Hoy cuatro de mayo se celebra el nacimiento del escritor y periodista mexicano, Carlos Monsiváis, quien falleció en el 2010. Considerado uno de los más destacados cronistas de la Ciudad de México y una de las inteligencias más lúcidas de la cultura de nuestro país. Desmesuradas se une a esa celebración compartiendo de manera íntegra el trabajo realizado por la doctora Nelly Eblin Barrientos Gutiérrez, publicado en el 2002 en el suplemento cultural Ixcanal.
Carlos Monsivais y su gato. Foto tomada del sitio: México es cultura
A sugerencia de los amigos: Ecos de Monsiváis
Nelly Eblin Barrientos Gutiérrez
“Dada mi libertad, puede que sea un tonto al hacer uso de ella, pero sería un canalla si no lo hiciera” Ezra Pound
Con estilo peculiar, irónico y ameno, Carlos Monsiváis se presentó, muy puntualmente, el pasado 15 de marzo del 2002, a las 19:00 horas, en el auditorio del Centro Cultural Jaime Sabines (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas) a ofrecer la conferencia titulada “Los desarrollos de la Tolerancia en México”. A lo largo de 50 minutos, más de 30 preguntas y respuestas, el intelectual mexicano se centró en brindar una relatoría sobre la intolerancia religiosa en México, abordando tópicos como moral y buenas costumbres.
Se brinda a continuación, con dedicación especial a todo el público que le fue negado el acceso al auditorio, la transcripción literal de algunas preguntas así como las respuestas dadas por el escritor; las cuales resultaron, al final de cuentas, mucho más ricas en matices que el inicial desarrollo.
Pregunta: Se da la tolerancia al implementar en instituciones estrategias para crear una cultura de tolerancia en México. Si es así, ¿cómo lo haría?
Carlos Monsiváis: No tengo mayores dones pedagógicos. Supongo que tan propositivamente una cultura de tolerancia no se crea. Es decir, no es que quiera proponerse que tiene sentido exigir en la diversidad, que tiene sentido mostrar la diversidad de la Iglesia.
Yo creo que pocos cursos tan intensos, tan sistemáticos, respeto a la diversidad de creencias, hemos tenido como el que se desarrolló el 11 de Septiembre, a partir del mundo musulmán.
Es extraordinario lo que hemos aprendido en meses de algo que desconocíamos por completo. Y pienso que el mejor curso de tolerancia tiene que ver con la comprensión de la variedad, la diversidad, la riqueza de convicciones legítimas que hay en el mundo.
P: Como escritor ¿cuál es su opinión sobre la obra discursiva del sub-comandante Marcos y, específicamente sobre los movimientos de La Lacandona? ¿Qué papel ideológico representa el movimiento del conflicto armado?
CM: Yo estimo muchísimo al comandante Marcos. Como decía antes, he tenido la oportunidad de que me oyera… He tenido la oportunidad, algunas veces, de conversar con él. Creo que es un hombre absolutamente inteligente. Algunos de sus textos son los textos más memorables que ha producido la vida mexicana. Lo admito, me emociona tanto. Tal vez porque mi gusto por la sicología y los cuentos ha disminuido. Tal vez porque lo he visto cuando mis condiciones físicas no han sido muy favorables: después de caerme cuatro veces en el lodo, de probar que mi capacidad como excursionista era nula. Pero me gusta más otra vertiente discursiva de Marcos.
Foto Heriberto Rodríguez/archivo La Jornada
P: ¿La tolerancia o intolerancia no sería consecuencia de la alineación de las grandes ciudades?
CM: No, porque la alineación no tiene qué ver con la intolerancia. La intolerancia creció cuando eran pequeñas. Y, la tolerancia, tampoco es consecuencia porque la alineación o enajenación de las grandes ciudades es un patrón negativo. Tiene que ver con el desarrollo demográfico, tiene que ver con el desarrollo civilizatorio; con una noción de la modernidad que incluye la noción precisa de lo que son los respetos de los derechos ajenos.
P: ¿Cómo impulsar la tolerancia por parte de los hombres hacia las diferencias de las mujeres; por las desigualdades que han constituido las diferencias genéricas?
CM: Hay que recordar que la derecha se ha opuesto, incluso, al término género. Este hombre, este teórico de la derecha mexicana que llaman el zar de la derecha mexicana -es Jorge Serrano de Provida- se ha opuesto al término género. Dijo: “Dios hizo que naciéramos machos y hembras, no género”. Y eso es muy justo: es género Adán y género Eva. Eso es Jorge Serrano Limón.
Yo creo que no se trata de acotar la tolerancia. No es un asunto de tolerancia, es un asunto de respeto. Los hombres no tienen porqué ser tolerantes. Es decir, la idea de que un jefe sea tolerante con su empleada o que un presidente de la República tiene que ser tolerante con los que no piensan votar por su partido es absolutamente dislocada. Aquí se trata de un problema de respeto y de ejercicio de derechos.
P: ¿Cuál debería ser la tolerancia en cuanto al valor religioso? ¿Y quiénes la aceptarían?
CM: Todo lo que es legítimo y legal debe ser tolerado y debe ser respetado. Y quienes no lo acepten son aquellos que están ejerciendo la intolerancia. Y, desde Voltaire, se sabe que no se puede ser tolerante con los intolerantes y para eso está la ley.
P: ¿La globalización es sinónimo de intolerancia? O, ¿la intolerancia es que la sociedad acepte la globalización que se cierne intolerante?
CM: La globalización es un fenómeno no necesariamente intolerante. La globalización puede ser un hecho extraordinario de promoción de oportunidades, de intensificación de conocimientos, de verdadera mundialización al punto de vista. Y lo vemos, también, a partir de los conocimientos que hemos aprendido desde el 11 de Septiembre.
Lo que pasa es que hay un tipo de globalización que es la que ahora pretende regalar algo a los países pobres en Monterrey, que es absolutamente inaceptable. No es la globalización en sí, que es un fenómeno inevitable y por tanto no sujeta a calificaciones de bueno o malo. Ese modo de esa globalización ha querido, entre la globalización marcada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, etcétera, imponerse.
P: ¿Quiénes son los intolerantes: los globalifóbicos o los globalizadores?
CM: Por globalifóbicos, yo entiendo a aquellos que odian al planeta, que están devastando sus recursos, que están negando el derecho de las generaciones siguientes. Estoy pensando en un gobierno como el de Bush, estoy pensando en la situación de las transnacionales, estoy pensando en la falta de respeto a los ecosistemas, estoy pensando en todo eso que estamos viendo en la tala de bosques, el derramamiento en los ríos, etcétera. Esos son los verdaderos globalifóbicos. Los que se pronuncian contra ellos son los verdaderos globalifóbicos estrictos.
P: Entonces, ¿no existe la tolerancia o está disfrazada?
CM: No. La tolerancia no puede disfrazarse. La tolerancia es un hecho que se marca todos los días en la medida que sabemos que el comportamiento de los demás ha dejado de irritarnos, ha dejado de convertirse en una ofensa; una ofensa para nosotros en la medida que es un comportamiento que es legal y que es legítimo.
Foto: Mónica González/archivo Milenio
P: Los perfiles universitarios, con base al desarrollo de la tolerancia, ¿pueden tomar profesionales y creyentes como la base de la sociedad dialéctica progresista que sí detiene las operaciones de nuestra sociedad chiapaneca por esta dualidad?
CM: Completamente de acuerdo… Nunca se falla si se apoya lo que no se entiende.
P: ¿El exceso de la tolerancia llevará a qué tipo de sociedad?
Yo pienso que detrás de la pregunta están las imágenes de las calles convertidas en ríos de wisky y tequila, en donde las parejas desnudas se frotan los codos. No hay exceso de tolerancia. Hay tolerancia, hay respeto a la ley, ejercicio de las libertades, pero no exceso. No creo en palabras como libertinaje. Hay libertad o no la hay.
P: Entonces, ¿podríamos pensar que la tolerancia nos puede llevar a dejar pasar, dejar ser; que no serían necesarios los acuerdos?
CM: Bueno, sí. La tolerancia nos puede llevar a eso. Pero, como no entendí la pregunta, también puedo pensar que fue… Es decir, por poner los acuerdos de San Andrés, son acuerdos, ¿serían interrumpidos por la intolerancia? No creo. El dejar ser, el dejar pasar no es tolerancia. Es la actitud de encogerse de hombros ante la posibilidad que otros se desarrollen.
P: Si partimos de la idea que la moral impide, en cierto grado, la tolerancia, entonces, ¿es necesario un cambio de moral? ¿Cómo lograrlo?
CM: Yo creo que dando aviso al catastro.
La nueva moral y la ética, al contrario, intensifican, declaran legítima, vuelven persuasivas las razones de la tolerancia. No es la moral la que se opone a la tolerancia. Es el moralismo, es la deformación moral, la fijación de la moral desde un criterio que no admite -que nunca admite- que lo de otros pueda ser legítimo. La moral en sí misma tiene que ser un gran apoyo de la tolerancia.
P: El respeto a la individualidad no existe. Entonces, ¿cómo ser tolerante, en ese sentido de aceptación, a la individualidad?
CM: Yo creo que el respeto a la individualidad sí existe. Lo que no existe es el respeto salarial a la individualidad. Lo que no existe es el respeto político a la individualidad, lo que no existe es el respeto ético a la individualidad.
Existe el respeto a la individualidad como la posibilidad de convertir a todos en consumidores.
P: ¿Qué opina acerca de lo que pasa en Palestina? ¿Cree que países con mano de obra barata, como podría ser México, se revelarían o tendrían que hacerlo, contra sus amos judíos?
CM: La pregunta tiene un tono antisemita que no me gusta. Me gusta muchísimo menos lo que está pasando en Palestina. Me parece absolutamente inadmisible que no se devuelvan los territorios palestinos de donde estaban antes de 1967. Me parece inadmisible que un líder como Sharon que fue el ejecutor, el diseñador, el director de la matanza de Sabra y Chatila, sea, hoy, gobernante. Me parece igualmente condenable los palestinos bombas humanas, Y desde luego, la matanza de palestinos.
Creo en el Estado Israelí, que debe persistir el Estado Israelí. Desde luego, creo en el Estado Palestino y pienso que la propuesta árabe, de Arabia Saudita, es, en este momento, la única salida. El que a regañadientes hayan abandonado las fuerzas de ocupación los territorios en estos días, no me dice nada. Si va a haber paz en esa región tiene que reconocerse el Estado Palestino.
P: Entonces, ¿en México existe la tolerancia?
CM: Yo creo que ustedes me han escuchado y se han quejado. Es una muestra de tolerancia. Sí, creo que cada vez hay más tolerancia. Sobre todo, cada vez más se marca como excentricidades aberrantes o patéticas los intolerantes. Y eso es un avance de la tolerancia. No tanto que cada cual se sienta más tolerante sino que los intolerantes profesionales se han aislado.
P: ¿Qué papel ha jugado la educación en nuestro país para el desarrollo de la tolerancia?
CM: Un papel inmenso. Uno nunca puede dejar de estar agradecido con la educación pública; es uno de los grandes factores del desarrollo.
P: ¿Cuál, a criterio suyo, es el nivel de tolerancia de la juventud en México?
CM: Por razones que no debería especificar, pero que tienen que ver con la cronología, mi trato con los jóvenes no es tan reciente como pudo haber sido hace años. Luego entonces, no sé cuál es el nivel de tolerancia. Muy alto, desde luego mucho mayor al que percibí en mi generación. Yo creo que toleran incluso el aspecto de los secretarios de Estado, que es un avance, en ese caso, muy notable.
Creo que el rock y las nuevas formas de convivencia, el saber que la virginidad no es necesariamente un estado de perpetuidad y todo esto que se ha movilizado con tanta fuerza en los años recientes ha implementado una tolerancia social mayor. No digo que las consecuencias con la edad sean más notables, pero sí mucho mayores.
Foto: Francisco Mata Rosas
P: Eso de Palestina no es más que una vieja rencilla milenaria.
CM: Ninguna vieja rencilla milenaria puede explicar por qué la gente se sigue muriendo. Eso tiene que ver con causas actuales e intolerancias actuales.
P: Big Brother; ¿se aplica tolerancia como desarrollo para el país?
CM: El caso de Big Brother es…bueno… tengo que confesar algo, me da mucha vergüenza: nunca lo he visto. Se supone que hay que ver lo que está pasando, pero Big Brother es algo en donde, creo, intimidad no existe. Creo que la intimidad es algo que hoy ya no deja ver. La intimidad que se muestra dejó de ser intimidad hace mucho en Big Brother. Ahora, peor que Big Brother es el grupo que lo quiere prohibir; eso no tiene la menor duda. No se puede admitir que un grupo decida qué es lo que ve una comunidad. No se puede admitir la censura con razones moraloides. Big Brother será un pésimo programa; el peor programa es aquel que están realizando, en la práctica, los que quieren prohibirlo. Hablando de eso ofende a la familia mexicana. Como si la familia mexicana fuese una entidad perfecta, diseñada para siempre, sin malicias, sin posibilidades de cambio. Yo creo que tanto por familia mexicana se entiende aquella que en lo más profundo de su intimidad se sueña en la televisión.
P: ¿Podría tener algún futuro el zapatismo?
CM: Si el zapatismo no tiene futuro, entonces, tampoco lo tiene muchísimo del desarrollo democrático en México.
P: ¿Cuál es el sector social más afectado por la intolerancia?
CM: Todos. Porque la intolerancia puede recaer con mayor dureza en los protestantes, los gay, las mujeres o los indígenas, pero la intolerancia, como ejercicio del poder, es un hecho que minimiza a las sociedades y que aletarga o inhibe el desarrollo civilizatorio. Por eso afecta a todos.
P: ¿De qué manera podemos combatir la intolerancia en el ámbito familiar?
CM: La más práctica es no dejar hablar al papá.
P: ¿Qué diferencia existe entre tolerancia y corrupción?
CM: Que la tolerancia no puede admitir a la corrupción y la corrupción necesita de la indiferencia. La respuesta es vaga pero la pregunta era imposible.
P: ¿Podría hablar un poco sobre la intolerancia hacia las mujeres y los homosexuales?
CM: La intolerancia hacia la mujer es lo que se llama ahora sexismo hacia las mujeres, porque ya, también, hablar de la mujer como entidad abstracta, única, no tiene mucho caso.
La intolerancia hacia las mujeres es lo que se llama sexismo y más que una intolerancia es una programación de la inferioridad de un género y es inadmisible. Es inadmisible y es triste recordar que las mujeres votan por vez primera en 1955; tan reciente como eso.
Cuando yo estudié en la universidad las mujeres de la UNAM eran el 8% de la población; hoy son el 51% . Hay un cambio y ese cambio no depende de la mayor tolerancia; depende del mayor desarrollo. No es un problema de tolerancia o intolerancia, es un problema de desarrollo.
En cuanto a los homosexuales, recojo, ahora, la expresión muy feliz de un humanista, un gran demócrata, igualmente, una de las figuras libertarias más radicales en México y contemporáneo que es: Diego Fernández de Cevallos. Hace muy poco, hablándole de la pregunta de una militante panista, en una reunión de mujeres panistas, le preguntan al señor Fernández de Cevallos sobre la política de cuotas. Una cosa ya admitida por el COFIPE, una cosa que ya forma parte de la reglamentación electoral, que no está sujeta al criterio de un político individual y le dice: qué piensa de la política de cuotas, de programarse por menos un determinado porcentaje de mujeres que vayan a las posiciones legislativas. Y contesta el señor Cevallos: “Francamente, no. Si le damos a las mujer lo de las cuotas, acabaremos, también, fijando cuotas a los jotos”.
Me parece que este hombre civilizado, humanista, el quijote de la bondad, no puede hablar sino a nombre de su partido. Me preocupa que sea esa la posición intolerante, homofóbica, prejuiciosa de un partido.
P: ¿Qué opina, que un país como el nuestro haya sido gobernado 72 años por el PRI? ¿Fue tolerancia de la sociedad o la oposición?
CM: Lo inerme no es tolerante. Lo inerme es inerme, lo indefenso es indefenso. Lo tolerante tiene opciones, lo inerme no.
Foto: archivo Secretaría de Cultura
P: Usted señala que en la Ciudad de México se dan las grandes oportunidades y mayores niveles de tolerancia. Sin embargo, Guadalajara, Monterrey, ciudades de gran desarrollo, ¿son tolerantes?
CM: Sí y no. Hay sectores absolutamente de vanguardia, modernos, críticos y hay alcaldes.
P: ¿Usted cree que los acontecimientos del 11 de Septiembre son un duro golpe para la tolerancia a nivel mundial?
MC: Es un hecho sin precedentes que mostró el rechazo, justo y necesario, al terrorismo. Y que después se ha visto prolongado por una persecución de lo que considera, el gobierno norteamericano, inadmisible.
P: ¿Por qué tolerar?
CM: La primera respuesta es: Para que nos toleren. Por qué no tolerar: Para que no nos toleren. Por qué tolerar: Porque no nos queda otra. Se trata de respetar las leyes.
P: ¿Cree que sea posible mantener la autonomía de las universidades públicas, a pesar de la presión del gobierno?
CM: Como en el caso del zapatismo, sin la autonomía de las universidades públicas, la educación superior se desmorona. Es un hecho constitutivo.
P: ¿Hasta dónde llegan los límites de la tolerancia cuando llega el gobernador y saca a la gente de su lugar? ¿Hasta dónde se le puede tolerar o tener que poner la otra mejilla?
CM: ¿Es una pregunta de (la Reserva de la Biosfera) Montes Azules o qué? Es que no sé qué gobernador, no sé qué gente sacó de su lugar. Esta es una pregunta muy interesante para el Gobernador.
P: Si no es indiscreción, ¿de qué religión es?
MC: Si lo digo van a ser intolerantes. Permítame un comentario sobre la tolerancia. Creo que en Chiapas, en pleno siglo XXI, no es dada la tolerancia como debía ser. En los Altos se ve muy claro. Si el gobierno del estado no pone mucho interés en eso, menos lo hará el gobierno federal. Lo transmito a Don Pablo (Salazar Mendiguchía).
P: ¿Cree usted que la intolerancia surge en nuestro pasado histórico desde la conquista o cómo cree que fue?
En nuestros países creo que fue… es un proceso tradicional, que en México se detuvo con todo el atraso mantenido e implantado férreamente. Sin embargo, hemos tenido dos grandes momentos de derrota de la intolerancia: una fue La Reforma y, la otra, La Revolución Mexicana. Y que en términos generales el desarrollo de México, aún con toda la gran intolerancia y fanatismo, es comparativamente más claro que el del resto de Latinoamérica.
P: En lo único que todos somos iguales es en que todos somos distintos. ¿Cómo tolerar al fanatismo? ¿Considera la diversidad de culturas y costumbres de las personas que participan en la cumbre de Monterrey utilizan la tolerancia o es una artimaña orgánica?
CM: El fanatismo no se puede tolerar. Lo intolerable no se puede tolerar. En lo único en lo que todos somos iguales es que todos somos distintos. Pero todos somos iguales en la manera de solicitar el respeto para ser distintos.
Entonces somos iguales y somos distintos. En la cumbre de Monterrey no hay tolerancia. La cumbre de Monterrey es una reunión de verdugos planetarios.
P: ¿Cree que hay tolerancia en este estado?
CM: Es una pregunta que hacérsela a un pobre y triste chilango… me digo que los felices y afortunados chiapanecos tienen que responder.
P: ¿Cree usted que la opresión es educación, tiene algo que ver con la intolerancia?
CM: No admito críticas a las universidades privadas. No admito críticas a las escuelas privadas. No admito críticas a las grandes instituciones educativas de las órdenes religiosas. Si le quieren decir intolerantes, díganselo en su cara, no me utilicen.
P: ¿De qué manera se resuelve la tolerancia en el momento de su gestación con las diferencias raciales? ¿Están ahí sus primeras manifestaciones?
CM: En el caso de México el racismo es real, y más que en otro estado, en el estado de Chiapas, se sabe, el racismo no se presenta bajo la forma de superioridad de la raza blanca. Hay que ver el aspecto de los racistas que difícilmente se podría confundir a Robert Redford. Pero ese racismo, que se manifiesta en Chiapas, tiene que ver con la inferioridad de los indígenas y no con la superioridad de los mestizos. Y ese es un grupo lamentable. Aquí no se trata de la tolerancia. Es algo más.
La respuesta al racismo es el respeto y la asimilación, a través de un proceso educativo de la imbecibilidad, del cretinismo moral, profundo, del racismo.
P: ¿Podrá considerar que hay muchos intolerantes en las altas esferas de gobierno, político y económico?
MC: No me gusta la pregunta. La pregunta es: ¿Podrá considerar que hay algunos tolerantes en las altas esferas de México?
P: ¿Cómo describiría usted la tolerancia que hoy está viviendo México?
CM: La describiría como un proceso que ha costado muchísimo; que involucra cada vez a sectores más amplios; que tiene que ver con el respeto a las conductas ajenas, que me gusten o no están en su derecho de ejercerse, que tienen que ver con un entendimiento de la complejidad, de la diversidad y la riqueza de la vida social.
P: ¿Qué tanta tolerancia podríamos tener o qué tipo de tolerancia le podríamos llamar a preferir que el vecino secuestrador, ratero, matón sea, mejor, mi amigo porque, para entonces, sabría que no me secuestrará, robará, matará, sino que me cuidará?
CM: Es una pregunta perfecta porque te enseño mi caja de caudales para que sepas que no ganas nada secuestrándome. Y qué tal que sí oculto lo que había en la caja de caudales antes de invitar al amigo que es secuestrador, ratero, matón. Qué tal si sospecha que el amigo secuestrador sospecha que él ocultó lo que hay en la caja de caudales.
P: La intolerancia en México ¿sólo se basa en la intolerancia religiosa de acuerdo a lo que usted dijo?
CM: No. La intolerancia es general. Una intolerancia nada más religiosa sería una intolerancia sectorial y eso no suele darse. La intolerancia religiosa me preocupa porque ha tenido una expresión brutal, que es San Juan Chamula (Chiapas, México). Pero la intolerancia es múltiple.
P: Usted interpreta como una falsedad el consenso de Monterrey.
CM: Vale la pena el consenso pero no creo que sea una falsedad. Creo que es una farsa pero no una falsedad. Ni siquiera una farsa porque una farsa tendría un aspecto divertido. Eso es una ocasión burocrática de celebrar el modo de ir aplazando las respuestas vistas a una situación catastrófica en el orden mundial.
P: ¿Toleraría usted participar en un Big Brother para intelectuales?
CM: Hace 40 años hubiera dicho: sólo si me dejan hacer striptease.
P: ¿Por qué la conferencia se tituló los desarrollos y no el desarrollo?
CM: Bueno, lo que pasa es que no es un solo tipo de desarrollo. No es una senda única. Implica retrocesos; implica avances diversos; implica desigualdades en el ritmo.
P: ¿Podría dar los cinco puntos básicos para alcanzar el desarrollo en México?
CM:
1. No tolerarás la intolerancia de tu vecino.
2. Dejarás que pase mucho tiempo antes de que tu vecino se dé cuenta de que no lo toleras.
3. Procurarás ser discreto en la expresión de tus formas de vida, de tal forma que ni siquiera tú lo notes, por consiguiente te toleres.
4. No asistirás a conferencias o reuniones sobre tolerancia.
5. Aprovecharás todas las preguntas para hacérselas luego, a los gobernantes del estado.
P: Usted cree que si aún existe la tolerancia, ¿es bueno que persista la división de clases?
CM: La división de clases sociales no es un asunto de tolerancia. Los empresarios insisten en que la separación de clases sociales es un hecho inherente a la humanidad. Esto es fantástico. Dicen que Dios dividió el mundo en pobres y ricos para que los ricos tuvieran en quién pensar en las noches y para que los pobres tuvieran a quien agradecer en las mañanas.
Yo creo que el asunto de las clases sociales no es un problema de tolerancia. Es un problema de la profunda inequidad, de la profunda desigualdad que se vive. Es un hecho monstruoso en la vida mundial y que no se va a tratar en la cumbre de Monterrey. Declaró ayer la FAO que no están tocando el problema alimenticio, que no están tocando los verdaderos problemas.
P: Se innova de manera recurrente los usos y costumbres en las comunidades para avasallar a las creencias minoritarias, como los evangélicos para manipular la tolerancia. ¿Qué hacer en lo relativo a los usos y costumbres?
CM: Yo tengo un punto de vista. Lo expresé en la reunión de la Ciudad de México, con los comandantes zapatistas y Marcos. Ni doctrinal ni reglamentariamente se puede mantener. Los usos y costumbres tienen que ser un problema voluntario. Dado una categoría normativa es, sencillamente, ignorar el desarrollo, es ignorar la capacidad que tienen la mujeres.
El mejor discurso al respecto lo dijo la comandanta Esther en el Congreso, al oponerse categóricamente a lo que eran los usos y costumbres; cuando habló de los padres que vendían a sus hijas, de la manera en que trataban a las mujeres en las comunidades.
Mantener como una norma estricta lo que han sido los usos y costumbres es codificar y eternizar el retraso.
Biblioteca personal de Carlos Monsiváis/ Imagen tomada del sitio: www.bibliotecademexico.org.mx
Deseo que lo que escriba tenga un impacto en la conciencia de los jóvenes: Adriana Zebadúa Mendoza
Autora del cuento “Muñeca rota”, segundo lugar en el concurso de cuento breve Monstruos contemporáneos, organizado por el programa de radio Andares.
Gabriela G. Barrios García /Leticia Bárcenas González
Foto: Cortesía
Adriana Zebadúa Mendoza creció rodeada de libros, su abuelo era un gran lector por lo que desde muy pequeña empezó su amor por los libros. Escribe desde los 17 años, su primer acercamiento fue con la poesía y tiempo después comenzó a escribir narrativa, el primer cuento que escribió fue “Muñeca rota”, con el cual ganó el segundo lugar en el Concurso de Cuento Breve, organizado por el programa Andares, la cultura y sus rutas, bajo la temática Monstruos contemporáneos.
En su faceta como escritora tiene en su librero no sólo diversos títulos de sus autores favoritos sino también tomos con historias esperando salir a la luz, mientras que en su faceta como docente, sueña, mediante sus escritos, formar y transformar conciencias en sus jóvenes alumnos.
Adriana es profesora de secundaria, imparte la materia de español en una secundaria técnica de la comunidad indígena La Candelaria, del municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Al respecto nos comenta: “Tengo clara la diferencia entre sueños y metas. Sueño con algún día publicar algunas cosas, sueño con impactar de alguna manera con lo que hago, pero en cuanto a metas, la principal es que con lo que hago pueda formar o transformar conciencias, sobre todo en los jóvenes. Por eso para mí es una meta a mediano plazo hacer un compendio, un volumen, de lo que yo tengo para público adolescente. Ser una persona que les despierte el deseo tanto por leer como por escribir. Como todos, quiero publicar, quiero editar un libro, quiero ver mi nombre, pero sobre todo lo que quiero es formar y motivar a otros”.
“Muchas veces las personas que nos dedicamos a escribir olvidamos eso, a veces por el ego –bueno me incluyo como escritora, como dijera un amigo, como juntaletras-, es natural del ser humano. Que te reconozcan, que te premien, que ganes, es un estímulo, un incentivo pero llega un momento que olvidamos que no somos eternos, algún día nosotros vamos a pasar y ojalá trascendamos y quede a la posteridad nuestro trabajo, pero lo principal es el ejemplo. Que cada quien forme su propio camino con mi ejemplo, con lo poco que pueda contribuir. Y eso es lo que a veces olvidamos, el enseñar a otros, a veces sólo queremos todo para nosotros y no enseñamos el camino a los que vienen”.
Desmesuradas abre su espacio para escuchar la voz de esta joven escritora y compartir con nuestras lectoras y lectores, sobre su proceso creativo.
¿Desde qué edad y cómo descubriste tu gusto por la literatura?
Por la lectura, porque creo que todos comenzamos por ahí y es la manera en que siempre, al menos con mis alumnos es lo que yo les comento que comenzamos por el gusto por la lectura y luego se nos empieza a despertar el gusto por escribir, van muy ligados.
Tuve la fortuna de crecer en una familia de lectores. Mi abuelo tenía libros, aunque él en cuanto a estudios no tuvo mucha oportunidad en aquellos tiempos; sin embargo, siempre había libros al alcance de nosotros en la casa. Fui la primera nieta, entonces tuve esa suerte de que me daban lo que yo quería, incluso tengo hasta una foto donde estoy como a la edad de dos años y ya tengo un libro en la mano.
Mi madre igual, lectora, entonces desde ahí, desde mis inicios me ha llamado la atención la lectura. En cuanto a la escritura, como tal, desde los 17 años comencé a escribir poemas, empecé con la poesía como todo adolescente, lo curioso es que desde el principio mis poemas rimaban, a pesar de mi corta edad. Mi mamá era maestra de español, siempre cuidando la métrica y la rima, y me salían los poemas rimaditos, era un hobby. En narrativa, relativamente tengo poco tiempo. En el 2005, precisamente el primer cuento que escribí como tal, es el que ganó en esta ocasión, por eso lo metí al concurso, es muy entrañable para mí, le tengo mucho cariño, es “mi primer hijo”, digámosle así.
Foto: Cortesía de la entrevistada
¿Qué estudiaste?
Soy comunicóloga. Soy egresada de la Unach generación 1997-2001.
¿Qué género te gusta más?
Indudablemente la narrativa. Incluso en cuanto a mis lecturas me encanta el cuento y la novela. Mi autora favorita es Isabel Allende, no sé si estén de acuerdo o no pero me encanta.
¿Qué es más importante para ti el contenido o la forma?
Está difícil. Creo que el contenido más que la forma porque como he escrito los cuentos a veces me inspira una frase, una palabra, una imagen y sobre eso comienzo a desarrollar toda la historia en mi cabeza, no me fijo tanto en que si va a empezar así o cómo le voy dando forma sino que para mí surgen solos. Entonces me gusta más que cuente algo que sea significativo para mí.
¿Cómo nace la idea del cuento “Muñeca rota”?
Muchas personas me han preguntado si fue por alguna experiencia directa y no, afortunadamente no es el caso; sin embargo, sí me inspiraron dos cosas. La hija de una compañera se llama Melisa y me gustaba como sonaba su nombre, me gustaba la niña en sí cómo era y su edad más o menos corresponde a la del cuento y en aquellos tiempos sonaba una cancioncita de niños, que mencionaba una Melisa y me gustaba tararear la estrofa, porque aparte me gusta cantar y simplemente se unió todo. Entonces un día viendo a la niña le dije, te voy a enseñar una canción y se la empecé a cantar; me gustó cómo sonaba y el hecho de que la niña se llamaba Melisa, le llamó la atención y allí comenzó la historia.
Recuerdo muy bien ese día, porque se retiraron todos de la escuela y me quedé al final y empiezo a escribir la estrofa. Le cambié una palabra, la canción no dice la muñeca está rota Melisa, Melisa, la canción original dice: la cubeta está rota, Melisa, Melisa. Es la licencia que me tomé, lo escribí y ahí comencé a pensar en una niña llamada Melisa y que está cantando y luego que está sola y el cuento fue como surgiendo solo. Al principio no sabía ni cómo iba a terminar, se fue contando solo y por eso le tengo mucho cariño. La gente cuando lo lee me dice: pero cómo, es que está muy crudo, como que es una cosa que te llega. Claro, trata una problemática de las mujeres. Lo que uno ha leído durante mucho tiempo, lo que uno ha escuchado, eso marca en tu experiencia, la haces tuya pero no es que yo la haya vivido sino que les di voz a esas personas.
Foto: Cortesía de la entrevistada
¿Como docente te has enfrentado a algún caso de abuso?
Sí, desafortunadamente me tocó uno en especial. Fue después del cuento, aproximadamente en el 2011. Me enfrenté a un caso muy difícil, muy triste y también el desenlace de la chica. Era una chica del rumbo de Palenque, la niña tenía 13 años y tenía una hija. Se acercaba a llorar conmigo, la vi cortada pero yo no sabía por qué se cortaba y platicábamos hasta que me dijo que tuvo una hija a los 11 años, “desde los 9 años me violaba mi papá”. Nunca me dijo mi padrastro o el marido de mi mamá, no, su papá, desde los 9 hasta los 11 años que la embarazó, abusaba de ella.
“Mi mamá lo sabía y nunca hizo nada”. Y ya cuando ella se embaraza la corre su mamá de la casa, la dejan sola prácticamente, muy triste el caso. Además, por cuestiones que hasta el momento no logro entender, el DIF la tenía a ella en una casa y a su hija en casa de otras personas, eso le pegaba mucho también porque no vivían juntas. Le dije ¿pero por qué te separaron? Yo no puedo entender. Su misma mamá le llegaba a decir de cosas y según por eso la separaron de su bebé. El caso es que esta chica un tiempo estuvo muy bien en la escuela, iba adelantando y todo bien pero al final de cuentas apareció un chico, se enamoró, como dicen “le jugó la cabeza”, dejó de estudiar y la volvió a embarazar. Le perdí la pista a la chica, pero es el que más recuerdo. Un caso muy triste.
¿Crees que la literatura pueda mover conciencias, por ejemplo, en este tema?
Sí, por supuesto que sí. Desde mi perspectiva de docente, porque siempre he visto más la cuestión de la literatura desde mi perspectiva docente. Mi sueño, lo he implementado en las clases de español, en algunas escuelas que he estado. Mi sueño es eso, que yo algún día les diga a mis chicos, esto lo escribí yo, esto salió de aquí y lo vamos a desmenuzar, nos sentemos aquí a conversar sobre esto. ¿Qué piensan de este tema?, ¿cómo creen que hubiera reaccionado esta persona sino hubiera reaccionado según como reacciona en el cuento? Me encantaría estar más abierta en ese punto, de manejarlo todo más didáctico. Que lo que yo escriba tenga un impacto al menos en la conciencia de los chicos, en las nuevas generaciones, enfatizo en los adolescentes porque es con los que trabajo.
¿Has participado en otros certámenes de cuento?
Sí, no muchos, de cuento han sido como en tres que he participado, obviamente no había ganado nada (risas.) pero sí he enviado algunos, incluso uno de poesía, el Efraín Huerta, mandé dos veces pero no se pudo (más risas).
Foto: Cortesía de la entrevistada
¿Qué temáticas has tratado principalmente en tus escritos?
De todo un poco, aunque más temáticas relacionadas con la mujer y nuestras problemáticas. En este caso, el de Melisa, el abuso sexual. Tengo cuentos por ejemplo, de lo que pasa una mujer cuando una relación termina y lo que puede ella llegar a ser. Tengo cuentos como más tradicionales, románticos y hasta detectivescos; pero casi siempre hay una mujer como protagonista o como personaje.
¿Has publicado tus historias en otros medios?
Sí. Del 2006 a principios del 2008, estuve publicando en El Heraldo de Chiapas, en una revista que edita la Facultad de Historia de la Unicach, ahí publicaron como dos o tres cuentos y en la revista Rascapetate, en cuanto a impresos y de ahí en medios electrónicos. Pero imprimir ya algo como un libro, no. Todavía no tengo esa suerte.
¿A qué hora escribes?
A la hora que me dejen (risas). Ha sido difícil combinar esto con ser madre. Al menos, se me ha complicado muchísimo. Escribía antes de ser mamá, escribía mucho. Escribía más en la tarde, en la noche, por la cuestión donde yo vivía, como estaba lejos de mi familia; cuando vivía en Palenque escribía mucho, muy seguido y tengo varios volúmenes, los tengo por nombres. Casi no he escrito desde que nació mi niño, muy rara vez me pongo a escribir algo, no se puede. Otro añito más y ya (risas).
Como no he escrito más, los textos que tengo los organizo, los reviso, les voy poniendo según la temática, los voy ubicando en los volúmenes que, según yo, deben estar. El de Muñeca rota está en uno que se llama “Sueños, desvelos y duermevelas”, de hecho así se llamaba mi espacio en El Heraldo. De ahí tengo otro con mis cuentos más fantasiosos, se llama “Onironáutas en entresuelo”, supuestamente el término onironáutas son aquellos que pueden salirse y regresar de un sueño a su gusto, y en el entresuelo es como cosas ocultas que todos en algún momento tenemos en la cabeza. Así tengo varios nombrecitos y ahí los voy ubicando.
¿Para qué tipo de lectores escribes?
Es muy amplio mi público pero una cosa he dicho: no escribo para niños. Muchos me dicen, pero si eres maestra y no escribes cuentos para niños. No, es lo más difícil del mundo. Aparentemente, es muy fácil, pero no, sólo dos cosas para niños he escrito y una de ellas es una pequeña obra de teatro sobre el Bulling, que por cierto, se llama “La papa asesina” y fue de lo más complicado que yo haya hecho. Entonces para niños no, yo creo que más me he enfocado a lo juvenil, en ciertas temáticas y para adultos en otra, porque también tengo escritos eróticos. Cualquier cosa me inspira y se va mi cabeza.
¿Qué son para ti los libros?
Son mi vida. Para mí los libros son todo. Son, vamos a decirlo así, mi mundo, mi otro mundo. Sí, aquí vivo, aquí todo lo real, pero en este otro mundo también soy feliz. Entonces siempre ha sido mi refugio, mi mundo. De hecho, con mi esposo así nos conocimos, también es otra historia por ahí, con él nos conocimos en el Facebook, una amiga en común, que también es lectora publicó: ¿Cuál es tu top ten de libros? Y él comentó y yo también, y una cosa llevó a otra. Él tiene su biblioteca, yo tenía la mía y cuando nos casamos se juntaron y yo feliz y él feliz con tanto libro (risas).
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PERFIL
Lugar de nacimiento: Tuxtla Gutiérrez, soy tuxtleca, más tuxtleca que el pozol.
Edad: 35 años
Número de hermanos: Somos 5, yo soy la mayor. Somos tres mujeres y dos hombres.
Estado civil: Casada
Número de hijos: Sólo uno.
Pasatiempos: Leer, indudablemente. Escribir, cantar y lo que más disfruto últimamente es salir con mi hijo y pasear con él, es otro mundo que estoy explorando y descubriendo.
Música: Boleros, cosas suavecitas.
Libro de cabecera: Son tantos, pero bueno, voy a mencionar uno, el que me ha marcado, el de Jane Eyre de Charlotte Brontë,
Escritor: Hombre, Gabriel García Márquez y escritora, a pesar de las críticas, Isabel Allende.
Comida predilecta: Comida china.
Ritual: No, yo soy de las escritoras raras que no hacen rituales.
Cuento: Yo Certamen: Literario Muñeca: Muñeca Rota Educar: Formar Palabra: Pensamiento Realidad: Fantasía Niñez: Difícil Mujer: El todo
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CUENTO RADIOFÓNICO «MUÑECA ROTA», UNA PRODUCCIÓN DEL PROGRAMA ANDARES, LA CULTURA Y SUS RUTAS, QUE SE TRANSMITE EN EL 93.9 FM DEL SISTEMA DE RADIO, TELEVISIÓN Y CINEMATOGRAFÍA
V
Apagalas estrellas,
desconecta el sol.
quiero adentrarme a tientas
por los acantilados de tu piel,
reconstruir sobre tu boca
las letras, una a una,
con que dar nombre al fuego,
a la locura de saber que he visto
el cielo tan de cerca, o no, tan mío
que mi país se llama medianoche.
¿Quién eres? ¿Dónde estás? Qué importa,
si te elegí entre todas las estrellas.
Territorios de un cuerpo (fragmento) / Jenaro Talens (Cádiz, España. 1946)
“Aquel que camina una legua sin amor camina amortajado en su propio funeral”. W. Withman
La primera cita
La aparición del lenguaje es aún muy discutida si se relaciona a la evolución del cerebro humano. Sin embargo, todo nos lleva a pensar que ambos se gestaron y evolucionaron paralelamente y que gracias a este hecho nuestro universo diversifica y expande sus múltiples posibilidades de interacción para la raza humana.
Fue primero la llegada de lo simbólico, seguido por la aparición del habla y finalmente la escritura. De esta última, hace 3 mil años, entre sumerios y fenicios, parecen ser los vestigios más antiguos y con ellos las primeras puertas a mundos mágicos, a viajes indestructibles por la conciencia humana, a través de la lectura. Ha de suponerse que en donde existió un primer escritor, hubo, también, un primer lector y un primer guiño de deseos de conquista.
Felipe Garrido, señala en su libro Cómo leer mejor en voz alta que “nadie encontrará interesante lo que no entiende”. En este mundo de lecturas diversas la frase cabe con soltura y para no correr riesgos se expone más a detalle, renglones abajo, en qué consiste y para qué nos sirve una lectura amorosa.
Foto: Andy Prokh
Quién quiere enamorarse
Todos no es la respuesta correcta. A muchos nos da miedo el solo pensarlo. Amar es exponerse a ser humano. Amar la lectura es exponerse a eso y a algo mucho peor: exponerse a descubrir nuestra medies. Sin embargo, es una experiencia única y bien vale la pena correr el riesgo. Siempre es preferible, como dice Gabriel Zaid “Ser ignorantes a sabiendas, con plena aceptación. Dejar de ser simplemente ignorantes, para llegar a ser ignorantes inteligentes”.
Amar no tiene ninguna finalidad específica. Se ama para sentirse bien, para colmar nuestros cuerpos de sensaciones eléctricas y nuestras mentes de dulces sueños. Claro que el amor presenta situaciones ventajosas como la felicidad, la cual podría calificarse como un estado de tranquilidad relativa. Además, al contrario de lo que podría pensarse, aumenta nuestra energía, optimismo, buen dormir, etcétera, etcétera. Así, en resumen, hacer ejercicio de esta facultad es lo más aconsejable y bueno a desear. La lectura, como el amor, tampoco debería cumplir una función específica. Es decir, las ventajas al incorporarla a nuestra cotidianidad como el incremento de nuestro acervo cultural, el desarrollo de nuestra capacidad de análisis, la apertura y pluralidad a nuestros juicios, etcétera, etcétera. Sólo deberían ser consecuencias y así la invitación a la lectura no existiría porque no tendría sentido como tampoco lo tiene un letrero en el que se lea: Anímese a amar hoy y conozca las ventajas que esto le traerá a su vida. Este ideal, al que llamaré lectura amorosa, equivale a lo que algunos señalan como “leer por leer”. Es decir, lee por puro gusto, por la sensación placentera, por sentirse reconfortado, cobijado por una manta de 2000 milenios, tejida allá en los primeros días del hombre y de su recién estrenado cerebro.
Foto: August Sander
Cuándo inicia la conquista
Hay quien dice que el gusto por la lectura es un esquema de reproducción. Si eso fuera cierto, con seguridad el idilio amoroso inicia, en el más de los casos, entre sábanas, acostados, a punto de dormir, mientras un familiar amoroso nos arrulla con lectura de un clásico. Pero, otros más sugieren que el flechazo se da en nuestros días de adolescencia, cuando, por azares del destino, llega a las manos alguna historia que sonría a nuestras aspiraciones de héroes, heroínas, príncipes o princesas, villanos o villanas, ermitaños o ermitañas, etcétera. Además, como situación amorosa, la lectura puede ser bienvenida después de los años mozos, señalada como una puerta a la plenitud y descanso.
Aunque no podemos indicar con exactitud cuándo se inicia el romance, sí podemos afirmar que el ideal es semejante a la exigencia amorosa que debiera brindársele a cualquier infante. Enseñar a un niño a amar, brindándole amor a lo largo de su vida, no es garantía de un adulto feliz, pero sí la posibilidad de elecciones más certeras. De igual manera, formarnos como lectores debe tener inicio en la niñez, de forma que al crecer bajo este esquema, nuestras oportunidades de hacer mejores elecciones sean también amplias y confiables y no peligrar en una realidad como la que señala Ricardo Garibay: “Pueblo que no sabe leer no sabe ver ni oír ni hablar, menos aún sabe pensar…”
Por supuesto, en ambas situaciones -amor y lectura- se corren múltiples riesgos, pero ambas, también, proporcionan mucho placer.
Foto: Enrique Meneses
Cómo estimular a cupido
Coma camarones, use ropa sexy, use lubricante y mil y un trucos más en los asuntos del placer se aconseja para obtener un buen resultado. Pero, al igual que en la lectura, la clave está en disfrutarlo.
Desgraciadamente, no existe una receta mágica o un método con garantía asegurada para la formación de lectores –como no lo hay de buenos amantes-, pues como Garrido señala “La lectura voluntaria, la lectura por gusto, por placer, no se enseña como una lección, sino que se transmite, se contagia como todas las aficiones”.
Aun cuando esa receta no exista, se puede aconsejar como necesario para iniciar el deleite tener en claro para qué, por qué, cómo y qué nos cuenta el autor del texto. Es decir, es necesario comprender el sentimiento de lo comunicado, sentirse familiarizado con lo escrito. Felipe Garrido, citado de nueva cuenta –y quizá este escrito sea un pretexto para exponer las reflexiones que me provocó leerlo-, nos dice que “Nadie encontrará interesante lo que no entiende”.
Y, además, siendo este un ejercicio intelectual, es requisito, también, mantenernos en forma, la lectura tiene que ser cotidiana si buscamos reditúe. Un buen atleta, entrenado, goza de buena salud, fuerza muscular, energía y optimismo. Un buen lector posee -goza de- sentido crítico, criterio amplio, fácil aprendizaje y habilidad comunicativa. Estos son los ideales y los métodos para acceder a ellos pueden ser diversos. Contamos para esto con los estímulos sociales, familiares e individuales, los cuales debemos buscar evoquen situaciones placenteras.
Foto: Ruth Orkin
Asesinos del placer
Mi maestro de literatura, cuando aún era una escolar, dijo un día “el que tiene la palabra tiene el poder”. Usualmente hay múltiples invitaciones a participar de ese poder que nos brinda la palabra y casi siempre aluden -dichas participaciones- a textos leídos. La parte difícil de todo esto es buscar la estrategia adecuada para que cuando eres maestra, por ejemplo, el grupo se vea motivado a leer y a expresar su opinión sobre lo leído sin que se sienta atrapado en un cuadro de coacción, obligación y displicencia.
Cuando las cosas no marchan tan bien y la lectura se volvió forzada y los comentarios aislados me pregunto en dónde se murieron las ganas. No es fácil revivir a los muertos, pero a veces sólo basta detenerse a observar cómo la lectura se mete en nuestra cotidianidad con habilidad, en silencio y hacer participar de este hecho a un grupo. Al igual que las matemáticas, en la que unos la entienden mejor a través de la astrología, la música o las cuentas del mercado, la lectura también nos permite diversos abordajes. Una visión más reflexiva y plural de este hecho propiciará, quizás, situaciones colectivas placenteras. Quién no detestó las espinacas, por mucho tiempo, después de haber ingerido, a cucharadas forzadas, platos enteros. Y, cuántas de esas personas volvieron a comerlas al descubrir sus múltiples propiedades. Por supuesto, las primeras cucharadas debieron no ser muy agradables pero pasado el tiempo han de haber cobrado una nueva y mejorada sensación. Ojalá la problemática de la lectura se resolviese como la de las espinacas. Y ojalá, también, recuerde desde mi quehacer diario en el aula lo que Juan José Arreola expresó con mucho acierto: “Nadie amará lo que quiere convertir en objeto de amor para los demás, si él no lo ama”.
Foto: Cartier Bresson
El segundo aire
A veces los reencuentros con el amor se dan en plena juventud y, así, a los 18 o 19 años ya contamos con varios desencantos y cansancio amoroso, pero siempre hay una oportunidad certera para acometer con más fuerza en estos terrenos. Para otros, ese reencuentro amoroso, es llamado “el segundo aire” debido a que llega con los manchones de canas sobre la cabeza. No importa a qué edad. Lo que sí es importante es que llega y pinta nuestra vida de rosa.
Relectura se llama aquí. Y, también, es sentirse nuevamente enamorado. Ricardo Garibay dice al respecto que “…releer es andar caminos caminados que hoy nos llevan a donde nos llevaron la primera vez; y es fascinante”. Estoy de acuerdo y son estas líneas invitación abierta para todos y todas las lectoras a una primera vez o a la segunda, tercera o cualquier número de vueltas que el corazón necesite.
Cuando un día pasa, deja de existir. ¿Qué queda de él? nada más que una historia. Si las historias no fueran contadas o los libros no fueran escritos, el hombre viviría como los animales: sin pasado ni futuro, en un presente ciego. Federico Campbell
Hay una interminable lista de autores y científicos que se han dado a la tarea de estudiar el amor a lo largo de la historia de la humanidad, incluso existen citas que autores reconocidos respecto al tema e historias de amor que se han convertido en leyenda a través del tiempo.
Uno de los más importantes maestros de la prosa francesa, Blas Pascal, dijo “El corazón tiene razones que la razón ignora” con la cual este pensador se adelantó cuatro siglos a la comprensión del corazón como órgano neurosensible, dotado de un sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40 mil neuronas, lo que al parecer le permite tomar decisiones y pasar a la acción “sin consultar” al cerebro.
En Desmesuradas, no buscamos hacer un tratado sobre el amor, sólo deseamos compartir con nuestras lectoras y lectores, tomando como pretexto este mes en que se hace un homenaje a este sentimiento, algunas ideas que hemos encontrado en una de nuestras pasiones, la Literatura. He aquí un pequeño compendio de palabras de amor y pasión dichas por algunos autores a través de sus personajes:
Óscar Wilde, en “De profundis”
El amor griego, el amor platónico, es la forma de afecto más elevada que se conoce.
Nunca había visto tanto amor en un par de ojos.
Todo hombre mata todo aquello que ama. Que todos escuchen esto. Algunos lo hacen con una mirada amarga. Algunos con una palabra aduladora. El cobarde lo hace con un beso. El valiente con una espada. Algunos matan su amor cuando son jóvenes. Algunos cuando son viejos. Algunos lo estrangulan con manos de deseo. Algunos con manos de otro. Los más bondadosos usan un cuchillo. Porque la muerte tan pronto se vuelve fría.
Bosie me quiere más que a nadie. Tanto como puede querer. Y permitir que lo quieran.
La vida nos engaña con sombras. Le pedimos placer y nos lo brinda junto con amargura y decepción. Y nos vemos contemplando con corazones endurecidos los dorados cabellos que una vez deseamos con tanta intensidad y besamos con tanta locura.
En este mundo hay sólo dos tragedias una es no obtener lo que se quiere, la otra es obtenerlo.
Mi vida parece habérseme ido. Estoy atrapado en una terrible red. Pero mientras piense que él piensa en mí, mi dulce rosa, mi delicada flor, mi azucena, es en prisión donde probaré el poder del amor. Veré si puedo dulcificar las amargas aguas por la intensidad del amor que te profeso.
El mundo está a mis pies y no puedo controlarme a mí mismo. No puedo controlar mis sentimientos por ti.
La esencia misma del romance es la incertidumbre.
Elena Poniatowska, en “Las siete cabritas”
Las mujeres caminan, sudan, aman, son colchón de tripas, dan a luz, se acostumbran a la muerte. Cada una tiene su muerto dentro. (Mujeres en la Revolución Mexicana)
La gente que se quiere mucho, cuando se pelea se odia tanto que da miedo. Se separaron y nunca volvieron a darse los buenos días.
Las mexicanas solemos girar en torno al amor como burras de noria, insistimos en un rey Salomón que nos bese con los besos de su boca, nos diga que nuestros pechos son gemelos de gacela, nuestro vientre un montón de trigo cercado de lirios y que bajo nuestra lengua hay un panal de leche y miel. Se nos va la vida en ese gran engaño que es la esperanza. Nos empeñamos en los lirios hasta el momento de subir al cielo, tomarlo por asalto y quedar más desmanejadas que la nebulosa de Andrómeda. La bóveda celeste está cubierta de mujeres-estrellas que giran locas como las siete hermanas en la ronda del amor hasta que un buen día el rey Salomón se compadece y las apaga.
Elena Poniatowska, en “Querido Diego, te abraza Quiela”
Te amo Diego, ahora mismo siento un dolor casi insoportable en el pecho. En la calle, así me ha sucedido, me golpea tu recuerdo y ya no puedo caminar y algo me duele tanto que tengo que recargarme contra la pared.
Hoy como nunca te extraño y te deseo Diego.
Entonces yo rezaba, llena de amor sin objeto no tenía a quien querer ¿Tiene objeto mi amor, ahora Diego?
Faltándome tú, me siento frágil hasta en mi trabajo.
Te abrazo y te digo de nuevo que te amo, te amaré siempre, pase lo que pase.
Diego no es un niño grandote, Diego sólo es un hombre que no escribe porque no me quiere y me ha olvidado por completo.
Me baño con agua fría para espantar las aves de mal agüero que rondan dentro de mí, salgo a caminar a la calle, siento frío, trato de mantenerme activa, en realidad, deliro. Y me refugio en el pasado, rememoro nuestros primeros encuentros en que te aguardaba enferma de tensión y de júbilo.
Yo estaba como drogada, ocupabas todos mis pensamientos, tenía un miedo espantoso de defraudarte.
Durante tantos años que estuvimos juntos, mi carácter, mis hábitos, en resumen, todo mi ser sufrió una modificación completa.
Foto: Robert Doisneau
Gabriel García Márquez, en “Del amor y otros demonios»
Y sin darle tiempo al pánico se liberó de la materia turbia que le impedía vivir. Le confesó que no tenía un instante sin pensar en ella, que la vida era ella a toda hora y en todas partes, como sólo Dios tenía el derecho y el poder de serlo, y que el gozo supremo de su corazón sería morirse con ella.
Trató de disuadirlo. Le dijo que el amor era un sentimiento contra natura, que condenaba a dos desconocidos a una dependencia mezquina e insalubre, tanto más efímera cuanto más intensa.
…la encontró muerta de amor en la cama con los ojos radiantes y la piel de recién nacida.
Mario Benedetti, en “Gracias, vientre leal”
No tenemos que dejar que nos aplaste la costumbre. Siempre hay que crear, siempre hay que inventar.
Algunas noches vos me haces una caricia nueva, una caricia inédita, y fíjate qué curioso, esa caricia nueva también sirve para revitalizar las viejas caricias, como si las contagiara de su novedad.
No hay riesgos mayores y riesgos menores. Hay riesgos. Punto. Y a ésos no pienso sacarles el cuerpo.
Mi cabeza puede atenerse a principios y hasta asumir compromisos. Pero para mi vientre vos sos mi único compromiso. Lo que pasa es que es un vientre leal.
Mario Benedetti, en “Pacto de sangre”
Estuvimos tantas veces juntos, en el dolor pero sobre todo en el placer… jamás me hizo una escena de celos, esas porquerías que corroen la convivencia.
Jane Austen, en “Persuación”
Nosotras no nos olvidamos tan pronto de ustedes, como ustedes se olvidan de nosotras.
Nuestro amor es más grande; cuando la existencia o la esperanza han desaparecido.
Seguramente si nuestro amor es recíproco, nuestros corazones se entenderán. No somos un par de chiquillos para guardar una irritada reserva, ser mal dirigidos por la inadvertencia de algún momento o juzgar como un fantasma con nuestra propia felicidad.
(Personaje Anne)
Para mí usted será siempre la misma.
Nunca dudé que usted había sido amada y buscada por otros, pero seguramente sabía que había rehusado por lo menos a un hombre con más méritos para aspirar a usted que yo y no podía menos que preguntarme: ¿será por mí?
(Personaje Capitán Frederick)
Foto: Robert Doisneau
Rosa Montero, en “Bella y oscura”
Te echo tanto de menos… Por eso te escribo, aun sabiendo que nunca vas a poder leer estas líneas; las palabras crean mundos, y son capaces de crearme ahora, mientras te estoy escribiendo, la ilusión consoladora de tu presencia.
No era el sexo, desde luego que no. O no sólo eso. Era saber que él era mi otra parte y que no había nada más que yo precisara, ni agua, ni techo, ni tan siquiera respirar. Y en esas tardes, cuando le deseaba con tanta necesidad y tanto entendimiento, no existía la fealdad, ni la vejez, ni el miedo.
Desgraciada la persona que nunca ha sentido, siquiera un instante, que ella y su pareja eran los dos únicos humanos que jamás habían habitado este planeta. Y desgraciados los que sí se han sentido así alguna vez. Porque lo han vivido y lo han perdido.
Es parte de mi vida. La conozco bien y ella sabe de mí. A veces une más el conocimiento que el cariño.
Todos quisieron mi cuerpo y lo han tenido; algunos, más bestiales y crueles, también tuvieron mi dolor o mi miedo. Pero sólo un hombre obtuvo mi voluntad y mi tiempo. Aquel hombre me hizo su esclava, porque le amé y le amo. Y la pasión es una enfermedad del alma que te hace perder la libertad irremisiblemente. No hay pasión sin esclavitud; y si quieres a alguien sin ese sentido de derrota, sin esa dependencia ansiosa del ser amado, entonces es que no le amas de verdad. El amor es la droga más fuerte y más perversa de la naturaleza; es un mal luminoso, que te engaña con sus chispas de colores mientras te devora. Pero una vez que has conocido la vida febril de la pasión, no puedes resignarte a regresar al mundo gris de la vida sensata.
Mary Renault, en “El muchacho persa”
Dudo que en la vida se hubiera acostado alguna vez con alguien por quien no experimentara afecto. Toda la vida había necesitado el amor como la palmera necesita agua.
¡Qué perverso es el corazón! Darío no me había ofrecido amor ni me lo había pedido… se me abrasa el alma porque había habido otro antes que yo. Era necesario que le tuviera todo para mí.
George Bataille, en “Mi madre”
¿Qué es el amor?
La necesidad de salir de sí mismo. El hombre es un ser animal adorador. Adorar es sacrificarse y prostituirse. Todo amor es también prostitución.
El ser más prostituto es el ser por excelencia, Dios, puesto que es el amigo supremo de cada individuo, puesto que es el depósito común, inagotable del amor.
Lo que el amor tiene de aburrido es ser un crimen, para el cual se necesita un cómplice.
LXVI
…Gusto inconmovible de la prostitución en el corazón del hombre, de donde nace su horror a la soledad.
Quiere ser dos.
El hombre de genio quiere ser uno, por lo tanto solitario.
La gloria es seguir siendo uno y prostituirse de una manera original.
Es a este horror de la soledad, a la necesidad de olvidar su yo en la carne externa, a lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar.
Mientras estoy escribiéndote, entro en el delirio. Todo mi ser en sí mismo se crispa y, dentro de mí, grita mi sufrimiento.
Pero habíamos extraviado el sentido de las palabras. Cuando nos miramos, nos trastornamos totalmente al advertir hasta qué extremo teníamos ahogada nuestra mirada, como si regresáramos del más allá. En el deseo en carne viva ya no tenía más fuerzas para sonreír.
…la felicidad que yo experimento es tan lamentable como un veneno…
El placer comienza cuando el gusano está en el fruto. Sólo es detectable nuestra felicidad cuando se carga de veneno. Lo demás es niñería.
…Hansi no me ama de la misma manera y quisiera curarme. Por lo cual, me calmaba y me conducía a la noche silenciosa, de sensualidad sin desorden, aunque desmedida.
Foto: Manuel Outomuro
Autores varios:
Ver sufrir a un hombre tan recio y tan valiente no es un espectáculo agradable. Aquel león sangraba al recibir en la herida el veneno corrosivo de la infamia que quería manchar a Tina Modotti una vez más, ya muerta. El comandante Carlos rugía con los ojos enrojecidos; Tina era de cera en su pequeño ataúd de exiliada; yo callaba impotente ante toda la congoja humana reunida en aquella habitación.
Pablo Neruda /Confieso que he vivido
Ponme como sello sobre tu corazón, como sello tu brazo; porque el amor es tan fuerte como la muerte, la insistencia en la devoción exclusiva es tan inexorable como el Seol. Sus llamaradas son llamaradas de un fuego, las llamas mismas no pueden extinguir el amor, ni pueden los mismos ríos arrollarlos…
El Cantar de los Cantares
Me dieron ganas de quitarme el frío frotándome contra ti, hundiendo mi cara entre tus senos, que llevaban horas pronunciándome invitaciones.
Antonio Malpica / La nena y el mar
Esas mujeres, y otras, son inolvidables; algunas más sólo se quedaron en la entrepierna, nunca subieron al corazón, a la memoria: son polvo, son sombra, nada…
Héctor Cortés Mandujano / Beber del espejo
Fui amorosa, prudente como, según mi madre, debían ser las mujeres que desean retener a un hombre. Ella confiaba en esa fórmula, aunque mi padre jamás volvió a su lado.
Cristina Pacheco / cuento Las Olas en Mar de Historias
…en todos los momentos en que se veían, en todas las horas que los separaban, Nébel y Lidia se adoraron…
Horacio Quiroga / Una estación de amor
Un hombre versado en esas artes, hablando elegantemente y adiestrado en las reglas de la galantería, se gana rápido y cabalmente el corazón de las mujeres aún después de un corto tiempo de relaciones.
Vatsyayana / El Kama Sutra
Hay sentimientos que no debemos expresar. Nos incitan a actuar de manera que no debemos.
Marqués de Sade.
El corazón muere lentamente. Desprendiéndose de esperanzas como si fueran hojas. Hasta que un día no queda ninguna. No hay esperanzas. No queda nada. Pinta su rostro. Sus ojos son agua profunda. Una geisha no puede desear. Una geisha es una artista del mundo flotante. Baila. Canta. Te entretiene. Lo que tú quieras. Lo demás son sombras. Lo demás es secreto.
Arthur Golden / Memorias de una Geisha.
Mirando el paisaje, trataba de calmarme y de engañar mi angustia llenándola como si te pudieras curar una pulmonía con dos aspirinas o una infección intestinal con un sorbo de melox.
Silvia Molina / El amor que me juraste
El amor consuela como los rayos del sol después de la lluvia
Arrecho, según consta en Nuestro modo. Un acercamiento al habla de Tuxtla Gutiérrez, de Enrique A. García Cuéllar, “Es una persona de fuerte erotismo, proclive a lograr los favores del objeto de su arrechura”, o sea, de su lujuria, cachondez, voluptuosidad o como quieras llamarle.
¿Y quién no es arrecho, por lo menos en alguna etapa de su vida? ¿Quién no ha vivido una pasión de amor?, pero de amor sensual, ese que tiene que ver con el cuerpo: el olor, las manos, la boca, la piel, el sudor, los ojos, el cabello, la voz, un lunar, un movimiento.
Y si como dicen los diccionarios, lo erótico es lo perteneciente o relativo al amor sensual, es lógico que en algún momento -o muchos- nos quedemos extasiados frente a un elemento que nos provoque, nos sorprenda, nos haga vibrar sutilmente, porque lo erótico no es evidente, nos sorprenda, nos haga vibrar sutilmente, porque lo erótico no es evidente, es un enigma que nos invita a descifrarlo, por eso nos provoca deseo.
Lo amoroso atraviesa lo erótico, pero no lo abarca… lo erótico va más allá, es pasional y transgresivo, porque en nuestra sociedad está prohibido disfrutar el cuerpo, propio o ajeno. La sexualidad es secreta. Y es precisamente esa tensión entre la prohibición y la transgresión la esencia del erotismo, que aunque sea un invento cultural nos hace más placentero el sexo.
En cuanto a lo pasional, ya lo ha señalado P. Aulagnier en Los destinos del placer, el objeto del deseo se convierte “para el yo de otro en la fuente exclusiva de todo placer, y ha sido desplazado por él en el registro de las necesidades (…) El placer se ha tornado una necesidad”. Entonces, lo que nos da placer pasa a primer plano y cuando esa necesidad es compartida por el otro, una simple caricia, el roce de una pluma sobre el papel, una melodía, la textura de un cuadro o la sintaxis con la que ha sido escrita una carta de amor pueden producir el mismo efecto: siempre los cuerpos estarán implicados.
Pero, ojo, no es el objeto del deseo en su totalidad lo que nos lleva al placer sino la disolución de los otros objetos, la sensación de “perderse del todo” en la fusión del yo con el otro, la “disolución relativa del ser” diría George Bataille.
Y en ese espacio, lleno de significantes lingüísticos y no lingüísticos, de procesos de resignificación, el cuerpo entero es el instrumento erótico por excelencia, es lo que despierta nuestras “bajas” pasiones (¿será por el lugar en el que más se avivan?). Es la iconografía de nuestra libido que busca la desnudez del otro pero también la propia, para así desentrañar en el encuentro de los cuerpos lo más “verdadero” del propio ser, la razón de ser de su deseo.
El erotismo es entonces el refugio desde donde la sexualidad se resiste a ser incluida en los discursos que intentan aprehenderla, normalizarla, negativizarla mediante la prohibición. Lo perverso, obsceno, depravado o indecente es otro asunto, ello va a depender de cada cultura, de la moral que se haya acordado en un determinado espacio y tiempo, de las normas que se hayan creado para la parte de la sexualidad que repercute en la sociedad… en lo íntimo las cosas son diferentes, es un asunto personal, allá cada quien con su arrechura.
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El cuerpo en el arte
El erotismo y la sexualidad siempre despiertan un interés muy especial en las personas, tal vez por ello mucho se ha escrito, dibujado, filmado y fotografiado sobre la sensualidad, el cuerpo y las pasiones. Pero no siempre ha sido así.
En el antiguo Egipto el cuerpo era un modelo de quietud, de estática eternidad, en cambio para los griegos, no sólo el cuerpo sino la belleza misma responden a una búsqueda de perfección que se encuentra en el orden y las medidas, de ahí la naturalidad de sus esculturas, la perfección de sus modelos.
Después con la llegada del cristianismo llega la oscuridad para el cuerpo, que se vuelve pecado; el desnudo no tiene cabida en esa visión. La imagen del cristo crucificado será la única referencia, lo más cercano al desnudo humano lo veremos en los querubines.
Cuando la sociedad se seculariza el panorama plástico se abrfe a nuevas manifestaciones del arte, se inicia una “nueva libertad” para el artista y el cuerpo sale de su letargo, renace como tema y no vuelve a dormir.
El pozol es una bebida tradicional, refrescante y nutritiva, consumida en el estado de Chiapas; según las exigencias del paladar, se puede disfrutar blanco reventado, caliente o de cacao.
Los antiguos indígenas mayas y zoques lo llamaban Pocholt y lo consumían para saciar su sed; lo elaboraban con masa de maíz cocido, cacao y semillas de pocholt, de donde se cree que se tomó su nombre original, pero también se dice que este término le fue otorgado en memoria del príncipe Pocholt, gran divulgador de las propiedades del maíz entre la población indígena de Tenochtitlan. A la llegada de los españoles la palabra pocholt fue castellanizada y se le denominó pozol como se le conoce hasta nuestros días.
En la época prehispánica el pozol se batía en un jicalpestle con agua; tiempo después se le agregó cacao, adoptando diferentes nombres según la región, por ejemplo, los chiapanecas de Acala, Suchiapa, Chiapilla y Chiapa de Corzo llamaban al pozol blanco, Naa´nbima y al de cacao Naa´bima yasi.
Pozol de cacao y blanco / Foto: Gabriela Barrios
En la actualidad el pozol se prepara de diferentes maneras, el pozol caliente es el que se pone a hervir y se muele en molino de mano, a diferencia del reventado que se cuece dos veces para después molerlo; ambos son batidos con agua e ingeridos con chile molido y sal, o bien con panela, “melchocha”, “cazueleja de elote” y hasta con tacos fritos o suaves, según los caprichos del paladar.
El pozol de cacao, favorito para la gran mayoría de los consumidores, es al mismo tiempo el que más presencia tiene en las fiestas religiosas de diferentes municipios de Chiapas; no es raro que en algún zomé o enrama el prioste o mayordomo ofrezca a los asistentes una rica taza de pozol de cacao que al igual que “los visitantes y turistas mueven galán la jícara en círculos y otros más discretos de un lado a otro para revolver el chingaste o muzú”, afirma Candelaria Hernández, pozolera de Chiapa de Corzo, mientras con gran habilidad hace bolitas de pozol para despachar la deliciosa masa blanca o café a las señoras que llegan al mercado por sus alimentos.
Candelaria Hernández, mujer chiapacorceña de tez blanca, canas y algunas arrugas que marcan el paso de los años, afirma que en un principio hizo el pozol para subsistir económicamente. En la actualidad lo prepara por costumbre y amor a las tradiciones de Chiapa de Corzo, municipio en donde más fama tiene esta bebida refrescante, porque el que prueba el pozol chiapacorceño seguro regresa o definitivamente se queda en estas tierras, según lo afirman las creencias de los habitantes de esta ciudad.
Asimismo, en el municipio de Suchiapa el pozol se consume en la fiesta de Calalá, pero su preparación difiere un poco a la chiapacorceña, ya que ahí se elabora con un chile llamado “borote” que le da a dicha bebida un matiz rojo y un sabor picante.
El pozol, además de ser una bebida refrescante contiene un alto valor nutritivo. En algunas regiones de Chiapas se acostumbra tomarlo agrio -se guarda la masa dos o tres días, después se bate- y sirve para curar infecciones estomacales o para disfrutarlo acompañado de sal con chile.
Curiosamente en el vecino estado de Tabasco también se prepara un líquido similar al pozol, pero ahí se le conoce como “Chorote”, que se prepara con poca cantidad de cacao; dato que llama la atención porque los tabasqueños son grandes productores de ese grano.
El pozol a pesar de ser una bebida tradicional, va a la vanguardia, ya que tanto en el mercado, puestos ambulantes y tiendas artesanales podemos encontrarlo, en masa o en su nueva presentación: en polvo. Ésta fue lanzada al mercado en junio de 1996 por la familia Sosa Mancilla que muy celosamente guarda el secreto de la fórmula.
Pozol en Chiapa de Corzo / Foto: Gabriela Barrios
El pozol en polvo no contiene ingredientes ni colorantes o saborizantes artificiales; en su manufactura se utilizan ingredientes naturales como el cacao, comenta el profesor Zelin Sosa. La ventaja de este producto es que puede permanecer hasta dos meses después de su elaboración sin descomponerse; ya que está totalmente deshidratado.
No sólo esta bebida refrescante se ha modificado a través del tiempo, también el recipiente con el que es consumido se ha transformado. En un inicio se utilizaba la jícara o bochi, recipiente natural que se da en un árbol llamado morro; después fue sustituido por tachuelas de lámina galvanizada; y éstas por tazas de peltre. Actualmente es consumido en tazas de plástico e incluso en bolsa y con un popote.
El pozol lleva en su sabor un ingrediente de arraigo, representando una de las tradiciones de gran valor no sólo para los chiapacorceños sino también para el estado en general, ya que cohesiona e identifica, considerándolo así como parte de nuestro patrimonio cultural.