Ser soltera a los 40

Fotógrafa Eve Arnold por Robert Penn en el set de la película Becket (1964)
Fotógrafa Eve Arnold por Robert Penn en el set de la película Becket (1964)

Por Hortensia Toledano *

Hace unos días fui a la boda de mi amiga Sofía, en la recepción una de mis amigas casadas, la más preocupada por mi situación, me presentó muy animada a su primo de 35 años, nada mal a primera vista, después del protocolo de la presentación me invitó a bailar; mientras los músicos entonaban animosos una cumbia, el candidato elegido hacía gala de sus mejores pasos.

Ya para la segunda canción, animado me tomó de la cintura y me acercó a él para preguntarme si estaba casada, dije no, después preguntó ¿divorciada?, dije no. Entonces, ya para la tercera melodía se atrevió a decirme: ¿Cómo una mujer tan guapa puede seguir soltera? Sonreí, encogiendo los hombros como señal de decir: no sé. No habían pasado ni tres minutos cuando me preguntó con una seguridad que hasta ahora me sorprende: Entonces, ¿te gustan las mujeres?

No pude evitar sentir molestia, obvio, la oculté con otra sonrisa mucho más fingida que la anterior y le dije: No. Después de un par de canciones más argumenté cansancio y me fui a la mesa a tomarme un caballito de tequila para pasar el bochorno que me había producido su pregunta-afirmación.

La afirmación de mi posible candidato a romance se sumó a otras más que me han llegado en cadena. La ignorancia hacia el conocimiento del otro nos lleva a suposiciones que se alejan de la realidad. El hecho de que pudieran gustarme las mujeres no es motivo de soltería, muchas mujeres de mi edad viven con su pareja del mismo sexo e incluso han formado familias como lo hacen las mujeres heterosexuales, con maternidad incluida.

No es la primera vez que me sucede este tipo de situaciones; hace algunos años, cuando tomaba un curso de mercadotecnia con una colega y amiga, saliendo de clases íbamos en mi auto y vimos a uno de nuestros compañeros caminando, como era noche y la escuela estaba en un lugar donde no pasaba seguido el transporte público me detuve para preguntarle hacia donde se dirigía, coincidencia: íbamos al mismo rumbo, decidí subirlo al auto.

Como estábamos apenas conociéndonos en la clase, nos preguntó directamente si vivíamos juntas, mi amiga que es más suspicaz, inmediatamente contestó que no, que ella vivía con sus hijas y yo sola, sólo que vivimos cerca. No contento preguntó cómo era nuestra relación, insinuando si estábamos juntas, hicimos como que no lo escuchamos y cambiamos de tema hablando de la clase de esa tarde.

En otra ocasión, ese mismo compañero se acercó a mi amiga para preguntarle si le daríamos un aventón de nuevo, ella le dijo que me preguntara porque yo era la del carro, él le respondió: Mejor dile tú, así cerquita del oído que me lleve, a ti te hará caso. Él seguía creyendo que por nuestra cercanía éramos más que amigas, cosa que no nos importó desmentirle.

He sabido por otras personas que mis vecinos, como ven que vivo sola y que la mayoría de mis visitas son mujeres, aseguran que tengo muchas novias que me frecuentan; no me incomodan sus comentarios en lo absoluto, simplemente me divierten.

Tengo 40 años, casi 41 y sigo soltera. Asunto que no me produce complicación alguna y tampoco puedo afirmar, como muchas mujeres en mi situación, que ha sido por elección, en verdad ha sido por una serie de circunstancias que me han llevado a permanecer soltera hasta esta edad. No ha sido por egoísmo, no ha sido por comodidad, no ha sido por vanidad ni mucho menos por miedo al compromiso, simplemente es circunstancial.

El ser una mujer de 40 años soltera, con o sin hijos, no nos convierte en una especie rara, la mayoría de mis amigas siguen solteras y no hay una explicación el por qué estamos así que nos generalice, algo que nos ponga en un solo costal, aunque sí hemos escuchado una y otra vez afirmaciones como:

“si estás soltera es porque eres muy exigente con tus pretendientes, si estás soltera es porque sientes que nadie está a tu altura, si estás soltera es porque la vida te tiene reservado alguien muy especial que llegará muy pronto, si estás soltera es por mandato divino, si estás soltera es porque eres una mujer egoísta y ególatra, si estás soltera es porque te da miedo el compromiso, si estás soltera es por tu carácter».

Peor aún si te atreves a mostrar enfado en público, responsabilizan a tu soltería el rato de enojo: como no tiene marido es una amargada. Y si tienes mascotas que cuidas y amas, te convierte en el estereotipo perfecto porque consideran que tus mascotas son los que llenan el vacío de tus afectos ausentes, más si eres una soltera sin hijos.

Ser soltera es solo ser y ya, no estamos intentando demostrar nada, ni siquiera somos exigentes, tampoco nos pasamos la vida buscando al perfecto príncipe azul o somos escépticas del amor, simplemente asumimos y disfrutamos nuestra soledad, que muchas veces se ve hostigada por la idea tradicionalista de la familia o los amigos, de que es imposible ser feliz estando sola.

Si bien es cierto, muchas de nosotras hemos tenido parejas que por una u otra razón se han ido de nuestra vida, pero hemos pasado inolvidables momentos de felicidad plena acompañadas, y también decepciones amorosas; sin embargo, después del duelo de un gran amor, seguimos adelante con entereza, reconquistando nuestra calma y disfrutando nuestra soledad.

No es la primera vez, ni creo que sea la última, en que alguien preocupado por mi situación quiera presentarme algún amigo soltero o divorciado, o quiera motivarme a buscar pareja en las redes sociales o que entre al sitio de moda de “adoptar un chico” para que pueda por fin conseguir mi alma gemela, aunque, por cierto, yo ya no puedo hacerlo porque es para mujeres de 18 a 35 años.

¿Eres una mujer soltera? ¿Te ha pasado algo similar? Escríbeme y comparte alguna anécdota, sólo por el placer de compartir.

 

*Hortensia I. Toledano Cañas. Originaria de Oaxaca, es licenciada en Administración de empresas y especialista en Mercadotecnia Internacional. Lectora y escritora por afición.