil

Lugar de nacimiento: San Cristóbal de Las Casas, Chiapas

Fecha de nacimiento: 3 de noviembre de 1927

Número de hermanos: Una de padre y madre y dos medios hermanos, ya todos muertos.

Estado civil: Casado

Número de hijos: Cinco

Número de nietos: Siete, aproximadamente. Risas.

Número de bisnietos: Dos, un varoncito y una mujercita, pero de nietas diferentes.

Estudios: Primaria, prevocacional y pintura

Pasatiempos: Trabajar, pintar.

Película: Son muchas, no tengo una sola. Me gusta el cine alemán.

Comida preferida: Lo que más me gusta es la sopa de fideo y cuando reencuentro los tamales de mole chiapanecos, me encantan.

Rituales: No tengo. Soy, en todos los sentidos, libre pensador.

[/rescue_box]

[box type=»note» style=»rounded»]

En Corto

Caja: Mi cámara fotográfica

Unicornio: Caballo al que es posible ponerle un cuerno de cartón

Papel: De China

Luz: Metal

Cartón: Corriente

Agujero: Negro

Misterio: Mujer

Tiempo: Universo, espacio.

Estenopo: Chiquitito

Gelatina: La que recubre la placa fotográfica

Pincel: Color

Mural: Espacio

[/rescue_box]

Martín Barrios y Mujeres de Chiapas en Palacio Nacional

Amor eterno, eterno amor. Foto: Martín Barrios

Martín Barrios escribe con luz a la madre, a la hija, a la campesina, a la vendedora, a la devota, a la policía, a la ama de casa, mujeres que matizan con sus ojos, su sonrisa, su piel y su andar cada uno de los espacios de Chiapas, ellas son las que en las horas cotidianas tejen la identidad que nos salva del olvido.

 

En los retratos que conforman esta exposición, el fotógrafo las eterniza porque para él las mujeres “son lo más maravilloso que Dios nos pudo brindar en la vida, sin ellas no seríamos nada, ni nadie. Son el motivo, el motor para que uno pueda seguir construyendo, aprendiendo a vivir”.

 

Considera, además, que en cada imagen que realiza hay una historia detrás, “primero me tienen que decir muchas cosas para que esa información pueda traducirla a través del lenguaje gráfico y mostrarla al mundo exterior, lo importante es que siempre lleven un mensaje”.

 

Cuarenta de estas historias serán contadas desde ayer martes 27 de enero hasta el 22 de febrero en la capital del país. He aquí la feliz conjunción entre el talento de un artista y el diario esfuerzo por la vida con las que las Mujeres de Chiapas engrandecen a México, señaló la licenciada Margarita Zavala, esposa del Presidente de la República, Felipe Calderón, quien junto al Gobernador del Estado, Juan Sabines Guerrero y su señora esposa Isabel Aguilera, acompañaron al artista de la lente originario de Tonalá, Chiapas.

 

El discurso inaugural estuvo a cargo del Dr. Andrés Fábregas Puig, rector de la Universidad Intercultural de Chiapas (Unich), teniendo como sede el Palacio Nacional.

 

A propósito de Mujeres de Chiapas, presentamos una charla con Martín Barrios, miembro de la Sociedad Mexicana de Fotógrafos Profesionales, en la que nos habla no sólo de dicha exposición sino de su quehacer fotográfico y sus intereses como persona:

 

-¿Qué hay de Martín Barrios en esta exposición?

Todo. Todo porque primero está mi admiración por las mujeres, la admiración por las mujeres de Chiapas, después mi asombro por la diversidad de rasgos, de colores, de tez, de expresiones y de cómo, a pesar de ello, todos somos un mismo Chiapas; es una riqueza impresionante que he tenido la oportunidad de capturar, conjuntarla en mi trabajo y exponerla, mostrarla a la gente para que puedan conocer esa diversidad que hay en Chiapas y que a mí me encanta.

 

-¿Hay algo de autobiográfico en tus imágenes?

Sí, claro que sí.

 

-¿Crees que en el retrato se hace una exploración superficial o profunda del ser humano?

Puedes obtener las dos cosas. Lo superficial es tan sencillo verlo, pero ¿quieres ver lo profundo? También ahí está, en los ojos, en la mirada, en lo que te dice determinada expresión, ahí se marcan los sentimientos.

 

-¿A quiénes te gusta retratar?

Me encanta retratar niños y ancianos porque creo que es como ver el principio de la vida y el cierre del ciclo.

 

-¿A quién no retratarías?

Creo que no he pensado en eso, la fotografía es mi manera de escribir nuestra historia y no estoy como para no admitir a alguien, tengo que incluirlo, incluir a todos los que pueda porque son parte de mi historia, de mi camino. Incluirlos en el camino que estoy construyendo, que estoy caminando, que estoy viviendo.

 

-¿Qué te llevó a capturar el rostro de esas mujeres que están en tu exposición?

Paloma. Foto: Martín Barrios

De entrada, mi fascinación por las mujeres. Además, el tener la oportunidad de capturar diferentes rasgos, estilos de vida, historias, etnias, mujeres de diversas regiones; es fantástico poder tener en un mismo proyecto diferentes rostros.

 

-¿Qué características buscaste en tus modelos?

Por lo regular hago fotografías de un rostro que llame mi atención. ¿En qué momento llama mi atención? Cuando me cuenta una historia sin que me hable. Muchas de las fotografías que he tomado son robadas, no he tenido la oportunidad de preguntar ¿me das permiso de tomarte una foto? Por naturaleza cuando le dices a alguien: una foto y encuadras, empieza a posar, empieza la gesticulación.

 

Me preocupé por reunir mujeres representativas de todo Chiapas, donde encontramos mujeres bonitas que no requieren tener un atuendo especial. Es cierto que he transitado un poco por la zona de los Altos pero la diversidad que existe en Chiapas, en cuanto a cultura, a clima, a la geografía, a su gente, es maravillosa. Agradezco a la Universidad Intercultural de Chiapas, y en especial al Rector, Dr. Andrés Fábregas Puig, el apoyo brindado para la realización del registro de una parte de las imágenes que se exponen en esta serie.

 

-¿Qué te gusta más el retrato o el paisaje? ¿Por qué?

Me ponen en una disyuntiva. Sigo con el retrato por las historias que me cuenta, esas historias que percibo. Claro que el paisaje también tiene historia, es único y cada paisaje es un segundo de vida que jamás se volverá a repetir. Puedes estar en el mismo lugar, con la misma gente, con tu mismo equipo fotográfico pero no van a estar las mismas condiciones de luz; con el retrato pasa lo mismo, ni tú como modelo ni yo, fotógrafo, vamos a estar con el mismo sentido del humor y aunque tengas las mismas condiciones físicas, si no estás con la misma sensibilidad para observar y captar la historia que te están contando, no tendrás la misma imagen.

 

-¿El paisaje es una construcción cultural como señalan algunos fotógrafos del siglo pasado?

Martín Barrios charlando con nosotras

Así es, nada más que, con tristeza se los digo, ahora estamos cambiando esos paisajes y están pasando de ser de gran color a grises, se están convirtiendo en cenizas, estamos acabando con todo. Los paisajes ahora son grises, desérticos, sin vida y siguen siendo paisajes que te pueden servir para hacer una imagen pero que te conlleva una historia de desolación.

 

-Se nota que tienes una preocupación por el entorno, qué haces para coadyuvar en esta pérdida que estamos teniendo.

Lo que he hecho es que con la fotografía, por ejemplo de la región Selva, la he enviado a los medios nacionales e internacionales para crear conciencia, que nos preocupemos más. Sin embargo, creo que debe ser un trabajo en conjunto, del gobierno estatal, del gobierno municipal y de la sociedad en general. Hace falta caminar nuestro estado, conocerlo para saber las necesidades de la gente que vive en nuestro hábitat y por eso lo está destruyendo. Creo, entonces, que primero debemos hacer conciencia, sí, pero creo también que nuestras autoridades deberían conocer nuestro estado y conocer nuestras necesidades.

 

-¿Te gusta construir escenarios o sólo tomas la naturaleza como tal?

Todo depende de lo que vaya a hacer, de lo que necesite, pero por lo regular me encanta capturar lo que ya está, obviamente, si hay necesidad de construir, pues construyo, pero no puede pasar desapercibido lo que ya está, lo que en ese momento el Creador te brinda, que no a todos, no todos tenemos al posibilidad de llenarnos de ese momento mágico que te nutre.

 

-Entonces, para el fotógrafo Martín Barrios, la naturaleza es:

Es parte del centro de la vida, sin ella no podríamos vivir. Es lo que te da el calor, el color, la vida misma.

 

-¿Y la fotografía?

Puede parecer muy trillado pero es el arte de escribir con luz.

 

-¿La cámara?

Es la extensión de mis ojos. Es un instrumento que nos sirve para capturar momentos y dependiendo de lo que queremos ver, es la extensión de cada uno de nuestros ojos.

 

-¿Cómo llegaste a la fotografía?

Cuidando el orden. Foto: Martín Barrios

A mi papá le encantaba la fotografía y la música, él me dio la pauta, cuando tenía tres años me sentaba en la mesa de su laboratorio, tomaba fotografías y las imprimía. Él usaba el blanco y negro.

 

En ese tiempo no llegaba a tanto la tecnología a mi tierra natal, así que posteriormente me interesé en eso. Iba a estudiar Derecho pero vi anunciados unos cursos intensivos de fotografía, me llamaron la atención y ¡ahí me quedé por seis meses! Seis meses en los que aprendí lo que es la fotografía, la iluminación y el modelaje. Estudié producción en la Casa fotográfica de Kodak.

 

Después me cautivó el saber qué más hay detrás de tomar una fotografía, en ese tiempo el sistema era análogo, así que me metí a cursos de producción fotográfica, luego en lo de producciones de ampliaciones en gran formato. Comencé a ir a talleres que me han servido muchísimo, tomé cursos con Pedro Meyer, Marco Antonio Cruz, Pedro Valtierra, los esposos franceses Simone, entre otros.

 

Todo pareciera tan complejo pero es como un árbol enorme que se va dividiendo y te brinda la posibilidad de hacer una imagen que va a quedar para el resto de nuestras vidas, para contar una historia. Detrás de una fotografía que ves en una exposición, en una revista, hay muchísimo trabajo. Eso llamó mi atención.

 

Hoy en día se ha cambiado de lo análogo a lo digital, se manejan diferentes técnicas.

 

-¿Y esa revolución digital qué ha significado en tu trabajo?

Muchísimo. De esa versatilidad de poder hacer una imagen en un santiamén, verla y a través de esa revolución digital poder enviar ese trabajo a un periódico y en ese momento la están abriendo, la están bajando e imprimiendo, te ahorra tiempo y dinero. Ahora, inclusive con el teléfono puedes tomar una fotografía pero la resolución del teléfono es muy pequeña y es nada más para que la puedas enviar a través de la red. Para hacer fotografías en gran formato se requiere de una cámara con características profesionales.

 

-¿Color o blanco y negro?

Sonriendo a la Vida. Foto: Martín Barrios

Me encantan las dos técnicas, cada una tiene sus propias características, por ejemplo, en nuestro querido Chiapas, que es muy colorido, con la técnica de color podemos ver esos contrastes tan marcados, tan vivos, que nos caracterizan pero igual puede haber momentos en los que la escala de grises sea lo esencial. Obviamente ahora puedes capturar tu fotografía en color y luego hacer la transformación a escalas de grises, por eso la versatilidad de la fotografía digital.

-¿Dentro del campo de la fotografía cuál es tu especialidad?

Me encantan los retratos, capturar rasgos, ver expresiones, eso me llena.

 

-¿Cuál es el elemento estructurador de tu obra?

Eso te lo tiene que decir el espectador, pero sí, uno va tratando de unificar, tener un estilo, y que al ver una imagen digan esa foto es de fulano de tal. A mí me identifican, creo, los retratos y supongo que tengo una manera muy particular de hacer ese retrato, de poder verme a través de los ojos de la persona, cuando logro eso es cuando digo esa es la fotografía que quiero y es la que necesito, es la que me llena y reúne todos los elementos necesarios para poder capturarla y que la pueda observar yo, mis amigos y la gente que se pueda.

 

-¿Cuál consideras la innovación de tu trabajo?

Estoy haciendo diferentes trabajos en el estado de Tabasco, en el cual estoy aprovechando las herramientas digitales, experimentando e incursionando con otro tipo de técnicas, que en su momento voy a mostrar, es parte de la revolución tecnológica que vivimos a diario.

-¿Cuáles son las obsesiones de Martín Barrios, el fotógrafo?

Una es seguir caminando, seguir haciendo fotografía pero también seguirla gozando, dar a conocer cómo es nuestro estado, con esa manera de ser y vivir tan sencilla de nuestra gente, dar a conocer al exterior nuestros paisajes, nuestra gente, nuestra cultura, es también una de las obsesiones que tengo: que a Chiapas lo conozcan como lo conocemos nosotros, no como lo pintan.

 

-¿Eres exhibicionista o vouyerista?

A mi papá le encantaba la fotografía y la música, él me dio la pauta

Ni lo uno ni lo otro. No me gusta exhibirme, me gusta observar pero no tan excesivo, es como un paso de luz en el cual no tienes derecho a regresar.

 

-¿Cómo prefieres el amor con luz natural o con flash?

(Risas) Con luz natural.

 

-¿Quién es tu fotógrafo de cabecera?

Admiro muchísimo al maestro Manuel Álvarez Bravo.

 

-¿Para quién te gustaría posar?

(Risas). Para nadie. Realmente para nadie.

 

-¿A quién te gustaría hacerle una sesión fotográfica?

A ustedes. (Risas).

 

 

[box type=»note» style=»rounded»]

SILUETA

Lugar de nacimiento: Tonalá, Chiapas

Edad: 34 años

Número de hermanos: 2 medios hermanos

Estado civil: Casado

Número de hijos: 3

Pasatiempos: Estar con mi computadora, mi fotografía y música.

Película: Un día después de mañana, por el manejo estético, la producción, la escenografía, el rollo fotográfico.

Fotografía: La serie Mineros de Sebastian Salgado.

Comida predilecta: Mariscos, como los prepares.

Rituales: Ninguno

 

[/rescue_box]

 

 

 

[box type=»note» style=»rounded»]

EN CORTO

Luz: Alegría, belleza, vida

Velocidad: Rapidez, entusiasmo

Lente: Manera de capturar el mundo

Autorretrato: Cabalgar

Ojos: Negro profundo y verdes

Manos: Delicadas, suaves

Clic: Eternizar algo

Película: Lección

Memoria: No tengo (Risas)

Papel: Mate

Cuadro: La vida

Tiempo: Efímero

Viajes: ¡Yo quiero ir!

[/rescue_box]

 

*Entrevista publicada en el diario El Heraldo de Chiapas el 28 de enero de 2009.