Propiciatoria

Foto: Paolo Roversi

Lenta y plácida
sea la vida que corre por mis venas,
largos sueños y dulces despertares
me asistan,
escuchen mis oídos voces quedas,
mientras crece en secreto
la criatura.
¡Ay, que el llanto no empañe mi pupila!
Que por furtivo anhelo
no tiemblen mis pestañas,
ni perturbantes fantasmas me llamen,
mientras vive en mi seno
la criatura.
¿Cómo puedo estar triste
si la rama florece?
No empañe su mirada,
antes que se abra,
el velo de mis lágrimas.
El alma no me pertenece.
Mañana,
desprendida de mí
la criatura,
irá libre y ligero
mi imprudente paso,
y sin temores,
podré dejarme lastimar de nuevo.
Pero hoy, Señor,
aparta de mi lado
las cosas que me hieren:
tiende un camino de arena fina
bajo mi pie cansado,
defiende mi soledad tranquila
y pon sobre mi frente
una corona matinal
de pensamientos claros.

Propiciatoria / Alaíde Foppa (3 de diciembre de 1914, Barcelona, España – 19 de diciembre de 1980, Ciudad de Guatemala, Guatemala)

Siempre

Foto: William Eggleston

Siempre regresas.
Para ti no hay tiempo
ni tiene oscuros límites la tierra.
Siempre vuelves.
Y siempre estoy aquí, esperando tus manos,
llenándome de sueños como de lluvia un árbol.
No hay nada diferente. Todo es igual y puro
cuando vuelves.
No han pasado los días ni he sufrido. Estoy sola,
con el corazón limpio como una fuente nueva.
Tengo otra vez palabras y caminos
y contigo regresan la brisa y las estrellas.
Regresan las campanas y los pájaros,
me devuelves la música, el murmullo
de los ríos lejanos,
la claridad del monte,
la perfecta verdad de que te amo.

Maruja Vieira
(Seudónimo de María Vieira White. Manizalez, Colombia. 25 de diciembre de 1922)

Covid-19, contagiarse de esperanza

Tengo miedo, siento angustia. En el 2009 viví un proceso de tristeza, de depresión; mi padre estaba muy enfermo y aunque yo me mostraba optimista, en el fondo intuía que era cuestión de tiempo para el adiós.  Ante ese estado anímico, mi sistema inmunológico no reaccionó como debería, por lo que fui presa fácil para la influenza H1N1, esa enfermedad de la que muchos comentaban: no existe; es invento del gobierno para distraernos porque quizá suban la gasolina, quizá haya una devaluación, etcétera.

Texto y fotos: Leticia Bárcenas González

A todos los trabajadores del sistema de Salud,
con mi admiración y respeto

Lo cierto es que enfermé y estuve en cuarentena en casa; los médicos del sistema de salud estatal, a quienes agradezco infinitamente, llegaban a monitorear mi estado y el de mis hijos, a quienes no contagié, por fortuna. Tomé retrovirales y estuve en cama; sin embargo, el día que me darían de alta, amanecí con una sensación de cansancio que apenas me permitió bajar la escalera, además, descubrí en mis muslos unas pequeñas pero abundantes manchas de color rojo  violáceo, así que después de un examen químico, el diagnóstico médico fue: dengue hemorrágico, hay que hospitalizar.

Fue una etapa difícil, pensé que moriría antes que mi padre. Apenas recuerdo algunas cosas de ese periodo. Mis hijos dicen que no hubo clases algunos meses por la pandemia. No sé qué otras cosas ocurrieron.

Y hoy, en este 2020, estamos viviendo una crisis sanitaria que nos ha vuelto a enviar a casa, ese lugar que se da por hecho, es el refugio perfecto para estar a salvo no sólo de la violencia, sino también de contagiarnos y/o contagiar a otros del coronavirus llamado SARS-Cov-2 (COVID-19).

Ese pequeño intruso que se coló a nuestras vidas, obligándonos a reaprender a lavarnos las manos, a valorar la importancia de tener agua potable y jabón a nuestro alcance, a la importancia misma de tener una casa, un hogar donde refugiarte.

Y entonces, pienso en los que viven en la calle, los que carecen de sistemas de agua potable o algún río o lago cerca de su vivienda, los que tienen que salir a trabajar cada día porque de lo contrario “sus patrones” no les pagarán, pese al bien intencionado discurso del presidente o la secretaria del Trabajo. O en los comerciantes, formales e “informales”, los conductores del transporte público y en todos los trabajadores del sistema de salud, desde el que hace la limpieza en la clínica, hasta las enfermeras y médicos que se arriesgan cada día para que la sociedad se restablezca, sane.

Sin embargo, en esta aldea global en la que vivimos, la casa no sólo es un espacio privado, también se ha vuelto público, porque a través de las herramientas tecnológicas podemos estar en contacto, por medio de mensajes, llamadas, fotografías, mensajes de audio, videollamadas o chats en grupos y así estar cerca de quienes queremos o saber de ellos. Esto es bueno, no estamos acostumbrados a estar “encerrados”, a estar en casa, a estar tanto tiempo juntos, aun cuando deberíamos disfrutar un poco de la soledad o de la compañía de los hijos, de los padres, de los hermanos, de la pareja.

Ahora, en la casa puede entrar el mundo entero por medio de pantallas planas o pantallas del teléfono celular; estamos dentro pero también fuera y no estamos solos, mucha gente nos acompaña, aunque no podamos tocarla.

El mundo digital, se vuelve entonces, una alternativa para vivir la cuarentena decretada por las autoridades de salud, y también para estar informado de lo que pasa a nuestro alrededor y en la aldea global; el problema aquí, es cuánta y qué tipo de información estamos permitiendo que entre a nuestros hogares, a nuestra cabeza, a nuestras emociones.

De pronto me doy cuenta que me he vuelto monotemática, todo gira alrededor del virus: que si las medidas de higiene son éstas, que si el número de infectados en el país es tal, que cuántos son los muertos al día de hoy, los alimentos que cambian tu Ph y ayudan a no contagiarte, que si el cubrebocas es bueno o no, hasta los chistes se refieren a la enfermedad COVID-19.

Y me descubro invadida por el terror sicológico que genera tanta información, por el miedo a enfermar o que enfermen quienes amo. Tengo miedo de que esto se prolongue y no sepa disfrutar el valor de este tiempo, de escuchar las risas de mis hijos, de conversar con ellos, de comer junto a ellos. Entonces, me digo que no, no debo permitir que la angustia por no saber qué pasará mañana sea más fuerte que el valor del momento presente, el valor de la vida misma. De estar en este lugar y en este día.

El 19 de marzo, a las 21:50 horas del 2020, el Sol cruzó del hemisferio sur al norte y llegó la primavera, ofreciéndonos luz y calor, las flores de muchos colores y formas, las nuevas ramas de los árboles que nos brindan sombra y frutos, las aves que nos acompañan con sus cantos, como esas cotorras verdes que llegaron a los árboles que están frente la ventana de mi oficina, y con una conversación alegre e incesante entre ellas, nos hicieron, a algunos compañeros y a mí, detenernos un momento y apreciar la maravilla de estar vivos, de poder caminar, de ver, de escuchar.

Abracemos la vida, tomemos todas las precauciones que nos indican, la pandemia es grave, sin duda; por eso informémonos, sí, pero con mesura y de fuentes confiables, no hagamos eco a los rumores ni a información seudocientífica. Valoremos este tiempo, en el que la naturaleza se recupera un poco de todo lo que le hemos dañado y aprendamos a recuperarnos también, a valorar el abrazo cotidiano, la compañía y sabiduría de nuestros mayores, la amistad, el amor, un paseo por la playa, un libro, el olor de una taza de café.

Y pidamos a nuestras autoridades que fortalezcan el sistema de salud. Nuestro país lo vale, nosotros lo valemos. Estamos a tiempo.

 

El 8M en Tuxtla Gutiérrez

Es de tarde, Florencia sube a la combi y se encuentra con la mirada de una chica, quien viste playera morada, pantalón negro y paliacate verde al cuello; ambas sonríen cómplices, se dirigen al mismo lugar.

La joven se baja antes, pasará por otras compañeras.

Texto y fotos: Leticia Bárcenas González

Florencia llega al Parque de la Juventud. Se sorprende de ver tantas mujeres, a diferencia de otros años que habían llegado pocas; la mayoría son jóvenes, en grupos o solas, pero todas esperando la indicación de formar el contingente para iniciar la marcha del #8M, Día Internacional de la Mujer, en Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas, México.

Aún con diferencias teóricas, incluso de organización, todas dispuestas a visibilizar su hartazgo del machismo sistémico y la violencia que se ejerce contra las mujeres. Hay hombres, sí, como espectadores, que están ahí porque son reporteros o son compañeros de las manifestantes, pero a la distancia. La formación, las consignas, las pancartas, la lucha, es de ellas.

Inicia la marcha, las consignas se escuchan: “Vivas se las llevaron, vivas las queremos”; “alerta, alerta, alerta que camina la lucha feminista por América Latina y tiemblen y tiemblen, y tiemblen los machistas que América Latina será toda feminista”; “señor, señora que nos mira indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”; “escucha hermana, hermana, aquí está tu manada”.

Entre los contingentes, hay niñas y niños acompañando a sus madres; muchas de las niñas portan pancartas con mensajes que invitan a la reflexión: “Somos la voz de las que ya no están”; “tener un hijo a los 11 no es una bendición, es una violación”; “marcho porque estoy viva y no sé hasta cuándo”: «todas las niñas merecen respeto y la libertad de elegir qué les gusta».

La gente se detiene y ve con sorpresa a las mujeres que marchan, algunos dan muestras de respaldo, otros por el contrario, sonríen burlonamente o simplemente sacan el celular para tomar fotos. En algunos locales bajan las cortinas con temor.

El feminismo, como movimiento político, cuestiona y busca destruir el poder patriarcal como eje estructural de las relaciones entre hombres y mujeres. Y hoy, Florencia y sus compañeras, exigen un alto a la violencia, violencia física, violencia doméstica, violencia laboral. Violencia por ser mujeres. Piden justicia para las desaparecidas, las asesinadas.

Llegan al zócalo y un grupo sube a un templete. Hablan sobre casos muy específicos de violencia: asesinatos de sus madres, hermanas o hijas, hay un caso de violencia familiar con la sustracción de los hijos por parte del ex marido; la coordinadora de desplazadas de Chiapas también pide justicia para ellas. Florencia escucha atenta y levanta el puño al tiempo que grita las consignas de apoyo: “No están solas, no están solas”. Una representante de las periodistas habla del porqué de su participación en la marcha, no como trabajadoras de los medios nada más, sino como mujeres que exigen un alto a la violencia y respeto a sus derechos.

Escucha atenta cada participación; sin embargo, no puede evitar las lágrimas con las narraciones de las jóvenes que se han atrevido a hablar de sus casos y denunciar a sus violadores, aun cuando sus madres no les han creído. El tío, el padrastro, el maestro, los culpables.

Sin reponerse del todo, observa a las niñas que suben al templete con sus pancartas y también piden un alto a la violencia, alzan su voz para pedir seguridad y que puedan vivir una vida libre de violencia. Imagina el dolor de las madres que no ven regresar a sus hijas, el miedo de que cualquier día sus hijas, hermanas, madres, primas, sobrinas, sean violentadas.

Toca el turno a las mujeres lesbianas, quienes denuncian el acoso que viven por su preferencia sexual, que incluso les afecta en su ámbito laboral, por lo que piden pleno respeto a sus derechos.

Florencia observa a las mujeres del templete, la tarde está cayendo y empieza a oscurecer, el edifico del palacio gubernamental que está frente a ella, se ilumina de color morado, el color de la igualdad. De fondo se oye una voz que nombra a cada una de las desaparecidas y asesinadas de Chiapas. Es hora de marcharse.

 

 

Ella se siente a veces…

Foto: Cristina García Rodero*

 

 

 

 

 

 

 

 

Ella se siente a veces
como cosa olvidada
en el rincón oscuro de la casa
como fruto devorado adentro
por los pájaros rapaces,
como sombra sin rostro y sin peso.
Su presencia es apenas
vibración leve
en el aire inmóvil.
Siente que la traspasan las miradas
y que se vuelve niebla
entre los torpes brazos
que intentan circundarla.
Quisiera ser siquiera
una naranja jugosa
en la mano de un niño
-no corteza vacía-
una imagen que brilla en el espejo
-no sombra que se esfuma-
y una voz clara
-no pesado silencio-
alguna vez escuchada.

 

Poetisa: Alaíde Foppa

Nació en Barcelona, España, en 1914. A la edad de 30 años adoptó la ciudadanía guatemalteca, como su madre. Posteriormente vivió exiliada en México. En 1980 regresó a Guatemala en donde fue secuestrada y desaparecida por el gobierno del dictador Romeo Lucas García.

 

Fotógrafa: Cristina García Rodero

Nació en Puertollano, Ciudad Real,  España el 14 de octubre de 1949. Ganadora de numerosos premios de fotografía, es la primera mujer doctor honoris causa por la Universidad de Castilla-La Mancha y nombrada Académica de Honor de la Real Academia Galega de Belas Artes

Los picapiedras, peluquería

Doña Elvia y Genaro 2019/Foto: Cortesía Edith Damas

Estoy en la puerta de la peluquería Los Picapiedras. Toco la puerta y nadie responde. La tristeza me invade. Después de más de 40 años la peluquería ha cerrado sus puertas. Doña Elvia cambió de ciudad. Se fue a vivir muy lejos.

Regreso mis pasos que me llevan a los recuerdos de mi niñez y de las veces que acompañé a mis sobrinos a quitarse la melena. Su amena charla y su atención esmerada se han marchado.

Heme aquí recordando esos momentos, hace nueve años, en que doña Elvia me abrió no sólo las puertas de su peluquería sino que también las puertas de su corazón para regalarme una de las entrevistas más entrañables que guardo en la memoria.

Gracias doña Elvia por todos los gratos momentos. La extrañaremos.

Elvia Arzola, apasionada peluquera de niños

Despedida

Foto: Julia Margaret Cameron

 

La piel no dijo adiós;
la mano fue a negar el vacío,
la mirada siguió mirando,
quiso argüir
desesperadamente.
Fue la alondra
o que pájaro siniestro.
Algo gritó muy lejos de nosotros
y se partió la tierra
en dos mitades.

Despedida /  Ida Vitale*

*Premio Cervantes 2018. Montevideo, Uruguay, Noviembre 2 de 1923. Poeta, profesora, periodista, traductora y crítica literaria.

Premio Cervantes 2018

Foto: Bernando Pérez (El País)

Recibe el Premio Cervantes 2018, la poeta Ida Vitale, el Día Internacional del Libro, en España.

Ida Vitale nació en Montevideo, Uruguay, el 2 de noviembre de 1923.

Poeta, ensayista, periodista, profesora, traductora y crítica literaria; integrante del movimiento artístico «Generación del 45»,  ha sido galardonada con los premios: el IX Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2009)*, el Internacional Alfonso Reyes 2014, el XXIV Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015), el Internacional Federico García Lorca 2016, el Premio Max Jacob 2017, el Premio FIL de Guadalajara 2018 (México) en la Literatura en Lenguas Romances.

A continuación, un fragmento de su discurso en la ceremonia de entrega del Premio Cervantes:**

Mi devoción cervantina carece de todo misterio. Mis lecturas del Quijote, con excepción de la determinada por los programas del liceo, fueron libres y tardías. En realidad, supe de él por una gran pileta que, sin duda regalo de España, lucía en el primer patio de mi escuela. Allí nos amontonábamos en el recreo en busca de agua, y día tras día, me familiarizaba con las relucientes baldositas que contaban, sobre inolvidables cielos azules, la policróma historia que, según supe luego, era la de aquellos desparejos jinetes. No faltan claro, los molinos, los muchos episodios en que don Quijote terminaba por los suelos. Ya adolescente, me regalarían el volumen ilustrado y muy cuidado, que todavía prefiero a la menos infantil edición de Clásicos Castellanos, cuyos ocho volúmenes son menos traslaticios.

El ambular del Quijote lleva consigo la convicción de que hay un mago enemigo que transforma «a la sin par Dulcinea en una aldeana fea y olorosa», y está detrás de los numerosos percances que sus obsesiones le deparan al pobre don Quijote.

Pero, ¡qué discreción, qué respeto muestra Cervantes por su personaje! En vez de rodearlo de magia y hechizos auxiliares, de poner a su héroe a disposición de tortuosos espíritus malignos hace que, una y otra vez, todos sus tropiezos nazcan de él mismo, de esos deslices de sus nítidas construcciones mentales, del adquirido delirio causado por peligrosas lecturas, deslices, que tanto pasman, fascinan y encabritan a Sancho, y lo llevan a someterse una y otra vez a la voluntad de quien lo arrastra a aventuras del todo ajenas.

Se suele aceptar como buena la motivación dada por Cervantes para su Quijote, de desprestigiar las novelas de caballerías. Pero no hay que olvidar la cuna desdichada que su obra tuvo: «Argel, Sevilla, fantasía, desengaño» es decir preso, pobre, enfermo, sin la protección que dedicatorias a altos señores podrían haberle guardado, como José Echeverría singulariza el período de su escritura. La concepción de un personaje que va, libre, por el mundo, fraguando su vivir, aunque de error en error, (donde otro personaje, el Cautivo dice: «jamás me desamparó la esperanza de tener libertad») debería ser un respiro, aunque al fin para él todo concluya en la verdad innegable: «Y al fin paráis en sombra, en humo, en sueño», como concluye uno de los sonetos que cierran la primera parte. Pocos personajes han sido, como Quijote, habitados -más que obsedidos- por lo real. Porque aun lo que es astuta malquerencia vestida de supuestas precipitaciones mágicas, tiene detrás acciones de criaturas humanas, que pueden ser malignas y burlonas, pero siempre comprensibles, terrestres y sin inexplicables auxilios divinos.

Muchas veces lo que llamamos locura del Quijote, podría ser visto como irrupción de un frenesí poético, no subrayado como tal por Cervantes, un novelista que tuvo a la poesía por su principal respeto. Pero podríamos poner en la boca del por lo general descalabrado personaje, unos versos muy posteriores de Beaudelaire: «J’ai gardé la forme et l’essence divine de mes amours décomposés».

Cervantes, como precisa José Miguel Marinas, es «el primer alegorista de la ética moderna» y va sobreviviendo a las menguantes transformaciones de ésta.”

*Compartido con el poeta y filósofo Ramón Xirau

**Texto tomado de: https://www.elcultural.com/noticias/letras/Discurso-de-Ida-Vitale-en-la-ceremonia-de-entrega-del-Premio-Cervantes/13315

Tu Kung Fu no es poderoso

Hace unos días se presentó el libro “Tu Kung Fu no es poderoso (Gran Jefe Apache escribe poemas de fertilidad)”, del poeta Luis Daniel Pulido, en el espacio arte Telar Teatro, A.C., en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

Con este libro se inaugura la colección Pinolillo, de Tifón Editorial.

El cartel

El diseñador, ilustrador y editor, Juventino Sánchez, dice al respecto: En la postura de editor, mi idea es publicar libros económicos; una colección pequeña, fácil de leer pero también un escaparate para nuevos escritores. Me ha costado, y quiero conseguir, dar a conocer nuevos autores. Hay quienes quizá no tengan el material suficiente para publicar un libro de gran formato, esta colección espara esos escritores.

La idea es entonces, una colección que sea económica en su costo de producción, en su costo de venta y con nuevos escritores, y así poder llegar a nuevos lectores, como los estudiantes de secundaria o preparatoria, que no tienen el tiempo para leer grandes textos y a veces, tampoco el poder adquisitivo.

En las presentaciones que he asistido a escuelas secundarias y preparatorias, he visto que los jóvenes se quedan con ganas de querer adquirir el ejemplar y seguir leyendo. Y al no poder tener esa capacidad económica, se quedan con ese anhelo, por eso la columna vertebral del proyecto es editar libros que en producción salgan más económicos que la línea que hemos editado anteriormente.

 

Diseño de portada e interiores: Juventino Sánchez

PINOLILLO

La colección se llama Pinolillo, y el subtítulo lo explica todo: libros chiquitos pero entretenedores, explica el escritor, Héctor Cortés Mandujano.

El pinolillo es una garrapatita que habita en el monte. Si vas al monte y se te suben los pinolillos te vas a pasar mucho tiempo rascando porque no los puedes sacar, son muy chiquitos pero muy fastidiosos; se meten en los recovecos del cuerpo –para no entrar en detalles, señala entre risas y precisa, la idea de la colección es que sean así de entretenedores.

Se trata de libros de formato pequeño, que tengan un máximo de 50 páginas, y que puedan ser leídos muy fácilmente, resume.

¿Cuál es el requisito para que un libro sea un pinolillo?, pregunta Desmesuradas, a lo que el escritor responde: Se  lo tendrían que preguntar a Tito (Juventino), porque esta colección, específicamente, se le ocurrió a él, pero creo que no hay algún requisito. La idea es no publicar un libro muy grande, extenso, sino que sean textos muy pequeños.

Los cuatro libros que ya publicó (Luis Daniel, Héctor Cortés Mandujano, Hugo Montaño y Marcelino Champo) y que se irán presentando, son de ese formato.

Los autógrafos

 

LUIS DANIEL PULIDO Y SU KUNG FU

Con un amplio público y en un entorno que inspira paz e invita a la contemplación, al disfrute del arte, Luis Daniel Pulido (1970. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Méx.), presenta su libro “Tu Kung Fu no es poderoso (Gran Jefe Apache escribe poemas de fertilidad)”. Libro de pequeño formato con poemas de gran imaginación, sensibilidad y humor.

 

Héctor Cortés Mandujano

LA PRESENTACIÓN

En su más reciente publicación, Tu Kung Fu no es poderoso (Gran Jefe Apache escribe poemas de fertilidad), publicado en 2018 por editorial Tifón, Luis Daniel Pulido nos da sin vueltas intelectualoides ni visitas a los museos donde se consiguen las doctas improntas de los clásicos, versos iluminados por la inmediatez, la vivacidad, lo vagaroso del instante que, como mosca o mariposa, ahora mismo se posó en un lugar y al instante siguiente en otro.

Es la suya una escritura de momentos vivos, son los suyos poemas que no buscan la monumentalidad del aliento largo ni la receta perfecta que sin duda puede buscarse y hallarse en la página 438, del volumen nueve, de la poética in-dis-pen-sa-ble que nos hará volvernos bardos plenos y ganadores de becas y certámenes.

Sus versos sencillos, al contrario, tienen pálpito y sudor, dolor de muelas y hambre, bailes y respiración entrecortada, dolorcito y risas…

Y hay en sus versos el rastro de lo mucho leído, cómo no, sin el regodeo de la cita, y una extensa bitácora que apunta sobre lo fugaz que es la vida: una raya en el agua, un viento que se mueve por todos los rumbos, para que el microscopio del verso haga que aquel vago recuerdo, aquella instantánea (Marina, la miss tiburón, Albis, la que lo mandó a leer a Gonzalo Rojas, que fue algo así como mandarlo a la verga…), se vuelva un poema de este librito ilustrado por la mano amable y talentosa de Tito Sánchez.

Tu Kung Fu no es poderoso (Gran Jefe Apache escribe poemas de fertilidad), título largo como tesis de maestría en estudios regionales, no tiene la pesadez del plomo con el que se ganan exámenes de oposición y tiempos completos en la universidades públicas, sino la alegría volátil de vivir en el patio de recreo, en la cancha donde sólo están jugando los que quieren, en la infancia donde cada cual sólo tiene dos obligaciones primordiales, que son en el fondo una sola o tres o cuatro: vivir y ser feliz, y amar y escribir poemas ´que en realidad son veleros´.

Héctor Cortés Mandujano

 

Luis Daniel Pulido y las Desmesuradas

 

PEQUEÑA MISS TIBURÓN

Dos años sin hablarnos

de preguntar a terceros qué ha sido

de nuestras vidas, de no comprar

nuestro aderezo favorito,

de dibujar en el aire tranvías porteños

que no fueron a ninguna parte,

de dejar tras de mí un tercio de lluvia,

esos versos que tanto te gustan

 

Dos años de no decir “te extraño” por macho,

mamón: políticas de la empresa

 

O porque desde que te fuiste

los caramelos no me saben igual,

ni qué decir de las galletas,

los tacos de La Parrilla Norteña,

el café con pan

 

Dos años sin hablarnos

y mira, acá estoy, con la panza vacía

porque hasta la tarde me dan mis chilaquiles

en mole gratinados, mis tostadas de pata,

un postre de cincuenta pesos

 

Hoy –C´est la vie-

paso horas y horas construyendo

los puentes que bombardeé para no encontrarte

 

Va para eso un par de poemas míos, un pececito de goma

para tus dientes chuecos

Luis Daniel Pulido

 

Ida Vitale, premio FIL de Guadalajara 2018

La poesía tenía un sentido, que hoy ha desaparecido. No sé si algún diario tiene la costumbre hoy en día de publicar poesías, no porque murió un poeta, sino como una forma de hacer consciente a la gente de la importancia de la poesía: Ida Vitale*

 

Foto: Leticia Bárcenas González

Sumas

caballo y caballero son ya dos animales

Uno más uno, decimos. Y pensamos:
una manzana más una manzana,
un vaso más un vaso,
siempre cosas iguales.

Qué cambio cuando
uno más uno sea un puritano
más un gamelán,
un jazmín más un árabe,
una monja y un acantilado,
un canto y una máscara,
otra vez una guarnición y una doncella,
la esperanza de alguien
más el sueño de otro.

Ida Vitale

Poeta, traductora, ensayista, profesora y crítica literaria. Nació el 2 de noviembre de 1923, en Montevideo, Uruguay.

Ganadora del 28º Premio FIL de la Literatura en Lenguas Romances; recibirá el galardón en Guadalajara, Jalisco, México, días después de cumplir los 95 años de edad.

*https://elpais.com/cultura/2018/09/03/actualidad/1535990317_421985.html