Propiciatoria

Foto: Paolo Roversi

Lenta y plácida
sea la vida que corre por mis venas,
largos sueños y dulces despertares
me asistan,
escuchen mis oídos voces quedas,
mientras crece en secreto
la criatura.
¡Ay, que el llanto no empañe mi pupila!
Que por furtivo anhelo
no tiemblen mis pestañas,
ni perturbantes fantasmas me llamen,
mientras vive en mi seno
la criatura.
¿Cómo puedo estar triste
si la rama florece?
No empañe su mirada,
antes que se abra,
el velo de mis lágrimas.
El alma no me pertenece.
Mañana,
desprendida de mí
la criatura,
irá libre y ligero
mi imprudente paso,
y sin temores,
podré dejarme lastimar de nuevo.
Pero hoy, Señor,
aparta de mi lado
las cosas que me hieren:
tiende un camino de arena fina
bajo mi pie cansado,
defiende mi soledad tranquila
y pon sobre mi frente
una corona matinal
de pensamientos claros.

Propiciatoria / Alaíde Foppa (3 de diciembre de 1914, Barcelona, España – 19 de diciembre de 1980, Ciudad de Guatemala, Guatemala)

Premio Cervantes 2018

Foto: Bernando Pérez (El País)

Recibe el Premio Cervantes 2018, la poeta Ida Vitale, el Día Internacional del Libro, en España.

Ida Vitale nació en Montevideo, Uruguay, el 2 de noviembre de 1923.

Poeta, ensayista, periodista, profesora, traductora y crítica literaria; integrante del movimiento artístico «Generación del 45»,  ha sido galardonada con los premios: el IX Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2009)*, el Internacional Alfonso Reyes 2014, el XXIV Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015), el Internacional Federico García Lorca 2016, el Premio Max Jacob 2017, el Premio FIL de Guadalajara 2018 (México) en la Literatura en Lenguas Romances.

A continuación, un fragmento de su discurso en la ceremonia de entrega del Premio Cervantes:**

Mi devoción cervantina carece de todo misterio. Mis lecturas del Quijote, con excepción de la determinada por los programas del liceo, fueron libres y tardías. En realidad, supe de él por una gran pileta que, sin duda regalo de España, lucía en el primer patio de mi escuela. Allí nos amontonábamos en el recreo en busca de agua, y día tras día, me familiarizaba con las relucientes baldositas que contaban, sobre inolvidables cielos azules, la policróma historia que, según supe luego, era la de aquellos desparejos jinetes. No faltan claro, los molinos, los muchos episodios en que don Quijote terminaba por los suelos. Ya adolescente, me regalarían el volumen ilustrado y muy cuidado, que todavía prefiero a la menos infantil edición de Clásicos Castellanos, cuyos ocho volúmenes son menos traslaticios.

El ambular del Quijote lleva consigo la convicción de que hay un mago enemigo que transforma «a la sin par Dulcinea en una aldeana fea y olorosa», y está detrás de los numerosos percances que sus obsesiones le deparan al pobre don Quijote.

Pero, ¡qué discreción, qué respeto muestra Cervantes por su personaje! En vez de rodearlo de magia y hechizos auxiliares, de poner a su héroe a disposición de tortuosos espíritus malignos hace que, una y otra vez, todos sus tropiezos nazcan de él mismo, de esos deslices de sus nítidas construcciones mentales, del adquirido delirio causado por peligrosas lecturas, deslices, que tanto pasman, fascinan y encabritan a Sancho, y lo llevan a someterse una y otra vez a la voluntad de quien lo arrastra a aventuras del todo ajenas.

Se suele aceptar como buena la motivación dada por Cervantes para su Quijote, de desprestigiar las novelas de caballerías. Pero no hay que olvidar la cuna desdichada que su obra tuvo: «Argel, Sevilla, fantasía, desengaño» es decir preso, pobre, enfermo, sin la protección que dedicatorias a altos señores podrían haberle guardado, como José Echeverría singulariza el período de su escritura. La concepción de un personaje que va, libre, por el mundo, fraguando su vivir, aunque de error en error, (donde otro personaje, el Cautivo dice: «jamás me desamparó la esperanza de tener libertad») debería ser un respiro, aunque al fin para él todo concluya en la verdad innegable: «Y al fin paráis en sombra, en humo, en sueño», como concluye uno de los sonetos que cierran la primera parte. Pocos personajes han sido, como Quijote, habitados -más que obsedidos- por lo real. Porque aun lo que es astuta malquerencia vestida de supuestas precipitaciones mágicas, tiene detrás acciones de criaturas humanas, que pueden ser malignas y burlonas, pero siempre comprensibles, terrestres y sin inexplicables auxilios divinos.

Muchas veces lo que llamamos locura del Quijote, podría ser visto como irrupción de un frenesí poético, no subrayado como tal por Cervantes, un novelista que tuvo a la poesía por su principal respeto. Pero podríamos poner en la boca del por lo general descalabrado personaje, unos versos muy posteriores de Beaudelaire: «J’ai gardé la forme et l’essence divine de mes amours décomposés».

Cervantes, como precisa José Miguel Marinas, es «el primer alegorista de la ética moderna» y va sobreviviendo a las menguantes transformaciones de ésta.”

*Compartido con el poeta y filósofo Ramón Xirau

**Texto tomado de: https://www.elcultural.com/noticias/letras/Discurso-de-Ida-Vitale-en-la-ceremonia-de-entrega-del-Premio-Cervantes/13315

Celebración de Muertos en la Ciudad de México

Para conmemorar la tradición con mayor arraigo entre los mexicanos, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 2003, se llevará a cabo el desfile de Día de Muertos, el sábado 27 de octubre próximo, el cual partirá de la Estela de Luz a la Plaza de la Constitución, en donde estará la Gran Ofrenda en el Zócalo de la Ciudad de México.

Texto y fotos: Laura Castañeda Salcedo

El desfile, en su tercera edición, girará en torno al tema Migraciones, ya que se pretende consolidar el mensaje de la capital del país como Ciudad Refugio y reconocer a los migrantes dentro y fuera del territorio. La Constitución de la Ciudad de México prevé como Ciudad Refugio la protección y acompañamiento de las personas que vienen en calidad de refugiadas o migrantes; además, se incluye el reconocimiento de la diversidad pluricultural que tenemos en el territorio.

En el desfile participan los gobiernos federal (Secretaría de Turismo) y local (Secretaría de Cultura), y en su tercera edición, contará por primera vez con la participación de cuatro entidades federativas invitadas: Aguascalientes, Michoacán, Oaxaca y San Luis Potosí.

La cultura prehispánica estará representada en más de un kilómetro de longitud con alegorías a la gran Tenochtitlán, su fundación en el lago del Valle de México, las nueve regiones del Mictlán y a otros elementos como el xoloitzcuintle. En otros tramos estará presente el Virreinato, la historia migratoria de la capital, la crítica a los muros actuales en fronteras y terminará con la recreación de la herencia festiva de Guadalupe Posada y el homenaje a figuras como Frida Kahlo.

Luego de la llegada del Desfile a la Plaza de la Constitución, la Gran Ofrenda del Zócalo capitalino será inaugurada como el homenaje que rinde la Ciudad de México a los migrantes que han perdido la vida en su búsqueda de mejores oportunidades.

Recordemos que el primer desfile incluyó figuras que fueron utilizadas en la película Spectre, de ahí se derivó una polémica que destacó el toque comercial; sin embargo, otras voces señalan que la cultura no es estática y se resignifica constantemente… con el tiempo se verá.

 

 

 

Memoria

Foto: Toni Frissell

No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.

A lo mejor no hubo esa tarde.
Quizá todo fue autoengaño.
La gran pasión
sólo existió en tu deseo.

Quién te dice que no te está contando ficciones
para alargar la prórroga del fin
y sugerir que todo esto
tuvo al menos algún sentido.

Memoria / José Emilio Pacheco

 

Escritor, poeta, ensayista y traductor.- Nació el 30 de junio de 1939 y murió el 26 de enero de 2014, en la Ciudad de México, México.

Reminiscencias de La Garbancera

En México no se teme a la muerte, se vive con ella. Y en noviembre se hace presente de manera festiva al preparar los altares para recibir, por unas horas, las almas de nuestros difuntos.

Se les preparan sus platillos preferidos, sus bebidas acostumbradas, se les muestra el camino a casa con flor de cempasúchil, veladoras e incienso.

Se colocan sus fotografías para que no los olvidemos o para que sus descendientes los conozcan.

En 1910, el grabador, ilustrador y caricaturista mexicano José Guadalupe Posada  (Aguascalientes, febrero 2 de 1852 – Ciudad de México, enero 20 de 1913), creó La Calavera Garbancera, una caricatura con la que criticaba a la clase alta y el gran rezago social y económico que existía en México, la cual fue retomada años después por el muralista mexicano Diego Rivera (Guanajuato, diciembre 8 de 1886 – Ciudad de México, noviembre 24 de 1957)​, quien la vistió con ropa elegante, ya que la Garbancera sólo portaba un sombrero con plumas de pavorreal, y la llamó La Catrina.

Actualmente, La Catrina forma parte de esta festividad del Día de muertos, tanto como las calaveritas de azúcar y los otros elementos de los altares.

Desmesuradas comparte con ustedes, algunas imágenes capturadas por nuestra colaboradora Laura Castañeda Salcedo, en la Ciudad de México.

La Catrina acompañada

 

A la Catrina le han robado el Sí

 

La Catrina también viaja en metro

 

La Catrina y los Pachucos

 

La calavera me pela los dientes

 

Las rezanderas

 

Altar al escritor Eusebio Ruvalcaba

 

La calaca descansando

 

El guía de los muertos en el más allá

Rosario Castellanos y Alberto Korda

Un día como hoy, 25 de mayo, nace en la Ciudad de México, Rosario Castellanos, descendiente de una familia chiapaneca, quien llegará a ser considerada una de las escritoras mexicanas más importantes del siglo XX.

Ese mismo día pero 76 años después, muere en París, el recocido fotógrafo cubano Alberto Díaz, a quien se le conoce con el nombre artístico de Alberto Korda, autor de la célebre foto del Che Guevara y de muchas otras de la Revolución Cubana, aunque su trabajo anterior y posterior a la Revolución se enfocó en el retrato femenino y la moda, su pasión…

Algún día lo sabré. Este cuerpo que ha sido
mi albergue, mi prisión, mi hospital, es mi tumba.

Esto que uní alrededor de un ansia,
de un dolor, de un recuerdo,
desertará buscando el agua, la hoja,
la espora original y aun lo inerte y la piedra.

Este nudo que fui (de cóleras,
traiciones, esperanzas,
vislumbres repentinos, abandonos,
hambres, gritos de miedo y desamparo
y alegría fulgiendo en las tinieblas
y palabras y amor y amor y amores)
lo cortarán los años.

Nadie verá la destrucción. Ninguno
recogerá la página inconclusa.
Entre el puñado de actos
dispersos, aventados al azar, no habrá uno
al que pongan aparte como a perla preciosa.
Y sin embargo, hermano, amante, hijo,
amigo, antepasado,
no hay soledad, no hay muerte
aunque yo olvide y aunque yo me acabe.

Hombre, donde tú estás, donde tú vives
permaneceremos todos.

 

Poema: Presencia / Rosario Castellanos (Mayo 25 de 1925, Ciudad de México, México – Agosto 7 de 1974, Tel Aviv, Israel)

Foto: Alberto Korda (Septiembre 14 de 1928, La Habana, Cuba – Mayo 25 de 2001, París, Francia)

A la memoria de un camarada de trabajo

Foto: Sebastiao Salgado

1.

No estaba solo. Entre la multitud

sus músculos se distendían, palpitantes de energía,

mientras esgrimía el martillo,

mientras que hubo rocas sobre la tierra.

Una piedra le destrozó las sienes

penetrando en la cámara del corazón.

 

2.

Tomaron el cuerpo, caminaron en silenciosa fila.

 

3.

El trabajo le rodeaba aún por doquier, la suerte injusta.

Todos llevaban camisas grises,

y botas hasta la rodilla caminando entre el lodo,

revelando justamente todo lo que

debería terminar entre los hombres.

 

4.

Su tiempo se detuvo brutalmente.

En los instrumentos de baja tensión

las agujas oscilaron y después bajaron a cero.

La piedra blanca estaba ahora en él,

le consumía el ser,

penetrándolo tan profundamente

que él mismo se convertía en roca.

 

5.

¿Quién moverá la piedra?¿Quién devolverá el pensamiento

a estas sienes agrietadas? Así se rompe el yeso.

Silenciosamente, lo depositaron sobre la capa de grava.

Llegó su esposa, desconsolada de tristeza.

Su hijo regresó de la escuela.

 

6.

¿Y la cólera de esa mujer debía añadirse

A la cólera de los demás?

Ella hacía crecer en él su verdad y su amor.

¿Tenía que ser utilizado

por aquellos que vendrían después de él,

despojado de su sustancia,

inigualable, profundamente suya?

 

7.

De nuevo se transportan las piedras.

La vagoneta se pierde entre las flores.

De nuevo la corriente eléctrica

divide el espesor de las paredes.

Pero este hombre se ha llevado consigo

la estructura interna del mundo.

Mientras más grande es la cólera,

mayor es la explosión del amor.

 

IV – A la memoria de un camarada de trabajo / Karol Wojtyla (Wadowice, Polonia, 18 de mayo de 1920 – Ciudad del Vaticano, 2 de abril de 2005)

Versión de Sergio Fernández Bravo

Fuente: Karol Wojtyla. Poemas. Editorial Jus, S.A. de C.V. México 1990.

 

Jorge Pantoja, promotor cultural

En México, como en otros países, desde hace muchos años ha existido una cultura “underground” que poco a poco se ha abierto espacios para subsistir, en ello mucho tienen que ver los promotores culturales y su ardua labor.

“El promotor debe ver todo en conjunto, desde que estén las sillas, la lona y el audio, hasta que la gente llegue”

PRIMERA DE DOS PARTES

Leticia Bárcenas González / Gabriela G. Barrios García

Jorge Pantoja es autor de varios documentales y de un libro donde habla de la contracultura en la Ciudad de México y sus alrededores, ha realizado entrevistas a grandes exponentes de la música, y él mismo hace música: “hago música por hobby, siento que es un reencuentro con mi papá porque él era músico y quería que yo fuera músico; no lo fui porque nunca pude despegar el pie de la mano, tenía una batería, y eso se logra con técnica”.

Sin embargo, su pasión es la comunicación, carrera por la que entró a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque muy pronto se desilusionó de ella: “me cambié de carrera porque la vi muy ´barco´, las chavas querían entrar a Televisa, querían salir en ´24 horas´, se la pasaban peinándose en el salón. Aparte yo iba tras los maestros famosos, como (Miguel Ángel) Granados Chapa y él no llegaba. Yo llegaba a las siete de la mañana a Ciudad Universitaria (CU), aunque vivía bien lejos, con la idea de ver a Granados Chapa y llegaba un tipo que sabía menos que yo, un chavillo que decía: el maestro no va a venir, pero vamos a revisar tal cosa. Entonces tomé la decisión de mudarme de carrera y me pasé a Sociología, aunque con la idea de ser reportero”.

Y es precisamente la comunicación, la que lo llevó a conocer gente que, consciente o inconscientemente, le permitió ser parte de un movimiento cultural genuino, polémico y que sigue vigente y que él ha ayudado a que lo conozcan otras generaciones, incluso fuera del país.

El video “Rupestre”, del cual es productor, ganó el premio Mejor Documental Musical en el Festival Internacional de Cine de Chipre y “tiene como ocho nominaciones o mención especial en festivales que te escogen y no es concurso. Con el documental ´En la periferia´ llevamos dos festivales, se exhibió en la Cineteca Nacional y se exhibió en Uruguay y ahorita estuvimos en el Festival de Quimeras del Estado de México y estamos concursando en Chipre, a ver cómo nos va, en mes y medio se resuelve”, dice con emoción Jorge Pantoja.

A pesar de este importante trabajo de difusión sobre el movimiento Rupestre, el eslabón perdido en la historia del rock nacional, como ha dicho el director Alberto Zúñiga, a Jorge Pantoja se le conoce más por su idea de crear un tianguis cultural basado en el trueque como forma de pago, llamado El Tianguis del Chopo, en el que los jóvenes de esa época y de la actual, aunque en menor medida, podían encontrar discos no sólo de los integrantes de Rupestre sino diversos productos relacionados con la contracultura en México.

El 4 de octubre cumplió 36 años de fundado el Tianguis del Chopo y coincidió con la realización del festival universitario “Los de Abajo Fest” en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en el que Jorge Pantoja fue invitado de honor. De esta visita y su trabajo conversó con Desmesuradas:

Foto: Édgar Hernández Ramírez
Foto: Édgar Hernández Ramírez

 

-Jorge, ¿en qué papel te sientes más cómodo: legislador, editor, productor de documentales, promotor cultural?

En todas mis facetas. El (concierto del) Chopo fue una cosa que inventé hace 36 años y hasta la fecha sigue vigente. Me asocian como promotor de grupos de rock y que hago documentales. Todas las facetas las he gozado y muchas las he padecido; sin embargo, si me preguntas, yo no tendría, así como una favorita. De alguna manera le he puesto coco a mis cosas, no sólo programo proyectos así como así, le pienso y digo: ¿cómo le hago para que la gente venga, para que se emocione, para que participe? ¡Es que soy un comunicador! En mi primer trabajo profesional fui reportero y no lo he soltado, sigo redactando, sigo escribiendo, sigo buscando formas para que la gente se entere de lo que hago.

-¿Qué te motivó para iniciarte como promotor cultural?

Fue accidental. Era reportero para la UNAM, cubría al rector, cubría científicas, cubría humanísticas, cubría de todo. Iba a entrevistar a doctores de física cuántica, iba a actos bien oficiales, me obligaban a usar corbata. Sin embargo, cuando me tocaba hacer lo de cultura le ponía como más cariñito, le ponía más feeling, (risas). Hacía entrevistas. Me tocó estar en la UNAM cuando llegaba (Alfredo) Zitarrosa, entrevisté a Chava Flores, entrevisté a Guadalupe Trigo.

En la oficina donde estaba cultura, me adoptaron. Cuando renuncian a un cuate del área, éste me dijo: Me preocupa que suspendan el ciclo de rock que yo coordino, ¿tú me lo puedes cuidar? Y como nunca sé decir que no, dije sí. (Risas). Yo era reportero de tiempo completo. Y me quedo con ese sitio de rock ahí, en CU. Entonces al ciclo de rock le aplico lo mío. Yo era comunicador, hacía boletines de prensa, los metía en la exhibición de la UNAM –que pagaba mucha publicidad y tenía mucha presencia en los medios–  y mi boletín aparecía en todos los periódicos, a ese ciclo lo hice muy famoso.

Y un día, el coordinador de teatro de CU, que era el papá de Gael García, me manda a entrevistar a Ángeles Mastretta, en ese tiempo directora del Museo del Chopo. Ella me dice: Oye, perdona, ¿quién hace el sitio de rock que sale por todos lados? Y cuando le dije que yo, respondió: ¿Tú? Tú eres el reportero, tú eres el fotógrafo. Hazlo aquí, para El Chopo. Y ahí cambió mi vida.

-Cuenta a los lectores de Desmesuradas, ¿cómo surgió la idea del Tianguis del Chopo?

El tianguis fue una de las muchas cosas que inventé porque coincidí con Ángeles (Mastretta), quien me dijo: Nada más dos cosas, una, inventa lo que quieras y la otra, no hay ni un peso. Entonces lo que hice fue inventar cosas autogestivas, que se financiaran por su propia taquilla. Inventé el ciclo de rock, que fue muy famoso durante cinco años, el tiempo que estuve allí. Inventé una exposición de portadas de discos, que era una galería y que nunca se había hecho, había portadas que tenían mucha calidad en el diseño. Inventé un recital de rock y la cuarta cosa que inventé, que fue el 4 de octubre de 1980, fue El Tianguis del Chopo.

Aunque se escuche muy petulante, la idea central del tianguis, y que lo mantiene vivo hasta la fecha, es que era un tianguis de intercambio, esa idea fue la que lo hizo singular; lo programé para cuatro fines de semana y duró dos años dentro del Museo. Vivíamos en los (años) 80 del siglo pasado, y estábamos pasando una devaluación del peso, como ahorita. Estábamos en un país donde no había dinero y la UNAM anuncia un evento bajo sus techos, en el edificio del Chopo, entrada libre, los chavos podían llevar sus discos y llevarse otros, pues lo vieron como algo muy sui géneris.

-¿Quién es la persona que más influyó en tu formación?

Mi papá porque me enseñó a escribir a máquina. Él trabajaba en dos grandes sinfónicas, pero como sabía escribir a máquina, porque su mamá lo metió a aprender mecanografía, cuando entra a la sinfónica lo ponían a que hiciera la parte administrativa, que eran las bajas, las muertes, etcétera. Entonces, en casa siempre había una máquina de escribir mecánica, creo que desde los dos años yo ya escribía algunas palabras.

Y cuando entro a la facultad, entro a estudiar Comunicación, para mí hacer una nota informativa era como muy fácil. En el CCH (Colegio de Ciencias y Humanidades), un maestro me dijo cuando vio mis trabajos muy bien redactados y con buena presentación: Tú vas a hacer periodismo, ¿verdad? Según yo, iba a ser escritor, me hubiera muerto de hambre (risas). Sí, fue mi papá quien más influyó.

rupestre

Soy la mujer que sólo nací…

Frida Kahlo a través de la lente de Leo Matiz
Frida Kahlo a través de la lente de Leo Matiz

Soy la mujer que sólo nací.

Soy la mujer que sola caí.

Soy la mujer que espera.

Soy la mujer que examina.

Soy la mujer que mira hacia adentro.

Soy la mujer que mira debajo del agua.

Soy la nadadora sagrada

porque puedo nadar en lo grandioso.

Soy la mujer luna.

Soy la mujer que vuela.

Soy la mujer aerolito.

Soy la mujer constelación huarache.

Soy la mujer constelación bastón.

Soy la mujer estrella, Dios

porque vengo recorriendo los lugares desde su origen.

Soy la mujer de la brisa.

Soy la mujer rocío fresco.

Soy la mujer del alba.

Soy la mujer del crepúsculo.

Soy la mujer que brota.

Soy la mujer arrancada.

Soy la mujer que llora.

Soy la mujer que chifla.

Soy la mujer que hace sonar.

Soy la mujer tamborista.

Soy la mujer trompetista.

Soy la mujer violinista.

Soy la mujer que alegra

porque soy la payasa sagrada.

Soy la mujer piedra del sol.

Soy la mujer luz de día.

Soy la mujer que hace girar.

Soy la mujer del cielo.

Soy la mujer de bien.

Soy la mujer espíritu

porque puedo entrar y puedo salir

en el reino de la muerte.

 

María Sabina (Huautla de Jiménez, Oaxaca, 1894- 1985)

Fin de siglo

Foto: Oleg Dou
Foto: Oleg Dou

«La sangre derramada clama venganza».
Y la venganza no puede engendrar
sino más sangre derramada
           ¿Quién soy:
el guarda de mi hermano o aquel
           a quien adiestraron
para aceptar la muerte de los demás,
           no la propia muerte?
¿A nombre de qué puedo condenar a muerte
a otros por lo que son o piensan?
Pero ¿cómo dejar impunes
la tortura o el genocidio o el matar de hambre?
            No quiero nada para mí:
            sólo anhelo
            lo posible imposible:
            un mundo sin víctimas.

Cómo lograrlo no está en mi poder;
escapa a mi pequeñez, a mi pobre intento
de vaciar el mar de sangre que es nuestro siglo

con el cuenco trémulo de la mano.
Mientras escribo llega el crepúsculo
cerca de mí los gritos que no han cesado
            no me dejan cerrar los ojos.

Fin de siglo / José Emilio Pacheco (30 de junio de 1939, Ciudad de México – 26 de enero de 2014, Ciudad de México)