Ernesto Guevara «El Che», a 49 años de su muerte

Imagen El Che / Foto: Gabriela Barrios
Imagen El Che / Foto: Gabriela Barrios

…hacia las 1:10 de la tarde del lunes 9 de octubre de 1967 muere Ernesto Che Guevara…

Trasladado en helicoptero, los agentes de la CIA le realizan la autopsia, se viene el problema de qué hacer con el cuerpo, por un lado unos mencionan la convenciencia de incinerarlo, por otro deciden que es demasiado pronto que necesitan asegurar que él es el Che, así que deciden quitarle la cabeza y las manos, sin embargo uno de ellos menciona que solo las manos para evitar que pasen por carniceros, le intentan hacer una máscara mortuoria el proceso es torpe, la enfermera dirá que le destrozan el rostro, con las manos en formol pretenden autentificar las huellas digitales.

Lo entierran en una fosa común con otros tres de sus acompañantes al momento de la captura, el destino es secreto, no quieren que se convierta en una zona de peregrinaje.

—–El mundo se entera—–

Mario Benedetti escribe:

Así estamos
consternados
rabiosos
aunque la muerte sea
uno de los absurdos previsibles

Este historiador (Paco Ignacio Taibo II) entrevista al eterno secretario y amigo del Che que no fue seleccionado para la misión en Bolivia. Converso con él en la oscuridad, el barrio ha sufrido un apagón. A veces su voz se detiene, se adivinan las emociones.

– Ustedes los guevaristas, los hombres que vivieron junto al Che, dan la impresión de estar marcados, de tener una huella, con la Z en la frente como la marca de El Zorro – le digo.

– Nosotros?, nosotros eramos unos pobres diablos que quién sabe a dónde nos iría a llevar la vida…. y estábamos esperando encontrarnos con una persona como Él que nos convirtió en Hombres.

Se hace un largo silencio. Escucho un sollozo. Uno no sabe qué más preguntar.

Esa sensación de abandono de el Che produjo una profunda crisis en sus conocidos, es increíble que a más de 36 años después de su muerte, existe un centenar de hombres y mujeres hoy que hubieran deseado combatir y morir con el Che en Bolivia.

Su imagen cruza generaciones, su mito pasa correteando en medio de los delirios de grandeza del neoliberalismo. Irreverente, burlón, terco, moralmente terco, inolvidable.

 

Fragmento del libro «Ernesto Guevara, también conocido como el Che», escrito por Paco Ignacio Taibo II.

Moneda cubana / Foto: Gabriela Barrios