Doris Lessing

Doris Lessing / Foto: Mark Gerson
Doris Lessing / Foto: Mark Gerson

Nació en Kermanshah, Irán el 22 de octubre de 1919 y murió el 17 de noviembre de 2013 en Londres, Inglaterra.

Guiada por mi afición a los gatos y la literatura, hace años busqué imágenes de escritores con sus gatos, me encontré una imagen que me gustó mucho, era de una joven escritora frente a una máquina de escribir acariciando alegremente a un felino, vi su nombre, Doris Lessing, fue la primera vez que supe de ella.

Su nombre volvió a toparme cuando anunciaron que había recibido el Premio Nobel de Literatura en el 2007, me sentí atraída por esa escritora británica gracias al bombardeo de información sobre su vida y obra aparecida en los medios, así que fui a la librería a buscar una de sus obras. Me encontré con varios ejemplares y decidí comprar “El cuaderno dorado”, considerada la obra más emblemática de dicha autora.

Leí en la contraportada de este libro de casi 800 páginas: “testimonio clave sobre la condición femenina y magistral crónica de una generación, el cuaderno dorado relata la profunda crisis vital de Anna Wulf, escritora divorciada y militante comunista”.

La protagonista de la historia, documenta su vida en cuatro cuadernos con diversos colores: negro, rojo, amarillo y azul, los cuales intenta unirlos al cuaderno dorado, como única forma de ver su realidad intentando atar todos los cabos sueltos. En dicho libro trata temas bélicos, ideologías políticas y la condición y lucha femenina en el trabajo, el sexo, el amor, la maternidad y la política.

Es por ello, que en este mes en que se celebra su nacimiento, queremos compartir con ustedes un pequeño fragmento de su libro, en el cual habla de una vivencia que quizás algunas podríamos sentirnos identificadas.

Doris Lessing / Fuente: http://www.filmica.com
Doris Lessing / Fuente: http://www.filmica.com

27 de marzo de 1950

Lloro dormida. Cuando despierto, de lo único que me acuerdo es de que he llorado. Se lo he dicho a la señora Marks y me ha contestado:
—Las lágrimas que derramamos cuando dormimos son las únicas sinceras de nuestra vida. Las lágrimas de cuando estamos despiertas son producto de la lástima que sentimos por nosotras mismas.
—Eso resulta muy poético, pero me es imposible creer que lo dice en serio.
—¿Y por qué no?
—Porque me agrada dormirme sabiendo que voy a llorar.
Sonríe, y yo espero a que responda…, pero ella ya no me va a ayudar. En consecuencia, le pregunto, con ironía:
—¿No va a decirme que soy una masoquista?
Afirma con la cabeza: naturalmente.
—Hay placer en el dolor —sentencio por ella, que afirma otra vez—. Señora Marks —puntualizo—, este dolor triste y lleno de nostalgia que me hace llorar me inspiró aquel maldito libro.
Se incorpora tiesa, escandalizada porque me atrevo a maldecir un libro, el arte, esta actividad tan noble.
—Lo único que ha conseguido —continúo— es hacerme llegar poco a poco a la conciencia subjetiva de lo que yo sabía: que el origen del libro está envenenado.
—El conocimiento de uno mismo consiste siempre en tener una conciencia cada vez más profunda de lo que ya sabíamos.
—Pues no es suficiente.
Afirma y se queda meditando. Presiento que va a producirse algo importante, pero no sé qué. Después, pregunta:
—¿Escribe un diario?
—Con irregularidad.
—¿Apunta lo que sucede en estas sesiones conmigo?
—A veces.
Afirma con la cabeza, y me doy cuenta de lo que está pensando: que esto, el escribir un diario, es el comienzo de lo que considera el deshielo, la liberación de lo que me impedía escribir. Me ha molestado tanto, he sentido un rencor tan grande, que no he podido decir nada. Era como si al mencionar el diario, al convertirlo en parte de su análisis, por decirlo así, me lo hubiera robado. (Aquí, el diario dejaba de ser un documento personal. Continuaba en forma de recortes de periódicos, pegados con gran cuidado y con las fechas marcadas).*

Doris Lessing / Foto: Jan Delden
Doris Lessing / Foto: Jan Delden

*Lessing, Doris. El cuaderno dorado. Publicado en 1962 y traducido por Helena Valentí. Primera edición en Punto de Lectura noviembre 2007.

Jorge Pantoja, promotor cultural II

Continuamos la charla con Jorge Pantoja, autor de varios documentales y de un libro donde habla de la contracultura en la Ciudad de México, especialmente del movimiento Rupestre; conocido también por ser el fundador del Tianguis del Chopo, quien se autodenomina comunicador pero que es reconocido no sólo por esa faceta sino también como un experimentado gestor cultural.

 

“La unión hace la fuerza y hay que buscar maneras creativas, originales, frescas, para vender el producto”

SEGUNDA DE DOS PARTES

Leticia Bárcenas González / Gabriela G. Barrios García

Crónicas de un fenómeno cultural: El Tianguis del Chopo
Crónicas de un fenómeno cultural: El Tianguis del Chopo

-¿Y de gestor sí se vive?

Regular también. A los productores les pagan muy mal. A mí haber brincado al Chopo me ayudó; al ser promotor y ser el que manejaba la comunicación del Museo, me nombran subdirector y es así es como pude ganar más. Porque de productor de barriadas y que hagas eventos de la comunidad, a veces ni te pagan.

-¿Qué opinas que ahora existan carreras como Gestión de las Artes?

¡Me parece muy bien! Yo he dado charlas en México, en la UACM (Universidad Autónoma de la Ciudad de México), allí dan la materia de Gestión, pero aún siento que no contemplan todo. En mi experiencia, el promotor debe ver todo en conjunto. Debe ver desde que estén las sillas, la lona y el audio, hasta que la gente llegue, a parte deben saber de cultura, que sepan quién atrae gente. Siento que todavía le falta meterle más a ese tipo de programas.

– A Desmesuradas, nos interesa saber ¿cómo ves tú, cómo miembro de la comunidad cultural, el panorama profesional en ese sector?

Muy bien en algunas cosas y muy mal en otras. Hay una gran crisis de empleo para la comunidad cultural, hay poco trabajo para los artistas. No hay un programa de empleo, así como tal, para la cuestión cultural. Aparte, siento que no habría recursos para tener todo porque ahora resulta que hay muchísima gente que se dedica a la cultura, muchos grupos, muchos colectivos, esto por una parte y por la otra, ante eso tienen que buscan sus propias formas de sobrevivencia; se abren espacios, buscan sus propias formas autogestivas de financiarse. Está la crisis y la gente va sorteando las cosas.

-¿Crees que hace falta que surja otro movimiento como Rupestre para rescatar artistas marginales, por ejemplo del Hip Hop, ante tanto reguetonero y música banda?

Me preguntaban los grupos locales ¿qué hacer? Hacer lo que hizo Rockdrigo (Rodrigo Eduardo González Guzmán). Armar un movimiento para que se note, que haga ruido, que busque espacios y exponiendo, claro que sí. Siento que la unión hace la fuerza y lo que hizo Rockdrigo de formar a los Rupestres fue una manera de vender algo ingenioso, algo novedoso; iban como cantautores por su cuenta y era más difícil, pero como Rupestres el INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes) les abrió un espacio, la UAM (Universidad Autónoma Metropolitana) les abrió un espacio, el antiguo SUTIN (Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear) les dio un teatro para que hicieran ahí un ciclo. Siento que la unión hace la fuerza y que hay que buscar maneras creativas, originales, frescas, para vender el producto.

-¿Cómo ha influido el uso de las nuevas tecnologías en tu labor como promotor cultural o estas nuevas tecnologías como podrían coadyuvar a esas acciones para la promoción de los grupos?

¡Muchísimo! Yo trabajaba en el gobierno perredista en la Ciudad de México y me desilusionó mucho porque pensé que la cultura iba a ser lo principal y resulta que fue lo contrario. Empezaron a cancelar tocadas de rock; los espacios de teatros y casas de cultura que antes eran libres para la gente, ahora los rentan. En fin, eso me obligó a hacerme independiente y creé una asociación civil,  lo primero que hacemos fue una página web en la que se bajaron 3 mil 500 ejemplares de Rupestre digital y nos dimos cuenta que las descargas eran en España, en Inglaterra, en China, en Islas Caimán, en Canadá, fueron muchas aquí en México. También tengo una página en Facebook, actualmente tengo en Youtube una cosa que se llama Pantobras (de Pantoja y Obras), Pantoja tv donde está Rupestre y llevamos ya 13 mil vistas. Hemos aprendido a usar las redes sociales; sin embargo, se está dando una cosa media traicionera porque uno anuncia un evento en estos medios y la gente dice que sí va a ir  y no llega, entonces, hay que esforzarse para que no sólo sean redes sociales sino que sigamos usando todos los medios.

-¿Cuál fue el propósito de venir a Chiapas?

Vengo a presentar el documental “Rupestre”, el documental “En la periferia” y el libro “Rupestre” también, y por supuesto a una charla con músicos. Me invitó Carmen Lambertinez, una chavita, que su papá es maestro de redacción en el Colegio de Bachilleres, y un día le dio el libro “La contracultura en México”, de José Agustín, ahí supo de mí. Ella era una preparatoriana y a partir de ahí me empezó a seguir la pista. Hace un año me entrevistó por teléfono para su programa de radio y ahora me invitó. Convenció a sus jefes de la Unicah y me invitó al festival universitario “Los de Abajo Fest”.

– ¿Crearías otro Tianguis del Chopo?

¡Sí, cómo no! Actualmente es un reflejo de la crisis, ahora venden ropa, venden tenis, ya son bien pocos los puestos que hay de música y el intercambio, que era la esencia del tianguis, lo echaron hacia el final, le ponen un mecate para que no pasen de ahí. Aparte de que ya ni anuncian que se intercambia.

Del libro: Cuando el Chopo despertó, el Dinosaurio ya no estaba ahí
Del libro: Cuando el Chopo despertó, el Dinosaurio ya no estaba ahí

-¿Crees que se puede recuperar su esencia?

Están como en crisis. Hay una mesa directiva y se pelean mucho. Aparte, les cayó la delincuencia de la zona, estaban vendiendo drogas, ya hay muchos problemas. Es muy difícil.

-¿Qué proyectos estás por emprender?

Con la Asociación Civil he realizado “Rupestre”, “En la periferia” y actualmente estoy trabajando con grupos de rock que tocan para niños, también como documental. Además, tengo la idea de hacer un libro, en el que se cuente con reportaje o crónica lo que se vive en las zonas que han dejado huella, que han dejado generaciones marcadas, entonces pensé en Tepito con todo lo que hay de cultura ahí o Neza. Y me voy a ver muy mal pero pienso incluir un capítulo en el que alguien me entreviste a mí para que diga lo que he hecho. También quiero hacer un homenaje grande a José Cruz (Camargo Zurita), el fundador de Real de 14. Otro proyecto que estamos preparando se llama “Música y vidas al límite”, la idea es llevar un dúo, amigos nuestros que son rupestres y que tocan guitarra y un clavecín, o sea música muy fina, música muy sublime, llevarla a zonas muy agrestes, por ejemplo a una zona petrolera o que toquen con reclusos, la idea es llevar algo muy sublime a gente que viva situaciones muy duras.

-¿Algún proyecto para Chiapas?

Hay un chavo que me abordó en el festival, tiene mucho material sobre grupos de rock y estamos planeando incluirlo en un proyecto. En noviembre se resuelve si le entramos o no le entramos. Y del libro por zonas estaba pensando en Neza, y ahora pensé aquí en Chiapas.

-Un mensaje para la banda:

Estamos viviendo una situación donde los gobiernos son muy débiles y por otra parte están muy interesados en los jóvenes. Pónganse duros, creen espacios, busquen formas que generen recursos, que les permitan cobrar para las tocadas; no se dejen, los lugares públicos tienen que hacerlos suyos porque pertenecen a todos, son dineros de todos. Mi mensaje es organizarse y ya que son creativos y son movidos con su música, demuestren a nivel terrenal qué es vivir de esto, la cosa no es sólo adentro sino vivir de esto.

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PERFIL

Nombre completo: Jorge Pantoja, desde que era reportero acuñé mi nombre para ser reportero. De hecho a mi mamá le dije: Mamá me voy a quitar su apellido porque quiero figurar como reportero. Me dijo: Haz lo que quieras (risas)

Lugar de Nacimiento: Distrito Federal

Cumpleaños: 8 de agosto

Edad: 61 años

Número de hermanos: Seis

Estado civil: (risas) Soltero

Número de hijos: Dos.

Pasatiempos: Tengo muchísimos. Ahorita estoy componiendo canciones. Y veo mucho cine, muchos documentales y escucho muchísima música.

Música preferida: Soy melómano. Escucho de todo. Tienen que ver mi muro de Facebook, en vídeos, llevo 13 canciones compuestas. Tengo una de cha cha cha, tengo un danzón, tengo un son cubano, lo último que compuse fue una bosa nova.

Escritor: Híjole, está difícil.

Músico: ¡Músicos son muchos! De músicos mexicanos me gustan mucho los grupos de mi época como Peace and Love, El Ritual, Chac Mool y extranjeros ¡uff!, es sin parar la lista: Bruce Springsteen, David Bowie; de los nuevos como Gotye, Leon Russel… es interminable la lista de músicos.

Comida favorita: Ahora comida orgánica.

Ritual: Sí, muchos. (Risas) ¡Tantos que hasta me dio dermatitis en las manos! (Más risas). Lavarme las manos constantemente. Mis rituales son varios, son muy relacionados con el trabajo, me preocupa dejar pendientes de trabajo.

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EN CORTO

Rock: Vitalidad

Cultura: Espíritu

Ciudad: Muchedumbre

 

Promoción: Conocimientos

Anarquía: Fuerza

Chopo: Entrañable

Rupestre: Amigos

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Foto: Édgar Hernández Ramírez
Foto: Édgar Hernández Ramírez

Jorge Pantoja, promotor cultural

En México, como en otros países, desde hace muchos años ha existido una cultura “underground” que poco a poco se ha abierto espacios para subsistir, en ello mucho tienen que ver los promotores culturales y su ardua labor.

“El promotor debe ver todo en conjunto, desde que estén las sillas, la lona y el audio, hasta que la gente llegue”

PRIMERA DE DOS PARTES

Leticia Bárcenas González / Gabriela G. Barrios García

Jorge Pantoja es autor de varios documentales y de un libro donde habla de la contracultura en la Ciudad de México y sus alrededores, ha realizado entrevistas a grandes exponentes de la música, y él mismo hace música: “hago música por hobby, siento que es un reencuentro con mi papá porque él era músico y quería que yo fuera músico; no lo fui porque nunca pude despegar el pie de la mano, tenía una batería, y eso se logra con técnica”.

Sin embargo, su pasión es la comunicación, carrera por la que entró a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque muy pronto se desilusionó de ella: “me cambié de carrera porque la vi muy ´barco´, las chavas querían entrar a Televisa, querían salir en ´24 horas´, se la pasaban peinándose en el salón. Aparte yo iba tras los maestros famosos, como (Miguel Ángel) Granados Chapa y él no llegaba. Yo llegaba a las siete de la mañana a Ciudad Universitaria (CU), aunque vivía bien lejos, con la idea de ver a Granados Chapa y llegaba un tipo que sabía menos que yo, un chavillo que decía: el maestro no va a venir, pero vamos a revisar tal cosa. Entonces tomé la decisión de mudarme de carrera y me pasé a Sociología, aunque con la idea de ser reportero”.

Y es precisamente la comunicación, la que lo llevó a conocer gente que, consciente o inconscientemente, le permitió ser parte de un movimiento cultural genuino, polémico y que sigue vigente y que él ha ayudado a que lo conozcan otras generaciones, incluso fuera del país.

El video “Rupestre”, del cual es productor, ganó el premio Mejor Documental Musical en el Festival Internacional de Cine de Chipre y “tiene como ocho nominaciones o mención especial en festivales que te escogen y no es concurso. Con el documental ´En la periferia´ llevamos dos festivales, se exhibió en la Cineteca Nacional y se exhibió en Uruguay y ahorita estuvimos en el Festival de Quimeras del Estado de México y estamos concursando en Chipre, a ver cómo nos va, en mes y medio se resuelve”, dice con emoción Jorge Pantoja.

A pesar de este importante trabajo de difusión sobre el movimiento Rupestre, el eslabón perdido en la historia del rock nacional, como ha dicho el director Alberto Zúñiga, a Jorge Pantoja se le conoce más por su idea de crear un tianguis cultural basado en el trueque como forma de pago, llamado El Tianguis del Chopo, en el que los jóvenes de esa época y de la actual, aunque en menor medida, podían encontrar discos no sólo de los integrantes de Rupestre sino diversos productos relacionados con la contracultura en México.

El 4 de octubre cumplió 36 años de fundado el Tianguis del Chopo y coincidió con la realización del festival universitario “Los de Abajo Fest” en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en el que Jorge Pantoja fue invitado de honor. De esta visita y su trabajo conversó con Desmesuradas:

Foto: Édgar Hernández Ramírez
Foto: Édgar Hernández Ramírez

 

-Jorge, ¿en qué papel te sientes más cómodo: legislador, editor, productor de documentales, promotor cultural?

En todas mis facetas. El (concierto del) Chopo fue una cosa que inventé hace 36 años y hasta la fecha sigue vigente. Me asocian como promotor de grupos de rock y que hago documentales. Todas las facetas las he gozado y muchas las he padecido; sin embargo, si me preguntas, yo no tendría, así como una favorita. De alguna manera le he puesto coco a mis cosas, no sólo programo proyectos así como así, le pienso y digo: ¿cómo le hago para que la gente venga, para que se emocione, para que participe? ¡Es que soy un comunicador! En mi primer trabajo profesional fui reportero y no lo he soltado, sigo redactando, sigo escribiendo, sigo buscando formas para que la gente se entere de lo que hago.

-¿Qué te motivó para iniciarte como promotor cultural?

Fue accidental. Era reportero para la UNAM, cubría al rector, cubría científicas, cubría humanísticas, cubría de todo. Iba a entrevistar a doctores de física cuántica, iba a actos bien oficiales, me obligaban a usar corbata. Sin embargo, cuando me tocaba hacer lo de cultura le ponía como más cariñito, le ponía más feeling, (risas). Hacía entrevistas. Me tocó estar en la UNAM cuando llegaba (Alfredo) Zitarrosa, entrevisté a Chava Flores, entrevisté a Guadalupe Trigo.

En la oficina donde estaba cultura, me adoptaron. Cuando renuncian a un cuate del área, éste me dijo: Me preocupa que suspendan el ciclo de rock que yo coordino, ¿tú me lo puedes cuidar? Y como nunca sé decir que no, dije sí. (Risas). Yo era reportero de tiempo completo. Y me quedo con ese sitio de rock ahí, en CU. Entonces al ciclo de rock le aplico lo mío. Yo era comunicador, hacía boletines de prensa, los metía en la exhibición de la UNAM –que pagaba mucha publicidad y tenía mucha presencia en los medios–  y mi boletín aparecía en todos los periódicos, a ese ciclo lo hice muy famoso.

Y un día, el coordinador de teatro de CU, que era el papá de Gael García, me manda a entrevistar a Ángeles Mastretta, en ese tiempo directora del Museo del Chopo. Ella me dice: Oye, perdona, ¿quién hace el sitio de rock que sale por todos lados? Y cuando le dije que yo, respondió: ¿Tú? Tú eres el reportero, tú eres el fotógrafo. Hazlo aquí, para El Chopo. Y ahí cambió mi vida.

-Cuenta a los lectores de Desmesuradas, ¿cómo surgió la idea del Tianguis del Chopo?

El tianguis fue una de las muchas cosas que inventé porque coincidí con Ángeles (Mastretta), quien me dijo: Nada más dos cosas, una, inventa lo que quieras y la otra, no hay ni un peso. Entonces lo que hice fue inventar cosas autogestivas, que se financiaran por su propia taquilla. Inventé el ciclo de rock, que fue muy famoso durante cinco años, el tiempo que estuve allí. Inventé una exposición de portadas de discos, que era una galería y que nunca se había hecho, había portadas que tenían mucha calidad en el diseño. Inventé un recital de rock y la cuarta cosa que inventé, que fue el 4 de octubre de 1980, fue El Tianguis del Chopo.

Aunque se escuche muy petulante, la idea central del tianguis, y que lo mantiene vivo hasta la fecha, es que era un tianguis de intercambio, esa idea fue la que lo hizo singular; lo programé para cuatro fines de semana y duró dos años dentro del Museo. Vivíamos en los (años) 80 del siglo pasado, y estábamos pasando una devaluación del peso, como ahorita. Estábamos en un país donde no había dinero y la UNAM anuncia un evento bajo sus techos, en el edificio del Chopo, entrada libre, los chavos podían llevar sus discos y llevarse otros, pues lo vieron como algo muy sui géneris.

-¿Quién es la persona que más influyó en tu formación?

Mi papá porque me enseñó a escribir a máquina. Él trabajaba en dos grandes sinfónicas, pero como sabía escribir a máquina, porque su mamá lo metió a aprender mecanografía, cuando entra a la sinfónica lo ponían a que hiciera la parte administrativa, que eran las bajas, las muertes, etcétera. Entonces, en casa siempre había una máquina de escribir mecánica, creo que desde los dos años yo ya escribía algunas palabras.

Y cuando entro a la facultad, entro a estudiar Comunicación, para mí hacer una nota informativa era como muy fácil. En el CCH (Colegio de Ciencias y Humanidades), un maestro me dijo cuando vio mis trabajos muy bien redactados y con buena presentación: Tú vas a hacer periodismo, ¿verdad? Según yo, iba a ser escritor, me hubiera muerto de hambre (risas). Sí, fue mi papá quien más influyó.

rupestre

Silencio cerca de una piedra antigua

caracolcarla
Foto: Carla Morales

De las bocas destruidas
quiere subir hasta mi boca un canto,
un olor de resinas quemadas, algún gesto
de misteriosa roca trabajada.
Pero soy el olvido, la traición,
el caracol que no guardó del mar
ni el eco de la más pequeña ola.

Fragmento del poema «Silencio cerca de una piedra antigua» de Rosario Castellanos

Óscar Wilde

Óscar Wilde / Imagen tomada del sitio https://eltornilloquetefalta.files.wordpress.com
Óscar Wilde / Fuente: https://eltornilloquetefalta.net

El destacado escritor, poeta y dramaturgo Óscar Wilde nació el 16 de octubre de 1854 en Dublín, Irlanda. Murió el 30 de noviembre de 1900 en París, Francia. 

De profundis es uno de los libros que más me han conmovido, es la epístola de Óscar Wilde a Lord Alfred Douglas, escrita en la cárcel Reading en marzo de 1897 y publicada por su albacea literario Robert Baldwin en 1911. Fue traducida al español por José Emilio Pacheco.

Es una lectura triste, espiritual y reflexiva donde Wilde no sólo muestra sus emociones de amor, tristeza, culpa, acusación y perdón sino también reflexiona acerca del arte, el tiempo y la naturaleza humana. En memoria de este hombre que tanto admiro, quiero compartir las anotaciones que hice de esa lectura:

Nada debe revelar el cuerpo salvo el cuerpo.

Hay una primera vez para todo.

La salud es el primer deber de la vida.

Dale a un hombre una máscara y te dirá la verdad.

A los artistas nos les importa la respetabilidad.

Los viajes serios de la vida involucran terminales de tren.

Tantas cosas hermosas se forjan con sufrimiento, dolor, fatiga, huesos rotos y piel ampollada.

El amor griego, el amor platónico, es la forma de afecto más elevada que se conoce.

Si pudiéramos elegir nuestra naturaleza, si sólo pudiéramos elegir pero es inútil.

Cualquiera sea nuestra naturaleza debemos seguirla o nuestras vidas, mi vida, sería sólo deshonestidad. Conócete a ti mismo. Yo no me conocía.

Tengo pasión para civilizar a la comunidad. No reconozco distinciones sociales de ningún tipo. Para mí la juventud es tan maravillosa.

A donde la vida te conduzca debes ir.

Para dormirme, cuento mis defectos.

Yo desafío a la sociedad.

Lo que es poesía para uno es veneno para otro.

Una carta para Bosie donde le digo que lo quiero pero que nunca más volveré.

Sufro como en el infierno y no bromeo.

Yo no quiero confesarme, quiero matar a Bosie o a mí mismo.

Debe hacer lo que le dicte su naturaleza.

Ay, Bosie eres mi catástrofe, mi condena.

Al escribir sólo me importa la literatura, el arte. No persigo hacer el bien o el mal, sino crear algo que tenga belleza. No hay moralidad o inmoralidad en el pensamiento.

La realización de uno mismo es la meta de la vida. Es mejor lograrlo a través del placer que del dolor.

Si deseas seguir leyendo otras anotaciones de De profundis referente al amor, visitar el siguiente enlace:

Amor en la Literatura

 

 

Italo Calvino, el placer de la lectura

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Italo Calvino / Foto: Carla Cerati, tomado de www.elmundo.es

Italo Calvino, de padres italianos, nació en Santiago de Las Vegas, Provincia de La Habana, Cuba el 15 de octubre de 1923. Su etapa formativa y la mayor parte de su carrera como escritor se desarrolló en Italia. Murió Siena, de Italia, 19 de septiembre de 1985.

Si una noche de invierno un viajero es el título de una de las novelas de este destacado escritor del siglo XX, escrita en el año 1979, la cual aborda el tema del placer de leer novelas; donde el protagonista es el lector, quien empieza a leer diez veces un libro, que por diversas circunstancias no consigue acabar. La pasión de una lectora y un lector por los libros se mezcla magistralmente con los personajes y tramas de las novelas que ellos intentan leer completas. Al respecto Italo Calvino menciona lo siguiente:

«La empresa de tratar de escribir novelas apócrifas que me imagino escritas por un autor que no soy yo y que no existe, la llevé a sus últimas consecuencias en este libro…Tuve que escribir, pues, el inicio de diez novelas de autores imaginarios, todos en un cierto modo distintos de mí y distintos entre sí…Más que identificarme con el autor de cada una de las diez novelas, traté de identificarme con el lector: representa el placer de la lectura de un género dado, más que el texto propiamente dicho. En algún momento me sentí incluso como atravesado por la energía creativa de estos diez autores inexistentes. Pero sobre todo traté de hacer resaltar el hecho de que cada libro nadie en presencia de otros libros, en relación y cotejo con otros libros».

En el inicio se dirige al lector no sólo sugiriéndole las diversas posturas y condiciones en que puede leer sino que le señala lo siguiente:

«No es que esperes nada particular de este libro en particular. Eres alguien que por principio no espera ya nada de nada. Hay muchos, más jóvenes que tú o menos jóvenes, que viven a la espera de experiencias extraordinarias; en los libros, las personas, los viajes, los acontecimientos, en lo que el mañana te reserva. Tú no. Tú sabes que lo mejor que cabe esperar es evitar lo peor. Ésta es la conclusión a la que has llegado, tanto en la vida personal como en las cuestiones generales y hasta en las mundiales. ¿Y con los libros? Eso, precisamente por lo que has excluido en cualquier otro terreno, crees que es justo concederte aún este placer juvenil de la expectativa en un sector bien circunscrito como el de los libros, donde te puede ir mal o bien, pero el riesgo de la desilusión no es grave».

En el tercer capítulo, aparece un personaje que al preguntarle «¿Qué lees, entonces?», responde:

Nada. Me he acostumbrado también a no leer que ni siquiera leo lo que cae ante mis ojos por casualidad. No es fácil: nos enseñan a leer desde pequeños y durante toda la vida seguimos esclavos de todos los chismes escritos que nos ponen delante de los ojos. Quizá hice cierto esfuerzo también yo, en los primeros tiempos, para aprender a no leer, pero ahora me sale muy natural. El secreto está en no negarse a mirar las palabras escritas, al contrario, hay que mirarlas intensamente hasta que desaparecen.»

*Anotaciones tomadas del libro «Si una noche de invierno un viajero». Editorial Siruela. Biblioteca Calvino. 9a. Edición. España. Agosto, 2007.

Día del idioma español

Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema… Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció… Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas y recientísimas… Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada… Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras.

La palabra / Pablo Neruda

Confieso que he vivido, Buenos Aires, Ed. Losada, 1974

Foto: Tobias Bennett
Foto: Tobias Bennett

El 12 de octubre las Naciones Unidas celebran el Día de la lengua española para apoyar a los programas y el desarrollo del multilingüismo y el multiculturalismo. Uno de los objetivos es el mantenimiento de la igualdad de los seis idiomas oficiales: árabe, chino, español, francés, inglés y ruso.

“Me gustaría morir sólo por diez minutos”*

A Édgar, Laura, Ana Lilia, Marco Antonio, Guillermo, María Luisa y Servando

Hay muertes que te sorprenden porque le ocurre a gente conocida en determinado ámbito y por inesperadas, otras muertes duelen porque quien se va es alguien muy cercano y no importa la circunstancia, simplemente duele. Pero suceden otras en las que te afecta porque quien muere ha formado parte de tu vida aunque no la conozcas o la conoces de lejos o por otras personas o por su obra.

Ese es el caso de René Avilés Fabila, quien murió ayer domingo y a quien conocí porque era maestro en la universidad en la que estudié, aunque yo no tomé clases con él. Sin embargo, a través de un afecto muy cercano, conocí su obra literaria y también algo de su pensamiento político. Se puede estar o no de acuerdo con este último, pero no se puede negar su valor como escritor.

La novela “Tantadel” fue el primer acercamiento y la sufrí y disfrute página tras página. Quizá fue el hecho de que los protagonistas fueran jóvenes capitalinos, como yo en ese tiempo, lo que me atrapó, o simplemente la forma de narrar de Avilés Fabila, que me hizo entrar en la historia, recorrer las calles de la ciudad y sufrir con el narrador el miedo a los fantasmas de los amantes que tuvo o podría tener Tantadel.

Y después apareció Odette, la mujer protagonista de la novela “La canción de Odette”, con sus propios miedos: la vejez y la soledad. Por eso insiste en rodearse de gente joven y culta, a quienes les abre las puertas de su mansión cada noche, en las que no sólo se habla de arte, se consume alcohol y drogas, con lo que ella trata de evadir su realidad.

El tratamiento narrativo en ambos casos, me arrastró a ese mundo trágico, de desencuentros amorosos, de fracturas interiores, de miedos, pero en medio de ello conocí dos mujeres extraordinarias.

Y bueno, no voy a hacer crítica literaria o reseñas de todas sus obras, simplemente, escribo esto para recordar a un gran escritor y así, de alguna manera, abrazar a sus dolientes, a ese afecto que me hizo conocerlo y a otros tantos lectores que lamentan su repentina partida, esa que en un segundo, como dice el escritor Manuel Vicent, desvió el curso de una vida hacia un destino inesperado.

Gracias René Avilés Fabila, donde quiera que te encuentres, por tu irreverencia y humor al escribir y describir con un lenguaje coloquial, este mundo sórdido y a veces inhabitable, pero también amoroso.

Foto: Édgar Hernández Ramírez
Foto: Édgar Hernández Ramírez

Posdata: Tenemos que conocer el Museo del Escritor, que fundó en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

*Esta frase aparece en una declaración que hace sobre la presentación de su libro “Réquiem por un suicida”, citada en http://www.proceso.com.mx/458073/fallece-escritor-rene-aviles-fabila

Ernesto Guevara «El Che», a 49 años de su muerte

Imagen El Che / Foto: Gabriela Barrios
Imagen El Che / Foto: Gabriela Barrios

…hacia las 1:10 de la tarde del lunes 9 de octubre de 1967 muere Ernesto Che Guevara…

Trasladado en helicoptero, los agentes de la CIA le realizan la autopsia, se viene el problema de qué hacer con el cuerpo, por un lado unos mencionan la convenciencia de incinerarlo, por otro deciden que es demasiado pronto que necesitan asegurar que él es el Che, así que deciden quitarle la cabeza y las manos, sin embargo uno de ellos menciona que solo las manos para evitar que pasen por carniceros, le intentan hacer una máscara mortuoria el proceso es torpe, la enfermera dirá que le destrozan el rostro, con las manos en formol pretenden autentificar las huellas digitales.

Lo entierran en una fosa común con otros tres de sus acompañantes al momento de la captura, el destino es secreto, no quieren que se convierta en una zona de peregrinaje.

—–El mundo se entera—–

Mario Benedetti escribe:

Así estamos
consternados
rabiosos
aunque la muerte sea
uno de los absurdos previsibles

Este historiador (Paco Ignacio Taibo II) entrevista al eterno secretario y amigo del Che que no fue seleccionado para la misión en Bolivia. Converso con él en la oscuridad, el barrio ha sufrido un apagón. A veces su voz se detiene, se adivinan las emociones.

– Ustedes los guevaristas, los hombres que vivieron junto al Che, dan la impresión de estar marcados, de tener una huella, con la Z en la frente como la marca de El Zorro – le digo.

– Nosotros?, nosotros eramos unos pobres diablos que quién sabe a dónde nos iría a llevar la vida…. y estábamos esperando encontrarnos con una persona como Él que nos convirtió en Hombres.

Se hace un largo silencio. Escucho un sollozo. Uno no sabe qué más preguntar.

Esa sensación de abandono de el Che produjo una profunda crisis en sus conocidos, es increíble que a más de 36 años después de su muerte, existe un centenar de hombres y mujeres hoy que hubieran deseado combatir y morir con el Che en Bolivia.

Su imagen cruza generaciones, su mito pasa correteando en medio de los delirios de grandeza del neoliberalismo. Irreverente, burlón, terco, moralmente terco, inolvidable.

 

Fragmento del libro «Ernesto Guevara, también conocido como el Che», escrito por Paco Ignacio Taibo II.

Moneda cubana / Foto: Gabriela Barrios