Italo Calvino, el placer de la lectura

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Italo Calvino / Foto: Carla Cerati, tomado de www.elmundo.es

Italo Calvino, de padres italianos, nació en Santiago de Las Vegas, Provincia de La Habana, Cuba el 15 de octubre de 1923. Su etapa formativa y la mayor parte de su carrera como escritor se desarrolló en Italia. Murió Siena, de Italia, 19 de septiembre de 1985.

Si una noche de invierno un viajero es el título de una de las novelas de este destacado escritor del siglo XX, escrita en el año 1979, la cual aborda el tema del placer de leer novelas; donde el protagonista es el lector, quien empieza a leer diez veces un libro, que por diversas circunstancias no consigue acabar. La pasión de una lectora y un lector por los libros se mezcla magistralmente con los personajes y tramas de las novelas que ellos intentan leer completas. Al respecto Italo Calvino menciona lo siguiente:

«La empresa de tratar de escribir novelas apócrifas que me imagino escritas por un autor que no soy yo y que no existe, la llevé a sus últimas consecuencias en este libro…Tuve que escribir, pues, el inicio de diez novelas de autores imaginarios, todos en un cierto modo distintos de mí y distintos entre sí…Más que identificarme con el autor de cada una de las diez novelas, traté de identificarme con el lector: representa el placer de la lectura de un género dado, más que el texto propiamente dicho. En algún momento me sentí incluso como atravesado por la energía creativa de estos diez autores inexistentes. Pero sobre todo traté de hacer resaltar el hecho de que cada libro nadie en presencia de otros libros, en relación y cotejo con otros libros».

En el inicio se dirige al lector no sólo sugiriéndole las diversas posturas y condiciones en que puede leer sino que le señala lo siguiente:

«No es que esperes nada particular de este libro en particular. Eres alguien que por principio no espera ya nada de nada. Hay muchos, más jóvenes que tú o menos jóvenes, que viven a la espera de experiencias extraordinarias; en los libros, las personas, los viajes, los acontecimientos, en lo que el mañana te reserva. Tú no. Tú sabes que lo mejor que cabe esperar es evitar lo peor. Ésta es la conclusión a la que has llegado, tanto en la vida personal como en las cuestiones generales y hasta en las mundiales. ¿Y con los libros? Eso, precisamente por lo que has excluido en cualquier otro terreno, crees que es justo concederte aún este placer juvenil de la expectativa en un sector bien circunscrito como el de los libros, donde te puede ir mal o bien, pero el riesgo de la desilusión no es grave».

En el tercer capítulo, aparece un personaje que al preguntarle «¿Qué lees, entonces?», responde:

Nada. Me he acostumbrado también a no leer que ni siquiera leo lo que cae ante mis ojos por casualidad. No es fácil: nos enseñan a leer desde pequeños y durante toda la vida seguimos esclavos de todos los chismes escritos que nos ponen delante de los ojos. Quizá hice cierto esfuerzo también yo, en los primeros tiempos, para aprender a no leer, pero ahora me sale muy natural. El secreto está en no negarse a mirar las palabras escritas, al contrario, hay que mirarlas intensamente hasta que desaparecen.»

*Anotaciones tomadas del libro «Si una noche de invierno un viajero». Editorial Siruela. Biblioteca Calvino. 9a. Edición. España. Agosto, 2007.

“Me gustaría morir sólo por diez minutos”*

A Édgar, Laura, Ana Lilia, Marco Antonio, Guillermo, María Luisa y Servando

Hay muertes que te sorprenden porque le ocurre a gente conocida en determinado ámbito y por inesperadas, otras muertes duelen porque quien se va es alguien muy cercano y no importa la circunstancia, simplemente duele. Pero suceden otras en las que te afecta porque quien muere ha formado parte de tu vida aunque no la conozcas o la conoces de lejos o por otras personas o por su obra.

Ese es el caso de René Avilés Fabila, quien murió ayer domingo y a quien conocí porque era maestro en la universidad en la que estudié, aunque yo no tomé clases con él. Sin embargo, a través de un afecto muy cercano, conocí su obra literaria y también algo de su pensamiento político. Se puede estar o no de acuerdo con este último, pero no se puede negar su valor como escritor.

La novela “Tantadel” fue el primer acercamiento y la sufrí y disfrute página tras página. Quizá fue el hecho de que los protagonistas fueran jóvenes capitalinos, como yo en ese tiempo, lo que me atrapó, o simplemente la forma de narrar de Avilés Fabila, que me hizo entrar en la historia, recorrer las calles de la ciudad y sufrir con el narrador el miedo a los fantasmas de los amantes que tuvo o podría tener Tantadel.

Y después apareció Odette, la mujer protagonista de la novela “La canción de Odette”, con sus propios miedos: la vejez y la soledad. Por eso insiste en rodearse de gente joven y culta, a quienes les abre las puertas de su mansión cada noche, en las que no sólo se habla de arte, se consume alcohol y drogas, con lo que ella trata de evadir su realidad.

El tratamiento narrativo en ambos casos, me arrastró a ese mundo trágico, de desencuentros amorosos, de fracturas interiores, de miedos, pero en medio de ello conocí dos mujeres extraordinarias.

Y bueno, no voy a hacer crítica literaria o reseñas de todas sus obras, simplemente, escribo esto para recordar a un gran escritor y así, de alguna manera, abrazar a sus dolientes, a ese afecto que me hizo conocerlo y a otros tantos lectores que lamentan su repentina partida, esa que en un segundo, como dice el escritor Manuel Vicent, desvió el curso de una vida hacia un destino inesperado.

Gracias René Avilés Fabila, donde quiera que te encuentres, por tu irreverencia y humor al escribir y describir con un lenguaje coloquial, este mundo sórdido y a veces inhabitable, pero también amoroso.

Foto: Édgar Hernández Ramírez
Foto: Édgar Hernández Ramírez

Posdata: Tenemos que conocer el Museo del Escritor, que fundó en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

*Esta frase aparece en una declaración que hace sobre la presentación de su libro “Réquiem por un suicida”, citada en http://www.proceso.com.mx/458073/fallece-escritor-rene-aviles-fabila

Lluvia

 

Foto: CARLA MORALES
Foto: CARLA MORALES

 

Tengo la piel cuarteada sin el agua

que nace de las fuentes de tus dedos…

Carmen González Huguet

Saura

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Interior, Strandgade 30, de Vilhelm Hammershøi, el pintor del silencio

Alguien contó una vez, alguien que ya no sé quién, contó, que no sé yo bien ni qué cosa, una vez, una de tantas; no sabemos si fue así como pasó, o como lo inventaron, el hecho fue entonces el cuento y el decir, pero no lo supe bien y lo repito: la tía caminaba sobre nubes, los dolores comenzaron a resbalarse por el cuerpo, sólo sabía ya de memoria un nombre, todos los rostros se difuminaban frente a sus ojos, una sola palabra escurría de su boca y se decía que hablaba con la dulzura de la miel; tía Saura estaba enamorada y todo era casi perfecto, perfecto: ella la envidia del pueblo. Un día el hombre le suplicó que escaparan y la tía aún con todo el deseo, pero sin explicar nada, le pidió esperar. Entonces, él se sintió tan triste, yo pienso que molesto, y al día siguiente no la buscó más; tiempo después llegó a los oídos que se había unido a otra creyéndose despreciado: no había razón para la espera.

El hombre nunca sabría que Saura llevaba puesta su ropa íntima rota y le avergonzó partir con él. Dicen por ahí que el hombre aún pregunta por ella con una ternura desbordada, dicen también que tía Saura no pudo perdonarse el detalle de la ropa interior y desde entonces no la usó más.

Cuando pienso en ella la imagino por la calle con sus vestidos largos y sus manos pegadas al cuerpo intentando evitar que un ventarrón la deje al descubierto; la recuerdo en el patio de la abuela, con la cara dura y sus formas huesudas, la recuerdo alimentando los pájaros, y la tarde entera comiendo limón.

Fragmento de la Novela “Cosecha de Verano” de Isaura Contreras, Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos 2010. Para más información de la autora y su obra:

http://www.archivosonoro.org/?id=326

León Tolstói

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Tolstói a la edad de 20 años / Fuente: www.wikipedia.org

Nació el 9 de septiembre de 1828 en Rusia

Considerado uno de los escritores más importantes de la literatura mundial

El conde Lev Nikoláievich Tolstói murió el 20 de noviembre de 1910

Fue uno de los escritores en ser entrevistados en forma frecuente, periodistas de diarios y revistas buscaban al gran maestro para obtener su opinión o análisis sobre diferentes temas de su tiempo o sobre cuestiones de su país o del mundo. A continuación extractos de dos temas:

 

 

 

Felicidad

Ante todo, es imposible la felicidad sin la luz del sol, con la ruptura de los lazos del hombre con la naturaleza. En otras palabras, la vida fuera de la ciudad, bajo el cielo abierto, al aire libre, en la aldea, es la primera condición de la felicidad terrenal. Mire, ni siquiera la poesía la imagina de otro modo y, al dibujar la arcadia feliz, celebra la vida idílica en el seno de la naturaleza, lejos de las ciudades…

¡Es imposible, estoy convencido de eso! Mire a qué está condenada esa gente: a ver, bajo la luz artificial, los objetos elaborados por el trabajo humano; a escuchar los sonidos de los coches, el estrépito de los carruajes; a comer a menudo cosas no frescas y malolientes. Nada les permite una relación directa con la tierra, las plantas, los animales. ¡Es una vida de presidiarios!

Eche un ojo a la Historia y verá que las ciudades se construyeron con fines de conquista…

Nuestra civilización, como las que hubo antes, llegará a su fin y morirá, porque no es otra cosa que la acumulación de los instintos monstruosos de la humanidad. ¿Acaso antes de nosotros no hubo civilizaciones? La egipcia, la babilónica, la asiria, la hebrea, la griega, la romana… ¿Dónde están? ¿Condujeron a la felicidad? ¡Todas sucumbieron, y lo mismo pasará con la nuestra!

Es necesario el trabajo para ser feliz, pero el trabajo libre, razonable, deseado, y sobre todo el físico, no el que atrofia el cerebro y los músculos.

Por exigencias del mundo, las personas sirven, van a las oficinas, reciben dinero a cambio… Pero ¿acaso aman su trabajo, acaso les satisface? ¡No! Se dejan vencer por el aburrimiento, hacen un trabajo que odian y puedo apostarle que no escuchará de ninguno de ellos que esté contento con su trabajo. Pero pregúntele a un mujk que ara la tierra si está contento. ¡Ah, qué contento y con qué amor mira los surcos que se tornan oscuros!

Una condición más para la felicidad es la familia. Y esto no existe aquí, donde el éxito mundano se considera erróneamente como la felicidad. ¿Acaso todos estos maridos, estas esposas, conforman una familia? Con frecuencia son uno para el otro una carga, y los hijos esperan a menudo la muerte de los padres para hacerse con la herencia. […]

Entrevista de autor desconocido extraído del libro «Conversaciones y entrevistas. Encuentros en Yásnaia Poliana»

Constitución

Una constitución no puede mejorar las cosas, no puede traernos la libertad. Todos los gobiernos se mantienen en el poder por medio de la violencia o con la amenaza de la violencia, y la violencia es contraria a la libertad. Un hombre sólo es libre cuando nadie puede forzarle a hacer aquello que cree que está mal. El camino correcto a seguir por los hombres es abstenerse de toda participación en los actos del Gobierno, negarse a servir en el ejército, negarse a aceptar cargos dependientes de la administración y hacer el bien día a día y siempre.

La agitación en pro de una constitución sólo puede conducir a falsos resultados.

Todo el movimiento en favor de una constitución es un movimiento en la dirección errónea. El pueblo no quiere una constitución y aquellos que recurren a la agitación en favor de ella no conocen al pueblo. Por mucho que profesen amar al pueblo, en realidad el pueblo no les preocupa; simplemente le desprecian. El pueblo sólo quiere una cosa, es decir, tierras.

Hace cuarenta o cincuenta años, cuando yo era joven, no había médicos entre los campesinos, y ellos se apañaban muy bien sin ellos. No, la enfermedad no es un mal; la muerte no es un mal. El mal es que los hombres actúan equivocadamente.

Entrevista por Harold Williams. Extraído de libro “Las Grandes entrevistas de la historia (1859-1992)”

Libro de Tolstoi / Foto: Lety Bárcenas
Libro de Tolstoi / Foto: Lety Bárcenas

António Lobo Antunes

António Lobo Antunes, escritor portugués, que nació en Lisboa, el primero de septiembre de 1942.

“Pienso que ganar el libro del silencio es poco a poco, libro a libro, eliminando las palabras que han sido inventadas para no ser utilizadas: los adjetivos, los adverbios, los pronombres, hay que trabajar en eso, en llegar a lo esencial, para que el lector pueda escribir su libro en tu libro, y pueda vivir su vida en tus páginas”.

“Me siento siempre acompañado. Cuando estás solo eres sólo tú y mi sueño es ser comprendido por las palabras, que no tengas la necesidad de hablar, de explicar todo; lo que quieres es que la gente te comprenda sin que tengas que hablar con ellos; ese es el deseo de los escritores, que sean comprendidos sin necesidad de las palabras, que haya un principio de vasos comunicantes entre nosotros y los otros”.
“Tras los treinta años empiezas a tener más muertes que glóbulos en la sangre, y está también el deber de vivir por la gente que has querido y ha muerto”.

“La literatura y los libros, como los cuadros y la pintura, o como la música y el cine, son la única manera que tenemos de vencer a la muerte. De vencer al tiempo. De volver a nosotros una dignidad que las mujeres y los hombres merecemos y que tantas veces no tenemos”.

 

António Lobo Antunes / Foto: Arturo Campos Cedillo / La Jornada
António Lobo Antunes / Foto: Arturo Campos Cedillo / La Jornada

“Sólo escribo, eso no me da más derecho que a los otros”

«En este tiempo he conocido gente muy buena y grandes periodistas, pero también cosas como la competición, la envidia y los celos. Y me sorprende, porque yo pienso que los buenos libros y, por tanto, los escritores, son como los tigres, que no se devoran entre ellos».

«Las grandes revoluciones son las interiores. Nosotros somos como casas muy grandes y vivimos solamente en dos o tres habitaciones».

“Para ser sincero, sólo merece la pena escribir si estás seguro de que eres el mejor. Pues tienes que escribir contra los autores importantes, contra Tolstoi, Gogol y contra todos los que te gustan y han sido importantes para ti. Y esa es la única revolución posible, pues tienes que hacerlo al mismo tiempo con mucha humildad, porque no sabes nada de escribir».

 

Fuente: Notas informativas de El Universal http://archivo.eluniversal.com.mx/sociedad/1514.html y La Jornada: http://www.jornada.unam.mx/2009/05/28/cultura/a04n1cul

Silencio, Eduardo Galeano

Eduardo Galeano y su perro Morgan / Fuente: http://delaberintosydeespejos.blogspot.mx/
Eduardo Galeano y su perro Morgan / Fuente: http://delaberintosydeespejos.blogspot.mx/

“Sólo los tontos creen que el silencio es un vacío. No está vacío nunca. Y a veces la mejor manera de comunicarse es callando.”

 

Periodista y escritor uruguayo
(3 de septiembre 1940 -13 de abril 2015)

Soneto XLV

Foto: Leticia Bárcenas González
Foto: Leticia Bárcenas González

 

No estés lejos de mí un solo día, porque cómo, 
porque, no sé decirlo, es largo el día, 
y te estaré esperando como en las estaciones 
cuando en alguna parte se durmieron los trenes. 

No te vayas por una hora porque entonces 
en esa hora se juntan las gotas del desvelo 
y tal vez todo el humo que anda buscando casa 
venga a matar aún mi corazón perdido. 

Ay que no se quebrante tu silueta en la arena, 
ay que no vuelen tus párpados en la ausencia: 
no te vayas por un minuto, bienamada, 

porque en ese minuto te habrás ido tan lejos 
que yo cruzaré toda la tierra preguntando 
si volverás o si me dejarás muriendo.

Soneto XLV / Pablo Neruda (12 de julio 1904, Parral, Chile – 23 de septiembre 1973, Santiago de Chile, Chile)

La utilidad de la belleza

Lo útil de lo inútil 2

 

¿Qué es la belleza? ¿Para qué sirve? ¿Cómo la apreciamos? ¿Forma parte de nuestra vida? Estas cuestiones tan aparentemente simples, encuentran respuesta al leer el  manifiesto “La utilidad de lo inútil”, de Nuccio Ordine, a quien Benito Garrido entrevista para conocer algunos puntos claves del libro (www.culturamas.es).

En la charla, Nuccio Ordine advierte que en una sociedad contaminada por la lógica utilitarista, es más fácil poner en claro la importancia de un objeto que la importancia de un cuadro o un poema, aunque estos últimos estén ligados al espíritu. Cómo explicar para qué sirve un verso si no tiene una aplicación práctica como una cuchara o unos zapatos.

En la misma entrevista, el filósofo Ordine expresa que el deseo interior de disfrutar de la belleza es lo que nos convierte en otras personas y que, a veces, tenemos más necesidad de esas cosas llamadas inútiles que de las útiles.

También dice que Kant explica que la adhesión hacia lo bello es algo gratuito y desinteresado. Sin embargo, hace énfasis que en el proceso de deshumanización que estamos viviendo y que se fundamenta en la lógica del beneficio, ésta ha invadido aspectos de nuestra vida donde no tendría que haber llegado, como nuestros afectos.

Ya en su manifiesto, Nuccio Ordine escribe: “Es doloroso ver a hombres y mujeres empeñados en una insensata carrera hacia la tierra prometida del beneficio, en la que todo aquello que los rodea —la naturaleza, los objetos, los demás seres humanos— no despierta ningún interés. La mirada fija en el objetivo a alcanzar no permite ya entender la alegría de los pequeños gestos cotidianos ni descubrir la belleza que palpita en nuestras vidas: en una puesta de sol, un cielo estrellado, la ternura de un beso, la eclosión de una flor, el vuelo de una mariposa, la sonrisa de un niño”.

Al leerlo recapacité en lo certero y pertinente de su pensamiento, en las prisas cotidianas por llegar de un trabajo a otro porque el sueldo no alcanza para cubrir las necesidades básicas, el agotamiento, el estrés, las prisas, siempre las prisas; entonces recordé otro texto leído recientemente por invitación de una amiga, en el que el comunicólogo y gestor cultural Daniel Morales escribe sobre cumplir retos y cambiar la vida.

En él, Morales reflexiona sobre la tiranía de la vida moderna que no nos permite tener tiempo libre para muchas cosas y sugiere que el método de hacer algo diariamente por 30 días, nos impulsa no sólo analizar nuestro comportamiento sino descubrir que no es tan difícil cambiar, es cuestión de decidirse y experimentar.

Entre los retos que propone está el de tomar fotos. Y señala que al principio puede parecer fácil pero conforme pasan los días tendremos que sacar nuestra creatividad.

Hace días, casi a principios de mes, una amiga y ex compañera de universidad, nos invitó a varios amigos a descubrir que cada día tiene por lo menos un detalle sorprendente que las más de las veces no percibimos porque los problemas nos abruman; aceptamos el reto y desde ese día empezamos a tomar una foto si no diaria, sí con regularidad y compartirla en el grupo que hemos formado. No usamos cámaras sofisticadas ni lentes especiales o profesionales, sólo camarita del celular y nuestro ojo, nuestra sensibilidad, nuestra peculiar y personal forma de ver el mundo e interpretarlo. El objeto de nuestra foto es algo que nos guste pero también puede ser algo que nos sorprenda, que rompa con la cotidianidad.

Hoy, al leer la entrevista con Nuccio Ordine, coincido en que debemos buscar la forma de luchar para que no nos supere el homo economicus en que nos estamos convirtiendo, y que una forma simple es mirar a nuestro alrededor y capturar la belleza que nos rodea, alimentar nuestro espíritu y compartir esas nuevas sensaciones con esas cosas que algunos consideran inútiles, y que sin embargo, son el alimento de nuestra esencia como humanidad.

“Si dejamos morir lo gratuito, si renunciamos a la fuerza generadora de lo inútil, si escuchamos únicamente el mortífero canto de sirenas que nos impele a perseguir el beneficio, sólo seremos capaces de producir una colectividad enferma y sin memoria que, extraviada, acabará por perder el sentido de sí misma y de la vida. Y en ese momento, cuando la desertificación del espíritu nos haya ya agostado, será en verdad difícil imaginar que el ignorante homo sapiens pueda desempeñar todavía un papel en la tarea de hacer más humana la humanidad.”  La utilidad de lo inútil.  Nuccio Ordine.  Editorial Acantilado, 2013.

 

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