María Herlinda Castro Pérez, 30 años como docente de Educación Especial

Gabriela G. Barrios García

«Ama. Si no puedes amar mucho, no enseñes a niños»
Gabriela Mistral

Guardamos en la memoria el nombre de la maestra o el maestro que quisimos, admiramos y hasta odiamos, con quienes pasamos gran parte de nuestro crecimiento. En mi caso, guardo en la memoria rostros y nombres de docentes que fueron importantes en mi vida, entre ellos mi maestra de primaria que admiré, Ana Isabel Palacios Espinosa, quien me enseñó con disciplina y mi maestro querido de la preparatoria, Eliécer Solís Yáñez, conocido como Chelis Solís, quien me contagió su amor por la literatura.

Como homenaje a los maestros que han dejado huella en nuestra vida, entrevisté para Desmesuradas a una maestra que ama profundamente su profesión.

María Herlinda Castro Pérez, dedicada a la Educación Especial desde hace más de 30 años, respondió sin titubear y con una sonrisa franca, que no se imagina ejerciendo otra labor que no sea la docencia:

“Lo veo muy difícil. Es como si me dijera sea otra. No me veo en otro espacio. Y si por azares del destino, tendría que dedicarme a otra cosa, sé que me dedicaría a niños porque siento que seguimos teniendo ese niño toda la vida y lo disfruto mucho, sobre todo porque estoy en contacto con ellos. Como le digo a mis compañeras: Amé tanto a mi primaria que decidí no salir de ella, así que sigo allí, no paso de primer año”.

“Antes de dictar tu lección cotidiana mira a tu corazón y ve si está puro”

¿Desde cuando nació su pasión por la docencia?
Para mí fue una pasión que nació desde niña. Estaba en mis juegos. Cambiaba el tiempo de ser portera con mis hermanos para que después ellos fueran mis alumnos. Cuando se cansaban mis hermanos y como tenía muchas muñecas, las colocaba y ellas eran mi grupo.

¿Qué clases impartía en esos juegos?
(Risas) Español. Desde pequeña me ha gustado la declamación y los pocos versos o rimas que sabía los practicaba.

¿Desde qué edad empezó?
Como de ocho años; al concluir la primaria ya tenía claro qué es lo que quería ser. Pienso que la base está en que los primeros grandes maestros que tuve que fueron mis padres y mis maestros de la primaria que recuerdo con mucho cariño. Estudié en la Ángel Albino Corzo en Tuxtla Gutiérrez. Tuve maestros excelentes que me dieron esa imagen del amor a la docencia.

¿Se acuerda de los nombres de esos maestros?
Por supuesto que sí, la maestra Chelita Cano, la maestra Teresita Sosaya, Elenita Flores de Puerto, la maestra Blanca Elena Malpica, el maestro José Zerón Orozco, que en paz descanse, la maestra Esperancita Cordero de Lecona, por mencionar algunos.

¿Qué era lo que más le gustaba o recuerda de ellos?
Me gustó todo porque eran personas muy propias hasta para comportarse, para tratarnos, esmerados en su práctica; siento que en esos tiempos fueron maestros innovadores porque no utilizaban aquello de las filas de los buenos y los malos sino intercambiaban equipos, nos permitían esa interacción que se procura ahora. Tenían muchas dinámicas y llevaban materiales; los gises de colores, que en ese entonces era un material llamativo; cosas para recortar, para pintar y eso hacía más amenas las clases.

¿En qué año fue?
Estudié de 1972 a 1978 la primaria, por eso considero que fueron importantes en mi vida y para definir mi profesión también.

Maestra Herlinda con alumnos / Cortesía: Herlinda Castro
Maestra Herlinda con alumnos / Cortesía: Herlinda Castro
«Maestro, sé fervoroso. Para encender lámparas basta llevar fuego en el corazón»

¿Qué es ser maestra para Usted?
Tiene mucha significación esa palabra porque es una bendición, es una alegría, es una profesión, es una pasión, es un deseo de compartir, de vivir; es la oportunidad de servir a las personas más hermosas de este mundo que son los niños. Es también un trabajo, es el sustento de mis hijos, de mi vida; por eso procuramos hacerlo con mucho cariño y empeño.

Cuéntele a los lectores de Desmesuradas sobre su formación:
Terminando la secundaria ingresé a la Normal. Mis papás no querían que yo fuera maestra, por todo lo que empezaba a surgir en los cambios de la personalidad y el activismo del maestro. Entonces mi papá me puso las fichas de la escuela de Enfermería, del Tecnológico y de la ETCA. Y me dijo: “Aquí están las tres escuelas a las que quiero que vayas”. Pero yo no quería eso. Entonces, en complicidad con un primo que lleva los mismos apellidos que yo, hizo el papel de hermano mayor, fuimos a sacar mi ficha, presenté el examen y cuando quedé les comuniqué a mis papás: esto es lo que quiero. Mi papá dijo: “bueno, ahora sí contra la voluntad no se puede, pero esfuérzate por ser la mejor, estudia y ponle mucho empeño”. Así fue, ingresé a la Normal del Estado. Cuatro años era nuestra formación académica y presentábamos un examen para asignarnos la plaza.

Afortunadamente, en el último año de la Normal, tuve la oportunidad de conocer el programa que se conocía como Educación Especial de Grupos Integrados. También tuvimos excelentes maestras como la maestra Sara Gladys Espinosa Utrilla, la maestra Marvila Komukai Puga, la maestra Mirellita Bermúdez, quienes son las pioneras en eso de los Servicios de Educación Especial en Chiapas. Nos capacitaron y nuestro examen para la plaza ya no fue de maestro de primaria sino maestro de educación especial.

En el último año, nos dieron a elegir esa especialización pero era un curso extra en las tardes, fue un saturado de actividades porque íbamos a clases de 7 a 2, luego al curso de 4 a 6 y de 6 a 8 la orientación sobre la tesis. Pero estaba joven y pude sacar adelante todo; desde ahí empezamos a interesarnos por la educación especial.

Posteriormente, estudié la especialidad, como no había normal de especialización en Chiapas como ahora que hay en Tapachula y en Tuxtla Gutiérrez, un grupo de jóvenes nos fuimos a Campeche, donde estaba la Escuela Normal de Especialización y también tuve la fortuna de tener maestros de la UNAM que impartían cursos de verano, como la doctora Josefina García Fajardo, la doctora Margarita Gómez Palacios, el doctor Eliseo Guajardo. Y finalmente estudié  la maestría en Ciencias de la Educación.

¿Por qué sus papás se negaban a que estudiara para maestra?
Fundamentalmente porque como de los cuatro hijos de mi papá y mi mamá, soy la más pequeña y la única mujer, el desprendimiento de la única hija mujer, era difícil, sobre todo que mis hermanos estudiaron carreras universitarias en la Unach, tenían trabajo en Tuxtla. Eso le movía mucho a mi mamá, me decía: ¿A qué comunidad te vas a ir? Aquí te hemos criado con comodidades. Te hemos cuidado tanto”. La verdad sí tuve papás cariñosos y proveedores; entonces le preocupada el saber que un maestro tiene que ir como decimos coloquialmente “a pisar lodo, a pasar hambre, a tener otro tipo de experiencias”.

¿Desde los cuántos años imparte clases?
Oficialmente desde que egresé de la Escuela Normal del Estado, a los 19 años.

¿Qué clases impartía?
Empecé en el programa Grupos Integrados que atendía niños que habían repetido el primer grado, que no se promovían; de entre seis y 10 años, nos tocaba un grupo diverso y ahí se utilizaba la información teórica que habíamos tenido en la Normal de Especialización para dar atención a las diversas problemáticas que se encontraban, como por ejemplo ¿porqué no habían accedido a la lengua escrita y a las matemáticas?

De sus compañeros ¿qué porcentaje optó por la Educación Especial?
Como un 40 por ciento, de los cuales aún seguimos en las filas de Educación Especial. Eso nos gustó mucho. Siento que las maestras que mencioné nos sensibilizaron mucho hacia este trabajo.

¿Qué fue lo que la motivó a eligir la Educación Especial?
Viene desde antes porque mis papás trabajaron en un negocio que se llamó el Hotel Cano, fue histórico en nuestra ciudad. Ellos administraban y nosotros nos criamos ahí, ese fue nuestro mundo. Mi papá nunca le dio un beso de despedida a mi mamá para irse a su trabajo porque nosotros vivíamos en su trabajo (risas).

Mis papás tenían esa apertura ya que en el Hotel llegaban personas con discapacidad y eran atendidos con cariño y respeto. Siento que desde ahí, porque mis padres me enseñaron a ver en todas las personas el respeto, el cariño.

Curiosamente, le comento a mis hijos, que aún siendo una construcción de principios de siglo, tenía rampas, lo cual permitía que hubiera personas con sillas de ruedas; los cuartos de abajo eran amplios, tenían baños amplios a nivel de piso, sin gradas. Me criaron sin prejuicio hacia esa situación, a esa condición. Con niños Down de los huéspedes que a veces llegaban. Era un lugar familiar, donde se sentían a gusto.

¿Cuántos años estuvieron ahí?
Mi papá 30 años, yo sólo 14 años tuve la oportunidad de estar ahí porque en 1979 cerraron.

Maestra Herlinda Castro / Foto: Gaby Barrios
Maestra Herlinda Castro / Foto: Gaby Barrios
«Enseña con intención de hermosura, porque la hermosura es madre»

¿Qué tipo de necesidades educativas atiende?
Mi especialidad es audición y lenguaje, pero es muy amplio, casi siempre va uno tomándole una ramita de todo ese universo, más me he encaminado a las dificultades del lenguaje.

¿Cuánto tiempo lleva en eso?
25 años, desde que terminé la especialidad para colocarme en mi plaza como maestra de lenguaje en los Servicios de Educación Especial en la Unidad de Servicio de Apoyo a la Educación Regular (USAER) número 17.

¿Niños de qué edad atiende?
En el rango de la primaria y algunos de preescolar. De 6 a 12 años. Algunos que entran antes, 5 y cacho o que se van después, de 5 a 15 años.

¿Cuántos alumnos tiene?
Tengo 84. La mitad de atención directa porque son seis escuelas las que visito. Entonces diariamente atiendo en un rango de sesis a 12 niños y por seguimiento con cuaderno de trabajo, orientación a padres y a maestros son los otros 42 niños. Visito una escuela a diario, pero como son seis, se inicia lunes y se van corriendo los días, no tenemos un día establecido. El equipo de apoyo está formado por la maestra de comunicación, la psicóloga, la trabajadora social y tenemos un director que coordina las actividades de todos y 10 docentes distribuidos en las diferentes escuelas.

¿Por día cuántos niños enseña?

Entre seis a 12 niños diariamente, dependiendo. Por ejemplo, visito una escuela, si llegaron todos mis niños, atiendo 14 sino sólo seis, de niños que tengo ya establecidos en mi lista.

¿Atiende de manera particular?
A veces, cuando me lo solicitan la atención es más individualizada.

Maestra Herlinda Castr hace 30 años / Cortesía: Herlinda Castro
Maestra Herlinda hace 30 años / Cortesía: Herlinda Castro
«Vivifica tu clase. Cada lección ha de ser viva como un ser»

¿Cómo detecta que un niño necesita ese tipo de apoyo?
A través del maestro, el que está de base, él es nuestro enlace con la primaria y el servicio de educación especial. Cuando llegamos a la escuela el maestro ya tiene una captación y empezamos a valorar, determinamos si lo requiere o no, qué tipo de atención necesita, si es sólo la orientación y sugerencias o si hay que dar material o atención directa.

¿Cuál ha sido el problema más recurrente al que se ha enfrentado al tratar a un alumno?

En últimas fechas, por los cambios que ha habido en la comunicación, se está perdiendo un poco la estimulación oral que antes teníamos de parte de los padres. Hay niños que se comunican con la tablet, entonces el lenguaje oral va quedando un poco atrasado en el rango de edad que tienen. Eso es una de las cosas que he encontrado frecuentemente.

Desmesuradas se pregunta ¿cuáles son las principales causas que provocan en un niño problemas de lenguaje?
Puede ser desde las orgánicas que las determina el mismo niño, alguna condición diferente como la deficiencia intelectual, el síndrome de Down, el autismo, déficit de atención o situaciones más sencillas como un frenillo sublingual que no le permite la movilidad para decir correctamente todas las palabras; también tenemos dificultades de tipo social: que no hay una estimulación, el esquema familiar es muy parco en su comunicación y los niños desconocen de muchas cosas informativas o el medio, también atendemos a niños que vienen de comunidades, entonces ahí chocan con el bilingüismo, no es un problema de lenguaje pero les genera dificultades para comunicarse.

¿A los cuántos años se le detecta a un niño que tiene problemas de lenguaje?
A la luz de los nuevos estudios, sabemos que puede existir antes de llamarlo ya como un problema de lenguaje, un retraso simple de lenguaje, porque tenemos las pautas que va ir siguiendo el menor en su avance lingüístico; desde los primeros fonemas que tiene que adquirir, las primeras palabras que se deben de presentar y están en un rango relativo de edad, porque no es exactamente que hoy cumplió los dos años y ya debe decir ciertas palabras.

Esos elementos nos dan luz respecto a que ya tenemos que apurarnos con el chaparrito, cuando vemos que no se están presentando en las edades límites que nos están indicando, eso sería en cuanto a un retraso. Pero si llegamos a los seis años y no se ha completado definitivamente toda la competencia lingüística ya podríamos decir que hay una situación que va a perjudicarlo. Es todo un proceso. La observación y que vayamos viendo de qué manera se está desempeñando el niño comunicativamente para que podamos decir: “esto ya se debe de presentar y no está”. El diagnóstico temprano es el mejor porque si ya vimos algo y se empieza a tratar, podemos hablar de que más adelante se superará.

¿Y si el profesor de clase no se da cuenta de esta deficiencia, yo como padre o madre cómo puedo darme cuenta que mi hijo necesita una atención especial en cuanto al lenguaje?
Esa pregunta es muy interesante porque también las mamás que han tenido varios pequeñitos o que es el primero pero tienen la referencia de los sobrinos, los primos, me dicen: Profe, el maestro no se lo ha canalizado pero yo vengo a pedirle porque veo que él no está haciendo lo que mis sobrinos o mis otros hijitos estaban haciendo a esta edad o me cuesta mucho comunicarme o no le entendemos o él se enoja porque no se da a entender”. Todos esos indicadores ya de manera muy sencilla nos dan pie a decir que necesita atención. Les pregunto: «¿quién le enseñó a hablar a usted?» Me contestan: «mi mamá». Aunque algunas dicen: «yo solita aprendí». No, hubo un medio de estimulación. Así que sigue estando en casa la mejor especialista.

¿Cómo es la dinámica?
Desde que el niño es nominado hago un espacio de observación: ¿qué tantas competencias utiliza para comunicarse? Hago anotaciones. Posteriormente, se aplica la evaluación, ya va directamente a hacer un trabajo de sondeo con él, qué tanto maneja la descripción, la narración, elementos directamente. Posterior a eso elaboro mi plan de trabajo con base en los planes y programas de educación y el grado que cursa. A partir de ello surgen las actividades que se van a dar y se implementan los materiales didácticos que sea planteado en forma lúdica.

¿Cuánto tiempo le dedica a esos niños?
En la mañana son espacios de 30 a 40 minutos, dependiendo de la cantidad de población que recibo en la mañana, si sé que voy atender varios pues en equipos de tres o equipos de dos. Si hay pocos niños aprovecho a darles una atención individualizada.

Maestra Herlinda Castro / Foto Gaby Barrios
Maestra Herlinda Castro / Foto Gaby Barrios
«Acuérdate de que tu oficio no es mercancía sino oficio divino»

En eso que menciona que todo empieza en el núcleo familiar, entonces ¿hay alguna recomendación para mejorar las condiciones del lenguaje de un niño?
La recomendación es, incluso no esperen a que nazca el bebé, desde que está en el vientre póngale música, cántele, háblele porque está percibiendo todos esos elementos y en el momento que ya tiene la oportunidad de tenerlo en brazos arrúllelo, no cese de estar comunicándose. A veces hay mamás que dicen: “Está pequeñito no me va a entender”. Todas las cuestiones emocionales de la voz, la forma en que le hablemos, el estar escuchando, estos son elementos valiosos para la estimulación temprana del lenguaje.

¿Cuál es la parte que deben hacer los papás?
La sugerencia que le proporciono a los padres es que nunca dejen de comunicarse con sus hijos. Nunca se puede uno dejar de comunicar porque hasta el estar callado comunica algo. Pero que la comunicación sea amplia. Las canciones o de lo que ustedes les guste pero platiquen con ellos continuamente. Incluso hemos implementado algunas sesiones en las que se retoma la ronda, que fue un juego que hacíamos en el patio de pequeños; había rondas con mucha estimulación al vocabulario, sobre todo con “ere” o con “erre”, que naranja dulce, amo a to matarile-rile-rón. Todas esas nos ayudan.

Entonces juegue con sus niños todo el tiempo que tenga porque también sabemos que las condiciones laborales de mamá y papá ahora son otras. Nosotros tuvimos el privilegio de gozar mamás al cien por ciento en casa, pero ahora no, y no podemos contra ello. Pero el espacio que tengan, que sea un espacio de calidad, que sea placentero y que sea estimulante en la comunicación. Porque me topo con que hay mamás que dicen que mandan un watsapp para que el hijo baje de la recámara a comer. Cuando escuchamos ese tipo de cosas también decimos: no puede ser que todo ese aspecto emocional, afectivo, de placer que tiene el lenguaje para externarlo se quede en la palabra escrita nada más, tiene su valor, por supuesto, pero no perdamos el sentido oral.

En todos estos años que lleva como docente ¿qué aprendizaje ha tenido el estar en contacto con esos niños?
Mucho. Llegamos con el título de docente pero quienes más aprendemos ahí, los aprendices, somos nosotros, porque cada niño nos da la oportunidad de ver situaciones diferentes, nos da la oportunidad de implementar cosas, de ponernos a estudiar nuevamente y a buscar las alternativas de atención. Han sido muchos y espero tener la salud, la capacidad para seguir aprendiendo de ellos.

¿Algún consejo que pueda darles a las nuevas generaciones de maestros de Educación Especial?
Consejo se me hace muy fuerte. La recomendación es que como maestros de Educación Especial nunca podemos dejar de aprender, debemos estar en continua preparación leyendo, implementando las nuevas aportaciones que surgen para la mejor atención de nuestros niños. Que estemos con gusto, con agrado; entre más contentos hacemos nuestro trabajo mejores son los resultados.

Maestra Herlinda Castro / Foto: Gaby Barrios
Maestra Herlinda Castro / Foto: Gaby Barrios

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PERFIL

Lugar de nacimiento: Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; orgullosamente soy coneja. Nuestro Tuxtla que queremos tanto.

Edad: Nací el 23 de marzo de 1966. Este año cumplí 50 años.

Número de hermanos: 9

Estado civil: Soltera.

Número de hijos: Tengo dos hermosos tesoros que para mí son mi alegría, mi motor, mi inspiración, mi todo.

Pasatiempos: El tiempo que me queda libre me dedico a descansar, me gusta escuchar música, me gusta escuchar mis audios de Jaime Sabines, de las poesías de Rosario Castellanos, me gusta la marimba, caminar.

Música: Como chiapaneca me gusta mucho la marimba pero también me gusta escuchar lo que escuchaba de joven, Emmanuel, Mijares, Lupita Pineda, las Pandora, las Flans, Menudo (risas) para que no nos olvidemos de ser jóvenes.

Libro: Libro de cabecera: la Biblia. Después los que son del trabajo. También me gusta leer cuentos, los clásicos. Poesía de Jaime Sabines y de Rosario Castellanos. Y en los espacios que se puede Sor Juana para no olvidarnos de esa gran mujer.

Pedagogo: Jean Piaget porque fue el que nos abrió los ojos a nuevos caminos para trabajar con los niños.

Comida predilecta: Soy omnívora, como todo. Me gusta todo. Así como me gusta un mole, disfruto unos chiles en relleno, los frijolitos con crema, todo es rico para mí.

Ritual: Sobre todo los que nos enseñaron nuestros padres. Mis papás siempre decían que debemos de ser agradecidos en todo momento. Desde que uno despierta y abre los ojos; dicen que la palabra Amanecer quiere decir “Ama nacer cada día”. Entonces agradecer a Dios por ese nuevo día. Tengo como ritual agradecer el alimento, agradecer el trabajo, la salud, la existencia de mis hijos, esos podría considerarlos mis rituales, los de agradecimiento.

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EN CORTO

Educación: Cimiento del ser
Docencia: Labor y vocación
Niñez: Lo mejor de la vida
Escuela: Espacio de vida
Oportunidad: Aprendizaje
Cambio: Innovación
Lenguaje: Facultad del ser humano
Enfermedad: Prueba o reto
Método: Muchos caminos
Dinámica: Vivir, disfrutar

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*Las citas fueron tomados del Decálogo del maestro escrito por la poeta y pedagoga chilena Gabriela Mistral.

La danza folclórica en la escuela y en el escenario

Danza folclórica/Cortesía: Esther Zúñiga
Danza folclórica/Cortesía: Esther Zúñiga

Quienes de nosotros no recuerda las clases de danza folclórica en la escuela, una de las actividades más disfrutadas por unos: “recuerdo que me emocionaba ir a mis clases de danza, sobre todo el día de la presentación me daba nervios pero sentía bonito cuando me aplaudían, sobre todo mis papás”; o fue el sufrimiento de otros: “para mí era un martirio, después encontré la forma, es decir, tenía el cuerpo ahí pero la mente en otro lado, llegaba a mi casa y siempre les decía a mis papás que ya no quería tener clases de danza”. Hay cientos de testimonios y anécdotas que podemos escuchar  referente a esta actividad que se ha vuelto inherente en la educación básica.

Es imprescindible también ver en los escenarios de un pueblo, ciudad y hasta en los internacionales a bailarines representando a través de la danza folclórica una cultura en particular, dicha disciplina se ha convertido en una manifestación artística para representar parte de la identidad nacional y que en algunos países es considerada patrimonio inmaterial. La pregunta obligada es ¿cómo surge esta disciplina?

La danza folclórica mexicana nace cuando las culturas prehispánicas realizaban rituales y danzas a sus dioses o de tipo militar o cuando había una batalla o una guerra; las cuales se fueron modificando desde la conquista hasta la intervención francesa con Porfirio Díaz.

En la educación, la danza tiene reconocimiento en los primeros gobiernos posteriores a la Revolución Mexicana, en 1915 en el gobierno de Venustiano Carranza se funda la Dirección General de Bellas Artes, esta institución tenía como objetivo fomentar la función educativa del arte y la danza es incorporada en ese entonces a la educación escolarizada como materia de danzas y bailes regionales mexicanos.

Más adelante con José Vasconcelos, en 1821, se crea la Secretaría de Educación Pública y es entonces cuando la organiza en tres departamentos: escuelas, bibliotecas y archivos y bellas artes. Para este pensador la educación era una trilogía maestro, artista y libro. En este periodo surgieron las misiones culturales, las cuales estaban a cargo de misioneros que debían saber las lenguas indígenas, que eran laicos y debían dominar las artes, artesanías y creencias indígenas.

Es entonces cuando las danzas y los bailes indígenas en las escuelas sirvieron como material básico y se difundieron entre maestros y alumnos. Estas misiones culturales constituyen el primer acercamiento a las expresiones dancísticas que más adelante, con Amalia Hernández en 1952, se volvieron en espectáculos.

Desde entonces la danza mexicana, como manifestación artística popular se vincula a la tradición y enriquecimiento de la cultura nacional ya que muestra la forma de vida que tenían nuestros antepasados, es contar la historia de cada región, de sus creencias, de la manera de vestir, de las formas de celebrar, de enamorar, de festejar la buena cosecha o algún santo.

México cuenta con una gran cantidad de grupos folclóricos que se dedican a transmitir a las nuevas generaciones la pasión, el gusto y la responsabilidad por esta disciplina artística popular; desde julio de 2003, la Asociación Nacional de Grupos de Danza Folclórica Mexicana A.C. (A.N.G.D.F.M.A.C.)  instituyó el 15 de abril, como el Día Nacional de la Danza.

Esther Zúñiga con maestras de danza de Quintana Roo/Cortesía: Esther Zúñiga
Esther Zúñiga con maestras de danza de Quintana Roo/Cortesía: Esther Zúñiga

Para ahondar sobre este tema he conversado con la maestra de danza folclórica Esther Zúñiga, quien desde niña sintió gran afinidad por esta disciplina y que ha dedicado gran parte de su vida no sólo a bailar sino a enseñar a un sinnúmero de niños, adolescentes y personas de la tercera edad “cuando éramos invitados a los eventos para el Día Internacional de la Danza, abundaban los grupos contemporáneos, de ballet clásico, de jazz, de otro tipo de disciplinas artísticas, entonces viene la pregunta por qué no proponer un día en el que únicamente se valorice y se ponga en alto el folclor mexicano que es muy rico”.

El Día Nacional de la Danza es una celebración que no sólo lo festejan quienes están dentro de la Asociación sino también invitan a grupos que no pertenecen a ella para que se vaya promocionando este evento y más adelante lo festejen de manera independiente, y así tener un día en el que se valoricen aquellas costumbres y tradiciones que existen en México.

“Anteriormente, la danza folclórica no era considerada como una actividad profesional sino como un pasatiempo. Actualmente hay muchos grupos de danza, gente que se apasiona por esto. Por ejemplo, en Chiapas tenemos la oportunidad de profesionalizarnos en esta materia en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), con la licenciatura en Gestión Cultural y en la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) con la licenciatura en danza».

«El problema en el que nos enfrentamos es que hay grupos y maestros de danza empíricos y muchos dicen: `mi profesor lo bailaba así y así lo bailo yo y si se me olvidó cómo iba yo le pongo de mi cosecha´. Esa es la gran carencia ahora en la danza, por eso tenemos que prepararnos más y documentarnos”.

En nuestro estado, las pioneras en crear coreografías fueron la profesora Beatriz Maza y la maestra Martha Arévalo Alaminos, el folclor de Chiapas mestizo es creado de las vivencias “en el baile folclórico mestizo El Pirí vemos el enamoramiento de las parejas zoques, ese coqueteo de que la chica se resiste pero después ve que llega otra y le puede quitar el enamorado, entra al quite, a la peleada; dicen que las mujeres chiapanecas somos canijas y que nos peleamos cuando se trata de defender algo que consideramos nuestro; eso las maestras Beatriz y Martha lo llevaron al escenario, crearon muchos bailes”, comenta Esther Zúñiga.

La danza en las escuelas

Clases de danza folcórica/Cortesía: Esther Zúñiga
Clases de danza folcórica/Cortesía: Esther Zúñiga

En las escuelas de nivel básico existen actividades extras, aparte de las materias obligatorias, se les llaman extraescolares o paraescolares, las cuales tienen como objetivo desarrollar las habilidades artísticas, culturales y deportivas. En los cuales se ofrece, dependiendo la institución, danza folclórica, baile moderno, banda de guerra, escoltas, basquetbol, fútbol, voleibol, brigadas ecológicas, pintura y dibujo, ajedrez, hawaiano, de los cuales los alumnos deben de elegir una opción; no es obligatorio pero sí hay que pasar una acreditación o no acreditación.

Al respecto Esther Zúñiga nos habla de su experiencia como docente, quien es maestra de paraescolar en dos planteles del Colegio de Bachilleres de Chiapas, en donde atiende alrededor de 60 a 70 alumnos por ciclo escolar, de los cuales hace un selectivo de 18 jóvenes para prepararlos y representen a su plantel a nivel estatal y regional en los concursos que organiza la institución.

“De acuerdo a los lineamientos de la Dirección General de Bachillerato (DGB) las paraescolares son básicamente para que los chavos puedan interactuar, de acuerdo a esto se busca un mejor desarrollo en su comunicación con los maestros, con sus compañeros, que les de seguridad, confianza y estén trabajando con su cuerpo porque tiene que ver el intelecto con el cuerpo para estar bien; es una parte importante para motivarlos y tener un mejor nivel académico. Eso es lo que busco en mis alumnos siempre les pido mínimo ocho de promedio, ninguna materia reprobada”.

“Les enseño a buscar siempre el éxito, a buscar ser los mejores, sé que no somos perfectos pero siempre hay que buscar ser el mejor, destacarte no para que los demás te alaben sino para que te sientas satisfecho de lo que estás haciendo. Entiendo que eso es lo que quiere la DGB, crear el espíritu del éxito, de la lucha, de la perseverancia por ser mejores”.

“Pienso que por eso no progresamos como país porque nos conformamos con lo que tenemos, estamos en nuestra zona de confort y no buscamos más y es lo que les digo: `si quieren nada más estar en la paraescolar no luchen no quieran ser selectivos; si quieren destacar tienen que ponerle esfuerzo y eso implica sacrificios´. Es lo que todos debemos hacer para desarrollarnos y en mi caso con los selectivos que he tenido ha funcionado”.

Selectivo del paraescolar/Cortesía: Esther Zúñiga
Selectivo del paraescolar/Cortesía: Esther Zúñiga

¿Qué buscas al enseñar la danza folclórica?
Disfrutar y compartir mi pasión, sentirme en sintonía con la gente y también contar un poco de la historia de mi país. Mis alumnos de primer semestre obligatoriamente debe conocer el origen de la danza folclórica, hacen trabajo de investigación y realizan una exposición, busco también que los demás entiendan que todo tiene relación; no podemos tener una educación de islas, el conocimiento es integrado.

¿Cuál ha sido la mayor dificultad que has enfrentado en toda tu carrera como docente de danza folclórica?
Va desde la incomprensión de los papás hasta la cuestión del presupuesto porque aún cuando las paraescolares es la cara que representa a la escuela no tenemos mucho apoyo económico, y a veces, no es el caso ahora, me he enfrentado al nulo apoyo de los directivos, entonces nosotros tenemos que poner de la bolsa, los chavos se ponen a vender dulces, hacen rifas, incluso hay maestros que nos dan cantidades fuertes de dinero para que salgamos adelante. En otros casos la apatía de los muchachos, ahora me está pasando en uno de los planteles, es muy complicado para mí trabajar así.

¿Tiene que ser un esfuerzo conjunto?
Exacto, va desde el director, bailarines, padres de familia y maestros, muchas veces los maestros académicos piensan que los que nos dedicamos a las paraescolares ni siquiera tenemos una carrera, que somos unos ignorantes, que estamos haciendo perder el tiempo, me ha tocado maestros que amenazan a mis alumnos, que les dicen que si yo los voy a mantener más adelante para que estén ahí conmigo trabajando tanto tiempo. A veces pierden clases porque tienen que prepararse para el selectivo porque como está conformado por los dos turnos, se complica porque no tenemos un horario como química, física o matemáticas. Llego de 12 a 5 de la tarde, como tengo juntos a ambos turnos ahí va el extra, como ensayar el sábado o en vacaciones para juntarlos.

¿Qué tiempo te lleva montar una coreografía?
Todo depende del grupo con el que esté trabajando. Hay grupos con los que lo hago en dos o tres días; cuando son grupos conformados desde hace un año, en una tarde; pero cuando estoy empezando me lleva una semana. El año pasado tuve la experiencia de que un baile no me quedaba y tardé dos meses en una coreografía. Los chavos no entendían mi forma de trabajar, eran un tantito ingobernables porque querían hacer lo que querían, estábamos en el estire y afloje. Teníamos que hacer cinco coreografías y las terminamos no en el tiempo programado pero finalmente el objetivo se cumplió.

¿Cómo eliges los bailables?
Si es para un concurso tiene que ser de Chiapas, ya con coreografía escolar trabajo diferentes estados para la evaluación final que es con los papás, sin vestuario y con los diferentes estilos y características de cada entidad.

¿Cómo haces la selección?
Antes los elegía por habilidad, a ver quien era el más listo, el que agarraba más rápido los pasos, pero he tenido algunas situaciones que me han enseñado que no me debo dejar de llevar por eso; he tenido alumnos muy tenaces que me han enseñado, aunque todos les hacen cara fea porque no bailan bien o porque les exijo mucho y no avanzan, pero al final de cuentas cuando ellos llegan al objetivo planteado, todo mundo dice ¿cómo bailó? ¿cómo lo hizo? ¿cómo lo logró?

Clases paraescolares/Cortesía: Esther Zúñiga
Clases paraescolares/Cortesía: Esther Zúñiga

Entonces ahora mi selección no es tanto por habilidad, tengo un proceso de análisis, empiezo a ver su carácter, su manera de interactuar con otros chavos porque trabajamos mucho tiempo como equipo, prácticamente nos convertimos en una familia, busco que la relación sea amistosa, de cordialidad, tolerancia y aceptación hacia los defectos y  cualidades de los demás.

Para mí es muy importante la disciplina, he tenido muchas veces conflicto con los chicos por eso porque soy muy estricta, para mí 10 es 10, toleraré 10 o 15 minutos de retraso. Con los selectivos trabajo en vacaciones, les advierto que no hay vacaciones, no hay días libres, hay que venir y si veo que no asisten no los selecciono por muy bien que puedan bailar o muy desarrollada que tengan la habilidad. Me ha funcionado mezclar esos dos tipos de alumnos.

¿Algunos de tus alumnos ha continuado de manera profesional la danza folclórica?
Sí, dos ex alumnos están en Campeche estudiando en la Universidad Autónoma de Campeche en la Licenciatura de Educación Artística, han destacado en el Gran Ballet Folclórico de Campeche del Gobierno del Estado, incluso a uno de ellos ya le han ofrecido pagarle por bailar. Tengo otra alumna que está en la Unach estudiando la Licenciatura en danza y en esta generación que va a salir en julio, como 4 de mis estudiantes van a la Licenciatura en Danza también en la Unach.

¿Alguien que aprende danza folclórica podría enseñar?
No creo, ser maestro requiere de vocación, de mucho amor para enseñar, no es únicamente pensar que eres el cerebro que tiene todo el conocimiento, el todo poderoso. Como maestros tenemos que entender que debemos prepararnos día con día para mejorar, saber llegar a los alumnos, a veces hay quienes son muy buenos estudiantes con excelentes notas, pero no son buenos maestros, se explican para ellos mismos o no motivan.

La labor de enseñar es primero que nada motivar y después crear empatía, no sentirte superior. Mis alumnos me enseñan muchas cosas, acepto una buena idea de algún alumno, no puedes llegar como castradora de ideas, decirles no porque qué van a decir los demás si mi alumno está diciendo cómo podemos movernos si yo soy la maestra y funciona porque los chavos se sienten apreciados, sienten que estamos valorando sus ideas.

La danza como pasión

[rescue_box color=»blue» text_align=»left» width=»100%» float=»none»]“A mi me gusta el folclor y mi vida será honrarlo”
Anónimo[/rescue_box]

Concurso de danza/Cortesía: Esther Zúñiga
Concurso de danza/Cortesía: Esther Zúñiga

 

¿Cómo describirías tu pasión por la danza?
Es mi vida. Hace poco un maestro muy querido de Tamaulipas; lo considero un hombre muy sabio, el maestro Juan Antonio Wong, quien conoce mucho y es tan humilde para compartir sus conocimientos, me compartió una frase: “A mí me gusta el folclor y mi vida será honrarlo”. Es una frase perfecta.Me gusta lo que hago, sé que me falta mucho por conocer y aprender, hay cosas que me hubieran gustado aprenderlas antes y las aprendí después, tal vez no la he honrado como debería.

En la medida de lo posible trato de vivir mi pasión, de sentirme satisfecha cuando veo que mis alumnos sonríen espontáneamente bailando, eso me enloquece, de repente veo que están bailando para mí, que están marcando bien una coreografía, entonces se me erizan todas las partes del cuerpo y lloro de alegría o exploto de felicidad y no hay quien me quite la sonrisa; soy tan transparente con mis gesticulaciones que ellos mismos las conocen, ellos saben cuando algo me gustó y más se alocan; me lo ha dicho mi hermana: “no entiendo cómo transmites esas pasión, cómo haces que ellos vibren, que ellos gocen el escenario, que sientan que es una necesidad tener que estar en el escenario”.

Tal vez yo no nací para ser bailarina, lo entendí con el tiempo, yo nací para dedicarme a dirigir porque me encanta verlos, disfruto mucho bailar, lo vivo con toda intensidad, me encanta, me gusta, pero lo que realmente más disfruto es ver a mis alumnos; incluso cuando hago la cara de que no me gustó, todos le bajan y se sientan, y me preguntan ¿qué nos falló? y ya empezamos a platicar.

¿Qué es lo más difícil de ejecutar la danza folclórica?
Todo tiene una dificultad, depende de la tenacidad que nosotros tengamos; puedo decir que la ejecución en un paso, en una coreografía, en el estilo, la proyección, la postura del cuerpo, todo en conjunto tiene una dificultad, es una cuestión de práctica para desarrollar la habilidad.

Danza Folclórica/Cortesía: Esther Zúñiga
Danza Folclórica/Cortesía: Esther Zúñiga

¿Cuál es la comunión que existe entre los ejecutantes y el público?
Es la transmisión de emociones, me ha tocado ver cuando algo le gusta al público de mis alumnos y veo el montón de cámaras o la reacción del público cuando están ejecutando cierto baile, se ve una conexión muy fuerte, transmitimos mucho en el escenario. He tenido la gran ventaja y la bendición de tener alumnos muy talentosos.

Jabalí lo he montado en diferentes partes, en uno de mis planteles lo monté hace algunos años, le expliqué al chico y le enseñé la ejecución pero él le dio su toque, puso lo que él sintió, yo estaba impresionada porque hizo sonreír al jurado en un concurso que a veces es tan difícil de complacerlos, estaban contentos, muy satisfechos con el jabalí, ese es un ejemplo de una buena comunicación que hay entre el espectador y el bailarín.

El mayor reto de un bailarín aparte de bailar es tener comunicación, motivar al público. Lograr que el público se emocione, que el público sienta lo que tú realmente estás queriendo transmitir, que haya ese clic entre público y bailarín, ya creo que es lo mejor que te puede pasar.

¿Cuánto tiempo más piensas continuar con esta labor?
Hasta que mis alumnos me motiven, el día que no tenga selectivos o alumnos que se sientan satisfechos, que se sientan plenos con lo que están haciendo no tendré nada que hacer en Colegio de Bachilleres, tendré que buscar otras alternativas.

Esther Zúñiga en Congreso/Cortesía:Esther zúñiga
Esther Zúñiga en Congreso/Cortesía:Esther zúñiga

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PERFIL

María Esther Zúñiga López es licenciada en Ciencias de la Comunicación con maestría en Ciencias de la Educación, lleva casi 20 años enseñando danza folclórica, actividad que ha realizado a la par de otras actividades como la de gestora cultural, maestra de español a extranjeros y empresaria independiente. Desde los 15 años comenzó a dar clases de danza en preescolar y primaria montando bailables para las celebraciones como el 10 de mayo, clausuras, etc. A los 18 años fue maestra de danza en el Centro Cultural Ex-Convento de Santo Domingo en Chiapa de Corzo. Años después  fundó la Academia de Danza Folclórica Nabahashandó donde atendía a niños y adolescentes. Desde el año 2000 pertenece a la Asociación Nacional de Grupos de Danza Folclórica Mexicana A.C. (A.N.G.D.F.M.A.C.) donde es delegada estatal. Ahora es maestra de danza en dos planteles del Colegio de Bachilleres de Chiapas.[/rescue_box]

 

[rescue_box color=»blue» text_align=»left» width=»100%» float=»none»]DÍA NACIONAL DE LA DANZA FOLCLÓRICA
Con motivo de la celebración del Día Nacional de la Danza, la Delegación Chiapas ha organizado un desfile con trajes regionales que portarán los integrantes de los grupos de danza “Soy Chiapas” de Tuxtla Gutiérrez, “Nandacachumbí” de la escuela telesecundaria 243, “Nandiumé” de la Escuela Preparatoria Florinda Lazos De León, “Ahasandó” del Centro Cultural Exconvento de Santo Domingo, y “Nicté” del Plantel 33 Poliforum de Cobach. Dicho acto se llevará a cabo el 13 de abril de 2013, iniciará a las cinco de la tarde en el parque de la juventud “Victórico R. Grajales, para culminar en el parque central de Chiapa de Corzo con una presentación de bailes folclóricos de los estados de Guerrero, Querétaro, Tabasco y Chiapas.[/rescue_box]