Gabriela G. Barrios García / Leticia Bárcenas González
Fotografía: Raúl Ortega / CORTESÍA
Se ha dicho que la fotografía es registro, pensamiento, interpretación de la realidad, por lo tanto es subjetiva, a través de ella se cuentan historias y proporciona información de gente, lugares y situaciones del diario vivir.

A lo largo de la historia han existido controversias y reflexiones en la forma de hacer fotografía y la creación de imágenes de aquellos que deciden buscar y ofrecer una visión muy particular de ver el mundo al registrar, proponer y opinar con la fotografía, no sólo como un pasatiempo o un registro personal sino de manera profesional.
¿La fotografía es sólo el arte y la técnica para obtener imágenes duraderas debidas a la acción de la luz? ¿La fotografía es sentimiento? ¿Quién está detrás de cada imagen? ¿Qué es un fotógrafo? ¿Quién es Raúl Ortega?
Raúl Ortega es un reconocido fotógrafo que vive en Chiapas desde hace más de una década y cuyo trabajo ha sido reconocido a nivel nacional e internacional, primero como reportero gráfico y actualmente como fotógrafo independiente, con proyectos a largo plazo de temática social.
Su encuentro con…
Para Raúl Ortega, ser fotógrafo es sorprenderse y descubrir muchas cosas y vidas y la fotografía es retratar en el tiempo y espacio que le tocó vivir, es principalmente dar su opinión: “Es como decir yo pasé por aquí y vi esto. Si partimos de que la fotografía es un medio de comunicación o de expresión, es como mostrar un mundo, aunque sea el mismo mundo que retratemos, de distintas maneras. De eso que te sorprenda o que te gusta o que vas armando visualmente o imaginando y de pronto no lo encuentras. Es muy complicado, no es una ecuación matemática”.
Desde muy pequeño, estudió dibujo y pintura con maestros del barrio donde vivía. Eligió la carrera de diseño. Todo ello se fusionó en su primer trabajo en el periódico Unomásuno, que era un medio de izquierda, el de avanzada, comandado por Manuel Becerra Acosta quien junto a Julio Scherer García, había roto con el Excélsior y se habían peleado con el gobierno “una serie de cosas muy interesantes y apasionantes”, como él lo afirma.
Trabajó en el área administrativa, “no me llamó la atención el diseño dentro del periódico porque era sólo formar el periódico, eso no era muy atractivo para mí. Entonces comencé a voltear a otras áreas y una de ellas fue la fotografía. Me empezó a gustar y tuve la oportunidad, gracias al sindicato de aquel momento y a la empresa, de tomar clases en una escuela que se llamaba Casa de las Imágenes y ahí es donde aprendo un poco y me quedo con el gusto de haber conocido la fotografía”.
¿Cuál fue tu primera fotografía?
Estudiando en Casa de las Imágenes con el profesor Carlos Morales y con una reportera gráfica famosa que trabajaba en el Unomásuno, Marta Zarak, quien fue la primera mujer fotógrafa enviada a una guerra por parte de un medio mexicano. Esa escuela era un proyecto de arte cultural en el cual estaba inmerso Antonio Turok, destacado fotógrafo en aquel momento, que había estado en Centroamérica. Estudiando ahí me dejan mis primeras imágenes y recuerdo que tomo muchas fotografías pero una de las que yo decido hacer, es decir, la tomo, revelo el rollo y la imprimo, es una foto de una iglesia al atardecer, que está por el metro Salto del Agua. No creo que sea muy buena pero fue mi primera foto (risas).
¿En qué año y con qué cámara la tomaste?
El año no me acuerdo, esto debe haber sido a los 23 o 24 años, o sea, ya mucho tiempo (risas), tengo 48 años. Y ¿con qué cámara la tomé? Dicen que con la mejor cámara del mundo, una prestada. En ese momento no tenía cámara, me la prestaron y si mal no recuerdo, fue de un reportero del periódico que se llamaba José Luis Rocha, quien me prestó una cámara vieja que él no usaba, una Canon, no me acuerdo del modelo pero eso sí, pesaba más que una computadora de ahora (risas).
¿Cómo eliges lo que vas a fotografiar y lo que no?
Es muy difícil, muy complicado responder algo así porque no lo eliges, muchas veces hasta te elige el hecho, la circunstancia, es como una pequeña suerte. Siempre buscas o intentas, en mi caso hay dos factores. Dentro del periodismo siempre buscas la noticia, estar en ciertos momentos, los más importantes, donde haya más acción o donde se dé un momento relevante a raíz de la política o algo así pero ya haciendo fotografía no tan periodística, por principio es el tema y de ahí empiezas a hacer un recorrido, entre más sabes del tema mejor podrás retratarlo, se te irán menos cosas, lo podrás documentar mejor. Una imagen me ha llevado a otra, una persona a otra, un hecho a otro y de pronto te sorprende la misma realidad. Por fortuna yo quisiera seguir sorprendiéndome por mucho tiempo con la imagen y con lo que es el mundo.

En qué género te sientes más cómodo: fotoperiodismo, retrato, paisajismo…
Mi formación, orgullosamente, fue el periodismo, muchos años lo hice con muchas ganas, con pasión y creo que lo hice así porque hubo gente que lo sabía y me lo enseñó. No me refiero nada más a fotógrafos, sino reporteros, amigos. Participar en dos periódicos de los más importantes en su momento, como el Unomásuno con Manuel Becerra Acosta y La Jornada, en la primera etapa con Carlos Payán y ahora con Carmen Lira y después, cuando salgo de La Jornada, en la revista Proceso, que para mí es también de los medios más importante en México, es un orgullo. Estar alrededor de muchísima gente que tiene ganas de hacer cosas, que ve distinto al mundo, creo que eso te ayuda. Ya hace tiempo que no hago esta foto diaria, me he tendido más hacia la foto documental y menos la noticia pero creo que lo único que ha cambiado son los tiempos que tengo para ir retratando lo que quiero o el tema que tengo o lo que puedo retratar.
¿Cuáles son los temas fundamentales en la fotografía de Raúl Ortega?
Creo que es uno, fundamentalmente, la gente. Para mí lo más importante en la fotografía son las personas y creo que en distintas facetas, la gente y la tolerancia; podría decirse que es una complicidad con ellos, con lo que retrato. Tengo muchos temas sociales y principalmente me identifico con las luchas sociales que se han dado y he podido cubrir.
Dices que hacer fotografía es una manera de vivir, de ver el mundo y a la vez de ser cómplice. ¿En México se puede vivir de ser fotógrafo?
Es muy difícil y cada vez peor. Te puedo decir para empezar, que este año tengo dos meses sin trabajar, desgraciadamente cada vez se puede menos y más cuando no te alquilas a un medio, a un sistema y esto no lo digo siquiera en un mal plan, es decir, si no trabajas en alguna institución o una empresa, es más complicado porque estás en la espera y a la caza de poder hacer, por un lado la fotografía que tú quieres y que te gusta pero por otro lado, ganar dinero para vivir. De alguna manera lo he podido llevar bien porque mis fotografías han estado expuestas en galerías y en museos, eso en algún momento me ha permitido vender imagen y vivir de la obra; en otro momento, el ser periodista te permite vender tus imágenes a razón de los intereses de los medios o de la noticia pero hay otra parte, cuando se cierra el mercado en un año de crisis o electoral, como por lo general pasa en México y tampoco perteneces a ningún lado pues te quedas sin trabajo y bueno, en un estado como Chiapas, en el que por desgracia todos dependemos del gobierno porque no hay iniciativa privada, porque se mueven pocas cosas, se complica más y es de pronto hasta desesperante. Increíblemente yo había podido vivir toda mi vida de ser fotógrafo y hoy, con un poco más de experiencia, tal vez sabiendo un poco más, cada vez puedo menos vivir como fotógrafo. Seguramente en algún momento de mi vida, ¡ojalá!, pueda hacer fotografía y algo más. Quizá me quede haciendo algo más en vez de fotografía.
¿Y qué sería ese algo más?
Es también una decisión medio complicada porque ya no sé hacer nada. Llega un momento en el que si ya tienes 25 años haciendo fotografía y crees que es lo que sabes hacer y de pronto te dicen que eso no se vende, pues te ponen en un aprieto.
¿Y no has pensado en algún momento poner un estudio?
Yo siempre he renegado de esa fotografía, no porque esté mal sino porque no me gusta hacerla; ahora, quizá acabe un poco así. No quisiera.
Quizá dar cursos.
Preferiría quizá pero qué tanto será realmente rentable. Y la otra, finalmente dejas de ser fotógrafo. Yo digo, ojalá sea algo relacionado con lo que hago y me gusta. La verdad es que se torna cada vez más complicado o igual y pones una cafetería con alguien y podrás vivir de eso y bueno quizá puedas hacer algún proyecto personal por ahí, muy de vez en cuando, pero ese tiempo que necesitas para trabajar en foto, ya no lo tendrás, será para trabajar en la cafetería o la pastelería o vendiendo tacos y ya no podrás hacer lo que te gusta. Esa es parte de la realidad.
¿Qué buscas con tu fotografía, reconstruir, rescatar o escribir la historia?
Para empezar sobrevivir (risas). Es un poco como retratar en el tiempo y espacio que te tocó vivir pero principalmente es dar tu opinión. Es como decir: yo pasé por aquí y vi esto. Si partimos de que la fotografía es un medio de comunicación o de expresión, lo que yo veo tal vez ustedes no lo vean o viceversa, es como mostrar un mundo, aunque sea al mismo mundo que retratemos, de distintas maneras. Por ejemplo, yo he sido poco religioso en mi vida y mis temas son muy religiosos, como las fiestas (indígenas) y ahora lo que estoy haciendo de la religión yoruba (en Cuba). Me llaman la atención esos temas pero los tomo hacia la tolerancia, pueden ser indígenas o afrocubanos y con todo respeto tratando de hacer lo mejor. Pero alguien que esté relativamente en contra de ello, hará otro trabajo y dirá esto es lo peor y se basará en esa ideología para hacerlo. Más bien sería una cuestión de mostrar esa parte de mundo que normalmente criticamos pero que ni siquiera conocemos, ni decir ni son mejor ni peor, son otros, son ellos, muy respetables como seguramente lo serán otros.
En tu carrera como fotógrafo, ¿qué imagen te ha conmovido?
Varias. Hay una que creo nos marca a todos, es la de la niña en Vietnam (Kim Phuc fotografiada por Nic Ut), para mí es una de las fotos que siempre recuerdo y que marca el fin de una época, que no fue la mía, pero que marca un tiempo. Hay unas fotos tremebundas de impactantes por la violencia, la guerra. Creo que también es un poco una cuestión de la edad, tiendes a ser un poco más beligerante, más duro. También la situación cambia respecto a lo que has tomado en mucho tiempo de tu vida y recuerdo más otras fotos que son menos impactantes socialmente pero más hacia la parte sentimental. No hablo del corazón, este de las telenovelas o de las publicaciones de la prensa rosa, hablo más del sentimiento. Del corazón de a de verás, de ese sentimiento humano importante que necesitamos todos para sobrevivir en la sociedad que estamos viviendo, que podría ser “El Beso” de Robert Doisneau que podrían ser también hasta un poco las fotografías de Sebastiao Salgado. Yo creo que son muchas.
Su concepto de…
Algunas veces serio, Raúl Ortega reflexiona sobre el hacer de los fotógrafos, otras, con la sonrisa en los labios y una evidente pasión por la fotografía, dice que dentro de ésta, también hay modas como en la ropa, el arte, la pintura, etcétera, por lo que muchas veces se premian las fotos que no necesariamente son las mejores, lo que no es cuestionable es que toda foto es registro, por mala que sea, que se le considere arte dependerá de los valores estéticos, la intención, el tiempo e incluso la vejez que tenga la misma imagen, por ejemplo, una fotografía de la Revolución Mexicana pudo no ser valorada en su momento como los es hoy.

¿Qué hay detrás de cada fotografía?
¡Un poco de vida! Creo que detrás hay un poco de ti mismo y de experiencia y ojalá haya, por lo menos dentro de lo que quiero hacer, mostrar, haya un poco de lo que pienso y veo.
¿La fotografía crea fetiches, por ejemplo de las cosas y de los tiempos idos?
Sí, la fotografía tiene que ser nostálgica por antonomasia; porque finalmente estás viendo algo que ya no existe, algo que se fue. Y que también puede ser polémica porque la historia de cómo fue y la manera de ver el mundo de cada uno de nosotros es distinta y al ver esa historia, ese punto de un tiempo que ya no existe… podría haber un debate interminable.
¿Qué es la belleza para el fotógrafo Raúl Ortega?
La belleza es principalmente un sentimiento, que no pasa necesariamente por lo físico. Sería un sentimiento que te pueda llenar el pecho y que puedas transformar en algo, en lo que tú quieras, si haces fotografía, ojalá fuera en fotografía, porque creería que sí puedes ver la belleza en un movimiento social, en un hospital siquiátrico o en una fiesta de indígenas.
¿El cine ha influido en tu trabajo?
Sí, creo que en el mío y en el de todos. Estamos saturados absolutamente de medios y de imágenes por todos lados. Creo que finalmente influye querámoslo o no, para bien o para mal, a eso habría que darle una lectura y hacer un análisis.
¿El fotógrafo es un voyerista innato?
¡Sí!, gracias a Dios.
El fotógrafo Paul Graham dice que los fotógrafos, como los poetas, deben renovar su lenguaje visual, ¿tú lo has hecho?
Esas cosas como que de pronto no me gusta contestar mucho porque es difícil decir: sí, yo me renuevo cada dos años. Tendríamos que hacer un análisis de mi trabajo y ver cómo empecé, cómo fui evolucionando o involucionando realmente. Creo que sí vas cambiando; estoy seguro que no puedo fotografiar lo mismo que fotografiaba a los 25 años porque soy otra persona, a través de las experiencias que he tenido, buenas y malas, veo el mundo de otra manera a como lo veía hace días, meses o años. Creo que se fotografía distinto, eso es renovarse, que sea mejor o peor, también eso habría que valorarlo, pero sí diría que no se retrata igual a través de los años.
La fotógrafa Minnett Vari dice que las estrategias artísticas se vuelven volátiles cuando se usan como instrumento contra el olvido de la historia. ¿Tú crees que pase eso con la fotografía?, ¿se vuelve volátil?
Depende. Si pensamos que hoy las empresas que más hacen cámaras son las empresas de teléfonos celulares, podemos creer que son lo más volátil del mundo, nadie las guarda, se les echa a perder el teléfono y se pierden todas las fotos y ese fragmento de historia. Bajo esa lógica creo que sí, se vuelven volátiles pero habrá quienes tendrán mayor calidad de trabajo e intención de guardar esa fotografía, que tendrá un mayor valor, y a su vez, quien fotografíe hechos históricos, cuestiones sociales, políticas o culturales importantes, pues diría que tendrán más oportunidad de ser parte de la Historia.
¿Por qué es importante la mirada en los retratos de Raúl Ortega?
Hay hasta un cliché de decir que la mirada son los ojos del alma, yo no sé si lo sea así, lo que sí es cierto es que nos reflejan cosas; la mirada sí nos da una perspectiva de qué está pasando. Hay una foto de Marilyn Monroe, esta mujer bella, guapa, altiva, sonriente, sensual, que a mí me fascina como icono, pero que en una foto que le toma Richard Avedon, le ves la mirada y está ida del mundo en ese momento y cuando él le dice empecemos la sesión (fotográfica), hay una actuación de cómo quiere salir en la foto; creo que todos somos así pero si alguien te llega captar o tú llegas a captar a alguien en ciertos momentos denotas parte de su personalidad, que es también de alguna manera lo importante de un retrato.
Y en el proceso creativo de la fotografía ¿qué es lo más importante?
Creo que todo. Son pasos, son momentos, son lugares, son sensaciones, son sentimientos. Podría decir que en ese proceso muchas veces ni siquiera retratas, lo que pasa es que lo vives y la vivencia te hace retratar en otro momento con otra visión de las cosas. No necesariamente el proceso es fotografiar y fotografiar, es un proceso de aprendizaje, es un proceso de vivencia, es un proceso de compartir momentos y el mundo con mucha gente, unas personas con las que te toca vivir y otras con las que quieres compartir. Eso es lo que te va haciendo único en esta vida.
La representación de las escenas del pasado, ¿sirven de algo?
Sí pero creo que depende de la lectura que le demos. Diría que sí nos ayudaría hasta a no volvernos a tropezar con la misma piedra, hasta tener una conciencia de hacia dónde vamos, de no repetir errores, tener una conciencia distinta a la que tenemos, eso en el mejor de los casos. No siempre es real, creo que cada quien ve las mismas fotos con ojos distintos al igual que las obras literarias, las grandes obras cinematográficas o las grandes obras escultóricas y a todos ese proceso nos ayuda, ¿qué tanto?, creo que es personal ese proceso de crecimiento o no, de conciencia o no.
¿Aparte de la fotografía qué te produce placer?
¡Uy, muchas cosas! Creo mucho en la amistad, creo por fortuna, en la pareja, en el amor. Siempre se oye un poco raro cuando dices el amor pero hablo del amor más humano, el verdadero, éste que tiene problemas pero que al final sabes que también se puede componer o de que tienen errores los otros o tienes errores tú y al final es la voluntad y la capacidad de brincar cosas y de convivir, de equivocarse, de perdonar y de estar, lo que prevalece. Obviamente disfruto ser padre, me gusta convivir con mis hijas, realizar y compartir cosas con ellas, me gusta estar con mis amigos, me gusta mucho el cine, ir a exposiciones. Ahora que vivo lejos de mis familiares, me gusta visitarlos, estar con ellos, me causa algo muy grato. Y bueno, los placeres carnales también (risas), bueno de todo tipo, un buen vino, una buena noche, una buena velada, una buena película, un buen libro, una buena plática, un buen día de flojera absoluta o un buen día de estar muy cansado, agotado pero muy satisfecho de haber hecho una buena foto. Hay muchos placeres. Me causa todavía mucho placer el proceso de viajar para iniciar o seguir un proyecto, hay como mucha adrenalina, cuidar que no se te olvide nada. Ojalá no haya un fotógrafo al que sólo le produzca placer la fotografía.
¿La fotografía de prensa sólo retrata el lado doloroso de la vida?
¡No! Creo que la fotografía de la prensa puede mostrarlo todo, y entonces, partiendo de eso, supongo que algunas personas, no sólo en la fotografía sino también hay fotos de prensa o documentales que muestran la felicidad. Ahora, la prensa tiene una función como tal de tratar de denunciar, de decir, de mostrar a la sociedad, al poder, a la crítica y demostrar de una manera dura la realidad o la realidad que tú quieres ver.
Su trabajo en…
Según Raúl Ortega todos los proyectos son como hijos, aunque algunos estén feos; no importa si salieron así por falta de capacidad, por la situación, si no se tuvo suerte o no se pudo resolver bien, son tuyos y no hay vuelta atrás. “El libro De Fiesta para mí fue muy importante en su momento pero después ya no podía hablar de él, me cayó tan mal; todo mundo me preguntaba sobre él y ya no quería ni verlo. Lo que hiciste pues ya lo hiciste. Creo que así es todo en términos generales, pero los proyectos son eso, son por un tiempo, los acabas y los abandonas, los olvidas, como que los guardas; los proyectos nunca van a desaparecer aunque quieras pues ni siquiera esos de ¡qué horror! Ahí los vas a cargar, siempre va a haber alguien que te lo recuerde”.

¿A quién te gustaría retratar y a quién no?
Por gusto retrataría a algunos y por oficio podría retratar a quien sea. No hay a quién no, digamos yo lo puedo retratar, me puede caer mal el tipo, no puedo coincidir con él tal vez con lo que piensa, con lo que cree y muchas veces lo que hace, hablando de políticos digamos, pero si tengo que retratarlo lo retrato. Pero tratando de dar mi punto de vista. Puede ser difícil pero lo intentaría.
¿Te has hecho autorretratos?
Sí. No desnudo, ¡¿eh?! (risas). Sí tengo autorretratos pero son muy pocos. Soy muy malo y me da flojera.
¿Para quién posarías?
Para nadie, realmente posar, no, no me gustaría. Se oye feo que un fotógrafo diga eso ¿no? Pero a la mayoría de los fotógrafos no nos gusta estar delante de la cámara, hay algunos que sí y son buenos para eso, les gusta y se manejan muy bien, adelante de los micrófonos y de las cámaras, hay de todo, en lo personal no me gusta.
¿Cómo ha afectado la evolución de la fotografía de lo análogo hasta lo digital en tu creación?
Creo que no afecta, modifica únicamente y si partimos de que la cámara es un instrumento únicamente para hacer algo, gracias a Dios, lo importante sigue siendo lo que está atrás de esa cámara, o sea la idea, la técnica, el sentimiento, todo lo que tienes para poder hacer fotografía. Antes era una cámara con un rollo, una película y ahora es una tarjeta electrónica, yo sigo retratando igual. Técnicamente cuando sacas la foto es un proceso distinto y la nostalgia nos hace acordarnos de lo anterior. La tecnología nos está dando la misma calidad. Creo que quienes decimos que las fotos que se preparaban con los rollos y después los químicos y el laboratorio, el cuarto oscuro y ponerlos a secar, todo ese proceso que era bien largo, pero padre a la vez y que me tocó vivirlo, es parte de la nostalgia. Que no está mal ser nostálgico de vez en cuando. Luego aburrimos un poco pero (risas) no creo que sea mejor. Por fortuna sigue siendo más importante quién toma la fotografía que con qué se toma.
¿Cómo es ese proceso de llegar como un desconocido y explicar lo que buscas en el lugar donde visitas?
Si vas con alguien del lugar y te avala es porque no te creen a ti, le creen a con quien vas, que digan “mira este es fotógrafo y viene a”, eso te valida. Si tú llegas solo y dices “soy fotógrafo y voy a”, te pueden creer o no. Muchas veces trabajas con la confianza y la confianza se gana, nadie te la regala, aun cuando te presenten, eso se trabaja con la personalidad de cada quien. Me pasó en las zonas indígenas, llegar y decir “estoy trabajando y hago un proyecto de estas características”, en algunos lugares te dicen que no les interesa y hay otros en donde te dicen que sí. Increíblemente estamos en una era de imágenes por todos lados y por la inseguridad que se vive y los miedos que hay, cada vez es más difícil tomar fotografía.
¿Qué es más cómodo para ti, fotografiar en casa o en una ciudad donde eres un extranjero?
Si vas a España o a Francia a fotografiar por principio te ven mal en las calles, no les gusta que andes retratando; me reclamaron airadamente y me llevaron a un policía por tomar unas fotografías en el Ayuntamiento de París, porque estaba fotografiando y había gente, entonces más allá de que seas extranjero o del lugar, les molesta la cámara. Allá hacen valer esa parte de que yo soy dueño de mi imagen y no me puedes tomar una foto si no me tienes un papel firmado. Entonces, si eres extranjero y aparte te pasa esto, dices: ¡No, pues que horror! En España viví casi un año y no pude retratar, no hice casi nada, tengo muy poquitas fotos de España. Y por ejemplo, en (República) Dominicana o en Cuba no fue así, es que ese es el problema: no depende de ti, es donde te acogen mejor. Y finalmente, como siempre, la gente que menos tiene te abre más las puertas. A Cuba llegas y te invitan al baile y te dicen “ey, chico, pásale”. En Dominicana también, de alguna manera la gente te abre las puertas y te sientes más a gusto. Entonces, tienes como muchas posibilidades para hacer fotografía.
“La experiencia como fotógrafo en Chiapas me cambió radicalmente”. ¿A qué te refieres?, ¿cómo se dio o qué desencadenó ese cambio?
Muchas cosas. Por principio, la parte social, descubrir que aún estando en medios y aun teniendo una posición política de las cosas y ser relativamente participativo, surge un movimiento armado en tu país, dices no puede ser, dónde estábamos, cuando aparentemente íbamos a firmar un tratado de libre comercio, cuando estábamos “entrando” al primer mundo, aun los que no le creíamos al gobierno, medio le creíamos y eso te hace cuestionarte otra vez todo. La verdad es que no tienes más que un sentimiento de culpa y de compromiso con quienes se levantaron y te hicieron ver la vida como es. Esa es una parte y la otra es que en ese proceso, de cuando vine y vi el levantamiento zapatista y me tocó cubrir lo de Ocosingo, los muertos, y nos dispararon a los fotógrafos. Dentro de ese mundo complicado en el rollo profesional, también se da una relación de donde hoy, tengo una esposa y dos hijas ¡Que no es poca cosa! Finalmente, modifica mucho no nada más lo que hago como fotógrafo sino modifica mi vida. A María la conozco aquí en Chiapas, tenemos una relación, finalmente nos casamos y tenemos dos hijas. Eso, no modifica nada más tu manera de ver la foto, modifica el mundo y tu vida. Es más vengo a vivir a Chiapas después de que renuncio a La Jornada porque María es de aquí, tal vez si María hubiera sido de Yucatán, me voy a Yucatán. Son cosas que van pasando y finalmente nos quedamos. Nos fuimos a España a vivir un rato, regresamos, vivimos en San Cristóbal y después en Tuxtla. Creo que el zapatismo ha sido el último gran evento periodístico de México y me tocó fotografiarlo; me siento afortunado.
Retratos de familia…
La familia es el pilar fundamental de la vida, ha dicho Raúl Ortega, aunque la visión de ésta en la actualidad difiera de la que se ha planteado socialmente a través de muchos años. “Tengo un hijo de 26 años, ya soy abuelo, él tiene un hijo de un año. Yo no me casé para tener a Argenis pero forma parte de mi vida, siempre lo he visto, siempre hemos compartido y obviamente es parte de mi familia y de mi vida. También tengo dos hijas y una esposa que forman parte fundamental de lo que hago cotidianamente, de mis aciertos y mis equivocaciones, de poder hacer y crear, ante mí y ante los demás. Por principio nos tocó vivir aquí y ahora, pero además, hemos decidido de alguna manera vivir la vida juntos, afortunadamente”.

“Retratos de Familia, miradas a las familias españolas del siglo XXI” (España 2007). “Retratos de Familia, la familia chiapaneca en el siglo XXI”. ¿Por qué ahora México, cómo surge el proyecto?
A España me invita un grupo de fotógrafos, especialmente Juan Manuel Díaz Burgos, a formar parte de ese proyecto, donde también participan otros grandes fotógrafos: (Juan Manuel) Castro Prieto y Vicente López Tofiño, el “Tofi”, a quien no conocía. Los cuatro hicimos ese proyecto hace cuatro años más o menos y acabó siendo un libro y un proyecto exitoso para todo mundo. Tenía la idea de poder hacerlo en Chiapas, creía que aquí se podría hacer un buen libro con la misma temática pero nos enfrentábamos a muchas circunstancias complicadas, entonces se tardó algo de tiempo; la idea estaba y finalmente lo pudimos hacer como proyecto colectivo, aun con situaciones complicadas.
¿Qué pretendes lograr con este trabajo?
Es un proyecto mío que afortunadamente me tocó coordinar. La coordinación de un proyecto así no es decirles qué tienen qué hacer; es, digamos, únicamente ser un poco el mensajero para llevar y traer fotos y llevárselas al editor. Creo que realmente cada fotógrafo sabe hacer su trabajo, aparte hay algo muy especial en este proyecto, todos con quienes trabajé son mis amigos, gente muy cercana de mucho tiempo y otros de menos, pero que por principio pudimos hacer un proyecto porque teníamos ganas. Eso fue muy importante.
Los fotógrafos participantes son de distintas generaciones, ¿cómo pudiste conciliar las diferentes visiones?
Somos unos viejos y unos nuevos. La calidad es la calidad, la cual nos puede llevar a que te guste más una u otra cosa, hasta como autores, o por su experiencia o no. Creo que en términos generales hay una calidad estándar, eso te da la ventaja y la posibilidad de que todo lleve el mismo camino.
¿Por qué la familia en un momento en que se cuestiona la falta de valores en la sociedad mexicana?
Creo que la familia no necesariamente tiene que ser papá, mamá, hijito, tal vez sea como la hemos planteado socialmente para poder subsistir en una sociedad tan complicada y tan compleja como la nuestra y más actualmente. Los valores creo que hoy son desechables, casi todos, por desgracia; yo vengo de una familia de las llamadas disfuncionales, son las que te tocan. Si ven en el libro, hay mujeres solas, hay un hombre solo, hay gente que no tiene necesariamente esta vinculación familiar: madre, padre, hijitos. Hay familias de todo tipo y por lo tanto el respeto a todas ellas. No fue un proyecto pensado en retratar todo el tipo de familia que hay, era sólo la familia chiapaneca, o sea era salir a la calle y decir qué nos encontramos, más o menos lo que Chiapas representa como familia y hay una diversidad económica, política y social. La diferencia que hay con el proyecto de España es que allá se retrataron todos los tipos de familia: hay una pareja de homosexuales que viven juntos y son reconocidos como familia en España, una familia de lesbianas, la reconstruida, los que viven juntos, los que están casados, los que no; seguro debe haber todo eso en Chiapas pero no era el tema ni la dinámica para hacerlo, porque era otro, era distinto.
¿Crees que a partir de esta muestra por la geografía de Chiapas, se pueda hablar de una identidad de la familia chiapaneca?
No. Digo que es mostrar nada más, es una parte de lo que vivimos, ningún proyecto te puede hablar al cien por ciento de nada; únicamente intentamos hacer fotografías de ese tema, con esa visión y ese camino para mostrarnos un poco a nosotros mismos lo que somos. Seguramente nos faltaron muchísimas familias, circunstancias y cosas para retratar; qué mejor que alguien tuviera otra idea más completa y la siguiera y saliera otro libro de este tipo.
¿La casa qué papel juega en la imagen de la familia?
La casa da una seguridad, como tener un poco de dinero, como estar bien con tu pareja, como que tus hijos no estén enfermos, como que tu madre esté relativamente vieja pero sana, el que tengas trabajo. La casa es importante pero no fundamental, te da seguridad aunque sea un espacio pequeño, una casota con dos carros a la puerta con una gran sala y un patio a todos nos gustaría pero no te dará la solidaridad ni el cariño de la familia, ni el amor con tu pareja ni nada. Sí es importante pero nada más, como todas las cosas materiales.
¿Los retratos son espejos?
Sí, porque finalmente retratas un poco lo que tú eres, en tus fotos tiene que quedar algo de lo que tú eres también, entonces sí creería que es parte de nosotros.
¿En qué estás trabajando actualmente?
Estoy desempleado. Sigo trabajando en el proyecto de las bailarinas, quiero acabar este año el proyecto de la religión yoruba en Cuba, quiero ver si este mismo año cerramos el proyecto de Dominicana con Juan Manuel (Díaz Burgos) y con eso tengo bastante; tengo que editar y ver de qué manera voy a subsistir el resto del año.
[box type=»info» style=»rounded»]
SILUETA
Lugar de nacimiento: Ciudad de México.
Edad: 48 años.
Número de hermanos: Éramos 8 y ahora quedamos 7.
Estado civil: Casado.
Número de hijos: 3 y un nieto.
Pasatiempos: No sé, varios.
Música: Principalmente en español.
Película: Casablanca.
Fotógrafo: Graciela Iturbide.
Comida predilecta: Mole verde.
Rituales: Todos.
[/rescue_box]
[box style=»rounded»]
EN CORTO
Luz: Todos
Disparo: Arma
Imagen: Buena
Cuarto oscuro: Añoranza
Cámara: Vida
Intuición: Fundamental
Tiempo: De todos
Blanco: Más blanco
Negro: Más negro
Color: A veces
[/rescue_box]
*Entrevista publicada en dos partes en el diario El Heraldo de Chiapas, 21 y 22 de marzo 2012
Galería: Raúl Ortega
Audio
http://www.archivosonoro.org/?id=447