Atisbo

Por Mali Reyes

No nos destruyamos antes de volver—me dijo. Pero yo necesitaba saber con cuántos se acostó mientras estuvimos separados.

No es que yo hubiera permanecido célibe, es más, si le confesara todo lo que había hecho para olvidarla jamás volvería conmigo, pero necesitaba saber.

La duda es el tufo expansivo y cáustico de la pimienta, de las fábricas de jabón que enardecen el olfato hasta asfixiar.

Quizá estaba enterada de lo que yo había hecho y quería evitar que le recordara el dolor. Me vio a los ojos y dijo insistente:  ¡Por favor, no volvamos a caer!

Pero la agarré con fuerza de la muñeca y la hale hacía mí.

¡Dímelo!— grité.

 

La sangre se expande rápidamente cuando está caliente, pensaba que era más espesa y lenta.

Lo último que dijo: Siempre, solamente fuiste tú.

 

Juguetes

Gabriela G. Barrios García

Era una tarde soleada, después de varios días de intensa lluvia decidió ir a la feria que tenía ya semanas en la ciudad; ir le producía una especie de nostalgia. Sin percibirlo se había convertido en un coleccionista de objetos de feria, esas baratijas le recordaban algo, pero no sabía exactamente qué.

Genaro se sintió atraído por un puesto que estaba oculto en una pequeña carpa en forma de circo, entró y el olor a humedad lo hizo estremecerse, pero al observar dentro ya no le dio importancia, los objetos exhibidos eran de una calidad impresionante; juguetes de hojalata cuyo detalle era producto de un trabajo minucioso.

Estaba tan fascinado que decidió, en contra de sus reglas, llevarse tres. Los guardó en el bolsillo izquierdo de su pantalón, era una serpiente naranja muy pequeña, un pez color turquesa y una lagartija amarilla. El precio de los juguetes se le hizo económico comparado con la calidad de la manufactura.

Al salir sintió cómo un viento frío le recorrió el cuerpo, el cielo se tornó gris, pensó que pronto llovería así que decidió regresar porque odiaba mojarse los zapatos. Mientras caminaba presuroso, lo sobresaltó una punzada en la pierna donde había guardado los juguetes, no le dio importancia.

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

Al llegar se sintió mareado, abrió la puerta con dificultad y somnoliento apenas llegó al sofá cayendo en un profundo sueño. Un par de horas después, Genaro despertó sobresaltado, sudando, con un dolor profundo en el cuerpo, no podía moverse, al voltear vio en su brazo a la serpiente naranja succionando sangre, tenía una cabeza en cada una de sus extremidades. En la pierna vio a la lagartija que impúdicamente hacía lo mismo y se aterrorizó aún más cuando vio reflejado su rostro en el enorme ojo metálico del pez que estaba sujeto a su mejilla.

Se sentía débil, horrorizado. Pensó por un momento que estaba en una pesadilla, intentó gritar sin conseguirlo. Hasta que cerró los ojos y gritó tan fuerte que las criaturas de hojalata se desprendieron de su cuerpo, cayendo al suelo inmóviles, recobrando el aspecto que tenían cuando las compró.

Se incorporó como pudo, los tomó y los metió en una lata con candado que usaba como alcancía. Se curó las heridas mientras escuchaba el desesperado movimiento dentro de la caja.

Esa noche no durmió, temeroso y fascinado por lo que había pasado, pensaba: ¿qué mente tan monstruosa ha construido esos artefactos capaces de recobrar vida mecánicamente y convertirse en una especie de sanguijuelas?, ¿cuál era el fin de todo eso?

Al día siguiente, muy temprano decidió ir a buscar a la persona que le había vendido los juguetes. La feria seguía ahí pero la carpa no. Preguntó con los comerciantes de los puestos sin que alguien le diera un dato preciso.

La idea de encontrarlo se le volvió obsesión, salió en su búsqueda llevando consigo la caja de metal con las criaturas que intentaban salir. Después de varios meses visitando ferias en diversos poblados, encontró la carpa.

Entró a ella, había nadie, sólo juguetes idénticos a los que llevaba en la caja que habían cesado de moverse. De pronto una persona se paró frente a él, tomó un pez turquesa y le extendió su mano con un billete. Genaro de forma automática abrió la caja registradora y le devolvió unas monedas.

Al salir la persona, la mirada de Genaro se detuvo ante un espejo que tenía una inscripción; al intentar descifrar lo que decía, vio su reflejo, a su mente se asomaron imágenes de un cuarto donde él construía juguetes de hojalata. Era ese recuerdo que lo perseguía en cada feria que visitaba. Aturdido, sólo pudo balbucear: yo soy el monstruo, soy el creador.

 

 

 

*Cuento finalista del Concurso de Cuento Breve «Monstruos contemporáneos», organizado por la revista radiofónica cultural Andares, la Cultura y sus Rutas, del Sistema de Radio, Televisión y Cinematografía de Chiapas, quien realizó por segundo año consecutivo este concurso de cuento breve. En esta segunda convocatoria lanzada en 2015, se lograron recibir más de 340 cuentos provenientes de distintos municipios de Chiapas.

El jurado seleccionó, al igual que en el primer certamen, a diez finalistas de entre los cuales se eligieron a los tres primeros lugares. Dichos cuentos fueron a su vez adaptados por el Departamento de Producción de Radio Chiapas y transmitidos de forma seriada cada viernes al iniciar el programa Andares, la Cultura y sus Rutas.

Para descargar y escuchar la serie completa visita: 

http://www.radiotvycine.chiapas.gob.mx/Radio/Monstruos-Contemporaneos/

Eraclio Zepeda, el más importante cuentista y cuentero chiapaneco

Fragmentos de Eraclio Zepeda

Fragmentos de Eraclio Zepeda

Hablar de la figura de Eraclio Zepeda, de lo que representa para el cuento chiapaneco, es una tarea titánica ya que no hay punto de partida ni punto final, este escritor a lo largo de su vida se dedicó a crear historias de una manera magistral y compartió muchas otras de forma oral, una forma oral única, que atrapaba y aunque se deseará no podía dejar de esucharse y sentirse como un niño divertido ante tanta fantasía.

“Tengo un gran interés por la oralidad, soy cuentista y soy cuentero, también en mi literatura escrita creo conservar las tonalidades de la lengua oral, pero se equivocará enormemente aquel que crea que estoy imitando la lengua oral; no, la estoy inventando”, palabras de Eraclio Zepeda en entrevista.
En Desmesuradas nos hemos dedicado a la tarea de buscar distintas voces que hacen referencia a su valioso trabajo, en diversos foros; este es el resultado, que sin duda alguna son mínimas, tomando en cuenta la basta trayectoria que el querido Laco, tuvo en su haber.

 

“Por todos los colegas y discípulos del maestro Eraclio Zepeda que siempre recibieron la mirada generosa de quien mucho contribuyó a fortalecer sus propias trayectorias; por los miles y miles de lectores que gracias al acercamiento a su narrativa descubrieron mundos que nunca se habían imaginado; por los miles y miles de lectores que todavía están por venir, en nombre del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), hoy celebramos tu vida, agradecemos tu obra y te reconocemos como un gran protagonista de la literatura mexicana”.

Teresa de Vicencio Álvarez

 

“Quien no haya leído los cuentos de Eraclio Zepeda se ha perdido de una de las experiencias más gratificantes de la narrativa mexicana contemporánea… Eraclio Zepeda practica la poesía, el cuento, la novela, pero la parte más destilada de su trabajo se logra a través de su narrativa y muy particularmente de sus cuentos. Dueño de un fino oído que le permite reproducir y recrear el habla popular como Juan Rulfo, a su manera, logra enriquecer sus páginas con diálogos, giros, expresiones, dichos y dicharachos, mismos que son perfectamente identificables como parte del español que se habla en Chiapas, aunque ya transformada y recreada por la veta poética de Zepeda».

Hernán Lara Zavala

 

“Ha contado historias de prodigio que creímos se las llevaría el viento, pero un buen número quedaron en sus libros. Eraclio, a sus 75 años de edad, no se ha cansado de dar instantes de felicidad a quienes lo leen u oyen y a quienes lo escuchamos con el asombro de la primera vez… Es una de las figuras más queribles del medio literario mexicano… Fabulador irresistible, contaba oralmente –ha contado– miles y miles de historias… El mundo hubiera sido menos mágico –sería menos mágico– sin Eraclio Zepeda».

Marco Antonio Campos

 

“Los relatos divididos entre una Tuxtla mítica y un Distrito Federal que insistía en tragarnos, los relatos de Laco daban sentido final a un Chiapas hecho con baños de mar, bebida de pozole en Chiapa, todo lo que la ciudad no nos podía dar y sigue sin podernos dar. Laco siempre ha dicho y hecho al mundo, la verdad es un estilo de vida”.

Gustavo García

 

“Eraclio Zepeda no ha dejado de ser el niño que tiene una respuesta para todo”.

Vicente Quirarte

 

“Zepeda salva la monotonía gracias a su notable capacidad inventiva y a la importancia que da a la anécdota… La permanencia en Eraclio Zepeda de la voz y la fantasía populares es visible, más allá de eventuales incursiones en otros mundos. Quienes han escuchado sus numerosos cuentos orales, inexplicablemente no escritos a la fecha, saben que ese sabor popular es su gran característica… Referir hechos insólitos y sorprendentes es su principal tarea. Ello lo sitúa entre los escritores de hoy que, ante excesos formales vanguardistas, han vindicado la anécdota y recuperado el papel esencialmente recreativo de la literatura”.

Jorge Von Ziegler

 

“Eraclio Zepeda es sin duda uno de los más grandes escritores que México ha tenido en los últimos 50 años, y en esta novela su calidad queda de manifiesto”.

Humberto Musacchio

 

«Sin duda, la obra narrativa de Eraclio Zepeda Lara constituye, sin proponérselo, uno de los conjuntos más característicos de la literatura de Chiapas».

Rómulo Cose

 

«Zepeda tiene más facetas que la luna y es, también, cuentero extraordinario cuya obra es fundamental para el país».

Hugo Gutiérrez Vega

 

Desmesuradas rinde este pequeño homenaje a su memoria y les invitamos a disfrutar esa peculiar manera suya de contar las historias, en su propia voz, con los audios que el equipo de www.archivosonoro.org registró en diversas ocasiones:

1.-En el 2008 en el Auditorio del Campus Humanidades de la Universidad Autónoma de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas:

https://www.archivosonoro.org/?id=192

2.- En el 2008, en el Teatro Daniel Zebadúa de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas:

https://www.archivosonoro.org/?id=212

3.-En el 2011, durante el 5º Festival Internacional de Poesía Jaime Sabines se presentó el escritor Don Eraclio Zepeda con un cuento de reciente creación El Turco:

https://www.archivosonoro.org/?id=391

 

Sabor a mí

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Pintura de Fernando Botero

Querido:

Desde la primera vez que te tuve enfrente y percibí tu aroma supe que no podía vivir sin ti. Te convertiste en mi manjar preferido a la hora de la comida, de la cena, del almuerzo y hasta del desayuno. Te disfruto con crema, con salsa, con albahaca y laurel… hasta con chocolate.

Me encanta esa forma, tan tuya, de enredarte, como invitándome a llevarte a mi boca, donde tu cuerpo, uniforme y resbaladizo, me produce un gran placer. Muevo mis dientes lo más suave posible, para no lastimarte e imagino cómo me recorres hasta llegar a mi estómago. Ahí detengo mis fantasías, no quiero pensar lo que sigue. En lugar de ello, me emociono con la siguiente ración de ti.

Conforme pasa el tiempo más te disfruto; al principio una vez al día, después dos, luego tres, ahora ya mejor ni las cuento.

Lo extraño de todo esto no es que sólo pienso en ti, sino que entre más placer me das, más cambian las cosas a mi alrededor: mi ropa a hacerse pequeña y mis zapatos demasiado angostos; las sillas también se reducen y qué decir de mi cama. Además, a la gente le ha dado por poner puertas cada vez más estrechas en las casas, comercios, oficinas y especialmente en los restaurantes.

Poco a poco he ido saliendo menos de casa, pues al caminar por la calle las personas se acercan demasiado a mí y en el transporte público, cuando logro subir, me cobran doble pasaje…

Por eso hoy mejor llamé por teléfono al restaurante de la esquina. No entiendo por qué les extraña que les llame tantas veces.

Oh, querido, no sé qué me ocurre, mi vientre parece un globo recién inflado, mis piernas y mis brazos se han vuelto tan pesados que no los puedo mover. ¿Está temblando? ¡Todo gira! Seguramente esto es sólo un mal sueño, enseguida despertaré e iré a buscarte. ¡Qué calor! siento que me falta el aire…

Querida:

Aún recuerdo nuestro primer encuentro, fue un momento inolvidable en la vida de ambos. Recuerdo con qué delicadeza tus manos delgadas, como diosa, con tus uñas de rojo carmesí detenía un instrumento metálico y me tomabas en él, como suaves caricias.

Fueron momentos de locura a tu lado; sobre todo al introducirme a tu cavidad húmeda, que me ponía blandito de la emoción, al ser desgarrado en tus dientes y caer derretido en tus jugos.

Sé que a partir de ahí no pudiste alejarme de tu vida, te pertenecía, fui tuyo noche y día. Cada vez querías más y en grandes cantidades. De alguna manera tenía que agradecer ese gran amor. Así que mi esencia y voluptuosidad fueron embelleciendo más tu cuerpo.

Dices que el mundo cambió, que las puertas y tu ropa se hicieron pequeñas. En verdad no fue así, tú eras la que te volviste más grande, magnífica, hermosa.

Tus manos más gruesas, como las de las musas de Botero, tomaban con la misma pasión que la primera vez mi cuerpo, al que llevabas a tu gloriosa boca. Te quería así y entre más inmensa mejor. Veía tu figura ir de acá para allá, buscando complementos para que nuestro gozo fiera más intenso.

Nuestra unión parecía eterna, hasta el día que te convenció ese hombre vestido de blanco que me abandonaras, porque según él tu salud estaba en peligro. Mentira, lo que pasa es que no podía soportar que me amaras.

Te vi cabizbaja todo el día, vi tus lágrimas cuando llamaste al restaurante buscándome. Disfruté la ternura con que me preparaste. Me sentí realmente halagado. Sentí además que nuestro amor crecía.

Pero escuché algo que no pude soportar: -Éste es el último encuentro. Me dolió tanto que redoblé mis esfuerzos para seducirte y tú ya no pudiste parar. Estuvimos juntos todo el día.

De pronto me vi abandonado. Caíste abrazada a tu vientre, sudabas. Luego tu hermoso cuerpo quedó inmóvil. Palideció.

Siempre tuyo, El espagueti

Cuento realizado por Leticia Bárcenas González y Gabriela G. Barrios García. Publicado en el Suplemeto cultural Paralelo 16, el 6 de noviembre del 2006.