Mi protesta inflamada no es sino el grito de mi alma
Emiliano Zola
Quiero irme a mi pueblo, lejos, muy lejos.
Volver a mi casa donde mi ventana está pintada de
rojo
y el frío marcha por las noches como un soldado
cubierto de niebla.
Quiero ir a mi pueblo, a que me cure el viento de la
madrugada.
A que me vean mi padre y mi madre.
Quiero oír las campanas de bronce, los cerros azules
que suenan cuando llueve;
los altos vientos como ángeles airados,
el Grijalva que se desborda al vientre de la tierra.
Luego me viene un ansia, un malestar, un hombro
alucinante nace
de mi espalda, rompe mi clavícula y me detiene a la
mitad de la calle.
¿A qué esperar? Quiero una boca donde dejar mis
labios;
una palabra en voz alta, dicha en mexicano.
Estoy ahíto, deslumbro como un animal, disconforme.
Con rencor hacia los hombres miserables.
Porque miserable es lo que dicen, miserables sus
cabezas,
miserable lo que comen. Miserables sus trajes, sus
pañuelos, sus intestinos.
Ahora odio.
Ahora congoja, ahora zapato; ahora, rodilla, no
tiembles.
Me vienen ganas de pelear.
Viene una garganta al encuentro de mi voz,
me viene un niño descalzo de palabras y ademanes
que se alborota como un pequeño pájaro.
¿A cómo estamos? Me pregunto.
Acomodo el día.
¿A cómo la comida? ¿A cómo la risa? ¿A cómo la vida?
Acomodo mi cuerpo.
Para darle gusto a mi sangre estoy vivo, para darle
ganancia.
Estoy alerta contra los enemigos, estamos alerta.
Nos han pateado, nos han encarcelado.
Nos meten agujas debajo de la lengua.
Resistimos.
Como los árboles ante el empuje del viento.
¿Y Vosotros qué, y ustedes cuándo? ¿ahora ellos, mañana (no quiero ni pensarlo), tal vez tú y él?
¿cuándo vamos a luchar, cuándo vamos a luchar y
clamar y clamar?
Y bien ¿ahora qué?
¿ahora qué, nosotros?
¡Arriba!
Arriba no pasa nada.
Pasan nubes.
¡Arriba el mitin de los trenes!
¡Arriba la huelga en la mina de hambre!
¡Arriba el acento que trastorna las vocales!
Arriba, las nubes se amontonan como piedras.
¿Para qué refugiarse entre los tuyos? No vayas a
ninguna parte.
Decide tu casa, decide el movimiento
de las Estaciones.
No digas más, “si algo pasa que lo cargue el viento”.
No busques remedio a tu dolor, no busques quién te ampare.
No busques el color de la cal en las paredes.
Cuídate de la tos del espíritu, de la tuberculosis de
la indecisión,
de la calentura del lodo.
No busques una mano que te consuele, un abrigo que te
abrigue.
¿Dónde nos encontraremos? ¿Dónde avistaremos la calle?
Hay que alistarse,
salir de los hospitales en muletas,
brincar en la mesa de operaciones.
¡Alerta! ¡Alerta!
Parte el viento rumbo al sur. Parte el viento como
una espada.
Pero dirás: “primero son mis ojos que se sorprenden con
el descubrimiento de la luz;
primero es el hambre que golpea mi estómago”.
Pero dirás: “primero es curarse, tomar el remedio que
te salve”.
Pero dirás: “yo no quiero escupir sangre en la banqueta
que pisan los niños”.
Pero dirás:” amo el mar”.
Pero dirás: “amo”.
Entonces, hay que luchar.
Pelea, fatiga. Pelea, cama, contra mis huesos.
Pelea contra los indignos de llamarse Pedro
o Nicolás.
Pelea, piedra.
Pelea, obrero.
Pelea, aire, contra las aves.
No veles más tu cuerpo.
Asiste a tu muerte.
No veles la noche.
Pelea, luz; pelea, amigo.
Si viene el amarillo dale una luna para que aprenda.
Si viene el azul enséñale la línea del horizonte.
Si viene el rojo dale una bandera,
dale tu sangre, aliméntalo en tus venas.
Las paredes dicen: levantamos un cuarto.
El calendario señala el día tres de abril como un día
imperecedero.
La ciudad de México está bajo un cielo de humo.
El tórax no me duele; me duele nombrarme a grandes
voces.
Hay un precipicio entre mi boca y mi estómago.
El Diablo carcelero ha cerrado la puerta, ha abierto la
oscuridad,
ha roto la rebelión de los dignos.
Las cadenas dicen: nos enredamos en sus manos como
culebras.
Los altos funcionarios hacen concesiones a la muerte.
Pero las sillas dirán: no se sienten los culpables,
los matadores.
Las casas dirán: no entren.
La enfermedad que mata dirá: asesinos.
Yo diré: asesinos.
Acuso el hambre de matar al estómago, de herir a las
costillas,
de acabar el paso, de abrir los pómulos de la cara,
de enflaquecer la vida.
Yo acuso al agua que da de beber a los criminales.
Yo acuso al aire malo y enfermo.
Yo acuso al señor día, de vivir entre bandidos.
Al señor animal,
al señor banquero,
al señor piedra,
al señor político,
al señor dinero,
de presentarse y de inclinarse ante el señor Estado
que les da de beber y comer para mantener el crimen.
Yo acuso a los periódicos de toda falsedad,
yo acuso al ejército de estar contra el pueblo,
yo acuso a la juventud de ancianidad,
y a los muertos que no hicieron nada, los aborrezco.
No tengo nada contra nadie: nada más odio a los
conformes,
a los aduladores del oro.
Yo acuso a mis hermanos, a mis amigos.
Yo acuso a mis ojos de ceguera,
a mis piernas de no andar,
a mis uñas de tullir a mis dedos:
yo acuso a mis palabras incoherentes,
yo acuso a mi corazón de no gritar,
a mis manos de no empuñar una lanza que derrumbe
al día,
yo acuso a la enfermedad que me doblega
como un árbol lleno de llagas en la corteza,
yo acuso, en fin, a la noche,
de haber violado a una rosa que no era la culpable de
ningún crimen.
Por esto, por el fuego,
por la escritura de mi lápiz,
un día más, un mes tan sólo, un año me voy, otro me quedo.
Por mí,
por nadie,
por la vesícula del aire,
por el remolino de mi dolor,
yo estoy.
Yo estoy, sí, esperando la lluvia.
Yo espero sanar y estar bien por el invierno.
La primavera me ha hecho mucho daño.
Ahora mi palabra es ronca, y mi boca tiene tos,
y quiero irme , pero no quiero irme.
Estoy bien, amigos míos; estoy mejor.
Me alzo sobre el mar, y veo.
El viento es el cordón umbilical de las montañas.
Padezco el mal de amar a mi tierra,
de amar a mis huesos, de amar a mis hermanos.
Porque México, México, mi México.
1968
Foto: Archivo fotográfico de El Universal
Foto: Hermanos Mayo
Foto: Magazine de Policía, 1° de septiembre de 1968
Foto: Claroscuros en la Educación
Foto: Tomada de Internet
Foto: Revista Por qué? 25 de septiembre de 1968
Foto: Archivo Fotográfico de Rodrigo Moya
Foto: lanochedetlatelolco.blogspot.mx
2014
Foto: Roberto García
Foto: Pozol Colectivo
Foto: La voladora Radio
Foto: Internet
En protesta / Óscar Oliva (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. 1937)
Fuente: Trabajo ilegal. Poesía 1960/1982. Editorial Katún. 1985.