De cómo me volví vegetariana

Ana Lilia Villarreal Cázares*

Su contrato con esta hache institución termina hoy. La frase fue dicha proyectando la voz por toda la oficina y con buena dicción. Este podría haber sido galán de radionovela, pensé aún sin darme cuenta bien a bien, de lo que el subdirector de administración y finanzas había dicho. El presupuesto para los programas de cultura fue cancelado. Entonces sí, comprendí que me estaba despidiendo. Aquí está el cheque con su liquidación. Fue una bonita relación laboral. ¿Bonita relación de trabajo? Pero si era la primera vez que lo veía en los tres años que estuve encargada de los proyectos culturales que se transmitían por la radio institucional. Intenté que me diera una explicación porque yo consideraba que mi trabajo estaba bien hecho, había sido, hasta el día de ayer, una empleada puntual con las entregas, responsable con los contenidos, no me salía a fumar cada hora. La respuesta fue la misma: El contrato se terminó, no hay renovación ni presupuesto. Tomé el cheque y salí de la oficina del subdirector y de la hache institución. Miré la calle para un lado y para el otro. Decidí el camino que tomaría. Estaba sin trabajo, pero no derrotada.

Busco empleo / Foto: Patricia Moreno Ocampo
Busco empleo / Foto: Patricia Moreno Ocampo

Lo primero que hice fue limpiar mi casa. Con buen ánimo barrí, sacudí, trapeé, lavé vidrios, hasta las telarañas quedaron relucientes. Enseguida, hice un plan de gastos, si administraba bien la liquidación y mis ahorros, ambos raquíticos por cierto, podría estar bien un par de meses, incluso ir al cine una vez a la semana. Después, saqué el disfraz que se requiere para ir a las entrevistas de trabajo y lo mandé a la tintorería, lujo que entraba en el presupuesto de ese mes.

Lo siguiente fue hacer la lista de sitios a los cuales enviaría mi curriculum y manos a la obra: escribir y escribir y escribir y enviar y enviar y enviar correos electrónicos, llenar enormes solicitudes en las agencias de empleo que abundan en internet. No sentía ningún apuro y menos preocupación alguna, nunca había pasado quince días sin trabajo, bueno, quizás un mes, pero no más. Sólo era cuestión de hacer lo que se acostumbra en esos casos y esperar la oferta laboral que me llovería.

Pasaron tres semanas de llenar solicitudes, hacer llamadas, y nada. El segundo mes fue de entrevistas, mi experiencia laboral les parecía “interesantísima”, dijeron algunos; otros, que mi perfil era el ideal para el puesto. Todos terminaban con la frase: Solo hay que esperar a que el presupuesto se destrabe y la llamamos.

El tercer mes, por precaución administrativa cancelé las idas al cine, al teatro ni se diga. Mientras, insistía con las solicitudes y llamadas a quienes habían dejado abierta la posibilidad de emplearme.

Al cuarto mes, ¡por fin un trabajo! Corregir la redacción de guiones multimedia de los cursos en línea de una universidad. La paga era de risa; sin embargo, ya era algo, aunque no suficiente como para evitar un ajuste presupuestal más: los cortes de carne, el salmón y el pan artesanal salían de mi plan alimenticio.

Al quinto, surgió la posibilidad de una chamba más: dar un curso en una universidad en línea… otra, distinta a la de los guiones multimedia. La entrevista fue vía Internet, por supuesto. Cuando aclaré que nada más tenía el título de licenciatura, insuficiente para dar clases a gente de maestría, el reclutador, con toda calma contestó: Ay, por eso no se preocupe, es lo de menos. Lo que ahora nos urge es cubrir el cuatrimestre. El lado negro de mi conciencia me aconsejó aceptar: Di que sí, di que sí, si a ellos no les importa a ti menos, es una lana.

Mi refri en estos tiempos
Mi refri en estos tiempos

Y así, cada sábado, me conectaba a la computadora para hablarles durante tres horas a los estudiantes de una maestría patito, en una universidad que los engañaba. Al terminar cada sesión, los administradores, sin falta, me hacían la amable recomendación de que no era necesario ponerles música en los descansos, o bueno, que si así lo prefería optara por algo más clásico como Vivaldi o Mozart y no Tina Turner o Janis Joplin. Eso sí, la paga convenida fue puntualmente depositada en mi cuenta.

Al sexto mes el vino tinto, el último placer de mi vida de sibarita, desapareció de mi lista de la compra.

Ahora estoy pendiente de las frutas y verduras de temporada. De las recetas para ensaladas y croquetas de plátano con frijol, aprendí a sustituir el pollo con setas, a hacer puré de berenjena y tortitas de zanahoria rellenas de queso crema. Y agua, mucha agua. Nada más sano para las articulaciones y la frescura del cutis.

 

* Defequense, creció arrullada entre el rock and roll sesentero, el sonido de las Big band y la melosidad de Doris Day. Lectora empedernida de Lágrimas y Risas, cinéfila de corazón, viajera por vocación. 

 

Jorge Pantoja, promotor cultural II

Continuamos la charla con Jorge Pantoja, autor de varios documentales y de un libro donde habla de la contracultura en la Ciudad de México, especialmente del movimiento Rupestre; conocido también por ser el fundador del Tianguis del Chopo, quien se autodenomina comunicador pero que es reconocido no sólo por esa faceta sino también como un experimentado gestor cultural.

 

“La unión hace la fuerza y hay que buscar maneras creativas, originales, frescas, para vender el producto”

SEGUNDA DE DOS PARTES

Leticia Bárcenas González / Gabriela G. Barrios García

Crónicas de un fenómeno cultural: El Tianguis del Chopo
Crónicas de un fenómeno cultural: El Tianguis del Chopo

-¿Y de gestor sí se vive?

Regular también. A los productores les pagan muy mal. A mí haber brincado al Chopo me ayudó; al ser promotor y ser el que manejaba la comunicación del Museo, me nombran subdirector y es así es como pude ganar más. Porque de productor de barriadas y que hagas eventos de la comunidad, a veces ni te pagan.

-¿Qué opinas que ahora existan carreras como Gestión de las Artes?

¡Me parece muy bien! Yo he dado charlas en México, en la UACM (Universidad Autónoma de la Ciudad de México), allí dan la materia de Gestión, pero aún siento que no contemplan todo. En mi experiencia, el promotor debe ver todo en conjunto. Debe ver desde que estén las sillas, la lona y el audio, hasta que la gente llegue, a parte deben saber de cultura, que sepan quién atrae gente. Siento que todavía le falta meterle más a ese tipo de programas.

– A Desmesuradas, nos interesa saber ¿cómo ves tú, cómo miembro de la comunidad cultural, el panorama profesional en ese sector?

Muy bien en algunas cosas y muy mal en otras. Hay una gran crisis de empleo para la comunidad cultural, hay poco trabajo para los artistas. No hay un programa de empleo, así como tal, para la cuestión cultural. Aparte, siento que no habría recursos para tener todo porque ahora resulta que hay muchísima gente que se dedica a la cultura, muchos grupos, muchos colectivos, esto por una parte y por la otra, ante eso tienen que buscan sus propias formas de sobrevivencia; se abren espacios, buscan sus propias formas autogestivas de financiarse. Está la crisis y la gente va sorteando las cosas.

-¿Crees que hace falta que surja otro movimiento como Rupestre para rescatar artistas marginales, por ejemplo del Hip Hop, ante tanto reguetonero y música banda?

Me preguntaban los grupos locales ¿qué hacer? Hacer lo que hizo Rockdrigo (Rodrigo Eduardo González Guzmán). Armar un movimiento para que se note, que haga ruido, que busque espacios y exponiendo, claro que sí. Siento que la unión hace la fuerza y lo que hizo Rockdrigo de formar a los Rupestres fue una manera de vender algo ingenioso, algo novedoso; iban como cantautores por su cuenta y era más difícil, pero como Rupestres el INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes) les abrió un espacio, la UAM (Universidad Autónoma Metropolitana) les abrió un espacio, el antiguo SUTIN (Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear) les dio un teatro para que hicieran ahí un ciclo. Siento que la unión hace la fuerza y que hay que buscar maneras creativas, originales, frescas, para vender el producto.

-¿Cómo ha influido el uso de las nuevas tecnologías en tu labor como promotor cultural o estas nuevas tecnologías como podrían coadyuvar a esas acciones para la promoción de los grupos?

¡Muchísimo! Yo trabajaba en el gobierno perredista en la Ciudad de México y me desilusionó mucho porque pensé que la cultura iba a ser lo principal y resulta que fue lo contrario. Empezaron a cancelar tocadas de rock; los espacios de teatros y casas de cultura que antes eran libres para la gente, ahora los rentan. En fin, eso me obligó a hacerme independiente y creé una asociación civil,  lo primero que hacemos fue una página web en la que se bajaron 3 mil 500 ejemplares de Rupestre digital y nos dimos cuenta que las descargas eran en España, en Inglaterra, en China, en Islas Caimán, en Canadá, fueron muchas aquí en México. También tengo una página en Facebook, actualmente tengo en Youtube una cosa que se llama Pantobras (de Pantoja y Obras), Pantoja tv donde está Rupestre y llevamos ya 13 mil vistas. Hemos aprendido a usar las redes sociales; sin embargo, se está dando una cosa media traicionera porque uno anuncia un evento en estos medios y la gente dice que sí va a ir  y no llega, entonces, hay que esforzarse para que no sólo sean redes sociales sino que sigamos usando todos los medios.

-¿Cuál fue el propósito de venir a Chiapas?

Vengo a presentar el documental “Rupestre”, el documental “En la periferia” y el libro “Rupestre” también, y por supuesto a una charla con músicos. Me invitó Carmen Lambertinez, una chavita, que su papá es maestro de redacción en el Colegio de Bachilleres, y un día le dio el libro “La contracultura en México”, de José Agustín, ahí supo de mí. Ella era una preparatoriana y a partir de ahí me empezó a seguir la pista. Hace un año me entrevistó por teléfono para su programa de radio y ahora me invitó. Convenció a sus jefes de la Unicah y me invitó al festival universitario “Los de Abajo Fest”.

– ¿Crearías otro Tianguis del Chopo?

¡Sí, cómo no! Actualmente es un reflejo de la crisis, ahora venden ropa, venden tenis, ya son bien pocos los puestos que hay de música y el intercambio, que era la esencia del tianguis, lo echaron hacia el final, le ponen un mecate para que no pasen de ahí. Aparte de que ya ni anuncian que se intercambia.

Del libro: Cuando el Chopo despertó, el Dinosaurio ya no estaba ahí
Del libro: Cuando el Chopo despertó, el Dinosaurio ya no estaba ahí

-¿Crees que se puede recuperar su esencia?

Están como en crisis. Hay una mesa directiva y se pelean mucho. Aparte, les cayó la delincuencia de la zona, estaban vendiendo drogas, ya hay muchos problemas. Es muy difícil.

-¿Qué proyectos estás por emprender?

Con la Asociación Civil he realizado “Rupestre”, “En la periferia” y actualmente estoy trabajando con grupos de rock que tocan para niños, también como documental. Además, tengo la idea de hacer un libro, en el que se cuente con reportaje o crónica lo que se vive en las zonas que han dejado huella, que han dejado generaciones marcadas, entonces pensé en Tepito con todo lo que hay de cultura ahí o Neza. Y me voy a ver muy mal pero pienso incluir un capítulo en el que alguien me entreviste a mí para que diga lo que he hecho. También quiero hacer un homenaje grande a José Cruz (Camargo Zurita), el fundador de Real de 14. Otro proyecto que estamos preparando se llama “Música y vidas al límite”, la idea es llevar un dúo, amigos nuestros que son rupestres y que tocan guitarra y un clavecín, o sea música muy fina, música muy sublime, llevarla a zonas muy agrestes, por ejemplo a una zona petrolera o que toquen con reclusos, la idea es llevar algo muy sublime a gente que viva situaciones muy duras.

-¿Algún proyecto para Chiapas?

Hay un chavo que me abordó en el festival, tiene mucho material sobre grupos de rock y estamos planeando incluirlo en un proyecto. En noviembre se resuelve si le entramos o no le entramos. Y del libro por zonas estaba pensando en Neza, y ahora pensé aquí en Chiapas.

-Un mensaje para la banda:

Estamos viviendo una situación donde los gobiernos son muy débiles y por otra parte están muy interesados en los jóvenes. Pónganse duros, creen espacios, busquen formas que generen recursos, que les permitan cobrar para las tocadas; no se dejen, los lugares públicos tienen que hacerlos suyos porque pertenecen a todos, son dineros de todos. Mi mensaje es organizarse y ya que son creativos y son movidos con su música, demuestren a nivel terrenal qué es vivir de esto, la cosa no es sólo adentro sino vivir de esto.

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PERFIL

Nombre completo: Jorge Pantoja, desde que era reportero acuñé mi nombre para ser reportero. De hecho a mi mamá le dije: Mamá me voy a quitar su apellido porque quiero figurar como reportero. Me dijo: Haz lo que quieras (risas)

Lugar de Nacimiento: Distrito Federal

Cumpleaños: 8 de agosto

Edad: 61 años

Número de hermanos: Seis

Estado civil: (risas) Soltero

Número de hijos: Dos.

Pasatiempos: Tengo muchísimos. Ahorita estoy componiendo canciones. Y veo mucho cine, muchos documentales y escucho muchísima música.

Música preferida: Soy melómano. Escucho de todo. Tienen que ver mi muro de Facebook, en vídeos, llevo 13 canciones compuestas. Tengo una de cha cha cha, tengo un danzón, tengo un son cubano, lo último que compuse fue una bosa nova.

Escritor: Híjole, está difícil.

Músico: ¡Músicos son muchos! De músicos mexicanos me gustan mucho los grupos de mi época como Peace and Love, El Ritual, Chac Mool y extranjeros ¡uff!, es sin parar la lista: Bruce Springsteen, David Bowie; de los nuevos como Gotye, Leon Russel… es interminable la lista de músicos.

Comida favorita: Ahora comida orgánica.

Ritual: Sí, muchos. (Risas) ¡Tantos que hasta me dio dermatitis en las manos! (Más risas). Lavarme las manos constantemente. Mis rituales son varios, son muy relacionados con el trabajo, me preocupa dejar pendientes de trabajo.

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EN CORTO

Rock: Vitalidad

Cultura: Espíritu

Ciudad: Muchedumbre

 

Promoción: Conocimientos

Anarquía: Fuerza

Chopo: Entrañable

Rupestre: Amigos

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Foto: Édgar Hernández Ramírez
Foto: Édgar Hernández Ramírez

Jorge Pantoja, promotor cultural

En México, como en otros países, desde hace muchos años ha existido una cultura “underground” que poco a poco se ha abierto espacios para subsistir, en ello mucho tienen que ver los promotores culturales y su ardua labor.

“El promotor debe ver todo en conjunto, desde que estén las sillas, la lona y el audio, hasta que la gente llegue”

PRIMERA DE DOS PARTES

Leticia Bárcenas González / Gabriela G. Barrios García

Jorge Pantoja es autor de varios documentales y de un libro donde habla de la contracultura en la Ciudad de México y sus alrededores, ha realizado entrevistas a grandes exponentes de la música, y él mismo hace música: “hago música por hobby, siento que es un reencuentro con mi papá porque él era músico y quería que yo fuera músico; no lo fui porque nunca pude despegar el pie de la mano, tenía una batería, y eso se logra con técnica”.

Sin embargo, su pasión es la comunicación, carrera por la que entró a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque muy pronto se desilusionó de ella: “me cambié de carrera porque la vi muy ´barco´, las chavas querían entrar a Televisa, querían salir en ´24 horas´, se la pasaban peinándose en el salón. Aparte yo iba tras los maestros famosos, como (Miguel Ángel) Granados Chapa y él no llegaba. Yo llegaba a las siete de la mañana a Ciudad Universitaria (CU), aunque vivía bien lejos, con la idea de ver a Granados Chapa y llegaba un tipo que sabía menos que yo, un chavillo que decía: el maestro no va a venir, pero vamos a revisar tal cosa. Entonces tomé la decisión de mudarme de carrera y me pasé a Sociología, aunque con la idea de ser reportero”.

Y es precisamente la comunicación, la que lo llevó a conocer gente que, consciente o inconscientemente, le permitió ser parte de un movimiento cultural genuino, polémico y que sigue vigente y que él ha ayudado a que lo conozcan otras generaciones, incluso fuera del país.

El video “Rupestre”, del cual es productor, ganó el premio Mejor Documental Musical en el Festival Internacional de Cine de Chipre y “tiene como ocho nominaciones o mención especial en festivales que te escogen y no es concurso. Con el documental ´En la periferia´ llevamos dos festivales, se exhibió en la Cineteca Nacional y se exhibió en Uruguay y ahorita estuvimos en el Festival de Quimeras del Estado de México y estamos concursando en Chipre, a ver cómo nos va, en mes y medio se resuelve”, dice con emoción Jorge Pantoja.

A pesar de este importante trabajo de difusión sobre el movimiento Rupestre, el eslabón perdido en la historia del rock nacional, como ha dicho el director Alberto Zúñiga, a Jorge Pantoja se le conoce más por su idea de crear un tianguis cultural basado en el trueque como forma de pago, llamado El Tianguis del Chopo, en el que los jóvenes de esa época y de la actual, aunque en menor medida, podían encontrar discos no sólo de los integrantes de Rupestre sino diversos productos relacionados con la contracultura en México.

El 4 de octubre cumplió 36 años de fundado el Tianguis del Chopo y coincidió con la realización del festival universitario “Los de Abajo Fest” en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en el que Jorge Pantoja fue invitado de honor. De esta visita y su trabajo conversó con Desmesuradas:

Foto: Édgar Hernández Ramírez
Foto: Édgar Hernández Ramírez

 

-Jorge, ¿en qué papel te sientes más cómodo: legislador, editor, productor de documentales, promotor cultural?

En todas mis facetas. El (concierto del) Chopo fue una cosa que inventé hace 36 años y hasta la fecha sigue vigente. Me asocian como promotor de grupos de rock y que hago documentales. Todas las facetas las he gozado y muchas las he padecido; sin embargo, si me preguntas, yo no tendría, así como una favorita. De alguna manera le he puesto coco a mis cosas, no sólo programo proyectos así como así, le pienso y digo: ¿cómo le hago para que la gente venga, para que se emocione, para que participe? ¡Es que soy un comunicador! En mi primer trabajo profesional fui reportero y no lo he soltado, sigo redactando, sigo escribiendo, sigo buscando formas para que la gente se entere de lo que hago.

-¿Qué te motivó para iniciarte como promotor cultural?

Fue accidental. Era reportero para la UNAM, cubría al rector, cubría científicas, cubría humanísticas, cubría de todo. Iba a entrevistar a doctores de física cuántica, iba a actos bien oficiales, me obligaban a usar corbata. Sin embargo, cuando me tocaba hacer lo de cultura le ponía como más cariñito, le ponía más feeling, (risas). Hacía entrevistas. Me tocó estar en la UNAM cuando llegaba (Alfredo) Zitarrosa, entrevisté a Chava Flores, entrevisté a Guadalupe Trigo.

En la oficina donde estaba cultura, me adoptaron. Cuando renuncian a un cuate del área, éste me dijo: Me preocupa que suspendan el ciclo de rock que yo coordino, ¿tú me lo puedes cuidar? Y como nunca sé decir que no, dije sí. (Risas). Yo era reportero de tiempo completo. Y me quedo con ese sitio de rock ahí, en CU. Entonces al ciclo de rock le aplico lo mío. Yo era comunicador, hacía boletines de prensa, los metía en la exhibición de la UNAM –que pagaba mucha publicidad y tenía mucha presencia en los medios–  y mi boletín aparecía en todos los periódicos, a ese ciclo lo hice muy famoso.

Y un día, el coordinador de teatro de CU, que era el papá de Gael García, me manda a entrevistar a Ángeles Mastretta, en ese tiempo directora del Museo del Chopo. Ella me dice: Oye, perdona, ¿quién hace el sitio de rock que sale por todos lados? Y cuando le dije que yo, respondió: ¿Tú? Tú eres el reportero, tú eres el fotógrafo. Hazlo aquí, para El Chopo. Y ahí cambió mi vida.

-Cuenta a los lectores de Desmesuradas, ¿cómo surgió la idea del Tianguis del Chopo?

El tianguis fue una de las muchas cosas que inventé porque coincidí con Ángeles (Mastretta), quien me dijo: Nada más dos cosas, una, inventa lo que quieras y la otra, no hay ni un peso. Entonces lo que hice fue inventar cosas autogestivas, que se financiaran por su propia taquilla. Inventé el ciclo de rock, que fue muy famoso durante cinco años, el tiempo que estuve allí. Inventé una exposición de portadas de discos, que era una galería y que nunca se había hecho, había portadas que tenían mucha calidad en el diseño. Inventé un recital de rock y la cuarta cosa que inventé, que fue el 4 de octubre de 1980, fue El Tianguis del Chopo.

Aunque se escuche muy petulante, la idea central del tianguis, y que lo mantiene vivo hasta la fecha, es que era un tianguis de intercambio, esa idea fue la que lo hizo singular; lo programé para cuatro fines de semana y duró dos años dentro del Museo. Vivíamos en los (años) 80 del siglo pasado, y estábamos pasando una devaluación del peso, como ahorita. Estábamos en un país donde no había dinero y la UNAM anuncia un evento bajo sus techos, en el edificio del Chopo, entrada libre, los chavos podían llevar sus discos y llevarse otros, pues lo vieron como algo muy sui géneris.

-¿Quién es la persona que más influyó en tu formación?

Mi papá porque me enseñó a escribir a máquina. Él trabajaba en dos grandes sinfónicas, pero como sabía escribir a máquina, porque su mamá lo metió a aprender mecanografía, cuando entra a la sinfónica lo ponían a que hiciera la parte administrativa, que eran las bajas, las muertes, etcétera. Entonces, en casa siempre había una máquina de escribir mecánica, creo que desde los dos años yo ya escribía algunas palabras.

Y cuando entro a la facultad, entro a estudiar Comunicación, para mí hacer una nota informativa era como muy fácil. En el CCH (Colegio de Ciencias y Humanidades), un maestro me dijo cuando vio mis trabajos muy bien redactados y con buena presentación: Tú vas a hacer periodismo, ¿verdad? Según yo, iba a ser escritor, me hubiera muerto de hambre (risas). Sí, fue mi papá quien más influyó.

rupestre

Silencio cerca de una piedra antigua

caracolcarla
Foto: Carla Morales

De las bocas destruidas
quiere subir hasta mi boca un canto,
un olor de resinas quemadas, algún gesto
de misteriosa roca trabajada.
Pero soy el olvido, la traición,
el caracol que no guardó del mar
ni el eco de la más pequeña ola.

Fragmento del poema «Silencio cerca de una piedra antigua» de Rosario Castellanos

Día del idioma español

Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema… Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció… Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas y recientísimas… Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada… Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras.

La palabra / Pablo Neruda

Confieso que he vivido, Buenos Aires, Ed. Losada, 1974

Foto: Tobias Bennett
Foto: Tobias Bennett

El 12 de octubre las Naciones Unidas celebran el Día de la lengua española para apoyar a los programas y el desarrollo del multilingüismo y el multiculturalismo. Uno de los objetivos es el mantenimiento de la igualdad de los seis idiomas oficiales: árabe, chino, español, francés, inglés y ruso.

Lluvia

 

Foto: CARLA MORALES
Foto: CARLA MORALES

 

Tengo la piel cuarteada sin el agua

que nace de las fuentes de tus dedos…

Carmen González Huguet

Soneto XLV

Foto: Leticia Bárcenas González
Foto: Leticia Bárcenas González

 

No estés lejos de mí un solo día, porque cómo, 
porque, no sé decirlo, es largo el día, 
y te estaré esperando como en las estaciones 
cuando en alguna parte se durmieron los trenes. 

No te vayas por una hora porque entonces 
en esa hora se juntan las gotas del desvelo 
y tal vez todo el humo que anda buscando casa 
venga a matar aún mi corazón perdido. 

Ay que no se quebrante tu silueta en la arena, 
ay que no vuelen tus párpados en la ausencia: 
no te vayas por un minuto, bienamada, 

porque en ese minuto te habrás ido tan lejos 
que yo cruzaré toda la tierra preguntando 
si volverás o si me dejarás muriendo.

Soneto XLV / Pablo Neruda (12 de julio 1904, Parral, Chile – 23 de septiembre 1973, Santiago de Chile, Chile)

Soy la mujer que sólo nací…

Frida Kahlo a través de la lente de Leo Matiz
Frida Kahlo a través de la lente de Leo Matiz

Soy la mujer que sólo nací.

Soy la mujer que sola caí.

Soy la mujer que espera.

Soy la mujer que examina.

Soy la mujer que mira hacia adentro.

Soy la mujer que mira debajo del agua.

Soy la nadadora sagrada

porque puedo nadar en lo grandioso.

Soy la mujer luna.

Soy la mujer que vuela.

Soy la mujer aerolito.

Soy la mujer constelación huarache.

Soy la mujer constelación bastón.

Soy la mujer estrella, Dios

porque vengo recorriendo los lugares desde su origen.

Soy la mujer de la brisa.

Soy la mujer rocío fresco.

Soy la mujer del alba.

Soy la mujer del crepúsculo.

Soy la mujer que brota.

Soy la mujer arrancada.

Soy la mujer que llora.

Soy la mujer que chifla.

Soy la mujer que hace sonar.

Soy la mujer tamborista.

Soy la mujer trompetista.

Soy la mujer violinista.

Soy la mujer que alegra

porque soy la payasa sagrada.

Soy la mujer piedra del sol.

Soy la mujer luz de día.

Soy la mujer que hace girar.

Soy la mujer del cielo.

Soy la mujer de bien.

Soy la mujer espíritu

porque puedo entrar y puedo salir

en el reino de la muerte.

 

María Sabina (Huautla de Jiménez, Oaxaca, 1894- 1985)